preludio [h.s.]

By aheavelywaytodie

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[precuela de el marine] Cada historia tiene un inicio. Su principio. Su preludio. Este es el de Harry Styles... More

Sinopsis.
Prólogo.
Uno.
Dos.
Tres.
Cuatro.
Cinco.
Seis.
Siete.
Ocho.
Nueve.
Diez.
Epílogo.
Agradeciemientos.

Once.

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By aheavelywaytodie

11

HARRYS POV

El problema no fue quitarle el miedo a Lea de que tener un bebe no era el fin del mundo.

El problema verdadero vino, cuando eventualmente turismo que hablar de un futuro verdadero, en el que existían gastos médicos, gastos en el hogar en el que tendríamos que vivir, gastos una vez que el bebe llegara, decirle a Tracie la noticia, decidir que haría Lea para poder seguir estudiando, decidir el nombre de nuestro futuro hijo y ultimo y más difícil, conseguir que Lea aceptase casarse conmigo.

Aquel seis de Octubre, había visto a Lea llorar mas de lo que jamás había presenciado y una vez que nuestra primera platica como familia, me explico que durante algunas semanas había sospechado del embarazo. Al principio me había confundido bastante, ya que pensaba que los síntomas no llegaban sino hasta después de siquiera unos meses, hasta que descubrí de la verdadera razón.

Lea estaba de trece semanas de embarazo.

Cuatro meses.

¿Cómo es que había podido pasar todo ese tiempo sin notar que algo estaba diferente?

En fin, aquella mañana había despertado con mareos y vomito, así que Mia la había obligado a ir al medico. Una hora con cuarenta minutos, el médico de la pequeña clínica a la que habían ido, había confirmado la sospecha de ambas.

Habíamos comido con Mia y Ryan, dándole la noticia a Ryan formalmente. Lea casi se echa se llorar de nuevo, Mia aplaudió con entusiasmo y Ryan casi se cae de la mesa.

Aquel día, sentí un estremecimiento bajar por mi espina dorsal, al ver a Lea sosteniendo en brazos a Rose.

Aquel Octubre seis del dos mil siete, supe que Lea seria una gran mama.

Los siguientes nueve meses pasaron tan rápidos y fueron tan gloriosos que una vez que terminaron, casi rogué que estos volvieran.

En Octubre siete le pedí matrimonio a Lea.

Y en Octubre ocho, nueve, diez, once, doce, etc.

Lea simplemente no cedía.

"Una cosa es tener un hijo y otra cosa es casarnos." Frunció el ceño la primera vez que se lo pedí. "Las personas no deben casarse por el hecho de que allá un hijo de por medio."

"Yo me quiero casar contigo por que te amo." Me encogí de hombros, sosteniendo la pequeña sortija que había comprado aquel misma mañana.

"Si no fuera por que estoy embarazada, el matrimonio seria lo ultimo que me pasa por la mente. Mi respuesta es no." No me di por vencido.

En Octubre dieciocho encontré un departamento decente que se encontraba a unos cuarenta minutos del campus. La militarizada jamás aceptaría a una estudiante embarazada, ni un bebe en el campus así que no tarde tiempo en buscar y encontrarnos un nuevo lugar. Nuestro hogar.

No era un lugar excepcionalmente grande, pero era perfecto para nosotros y tenía la satisfacción de saber que aquel piso era completamente mío. No había querido utilizar el dinero que mis padres o que la abuela me habían dejado.

Aquel lugar era nuestro y solo nuestro.

En Octubre veintiocho fuimos a consulta y vimos por primera vez a nuestro futuro hijo o hija por un ultrasonido. Ambos lloramos como un par de niños. Decidimos mantener el sexo en suspenso.

En el primer fin de semana de Noviembre viajamos a Chicago para darle la noticia a Tracie. Esta grito y lloro de felicidad pura. Tanto Lea como yo, creíamos que Tracie se enojaría con ambos por ser tan irresponsables pero no fue esto lo que recibimos. Tracie nos abrazo, lleno de besos y bendiciones.

Por alguna razón, Tracie parecía tener un lado suave para mi, así como yo para ella. Se había convertido en una especie de figura materna para mi.

Dejamos Chicago con un peso menos.

Fue en Noviembre diecinueve cuando Lea acepto casarse conmigo y fue en Noviembre diecinueve cuando nos casamos.

Todo había sido tan rápido e inesperado, que cuando me di cuenta ya estábamos parados frente al legislado con Mia y Aarón a nuestro lado.

Nunca estuve seguro de que fue lo que cambio en la forma de pensar de Lea, pero de alguna manera la logre convencer. De alguna manera, aquel día algo había cambiado en su mirada al pedírselo de nuevo, ya que absolutamente todos los días desde que se lo hubiera pedido por primera vez, había seguido pidiéndoselo.

Todos y cada uno de aquellos, Lea se había mordido el labio inferior y había negado con su cabeza silenciosamente.

