i would name the stars for yo...

Par lovedcherie

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"Harry Styles es un poema esperando a suceder, Louis piensa, ojos trazando la piel aduraznada y las venas azu... Plus

Summary
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Nota final.

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Par lovedcherie

SEGUNDA PARTE

︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵

Pon un océano y un río
entre todo, tú mismo y tu hogar

Debes estar en algún lugar de Londres
Debes estar amando tu vida bajo la lluvia

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L
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Louis está sentado en su habitación de hotel viendo una película francesa con subtítulos cuando suena el teléfono junto a su cama.

"Louis William Tomlinson, ¿dónde diablos estás?" Niall está gritando y Louis hace una mueca, sosteniendo el auricular más lejos de su oído.

"Cassis, cerca de Marsella," responde, "Yo, eh, decidí tomar unas pequeñas vacaciones improvisadas."

"¿Me estás cargando ahora mismo, Lou?" el irlandés grita: "¡No puedes simplemente abandonar a todos y todo para irte a la mierda al sur de Francia sin decir una palabra, maldito cabrón!"

"Escucha, Niall, yo—"

"Me importa una mierda cuál fue tu razonamiento detrás de todo esto," Niall interrumpe, la voz crece en volumen e intensidad, "Sólo quiero saber por qué estás en un país extranjero con tu móvil apagado, registrado en algún elegante hotel bajo el maldito nombre de William Sodi como si no supiera que ese es tu seudónimo cuando tienes las primeras ediciones de todas tus colecciones escondidas debajo de tu maldita cama. ¿QUÉ MIERDA ESTÁS HACIENDO?"

"Si me dejaras explicarte, podría—"

"No, no tienes la oportunidad de explicar, maldito idiota desconsiderado," continúa Niall, "¿Sabes qué tipo de mierda he tenido que hacer para averiguar dónde estabas? ¡¡¡Rastrear tarjetas de teléfonos móviles, comprobar extractos bancarios, llenar un maldito informe de persona desaparecida!!! Tu madre está muy preocupada por ti, Liam no ha ido a clases en una semana, y Zayn arriesgó su puto trabajo en el sello discográfico por ti haciéndose pasar por Simon Cowell, el puto presidente del sello discográfico, para conseguirnos más información. ¡Ni siquiera puedes comenzar a comprender la tormenta de mierda que has causado aquí siendo un maldito idiota!"

Hay una pausa larga, la respiración pesada de Niall es el único sonido.

"Volveré a encender mi móvil," dice Louis finalmente, "pero volveré en mis propios términos."

Vuelve a colgar el teléfono con un fuerte "joder" y se pasa ambas manos por el pelo. Se inclina sobre el borde de la cama, buscando debajo de ella antes de localizar su móvil desechado. La habitación del hotel, aunque es una suite grande y lujosa, de repente lo hace sentir atrapado y claustrofóbico, por lo que enciende su teléfono, se lo mete en el bolsillo y sale por la puerta.

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Un corto paseo más tarde y está sentado en la pedregosa arena de 'la plage de la grande mer', contemplando un trozo del ancho mar azul Mediterráneo.

Originalmente había reservado un vuelo a París, pero, sintiéndose perdido y abrumado a su llegada, compró un billete de tren y se dirigió al sur hacia la Costa Azul. Desde allí se dirigió hacia el oeste, alejándose de la encantadora, pero turística Cannes y de la Riviera francesa más poblada, después de haber oído a un turista estadounidense que pasaba por allí diciendo que los 'calanques' cerca de Marsella eran una visita obligada.

Es febrero, temporada baja, por lo que la playa está vacía excepto por él y algunos pescadores que anclan sus barcos más abajo a lo largo del puerto. El mar está agitado y movedizo, los vientos estacionales soplan desde el sur y el horizonte es una línea borrosa de grises y azules apagados.

Llama a su madre, ignorando las tarifas internacionales que pagará más tarde.

Ella responde al segundo timbre con pánico, "Louis William, ¿dónde estás?"

"Hola mamá," responde tímidamente, "¿estoy en Francia?"

Hay una larga pausa antes de que ella se lance a una conferencia de quince minutos sobre lo irresponsable que ha sido y, como Niall, no le da la oportunidad de decir una palabra.

"Vuelve a casa, Lou," suplica, después de que finalmente ha terminado de gritarle: "A casa casa, en Doncaster. No tienes que salir del país para evitar lo que sucedió en Londres, amor, y a las chicas les encantaría verte."

"Sí, tal vez," responde, pasando una mano por su cabello.

Una brisa sopla, llenándole la boca con el sabor de la sal y el mar. No se siente como en casa. En cambio, desea cerezas y manzanas verdes, y tal vez otra oportunidad en Navidad, pero tampoco puede tener ninguna de esas cosas.

"¿Y Louis?"

"¿Si Mamá?"

"La próxima vez que decidas ir de vacaciones a Francia con todo ese dinero que tienes, al menos ten la decencia de llevarte a tu madre."

Se ríe, aunque sale más amargo y tenso de lo que pretendía.

"Te amo, Boo," dice, colgando.

Y así se queda en una playa francesa, solo, con muchas decisiones que tomar.

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Al final, toma un tren de regreso a Londres (es solo un viaje de dos horas una vez que regresa a París, y es más barato que otro vuelo).

Pasa el viaje en tren sentado junto a una anciana parisina que habla muy poco inglés pero parlotea con él sobre 'ma fifille, ma fifille' durante todo el viaje, mostrándole fotos de una niña pequeña que él asume que es su nieta.

"Oh, ma petite Bichette," balbucea.

Él asiente cortésmente y, ocasionalmente ofrece un suave "oh, oui" cada vez que ella dice algo con particular fervor.

"L'amour est difficile, mon cher. Ne sois pas triste," comenta en un momento, acariciando afectuosamente su mejilla," ¡Lutte!"

El francés de Louis está bastante oxidado (no lo ha usado desde la secundaria), pero cree que entiende la esencia de lo que ella acaba de observar sobre él.

¡Lutte!

¡Lutte!

¡Lucha!

︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵

Tiene la intención de tomar el taxi desde el aeropuerto de regreso a su tienda, pero inexplicablemente termina en la puerta de Harry.

Sus palabras amargas, inducidas por la resaca, le suenan horribles mientras las repite una y otra vez en su mente. Trece días solo en la Riviera francesa solo han servido para que quiera volver a su mejor amigo, sea como sea. Sin embargo, no espera mucho mientras sube los tres escalones de cemento y se para frente a la puerta familiar. La parte masoquista de él espera que Harry le dé un puñetazo en la mandíbula; podría hacer que Louis se sintiera merecidamente aún más como el idiota que es.

Le toma unos sólidos quince minutos hacer acopio de valor para tocar el timbre.

Una vez que lo hace, casi se desmaya por la ansiedad hasta que Harry abre la puerta, le echa un vistazo y rápidamente se la cierra en la cara.

No deja de tocar hasta que Harry abre la puerta de nuevo con un fuerte suspiro y le indica que entre.

"¿Los demás saben que has vuelto?" es lo primero que le pregunta.

"Ellos... saben que estoy en Londres de nuevo, sí," responde Louis, cambiando su peso de un pie a otro.

"Bien."

Hay una pausa larga.

"¿Qué diablos quieres, Lou?" pregunta el chico más joven con cansancio, mientras continúan parados torpemente juntos en la entrada.

"Soy un idiota," espeta, a modo de disculpa.

Harry levanta una ceja como si dijera '¿Continua?'

