Percabeth One Shots

By Ausllymivida

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Creo que el título lo dice todo ADVERTENCIA: ESTAS HISTORIAS ESTÁN BASADAS EN LOS LIBROS Y CONTIENEN SPOILER... More

En El Centro Comercial
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Celos Y Besos
Celos Y Besos (Parte 2)
Treat You Better
Mortales #1
Aniversario
Una Tarde
Excursión
Los Chicos No Están
Recados Para Chase
Una Vida Sin Igual
Mortales #2
Soñar No Cuesta Nada
You Belong With Me
Antes de Percabeth #1
Antes de Percabeth #2
Antes de Percabeth #3
Antes de Percabeth #4
Antes de Percabeth #5
Antes de Percabeth #6
Dark Side
Esperar no fue tan malo
Ojos Grises
Traición
Tiempo
Staring
Personalidad
Nuevos Comienzos
Adaptación

Boda

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By Ausllymivida

Muchos dirían que parecía una escena sacada de una película de romance. Todos se detenían para verla, asombrados, recordando aquella escena donde Mary Jane huye de su boda.

Pero esta vez no había una sonrisa en el rostro de la chica, no se trataba de una Mary Jane o de un Harry y, contrario a lo que todos pensaban en ese momento, ni siquiera había un Peter Parker.

Ella seguía corriendo por las calles de Nueva York, su vestido blanco le complicaba su avance y los zapatos de tacón la hacían tropezar.
No tenía idea de a donde se dirigía, ya no tenía un lugar al que ir después de haber dejado a Jason en el altar. Fue un simple impulso el huir, pero ella sabía muy en el fondo que era lo correcto.

Annabeth no quería pensar, básicamente acababa de cortar todos los lazos con su familia porque seguramente la escapada significaría para su madre una humillación pública.

Harta de ser el entretenimiento de la ciudad entró a la primera cafetería que encontró llamando la atención de los presentes, Annabeth siempre había sido una mujer autoritaria que no se dejaba intimidar, pero justo en ese momento se encontraba más vulnerable que nunca así que rápidamente se dirigió a una mesa del fondo sin siquiera atreverse a mirar a los demás.

No todo estaba perdido, pensó. Se tenía a ella misma y con eso bastaba. Tenía su libertad.

Pero no podía evitar sentirse mal por Jason, él no tenía la culpa de nada; la había apoyado en muchos momentos de su vida y ahora ella había huido de él. Tal vez si las cosas hubieran sido diferentes, en otras circunstancias en las que su familia no estuviera involucrada, tal vez sólo así las cosas hubiesen funcionado y ella sería la mujer más feliz del mundo en ese momento por estar a punto de casarse... pero esa no era su realidad.

- ¿Te sientes bien querida?

Una voz la sacó de su ensoñación, era una mujer, debía estar en sus 40's; notó que era empleada de la cafetería y por un momento creyó que la correrían del lugar, pero su sonrisa amable le hizo saber que no era así.

- Yo...

Las palabras no salieron de la boca de Annabeth y comenzó a sollozar. Y así, como si se conocieran de toda la vida, aquella señora la abrazó con tanto cariño y le susurró palabras de apoyo.

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Sally, como se llamaba aquella mujer, llevó a Annabeth a su apartamento y le prometió prepararle galletas para que se sintiera mejor, y ella no podía estar más agradecida con su salvadora.
No le hizo preguntas, no la miró mal ni juzgó sus decisiones; sin embargo, Annabeth sabía que le debía al menos una explicación y ella realmente necesitaba hablar con alguien.

- Puedes tomar una ducha, te dejaré algo de ropa para que puedas usar.

Annabeth obedeció, mientras se bañaba no pudo evitar comparar la tranquilidad que le estaba otorgando ese baño comparado con el que tomó ese mismo día unas horas antes, donde lo único que podía pensar era en que no quería casarse.

Tal y como Sally prometió había ropa en la cama, era algo grande para Annabeth, pero con eso le bastaba, quería deshacerse de ese vestido de novia lo más pronto posible.
Se dirigió a la cocina para encontrarse con Sally, Annabeth no sabía cómo actuar y sin pensarlo mucho dejó de lado toda su armadura y empezó a hablar.