En Noviembre diecinueve me uní legalmente a la mujer que amaba. La única mujer que iba a amar por el resto de mi vida.

Diciembre fue rápido.

Diciembre fueron papeles de admisión para la salida de Lea de la militarizada y para el ingreso a otras universidades, ya que Lea quería seguir estudiando, así que buscamos opciones en las que la dejarían hacerlo con un hijo.

Diciembre fueron cajas y cajas llenas de nuestra ropa y objetos personales siendo transportados al nuevo departamento.

Diciembre fue ver y sentir crecer a nuestro hijo dentro de Lea.

Diciembre fue bueno.

En Enero comenzamos a mandar solicitudes a diferentes escuelas para Lea, en las que pudiera estudiar desde casa. En un principio habíamos considerado tener una niñera, pero habíamos desechado aquella idea casi de inmediato.

Lea quería seguir estudiando obstetricia y como había alcanzado a terminar el ultimo semestre, solo necesitaba estudiar un año mas. Solo uno mas.

El veintitrés de enero, aceptaron a Lea en una universidad a la cual sólo tendría que ir a inscribirse, por sus materias, apuntes y en los días de exámenes.

El veintisiete de Enero celebramos el vigésimo cumpleaños de Lea con algunos de nuestros amigos. La mayoría de nuestros amigos nos habían apoyado en lo del bebe. Solo unos cuantos nos habían dado la espalda, pero de eso se trataba la vida. De ganar y perder personas.

Durante los últimos meses habíamos comenzado a ahorrar dinero y yo había entrado a trabajar en una aseguradora a la vez que estudiaba, así que en mi cumpleaños decidí no hacer nada, para poder guardar dinero.

De igual manera, le prohibí a Lea regalarme cualquier cosa. Esta se negó al principio, pero después cedió, sin embargo no cumplió su promesa por completo.

Me regalo una cursi playera blanca, en la que llevaba con letras negras "¿Qué es un papa? Yo. Yo soy un papa." Reímos a carcajadas una vez que me la probé.

A mediados de Febrero fue cuando entramos en verdadero pánico. Nuestro bebe llegaría en menos de un mes y fue ahí cuando nos dimos cuenta que,

a) No teníamos nombres escogidos.

b) No teníamos un cuarto preparado.

c) Teníamos que comprar ropa, biberones, comida, pañales.

d) No teníamos un nombre.

Comprar todo aquello sin saber el sexo, fue mucho más duro de lo que creíamos.

"¡Mira ese!" Grito Lea y casi echo a correr hacia un mameluco rosa con unos cuantos osos. Sonreí fascinado al ver a mi esposa intentar moverse rápido con aquella enorme barriga. Se veía hermosa.

"Lea no sabes si será niña." Reí. Lea se encogió de hombros y siguió mirando mamelucos rosas. Me mantuve a su lado, hasta que mis ojos aterrizaron en unos mamelucos azules con unos cuantos globos. Me estire rápidamente y tome el mameluco, inspeccionando el precio. Lea a mi lado carraspeo y arqueo sus cejas. "¿Qué?" Pregunte confundido. Lea rodo sus ojos.

"Harry, no sabes si será niño." Me arremedo y sonreí. Fue ahí cuando note algo. "Tu quieres una niña." Ladee mi cabeza.

"Yo la o lo querré, sin importar lo que sea." Entrecerré mis ojos.

"Claro que no, quieres una niña." Insistí a lo que ella rio y golpeo mi hombro.

"Oh Cállate, tú quieres un niño."

Desde aquel veintisiete de Febrero, ambos comenzamos una pequeña guerra/apuesta sobre que sería el pequeño bebe.

Paso casi un mes lleno de alegrías y estrés hasta que por fin, el veinticinco de Marzo de 2008 nació Noah Styles-Stuart, nuestro hijo.

La tarde del veinticuatro Lea había comenzado con contracciones en el parque. Tracie había viajado a Washington desde aquel ultimo fin de semana, ya que había decidido enseñarnos a cría adecuadamente al bebe, así pues había estado con nosotros aquellas quince horas que había durado el parto.

Quince.

Lea me pidió el divorcio siete veces, me aventó cosas otras diez veces y en otra ocasión, pude jurar que intento ahorcarme.

Todo aquello valió la pena, ya que una vez que aquellas quince horas de infierno acabaron, pudimos sostener en brazos a Noah.

El sentimiento que había sentido al mirar a Noah por primera vez, es indescriptible.

Recién lo había mirado y ya sabia, que lo amaría por el resto de mi vida.

Una vez que Noah nació y Lea pudo respirar, ya que había sido un parto natural, finalmente nos enseñaron a nuestro hijo.

Juro que en ese momento no supe quien estaba llorabais mas, si Lea o Noah.

Entonces lo sostuve en brazos y esta vez fui yo el que rompió a llorar.

Lo mire a través de lagrimas la primera vez que lo cargue y por primera vez note lo fascinante que en realidad era aquello. Estaba sosteniendo en brazos a una pequeña parte de mi.