Louis suspira, pasando una mano por su flequillo, "Me hiciste una mamada en tu fiesta, pero no recordabas haberlo hecho, y yo... me asusté un poco."

"Huiste a Francia durante dos semanas," dice Harry inexpresivo.

"Puede que haya reaccionado exageradamente," Louis corrige rápidamente.

Hay un silencio prolongado, ambos mirando a cualquier lado menos el uno al otro. Louis concentra su mirada en un cuenco blanco lleno de falsas peras blancas y finge apreciar su integridad artística.

"Sé lo que pasó en mi fiesta," dice Harry, finalmente, "Zayn me lo dijo justo después de que desaparecieras."

"Oh," responde Louis, sobre todo porque no sabe qué más decir.

Continúa mirando las peras.

"Sí," afirma Harry, con los brazos cruzados y los labios fruncidos en desaprobación.

"¿Cuáles son... tus, eh, sentimientos... sobre eso?" Louis se aventura con cuidado.

Peras tan bien formadas, increíbles.

"¿Qué?" Harry pregunta brevemente: "¿Te fuiste al sur de Francia como un idiota sin decirle a nadie ni siquiera a mí que te hice una mamada en el baño mientras ambos estábamos demasiado borrachos y cachondos para saber qué diablos estábamos haciendo?"

Louis recuerda estar bastante consciente de sí mismo, gracias, pero se muerde la lengua.

"Bueno, eh, eso responde a la pregunta, supongo," responde con torpeza.

"Louis, somos amigos, o al menos lo éramos," dice Harry, con la voz cansada y triste, "No entiendo por qué no pudiste haberme hablado de eso."

"¿Por qué no me dijiste que Erin no era realmente tu novia?" Louis pregunta en su lugar.

"Porque Margaret me dijo que no le dijera a nadie," responde Harry instantáneamente, "Sabes que soy un mentiroso de mierda, y ella dijo que si todos mis amigos supieran que nuestra relación es solo un truco de relaciones públicas, yo no podría mantener las apariencias."

"Es como la actuación de método, Harry, solo hazlo," continúa, adoptando el tono sarcástico y elegante de la publicista, "Y también, literalmente pasé tres semanas en Nueva York quejándome de lo horrible que era ella con la esperanza de que te dieras cuenta lo poco importante que era esa 'relación' para mí."

Lo cual, está bien, eso tiene sentido...

"Pero Erin me dijo que ella era tu barba," argumenta Louis.

"Ella obviamente no sabía de qué mierda estaba hablando," responde Harry brevemente.

"Harry, ¿eres gay?" pregunta, sin dejar de mirar esas malditas peras falsas.

La estrella del pop guarda silencio durante mucho tiempo.

"Simplemente me gustan las personas," responde finalmente, encogiéndose de hombros, "Realmente no miro el género de alguien. Si me gustan, me gustan. No siento la necesidad de analizar mi sexualidad más allá de eso."

Hace una pausa, luciendo desgarrado.

"Pero Margaret sigue diciéndome que si yo... 'actuara según mis sentimientos' sería malo para el negocio, para las ventas de discos y cosas por el estilo, quiero decir."

Harry suspira, "Así que son solo chicas por ahora, aunque no he estado interesado en una chica desde—"

Se interrumpe, con el rostro afligido.

¿Desde qué? Louis quiere preguntar, quiere saber si... si él... pero no lo hace.

"Podrías habérmelo dicho," dice en voz baja.

"¿Habría cambiado las cosas entre nosotros?" Harry pregunta de inmediato, su voz uniforme e inquebrantable.

Louis mira las peras y traza la forma del cuenco con sus ojos, sin saber exactamente qué está tratando de dar a entender el joven con una declaración tan importante.

Finalmente, simplemente evita responder haciendo otra pregunta propia:

"¿Saber lo que pasó en la fiesta cambia las cosas entre nosotros?"

"¿Quieres que lo haga?" Harry responde de inmediato, con expresión ilegible.

Louis traga.

Es un cobarde.

"Eres mi mejor amigo, Harry," dice finalmente, todavía tan cuidadoso con sus palabras.

Si finge lo suficiente, casi puede escuchar a Harry suspirar.

"Si eso es lo que quieres que sea, entonces eso es lo que seré," afirma la estrella del pop.

Louis comienza a sonreír, pero el chico de pelo rizado niega con la cabeza en señal de advertencia.

"No estás perdonado todavía," continúa Harry, "Te fuiste Francia para evitar hablarme de una estúpida mamada borracha entre amigos. Necesito algo de tiempo para reflexionar sobre eso."

Louis hace todo lo posible por no inmutarse ante el tono casual en el que Harry habla de la "estúpida mamada borracha". No está seguro de tener éxito, pero Harry no comenta más.

"Ya te di dos semanas," bromea débilmente, encogiéndose de hombros con fingida indiferencia.

Harry simplemente pone los ojos en blanco. "¿Crees que no estaba preocupado por ti?"

"¿Estabas preocupado por mí?" Louis espeta.

Él es un idiota.

"Eres un idiota," responde Harry, en un tono de voz que sugiere que no cree que Louis esté actualmente en posesión de un sistema nervioso en funcionamiento.

"Solo... pensé que estarías enojado conmigo y deseando apasionadamente mi muerte," explica Louis, riendo incómodo, "pensé en ahogarme en el Mediterráneo un par de veces solo para hacértelo más fácil."

Harry no se ríe, solo parpadea dos veces y dice: "Me preocupo mucho por ti, Louis. Entonces, tal vez la próxima vez que tengas un problema conmigo, puedas intentar algo menos dramático como, oh, no sé, hablarme al respecto, en lugar de traumatizar a cientos de turistas saltando del Arco de Triunfo."

"Estuve en París por un día," Louis responde, con una sonrisa, "debería haber aprovechado la oportunidad."

"Bueno, siempre puedes volar de regreso," dice Harry, "De hecho, ¿por qué no ahora? Estoy seguro de que todas las parejas francesas en la Ciudad del Amor para el Día de San Valentín estarían encantadas de presenciar la muerte de un británico a manos de uno de sus famosos monumentos."

"¿Crees que podría causar un poco de revuelo si grito algo como '¡Hollande me obligó a hacerlo!' justo antes de saltar?"

"Estoy seguro de que el gobierno francés lo agradecería, sí," responde Harry de manera uniforme; su rostro todavía es inexpresivo pero sus ojos delatan su diversión, parpadeando un poco mientras habla.

"Día de San Valentín, ¿eh?" Louis pregunta, levantando una ceja, "¿Algún plan?"

Harry suspira sonoramente y lo lleva hacia la puerta.

"Sal de mi casa, estorbo", ordena, "Tengo 'Love Actually' y un tazón de palomitas de maíz para terminar... solo."

Louis comienza a protestar, pero luego recuerda la súplica de Harry por el espacio y el tiempo separados, y de mala gana sale por la puerta. Harry abre la boca, probablemente para decir de un breve 'adiós', pero Louis lo interrumpe, soltando: "¿Te arrepientes?"

Harry pasa una mano por sus rizos enmarañados y mira hacia otro lado, "¿Tú lo haces?"

El corazón de Louis palpita ante la oportunidad de admitir todo por lo que ha estado ocultando desde el principio.

Pero, una vez más, es un idiota y un cobarde.

Toma el camino más fácil.

"Simplemente no quiero que arruine nuestra amistad."

Harry no lo mira, solo niega levemente con la cabeza y se mueve para cerrar la puerta.

"Ya está olvidado," responde brevemente la estrella del pop, cerrando la puerta en su cara por segunda vez en el día.

Es un idiota, un idiota que realmente quiere empalarse a sí mismo en una de las púas de la cerca de hierro forjado que rodea la casa de Harry. Lo considera mientras baja los escalones y se dirige a la calle, mirando el metal especulativamente.

"¿Oye, Lou?" La voz de Harry pregunta detrás de él de repente, y se detiene a medio paso justo antes de la puerta.

Louis suspira y se da la vuelta, esperando lo peor.

Harry está parado allí, un poco flácido, como si no tuviera la energía para lo que sea que esté tratando de comunicar.

"Nunca me arrepiento de nada cuando se trata de ti," dice la estrella del pop en voz baja, los ojos verdes muy abiertos y dolorosamente serios.

Su rostro cambia rápidamente antes de que Louis pueda responder, recupera su expresión original, cauteloso, enojado y herido.

"Solo... quería que supieras eso, supongo," murmura Harry, luego se da la vuelta y vuelve a entrar.

Louis se queda ahí parado un rato, envuelve sus brazos alrededor de sí mismo para protegerse del frío y espera. Finalmente, cuando Harry no reaparece por segunda vez, da los últimos cuatro pasos fuera de la puerta y hacia la calle, parando un taxi.

Cuando entra, es recibido inmediatamente por una cara familiar.

"Hola, señor," dice el taxista.

Es el de esa noche después del concierto, hace todos esos meses atrás, cuando llevó a un Harry borracho a casa, le hicieron fotos y conoció a la ilustre Margaret Lancaster al día siguiente.

"Hola," responde Louis de mala gana.

"Es bueno verte de regreso," continúa el taxista, mientras se alejan de la acera.

"¿Qué quieres decir?" Louis pregunta, entrecerrando los ojos con sospecha.

"Todo lo que digo es que me agradas mucho más que esa pequeña rubia," explica, después de pedir la dirección de Louis, "Maldita sea, siempre trataba de fumar en mi taxi."

"Gracias," dice Louis brevemente, volviéndose para mirar por la ventana.

El taxista simplemente asiente y mira por el retrovisor mientras cambia de carril.

El resto del viaje transcurre en silencio.

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Es el primero de marzo.

Louis sabe que es primero de marzo porque su francamente molesto e idiota subconsciente le ha estado recordando todos los días que ha pasado desde que ha visto por última vez Harry. Dieciséis días, su cerebro replica alegremente, cantando la hora como un maldito reloj cucú.

(Y sí, aparentemente ha alcanzado un nivel de aflicción amorosa en el que lanza insultos a su propia mente).

Que te jodan, le dice su mente y le trae una bonita imagen mental de un dedo medio.

"Que te jodan," se dice a sí mismo.

"No, gracias, querido," responde una voz familiar y nasal, sobresaltándolo del lugar de su escritorio donde acaba de pasar las últimas horas, más bien semanas, le recuerda su mente, revolcándose en su miseria autoinducida.

La Sra. Beasley está parada frente a él con un vestido violeta de Valentino y algo peludo que podría ser un zorro o tal vez una mangosta envuelto alrededor de su cuello, y luciendo demasiado divertida por el hecho de que ella acaba de atraparlo maldiciéndose a sí mismo.

"Esta vieja focha," continúa, señalando su... eh... región pélvica, "se cansó un poco después del marido número cinco. No es que no seas un joven caballero de aspecto encantador, querido. Si tuviera veinte años menos, lo consideraría, te lo aseguro."

Louis levanta una ceja y decide no señalar que "veinte años más joven" pondría a la mujer en sus sesenta.

En cambio, se muerde la lengua y dice cortésmente: "Por favor, disculpe mi lenguaje, Sra. Beasley. Estoy bastante avergonzado de que tuviera que oírme hablar de esa manera."

"Oh, vamos, querido," responde la dama encogiéndose de hombros de buen humor, "Mi tercer marido estaba en la Marina Británica, ya sabes. No existe una sola palabrota que no haya escuchado al menos una o dos veces."

Hace una pausa, luciendo pensativa, "Sin embargo, me siento muy mal por los niños. El viejo gruñón dirigía el 'régimen' familiar, como él lo llamaba, como si estuviéramos en el maldito Sound of Music."

"Tal vez debería haber ido al convento local y buscarle una buena niñera," bromea Louis.

La Sra. Beasley se ríe.

Se ríe.

Y, aunque es una expresión breve y no particularmente cautivada de su diversión, ¡Louis no puede evitar pensar en el éxito! con una brillante sonrisa plasmada en su rostro.

"Me divorcié de ese militante después de dos meses," explica la Sra. Beasley con un movimiento frívolo de su muñeca, "No puedo imaginar que una niñera hubiera ayudado mucho, ya que Charles ya tenía algo por una de las sirvientas."

Louis no puede evitar la carcajada que se le escapa por la naturaleza franca y sin censura de la mujer.

"¿Y qué puedo hacer hoy por usted, señora Beasley?" pregunta, todavía riendo.

Se mueve de su lugar en su escritorio para pararse frente a ella, inclinándose exageradamente.

"He venido por Georgie, de nuevo," explica, suspirando profundamente ante la aparente molestia. "Todavía está en África, ya sabes, montando elefantes y aprendiendo idiomas tribales o algo así."

Louis ignora su visión bastante reduccionista del continente africano y, en cambio, se centra en recordar algunas de las peticiones más extravagantes de George.

"Espero que no vuelva a buscar el conejo de terciopelo," responde Louis con un suspiro, "le sigo diciendo que las primeras ediciones de Estados Unidos son lamentablemente evasivas."

"No, nada de eso," responde la mujer con desdén, "Me temo que quiere el Royale."

"No mi Fleming," Louis jadea, colocando una mano sobre su corazón en estado de shock, "Una primera edición inscrita del ímpetu de la franquicia 007 no es solo un trofeo que deben llevar los viajeros por el mundo."

"Eso es lo que le dije," reafirma la Sra. Beasley con un dramático giro de los ojos, "No sirven de nada los libros raros mientras estás jugando en el Sahara."

"¿Dónde está ahora, de todos modos?" Louis pregunta, genuinamente interesado.

"Egipto," responde brevemente y desinteresada, "Ayudó a descubrir la tumba de un faraón desconocido o algo así. Envié a ese chico a Oxford y me paga pasándose los días cavando; debería haber invertido en una bonita caja de arena."

"Bueno," continúa Louis, esbozando una sonrisa, "tendrás que decirle que el Casino Royale inscrito simplemente no está a la venta."

"Estará devastado, estoy segura," dice la mujer arrastrando las palabras con un sutil giro de los ojos.

"Ahora, Louis, ya que estoy aquí," continúa la Sra. Beasley, "Dime dónde diablos has estado escondiendo a esa encantadora criaturita de pelo esponjoso que conocí la última vez que vine."

Louis frunce el ceño, su reacción aparentemente es suficiente para despertar las sospechas de la heredera mayor.

"Cariño, ¿qué hiciste?" Pregunta la Sra. Beasley, adoptando un tono acusatorio distintivo.

"Harry y yo... no estamos exactamente," comienza Louis, sintiendo su rostro enrojecer por la culpa, "¿No estamos realmente hablando en este momento?"

La Sra. Beasley suspira, sentándose en uno de los lujosos sillones y acomodando sus piernas cubiertas con medias pulcramente frente a ella.

"Ah, sí," dice sabiamente, "las pruebas y tribulaciones del amor joven."

Louis parpadea. "Un milisegundo. Sra. Beasley, como le dije antes, no somos pareja."

"Pero lo amas, ¿no?" pregunta, y su expresión sugiere que es una pregunta para la que ya sabe la respuesta.