Aquel diminuto bebe era nada mas y nada menos que la creación del amor que nos teníamos Lea y yo. Era demasiado.

Una vez que salimos del hospital, el tiempo se detuvo y se pasó dolorosamente rápido al mismo tiempo.

El primer paso fue darle un nombre a nuestro hijo.

Ambos habíamos hecho una pequeña lista de tres nombres cada quien, con posibles nombres pero una vez que habíamos repasado la lista del otro, ningún nombre nos había gustado.

Entonces, en el tercer fin de semana del nacimiento de este, habíamos salido al parque.

Estábamos sentados en un silencio cómodo en una de las bancas cuando un pequeño chihuahua café se había acercado a nosotros, con una niña pequeña corriendo detrás de el.

"¡Noah, ven acá! ¡Noah!" La niña había llegado sin aliento y había cargado en brazos al pequeño animal, quien parecía molesto por estar en brazos de la niña. Lea y yo nos habíamos volteado a ver con nuestros ojos muy abiertos.

Noah.

Ninguno de los dos habíamos pensado siquiera en aquel nombre.

No lo hablamos demasiado. Una semana después era oficial.

Para Septiembre, Noah tenía ya cinco meses y tanto Lea como yo, nos habíamos convertido en expertos en cambiar pañales, preparar mamelucos y a dormir cuatro horas al día. Lo amábamos.

En Noviembre, Lea presentó su último examen.

En un principio, Lea había querido especializarse en una área de obstetricia, pero una vez que Noah había llegado, Lea simplemente no había podido ni querido separarse de él.

Por mi parte, yo había continuado en la militarizada.

Para aquellos momentos, Matt había sido mandado a Irak también.

En Diciembre fui yo quien recibió una llamada.

Necesitaban mas hombres con su licencia lista.

Me había negado rotundamente.

No podía pensar siquiera en irme, justo ahora que Noah había llegado y que Lea me necesitaba, pero no tenía opción.

Dos años atrás, había firmado mi admisión, solo el hecho de ser menos de edad aun y no tener un tutor legal, había retrasado aquello, pero ahora que tenía veintidós años y que la guerra estaba en uno de sus peores momentos, mas y mas hombres eran requeridos en el extranjero.

El veintinueve de Diciembre fui a hablar con el comandante de mi escuadrón.

Le explique mi situación y de alguna manera llegue a un acuerdo con el.

Por un lado, el atrasaría lo mas posible mi partida, pero si era imposible seguir retrasándola, me iría sin rechistar y a cambio, Lea y Noah recibirían ayuda económica.

Jamás les faltaría algo y yo solo me iría por un año como mucho.

No tuve que pensar demasiado. Necesitaba hacer esto ahora y quedar libre después.

'Solo será un año.' Me decía una y otra vez.

Algunos meses pasaron, sin ninguna preocupación.

En un abrir y cerrar de ojo, Noah ya estaba cumpliendo un año.

Lea y yo tuvimos una pequeña fiesta en el departamento y fue justo después de partir el pastel, cuando el teléfono sonó.

"¿Si?"

"¿Styles?" Mi corazón se detuvo al reconocer la voz del otro lado de la línea.

"¿Sargento Raw?" Apreté mi mandíbula, observando a lo lejos a Lea sosteniendo en brazos a Noah, quien sonreía enormemente, mirando su pequeño pastel.

"Te necesitamos en Afganistán." Di vuelta en la esquina de la habitación y recargue mi cabeza contra la pared. "Lo prometiste." Me recordó una vez que me mantuve callado por varios segundos.

"Lo se."

"Sales en dos semanas."

"¿Cuánto tiempo?"

"Diecisiete meses." Inmediatamente abrí los ojos y sacudí mi cabeza, como si pudiera verme.

"No, de ninguna manera. Usted me dijo que sólo sería un año."

"Styles," suspiro. "Ha habido otro ataque al escuadrón de Irak. Más de cincuenta hombres han muerto." Apreté mis ojos, pensando en todos los compañeros que había tenido que habían ido a Irak.

Por algunos minutos pensé en preguntar por Matt y Derek, pero casi inmediatamente decidí no hacerlo. Prefería pensar que mis amigos se encontraban bien.

Prefería tener esperanza.

Suspire pesadamente y di vuelta a la puerta, mirando una vez a mas a Lea quien miraba divertida a Noah, quien amasaba el pastel con sus pequeños dedos a la vez que soltaba pequeños gritos de alegría.

Fue ahí cuando supe que tenía que ir.

Tenía que devolver al mundo y poco de lo que tenía.

Había personas que estaban siendo asesinadas y torturadas del otro lado del mundo todos los malditos días. Mientras que yo estaba aquí, disfrutando de todo esto.

Tenía que ayudar a las personas.

Tenía que hacerlo.

"De acuerdo, iré." Cerré los ojos y asentí.

Solo serían diecisiete meses.

Me esperaba toda mi vida por delante, ¿qué serían diecisiete meses?

¿Que era lo peor que podía pasar?

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