Él duda una vez, antes de confirmar su suposición: "Sí, yo... creo que sí."

La Sra. Beasley no dice nada durante mucho tiempo, simplemente hurga en su bolso antes de sacar una foto arrugada en blanco y negro.

Ella le hace un gesto para que la tome y él lo hace, examinando el pequeño retrato del tamaño de un relicario que retrata a una joven de cabello oscuro mirando a la cámara con una expresión reservada. Está vestida con un vestido blanco con volados con una delicada gasa sobre sus hombros y su cabello, espeso y rizado, está amontonado en la parte superior de su cabeza en un elegante moño. Aunque sus labios forman una línea seria, sus ojos son brillantes y juguetones, y Louis se da cuenta de inmediato de que esta joven no estaba ni cerca de ser la dama solemne y de aspecto apropiado que transmite esta fotografía.

Él mira a la Sra. Beasley, con una pregunta en sus ojos, y ella asiente una vez, con cuidado.

"Su nombre era Annette Ward," explica, "pero para mí siempre fue simplemente Nettie."

"Ahora, no he amado a una mujer desde entonces," continúa la Sra. Beasley, "Nettie siempre fue la excepción, en todo en mi vida, de verdad. Habíamos sido amigos desde la infancia, nos conocimos en la escuela primaria, y prácticamente crecimos unidas por la cadera. Ella era parte de la clase alta como yo, pero nunca se preocupó por las reglas o las expectativas sociales. Odiaba a los hombres, los despreciaba por completo y los culpaba por la existencia del papel de hogareño que ella era y que todas debíamos asumir. Nettie era una chica hermosa, realmente impresionante, pero no podía soportar la idea de que la gente la tratara mejor solo por su apariencia."

La Sra. Beasley hace una pausa, luciendo perdida en otro momento.

"Estaba encariñada desde el principio," dice finalmente, "solía tenerla en mis brazos durante horas mientras lloraba porque uno de sus muchos pretendientes masculinos le pedía a sus padres su mano en matrimonio sin haberle hablado nunca. Solía ​​decirle que ella valía mucho más de lo que parecía, que era brillante y burbujeante y tan, tan apasionada, y ella simplemente sacudía la cabeza y respondía con la misma voz triste y rota cada vez: "Oh, Aggie, eres demasiado buena conmigo. Siempre eres demasiado bueno conmigo." Y pensé, en ese momento, que ella era simplemente tímida, demasiado modesta para apreciar los cumplidos que le prodigaba. No sabía... no me di cuenta de... cuánto realmente significaban para ella, al final."

"Mis padres la odiaban, por supuesto, y pensaban que era una influencia terrible para mí. Me prohibieron verla, aunque, como era de esperar, nunca escuché. Me di cuenta de que estaba enamorada de ella el día que vino a visitarme sin avisar. Eso no era lo que se solía hacer, en el pasado, y tuve una amarga discusión con mi madre que no quería dejarla entrar. Finalmente, cedió, y Nettie saltó a mi habitación con la más brillante y hermosa sonrisa que jamás había visto adornando su rostro. Todo lo que podía pensar, en ese momento, era 'Dios mío, amo a esta chica'."

"Pero no estaba destinado a ser; Nettie apenas pudo contener su emoción mientras me contaba sus "increíbles noticias". Estaba comprometida, me dijo, con un hombre maravilloso que tenía todas estas ideas radicales sobre lo que podía hacer una mujer. Ella dijo que él era editor de un periódico y que quería que ella trabajara en su empresa, no como secretaria, sentada y respondiendo llamadas telefónicas, sino como una verdadera periodista. Había sido su sueño escribir, desde que éramos pequeñas, y supe que con esas palabras este hombre sin duda se había ganado su corazón."

"Fingí estar feliz por ella, por supuesto, mientras me mostraba su anillo y seguía hablando sobre el Sr. William B. Buchanan a quien acababa de conocer no dos semanas antes, pero estaba convencida de que era "el indicado". Estaba tan confundida; esta chica ante mí no era mi Nettie. Estaba enferma de amor, era una tonta y era demasiado joven para desperdiciar su vida como todas las demás chicas de familias ricas que conocíamos, las mismas chicas sobre las que se había quejado un mes antes. Recuerdo verla dar vueltas con su vestido azul favorito, diciendo 'Oh Aggie, ¿no suena maravilloso? No puedo esperar a que lo conozcas.'"

"Y me di cuenta, en ese momento, que ella no era mía," dice la Sra. Beasley en voz baja, y Louis puede imaginársela en ese entonces, sentada en su cama y mirando a la mujer que amaba entregar impulsivamente su corazón a un hombre que apenas conocía.

"Me di cuenta de que ella nunca sería mía," continúa, y él observa cómo su corazón parece romperse de nuevo ante los dolorosos recuerdos, "y que no era su dueña, que no tenía control sobre su corazón, solo el de los restos destrozados del mío; e incluso con esos, había permitido durante años con un optimismo tonto e ingenuo perseguir una fantasía inalcanzable."

"¿Alguna vez le dijiste?" Louis implora en voz baja, oprimiendo su pecho mientras observa el rostro de la anciana caer en respuesta.

"No," responde la Sra. Beasley, "En mi mente, fue un desperdicio revelar sentimientos que no habrían sido aceptados en ese entonces y que ciertamente todavía no están ni cerca de ser habituales ahora. Eso sí, esa es solo la justificación política; La verdadera razón por la que nunca... nunca le dije que la amaba fue porque era una cobarde y porque tenía demasiado miedo de destruir nuestra amistad por algo tan egoísta como mis propios sentimientos incontrolables. No tenía ninguna esperanza de que una criatura tan cautivadora y encantadora como Nettie pudiera sentir lo mismo por una cosita hogareña como yo."

"Así que me quedé callada, nunca protesté, incluso cuando ella me preguntó si pensaba que estaba cometiendo un error. Yo era la única que podía evitar que siguiera adelante con esto, me dijo; Yo era la única en cuyo juicio confiaba más plenamente que en el suyo. Pero, por supuesto, no tenía ninguna razón para oponerme al compromiso, además del hecho de que, con avidez, creía que era mejor pareja para ella de lo que este Sr. Buchanan podría serlo jamás. Así que le dije, en cambio, que, si ella estaba feliz, yo también era feliz, y eso al menos no era una mentira."

"Nettie se casó con el Sr. Buchanan dos meses después. Yo fui su dama de honor y lloré desesperadamente cuando pronunció sus votos. Más tarde, durante la recepción, todos comentaron lo conmovedor que fue que yo, su amiga más cercana, estuviera tan emocionada por el amor claramente compartido entre ella y su nuevo esposo. No hablé con ella durante años después de eso. Todavía la amaba, sí, y deseaba mucho seguir siendo su amiga; sin embargo, William fue controlador desde el principio, y pensó que yo, todavía una mujer soltera, influiría negativamente en la relación de Nettie con él. Debería haber sabido entonces que él era ... pero yo—"

Ella se interrumpe abruptamente, tomando una respiración profunda y temblorosa.

"Dejé que nuestra amistad se deteriorara porque pensé que, si simplemente me apartaba del objeto de mis afectos, podría olvidarme de los sentimientos dolorosos y no correspondidos que me atormentaban día y noche. De repente, habían pasado diecinueve años y seguí con mi vida, me casé una vez y me divorcié y volví a casarme, me quedé en casa con mis cuatro hijos. Me había convertido en todo lo que Nettie había profesado una vez, y me odiaba por eso. La mayoría de los días de Nettie, como escuché de pasada, los pasó en lujosas vacaciones con William viajando por Europa y América. Me alegraba por ella, aunque igualmente me molestaba."

"Entonces, un día, de la nada, recibí una llamada de ella y sollozaba fuerte, dijo que estaba en una estación de tren en algún lugar de la ciudad de Nueva York, que William la había golpeado, que la había estado golpeando brutalmente desde que ellos se habían casado, pero esa vez fue la peor de todas."

La Sra. Beasley está llorando abiertamente ahora, temblando un poco mientras algunas lágrimas caen por sus pómulos demacrados y arrugados.

"Estaba furiosa, por supuesto, pero no tenía esperanzas de ayudarla. Las dos teníamos treinta y tantos años en ese momento, y yo todavía estaba en Londres, casada de nuevo y mi quinto hijo en camino. Le dije que se quedara en la línea, volví a marcar con la operadora y logré que me conectaran con la policía de Nueva York. Fue muy tarde. William no solo la había golpeado, la había apuñalado 'accidentalmente', o eso afirmó, con un fragmento de un plato de porcelana roto que ella le había arrojado durante una discusión particularmente violenta en su apartamento de Manhattan."

Louis espera expectante algún tipo de resolución, pero la Sra. Beasley da el golpe final con una mirada vacía en sus ojos.

"Mi pobre, pobre Nettie murió de un pulmón perforado antes de que pudieran llevarla al hospital. Tenía treinta y ocho años y había pasado casi la mitad de su vida casada con ese monstruo. No podía creerlo, al principio, cuando sus padres vinieron a mi casa con una pequeña pila de sus pertenencias: un vestido que me había pedido prestado para usar en su fiesta de compromiso, un collar de perlas que le había regalado en su decimosexto cumpleaños, y un pequeño diario que dijeron que no habían leído pero que al hojearlo contenía mi nombre con más frecuencia que otros. Lo escondí todo en los recovecos de mi armario y no lo miré durante meses. Lo único en lo que podía concentrarme eran en las últimas palabras de Nettie, repetidas una y otra vez mientras estaba en mi cocina hablando por teléfono, escuchándola morir: 'Te amo, Aggie. Siempre te he amado y lo siento. Lo siento mucho.'"

La Sra. Beasley hace una pausa, luego, mete la mano en su bolso Mulberry para sacar un paquete de pañuelos. Ella se seca los ojos y le sonríe suavemente, mirándolo con una expresión infinitamente más sabia y más experimentada que la suya.

"Tengo ochenta y nueve años, Louis Tomlinson," comenta, "y solo he tenido un remordimiento en todos estos años que he pasado en esta tierra. Si amas a alguien, querido, díselo."

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Después de que la Sra. Beasley se va (con algunas de las novelas favoritas de Louis que le regala), Louis pasa casi una hora buscando desesperadamente en todos los bolsillos de sus pantalones.

Finalmente, después de un particular golpe de genialidad, lo encuentra: una servilleta que contiene una serie de números todavía perfectamente doblada y presionada en el interior de su secadora.

Marca el número de móvil con la respiración contenida, suspirando fuerte cuando va al buzón de voz.

"Hola, soy Louis... ¿Louis Tomlinson?" balbucea, encogiéndose de cuán incómodo suena, "Yo, um, espero que te acuerdes de mí. Escucha, esperaba poder hablarte sobre algunas cosas sobre... ¿sobre Harry en realidad? Erm, aquí está mi dirección, y siéntete libre de pasar por aquí en cualquier momento hoy, si así... si así lo deseas. No estoy tratando de presionarte para que me ayudes ni nada, pero realmente agradecería tu ayuda de todos modos, así que... sí, eso sería—"

Hay un pitido largo que lo corta.

Cuelga con una mueca, sin esperar mucho después de ese mensaje de voz particularmente horrible.

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La campanilla suena exactamente a las ocho en punto, y Louis no puede llegar a la puerta lo suficientemente rápido.

"No pensé que vendrías," dice, un poco sin aliento.

"No podría dejar a mi hermoso novio colgado, ¿verdad?" responde el visitante, colgando su abrigo junto a la puerta.

Louis se ríe, cruzando la habitación para darle a Jaymi un abrazo amistoso a modo de saludo.

Mientras se separan, el camarero da un paso atrás y lo evalúa, asintiendo una vez con firmeza.

"Sí, tal como sospechaba," afirma Jaymi solemnemente, "genuino mal de amor certificado."

Louis pone los ojos en blanco, riendo afablemente.

"Vamos, novio," dice, señalando el conjunto de sillones rellenos donde la Sra. Beasley había estado sentada unas horas antes.

Jaymi tararea pensativo, lanzando su mirada hacia la silla de oficina rosa chillón arrinconada en la esquina.

"No sé, amigo," responde, caminando hacia la silla de Harry, "me gusta bastante esta. Muy llamativa."

"¡No!" Louis grita presa del pánico, agarrando el brazo de Jaymi.

El moreno se da la vuelta y levanta una ceja, una chispa de comprensión destella en sus ojos.

"Louis," dice suavemente, colocando una mano en su hombro, "es una silla."

"Es su silla," Louis murmura en respuesta, inmediatamente arrepintiéndose de sus palabras mientras los ojos de Jaymi lo miran teñidos de tristeza y comprensión.

"¿Cuánto tiempo ha pasado?" Jaymi pregunta suavemente.

"Poco más de dos semanas."

"¿Y no lo has visto ni ha dicho una palabra desde entonces?"

"No," dice Louis, cayendo en la silla más cercana con un fuerte suspiro, "Me dijo que necesitaba algo de tiempo para pensarlo y se lo voy a dar."

Jaymi vuelve a levantar una ceja, incitando, y Louis procede a contarle la historia completa desde el principio, desde que la estrella del pop había entrado a trompicones en su tienda luciendo demacrado, pero... pero extrañamente hermoso, hasta su encuentro final y la extrañas palabras de despedida de Harry:

Nunca me arrepiento de nada cuando se trata de ti.

"¿Cómo has estado desde entonces?" Jaymi pregunta, una vez que ha terminado.

"Bien, bien, sí," responde Louis rápidamente, "Solo espero pacientemente alguna señal de él."

Jaymi le da esa maldita mirada de omnisciencia, y Louis inmediatamente se resquebraja bajo el peso del escrutinio.

"He estado miserable," corrige, pasando una mano por su flequillo enredado y despeinado.

(Tiene el corazón roto, ¿de acuerdo? Déjenlo. Nadie quiere esforzarse para peinarse por la mañana cuando apenas pueden levantarse de la cama).

"Dudo que Harry esté mejor que tú en este momento," comenta Jaymi, "estando sin hablarse el uno al otro."

Louis parpadea. "¿Qué quieres decir?"

Jaymi le da otra mirada.

"Eres un idiota," dice simplemente.

Louis suspira, dejando escapar una risa ahogada.

"Sí, he... he estado recibiendo mucho eso últimamente."

"¿Lo has hecho?" Jaymi pregunta, con la voz cargada de sarcasmo, "No puedo imaginar por qué."

"Cállate," responde Louis, sonriendo, "Te llamé porque necesitaba tu consejo, no tu burla descarada."

Jaymi lo mira con una suave sonrisa.

"Está bien, está bien, lo siento, basta de bromear," dice, dejándose caer en el sillón junto a Louis con un resonante suspiro de alivio, "¿Cuál es el problema aquí?"

Louis toma una respiración profunda.

"Creo que estoy enamorado de Harry."

Espera algún tipo de reacción del hombre que está a su lado, pero el camarero simplemente parpadea.

"Está bien, entonces," continúa, "Supongo que ya sabias esa parte."

Jaymi resopla y Louis lo golpea en el brazo juguetonamente, siseando "¡Basta!"

Jaymi grita, agarrándose el brazo dramáticamente, a lo que Louis solo pone los ojos en blanco y continúa con su explicación, "El problema es que no le he dicho, y tengo miedo porque, bueno yo... no estoy cien por ciento seguro de que se sienta remotamente de la misma manera que yo. Y, bueno, mencionaste una vez que parecía interesado en mí, ¿crees que podría estarlo? ¿Como, de verdad?"

Jaymi no dice nada por un momento, considerando.

"¿Así que me llamaste para preguntarme si creo que Harry está enamorado de ti?" pregunta finalmente.

Louis asiente ligeramente, mordiéndose el labio.

"Y yo aquí pensé que esto era una llamada temprana para tener sexo."

"Dependiendo de tu respuesta, podría serlo," responde Louis, guiñando un ojo.

Jaymi se ríe y bromea: "Está bien, cálmate, Casanova."

Su rostro se pone serio, sin embargo, no un momento después cuando dice: "Escucha, Louis, no puedo hablar por los sentimientos de otra persona, pero puedo asegurarte que eres claramente un joven inteligente y atractivo con un gran entusiasmo y mucho que ofrecer. Y, personalmente, creo que incluso la perfecta estrella del pop Harry Styles estaría completamente loco si no estuviera enamorado de ti también."

Louis sonríe suavemente ante los cumplidos del camarero, aunque todavía no puede sofocar la parte inquietante y ansiosa de su cerebro que aún se concentra únicamente en la incertidumbre de todo.

"Pero ¿y si todo este tiempo solo estuve enamorado de la idea de estar enamorado?" Louis pregunta, recogiendo los extremos de las mangas de su camisa, "Nadie más ha estado tan cerca de mí... no desde mi último novio, al menos, y eso terminó tan mal que realmente no me gustaría repetirlo."

"¿Esto con Harry se siente como lo que tuviste antes?" Jaymi le pregunta.

Louis hace una pausa, odia comparar a Aiden y Harry, pero se encuentra haciéndolo de todos modos. Su mano va a su bolsillo trasero, sus dedos rozan el diario de cuero escondido dentro, y se da cuenta en ese momento, que lo que sea que haya estado sintiendo por Harry es mil, millones, mil millones de veces más de lo que pensaba que era el amor antes.

Nunca escribió un solo poema sobre Aiden Grimshaw, pero de alguna manera, en solo seis meses, Harry Styles ya tiene tres diarios completos.

"No," responde, "es incomparablemente, innegablemente mucho más que eso."

Jaymi se acerca para tocar su mano, el gesto es simple pero reconfortante.

"Entonces, amor," dice el servidor, con voz suave y gentil, "No creo que esto sea algo a lo que debas renunciar tan fácilmente. Encuentra a Harry y cuéntale todo lo que me has contado y todo lo demás que has querido decir. Esa es la única forma en que lo sabrás con seguridad."

"¿Y si él no siente lo mismo?" Louis pregunta, sintiendo que su corazón se aprieta perceptiblemente ante la sola idea del rechazo.

"Entonces no lo hace," Jaymi responde brevemente, "pero esa es una oportunidad que tienes que tomar, amigo. No puedes seguir preguntándote "qué hubiese pasado si" por el resto de tu vida. Si está destinado a ser, lo será, y todo eso."

Las palabras de Jaymi parecen hacer eco de la historia que la Sra. Beasley le había contado antes; su único arrepentimiento en casi noventa años de estar viva fue no haber compartido sus sentimientos con la mujer que amaba.

"Tienes que luchar por esto, si de verdad lo quieres," continúa Jaymi, "El amor es duro, créeme, lo sé, pero también es maravilloso y mágico y... y un montón de buenos adjetivos que actualmente se me están escapando. Así que ve a buscar a Harry y dile cómo te sientes. El rechazo es lo peor que puede pasar, sí, pero también existe la posibilidad de que él esté tan enamorado de ti como tú de él."

Louis asiente, escuchando de repente la voz de la mujer francesa en el tren.

L'amour est difficile.

¡Lutte!

¡Lutte!

"Voy a decirle," dice Louis, finalmente, poniéndose de pie con el corazón lleno de renovado optimismo.

Jaymi no dice nada, solo sonríe y se acerca para envolverlo en otro abrazo muy necesario.

"Siempre tengo a mi novio falso como respaldo, ¿verdad?" Louis bromea mientras se separan: "¿Si esto no funciona?"

"Ehh, no sé cómo se sentiría mi prometido al respecto," responde Jaymi, levantando la mano para mostrar una hermoso anillo plateado, "Tendría que preguntarle si no le molesta compartir un poco."

"Oye, felicitaciones," dice Louis con cariño, "Estoy muy feliz por ti. Te lo mereces."

"Sí, bueno," responde Jaymi, sonrojándose profundamente, "Esperaré una invitación para tu boda con la estrella del pop también."

Louis siente que su corazón se acelera ante el pensamiento, y sacude la cabeza rápidamente para deshacerse de las imágenes de Harry con un traje de diseñador finamente confeccionado, caminando hacia él por el pasillo.

"Mucha suerte," dice, finalmente, mientras acompaña a Jaymi.

"Y para ti también, por supuesto," responde el camarero, encogiéndose de hombros en su abrigo, "Hazme saber cómo te va, ¿sí? Después de todo, tienes mi número."

"Lo haré," afirma Louis, cerrando la puerta detrás del moreno mientras sale, despidiéndose rápidamente.

Mañana por la mañana, antes de que abra la tienda, razona, se dirigirá a casa de Harry y esperará lo mejor.

︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵
H
︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵

Harry parpadea y se despierta con el sonido de alguien llamando a la puerta principal.

No, no están llamando, están golpeando.

"¿Qué demonios es eso?" una voz retumba a su lado.

Harry se sobresalta, cayéndose del lado de la cama en un montón de miembros enredados.

"¿Por qué sigues aquí?" grita, gimiendo un poco por el dolor (tanto de su reciente caída como de las actividades de anoche).

"Muy hospitalario, cariño," responde el hombre adormilado, con la voz todavía ronca de recién despertar.

"Louis, estaba borracho," dice Harry, levantándose del suelo, "Esto no significa nada."

Hay un silencio prolongado.

"¿Entonces Louis es el ex?"

Harry se congela.

Mierda.

Mierda.

Maldita sea.

"Lo siento mucho, Ian, yo—"

"Harry, está bien, no me importa," Ian interrumpe, tranquilizándolo con una mirada sincera e indolora en sus ojos, "Sabía lo que era esto cuando acepté."

El incesante golpeteo ha sido reemplazado por un encantador y repetitivo timbre.

"¿No deberías abrir?" Pregunta Ian y Harry suspira.

"Probablemente solo sea la mucama que vino temprano o algo."

"La dejaré entrar entonces, ¿de acuerdo?" Pregunta Ian, poniéndose los calzoncillos y los pantalones por encima.

"¿O dile que regrese más tarde, y podemos continuar desde donde lo dejamos anoche?" Harry sugiere débilmente.

Ian solo sonríe suavemente, mirándolo con ojos brillantes y conocedores.

"Tú y yo sabemos que eso no es lo que realmente quieres," afirma simplemente, antes de bajar las escaleras.

Harry suspira, se levanta del suelo y se deja caer de nuevo en su cama con otro largo gemido.

Diecisiete días, le recuerda su mente.

Trata de borrar los recuerdos con un parpadeo, trata de ignorar la forma en que la voz de Louis se repite una y otra vez en sus sueños y en su vigilia; como si estuviera viviendo un ineludible guión de 'El día de la marmota'.

Eres mi mejor amigo.

Simplemente no quiero que arruine nuestra amistad.

¿Te arrepientes?

¿Te arrepientes?

¿Tú lo haces?

"Seis meses y todavía soy un cobarde solitario," dice en voz alta, el sol brillante que se filtra a través de sus cortinas solo sirve para burlarse de su amargo humor.

Cinco días y estamos enamorados.

Voy a escribir eso en tu poema.

"¡Cállate!" grita, enterrándose bajo las almohadas.

"¡Bien, lo haré!" Ian grita mientras sube las escaleras, riendo.

"Pequeñas cosas de mal humor, ¿no?" el moreno sonriente continúa, sacudiendo la cabeza, "Malditas estrellas del pop."

Harry se sienta, apoyándose en la cabecera.

"¿Quién era entonces?"

"¿Mmm?"

"En la puerta," aclara Harry.

Los ojos de Ian se iluminan.

"¡Oh, sí!" él responde: "Un tipo bajo, cabello del mismo color que el mío, pero colgando un poco en su cara, ¿sabes, como una especie de flequillo? Aunque no dio su nombre. Raro."

Harry toma una respiración corta y temblorosa.

"¿Qué... qué dijo?"

"Bueno, estaba un poco sin aliento y murmurando, muy nervioso, difícil de entender lo que estaba diciendo, en realidad, pero me preguntó quién era yo y luego preguntó dónde estabas, y después de eso, y esto es la parte realmente extraña, dijo, y cito, 'Dile a Harry que esto era para él' y luego me entregó un libro. Por cierto, lo dejé en la mesa de la cocina, simplemente lo iba a dejar detrás de mí, pero cuando me di la vuelta, él se había ido."

Harry se siente un poco entumecido, como si estuviera flotando en el espacio sin traje, los fluidos corporales hirviendo por la baja presión y los pulmones sofocados sin oxígeno.

(Realmente debería dejar de ver National Geographic mientras está borracho. Mala, mala idea).

"Ian, he cometido un error," dice lentamente.

"Encantador escuchar eso a la mañana siguiente," bromea el otro hombre, pero su rostro cae al notar la mirada afligida y dolorida de Harry.

"Ese era Louis, ¿no?"

Harry solo asiente.

"Mierda."

Harry asiente de nuevo.

"Y todavía estás enamorado de él."

Otro asentimiento.

"¿Y me acaba de ver sin remera abriendo tu puerta a las cinco de la mañana?"

Y otro.

"Y ahora piensa que—"

"Probable suposición, ¿no crees?"

"Mierda."

"Sí," afirma Harry, pasando sus manos por su cabello, "Mierda."

︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵

Ian finalmente se va después de una serie de inútiles garantías de que todo entre él y Louis saldrá bien al final.

Harry se aventura a bajar las escaleras unas horas más tarde, el libro todavía está en la mesa de la cocina donde Ian había mencionado que lo había dejado.

Camina despacio, con cuidado, a través del azulejo y lo levanta con el corazón latiendo con fuerza en el pecho.

Los poemas completos de Percy Bysshe Shelley

Deja escapar una risa temblorosa y se hunde en el suelo, con la cabeza apoyada en los armarios inferiores.

Hay un marcador y pasa a esa página con dedos torpes y temblorosos, mordiéndose el labio cuando reconoce el poema elegido de inmediato.

Cuando las suaves voces mueren,

su música aún vibra en la memoria;

Cuando las dulces violetas enferman,

su fragancia se prolonga en los sentidos.

Las hojas del rosal, cuando la rosa muere,

se apilan para el lecho del amante;

y así en tus pensamientos, cuando te hayas ido,

el amor mismo dormirá.

La palabra "Amor" está encerrada en un círculo con tinta roja brillante, y Harry casi no puede creer lo que ve cuando se da cuenta de la palabras "Te amo" en la letra de Louis escritas cuidadosamente debajo.

Deja el libro a su lado y pone la cabeza entre sus manos.

Te amo.

Te amo.

Amor...

︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵
L
︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵

Louis no se molesta en conseguir un taxi (no es que haga tanto frío y de todos modos no tiene destino en mente).

Entonces él camina.

Y llama a Jaymi.

"Son las cinco de la mañana, idiota," responde una voz soñolienta.

"Jaymi, soy Louis."

"¡Louis!" Jaymi responde, animándose de inmediato: "¡Cuéntame todo!"

"No hay nada que contar," responde Louis, conteniendo las lágrimas.

"Oh, Lou... yo... lo siento mucho. Estaba tan seguro de que él—"

Louis hipa, secándose los ojos en vano. "Está bien, yo... yo también lo estaba."

Jaymi está callado por un largo rato.

"¿Qué pasó?" pregunta eventualmente, con voz suave pero inquisitiva.

"Llamé a la puerta," explica Louis, "y un tipo alto y sin camisa respondió, dijo que se llamaba Ian y que Harry todavía estaba arriba en la cama despertando."

Jaymi toma una respiración ruidosa y audible. "¿Estás absolutamente seguro de que—?"

"Tenía mordeduras por todo el pecho," responde Louis, y no puede contener las lágrimas que comienzan a caer al recordarlo.

"La gente continuaba advirtiéndome sobre su reputación," continúa, con la voz apenas un susurro, "no les creí. Pensé que lo conocía mejor que eso. Pensé que significaba más para él que solo—"

"Louis, lo hiciste. Sé que lo hiciste," insta Jaymi, "Él te dejó entrar más que a nadie, por lo que me dijiste ayer; tenías que haber significado algo para él."

"Lo que vi esta mañana," dice Louis, entre sollozos silenciosos, "Eso es lo que significo para él, esa es mi maldita definición: desechable. No puedo creer que haya sido tan estúpido."

"No fuiste estúpido, amor," protesta Jaymi, "No podrías haberlo sabido."

"Por sólo un momento, un tonto momento, esperaba que el amor pudiera ser como las películas, como dijiste. Pero no fue así; no lo es. Nadie quiere ver una película sobre un poeta llorón y una famosa estrella del pop demasiado buena para él. Esto no es como la mierda de Notting Hill, donde Harry entra en mi librería y nos enamoramos y el estúpido imbécil de novio que me encuentro cuando llego a su puerta es solo un gran malentendido."

"Louis, por favor," Jaymi suplica, "Cálmate. Estará bien. No hagas nada precipitado, ¿me lo prometes? Vete a casa, rompe algo si es necesario, pero quédate ahí."

"No puedo prometerte nada en este momento," susurra Louis, colgando el teléfono y haciendo todo lo posible por secarse los ojos.

Quince minutos más de caminata y se encuentra en la esquina noroeste de Kensington Gardens, el Diana Memorial Playground completo con todas sus esculturas de madera esperándolo como un faro.

Louis ignora obedientemente el hecho de que Notting Hill real se encuentra al final de la calle, burlándose de él.

Pasa junto a los grandes barcos piratas de madera que parecen terriblemente espeluznantes tan temprano en la mañana sin niños que jueguen en ellos. Finalmente, ve lo que está buscando: un conjunto de tres tipis dispuestos en círculo con una gran estructura en forma de tótem colocada en el medio. Se ríe en voz alta mientras va a uno, se sienta con las piernas cruzadas y recuerda la noche en que él y Niall habían entrado borrachos en el parque después de una excursión particularmente salvaje (y cara) en Knightsbridge.

No está seguro de cuánto tiempo está allí sentado, acurrucado en una bolita llorando a gritos, pero finalmente se arma lo suficiente como para sacar el teléfono del bolsillo y hacer una llamada. Louis marca el número familiar, temblando un poco porque incluso en marzo la temperatura no ha subido lo suficiente como para hacer que estar al aire libre sea una experiencia muy cómoda.

"¿Hola?" Niall responde adormilado.

"Hey Ni,", dice Louis en voz baja, "¿Crees... crees que podrías venir a recogerme?"

"Sí, claro," responde Niall, la voz se hace más fuerte mientras se despierta por completo, "¿Dónde estás?"

"Estoy en un tipi en Kensington Gardens."

"¿Un qué?"

"Un tipi," repite Louis, "en la esquina noroeste de los jardines de Kensington, justo enfrente del jodido Notting Hill."

"Gran película," es lo primero que dice Niall en respuesta, y Louis no puede evitar gemir.

"Está bien, relájate, estoy en camino," continúa Niall, "Mantén tu teléfono encendido y veré tu ubicación, te enviaré un mensaje de texto una vez que llegue."

"Gracias," responde Louis, pero el irlandés ya ha colgado.

Suspira, acurrucándose más cómodamente en la esquina de su pequeño tipi para esperar a que llegue Niall.

︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵
H
︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵

"Me estás cargando," dice Zayn, y Harry solo puede hacer una mueca de dolor ante su tono de voz condescendiente.

"No sabía qué hacer, Z," responde Harry, "Entré en pánico."

"Eres un idiota," responde Zayn, y Harry puede escuchar cómo pone los ojos en blanco.

"Me dijo que solo quería que seamos amigos," argumenta Harry, arrojando su almohada a la pared de su habitación con frustración, "¿Cómo se suponía que iba a saber que, por alguna razón, estaba mintiendo sobre eso?"

"¿Qué quieres decir con cómo se suponía que ibas a saber?" Zayn pregunta de inmediato: "Cualquiera con jodidos ojos podría ver que ustedes dos estaban perdidos el uno por el otro. Me sorprende que la prensa no se haya dado cuenta antes que ustedes; los ojos del corazón eran como vallas publicitarias. Además, ¿por qué crees que el resto de nosotros nunca quiso pasar el rato contigo y con Louis al mismo tiempo? Francamente, era repugnante estar cerca de ustedes dos a la vez."

"Está bien, en primer lugar, no me hables de repugnante, Sr. Zayn Payne," responde Harry, sin importarle lo infantil que suena, "y, en segundo lugar, ¡Louis ni siquiera sabía que me gustaban los hombres hasta que borracho chupé su pene en mi fiesta de cumpleaños y no pude recordarlo a la mañana siguiente!"

"¿Y de quién es la culpa?" Zayn responde con frialdad.

"Se supone que debes ayudarme," grita Harry, "¡no hacerme sentir peor! Como si no me sintiera lo suficientemente mal, Zayn, de verdad."

"¿Cómo diablos se supone que debo ayudar?" Zayn responde, levantando la voz también, "¡Tu plan de acostarte con mil millones de chicos para, y cito 'superar a Louis' fue obviamente idiota desde el principio! ¡No estoy particularmente sorprendido de que te haya salido el tiro por la culata, si soy sincero contigo!"

"Vamos Z, por favor," dice Harry, en voz baja y suplicando, "Dime cómo arreglar esto."

"No puedo," responde Zayn brevemente, ignorando las protestas resultantes de Harry.

"¡Harry, no puedo! Realmente no puedo, ¡está bien!" Zayn continúa: "Literalmente me acabas de llamar esta mañana llorando, lloriqueando por lo mucho que amas a Louis y cómo tú y él han arruinado su pequeño y floreciente romance al ser completos y totales idiotas, los dos. ¿Cómo es algo de esto mi responsabilidad? Por favor, explícame eso."

"¡Me dijiste que lo sabías!" Harry argumenta: "Literalmente dijiste que sabías que lo amaba y que era 'tan obvio' que él también me amaba. ¿Por qué no dijiste nada desde el principio?"

"Harry, escúchame. Escucha lo que estoy diciendo," responde Zayn, sonando exasperado, "Todo esto, todo lo que ha sucedido en los últimos seis meses, es entre tú y Louis. Eso es. Nadie más; ni yo, ni Liam, ni Niall, ni el jodido pelirrojo en cuyo sofá dormiste durante tres días mientras fumabas marihuana y escribías canciones sobre el existencialismo, ¿de acuerdo? Solo tú y Louis."

"Y H," continúa, suavizando la voz, "sabes que no habría funcionado de todos modos, incluso si ambos hubieran sido conscientes de los sentimientos del otro desde el principio."

Harry traga saliva, pensando en ese estúpido acuerdo de no divulgación, su nombre firmado en la línea de puntos bajo la atenta mirada de Margaret Lancaster.

"Yo... lo sé," dice finalmente, "estoy siendo ridículo, Zayn, lo siento. Yo solo... lo extraño, ¿sabes? Él era uno de mis mejores amigos antes de que ocurriera todo este lío. Pero estás en lo correcto. Nunca se podría haber permitido que sucediera nada entre nosotros, con mi ausencia todo el tiempo de gira y para entrevistas, sin mencionar a la prensa idiota... y, y el hecho de que tendríamos que ocultar nuestra relación. Sería egocéntrico de mi parte esperar todo eso de Louis, presionarlo voluntariamente por mis propias razones egoístas..."

Zayn no responde durante bastante tiempo, y Harry espera, con la esperanza de que el pelinegro esté reflexionando para ofrecer algún tipo de solución, una solución fácil.

"Quizás," dice Zayn finalmente, después del descanso, "quizás sea lo mejor entonces, ¿no?"

Demasiado para ser una solución.

"Sí," repite Harry, aunque su corazón no está en eso.

"Además, ahora no tendrás que pensar en Louis en absoluto. En un par de días, iras hacia Holmes Chapel para ver a Anne, Robin y Gem. Una semana allí, y luego tienes la promoción de la gira que comienza en Madrid, luego Barcelona y París... Eso es todo abril, y por supuesto, la gira en sí durará desde principios de mayo hasta finales de julio. No tendrás tiempo de ver mucho a nadie con tanto viaje."

"Va a ser... bueno," termina Zayn y Harry puede decir que está trabajando duro para reunir algo de entusiasmo con su voz normalmente plana, "Te encanta presentarte. ¡Este tour es enorme! Todos los principales lugares europeos y terminando con dos shows con entradas agotadas en el O2 aquí en Londres, ¿qué tan genial es eso? ¿Y luego toda América después de Año Nuevo? Eres una maldita superestrella, amigo; ¡Ánimo!"

"Ánimo," responde Harry, y su voz suena hueca incluso para sus propios oídos.

"¿Oye Z?"

"¿Sí, H?"

"¿Crees que podría irme a casa temprano? ¿Como hoy?"

"Harry, no soy tu madre. Creo que ella sería la que deberías preguntarle," responde Zayn en broma, y ​​Harry siente que esboza una pequeña sonrisa, "pero hablaré con David sobre mantenerte fuera del estudio hoy. Definitivamente no estás en condiciones de grabar más de 'Happily' en este momento, eso es seguro."

Harry se ríe débilmente, recostándose contra las almohadas restantes que quedan en su cama con un suspiro silencioso.

"Gracias Z."

"Sí," responde Zayn, antes de colgar, "Resiste, estrella del pop."

︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵

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Hard Par Avy

Fanfiction

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