- Conocí a Jason en la universidad, nos hicimos amigos rápidamente ya que nuestros padres también estudiaron juntos. Él siempre fue muy atento conmigo y me trató bien, éramos mejores amigos, y es que de verdad lo amo tanto pero no de la forma en la que se debe amar a una pareja.

Annabeth se tomó un respiro, Sally acababa de meter las galletas al horno así que se acercó a ella y ambas se dirigieron a la sala para poder estar más cómodas.

- Nunca había pensado en la posibilidad de estar con Jason de forma romántica y sé que él tampoco había pensado en eso. Fue hasta nuestro segundo año de universidad cuando el me acompañó a casa de mi madre para pasar las vacaciones de navidad. Ella es una mujer de negocios y todas sus decisiones están influenciadas por lo que ella considera más beneficioso. Después de nuestras vacaciones mi madre habló con el padre de Jason sobre lo maravilloso (y conveniente) que sería que nosotros iniciáramos una relación.

Me detuve un momento, por un instante me reconsideré estarle contando a una desconocida mi vida, pero Sally me transmitía tanta calma y comprensión que decidí seguir.

- No sé qué le habrá dicho el padre de Jason a él porque de pronto comenzó a comportarse distinto, más cariñoso, y no de la forma a la que estábamos acostumbrados. Mi madre también habló conmigo y en algún punto me fui convenciendo de que lo que sentía por Jason era amor. Salimos de la universidad y unos meses después me pidió matrimonio. Quise negarme, pero sólo le pedí un tiempo para pensarlo, independientemente de que lo ame o no yo no quería casarme tan pronto, quería trabajar y disfrutar de la vida un poco más.

- ¿Tu madre te obligó? – interrumpió por primera vez Sally.

- Indirectamente lo hizo, me presionó sutilmente de manera constante hasta que ya no pude más y acepté la propuesta. Al parecer ya tenían planeado todo porque en menos de mes ya estaba usando un vestido blanco, de camino a la iglesia me di cuenta de que todo era un error y cuando el auto se detuvo en un semáforo me bajé e ignorando los gritos de mi madre y los bocinazos de los conductores comencé a correr y aquí estoy.

- ¿Piensas hablar con tu madre?

- No realmente, para ella ya debo estar muerta.

- Eso es imposible, eres su hija.

- Para ella su imagen pública es lo más importante y yo la acabo de manchar, eso soy, una mancha.

- No lo eres Annabeth, nunca vuelvas a decir eso.

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Tres meses habían pasado desde que Annabeth llegó a casa de Sally, ella le había permitido quedarse en la habitación de su hijo que está en la universidad. Para poder pagar su estancia, Annabeth trabajó en la cafetería junto con Sally.

Nunca se había sentido tan plena, esos meses le habían servido para reflexionar y se dio cuenta que había tomado la decisión correcta. Al inicio fue difícil, pudo ver en algunas revistas cómo trataban de encontrar las razones que tuvo para dejar a Jason, al parecer había un chico con el que se rumoraba estaba viviendo en Hawái.
Y a Jason no le fue mejor, la primera semana no pudo salir de su casa por la cantidad de periodistas que estaban fuera de esta, finalmente hacía un mes que él había vuelto a su casa en California.

Annabeth quiso contactarlo, pero tenía miedo de cómo podría reaccionar él. Eran mejores amigos, podían hablar de todo, pero ella sintió que algo se rompió cuando se fue.

Las vacaciones de verano estaban a punto de comenzar, lo que significaba que el hijo de Sally llegaría. Annabeth ofreció irse, pero Sally se negó. Se van a llevar de maravilla, le dijo, le he contado tanto a Percy de ti que es como si ya te conociera.

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Tal y como Sally predijo, Percy y Annabeth se llevaron bien.

Percy era dos años menor que Annabeth, pero fácilmente podía hacer creer a la gente que era mayor que ella. Salieron juntos varias veces, cada vez con más frecuencia; fueron al cine, a la heladería, a la librería y pasaron horas trabajando en la cafetería.

- Algún día le compraré este lugar a mi madre – le dijo Percy en uno de sus descansos – sé que ella sueña con ser la dueña de este lugar y tengo que cumplirle ese sueño.

- Estoy segura de que lo cumplirás. – respondió Annabeth y Percy le sonrió.

- Por cierto, estuve hablando con un amigo y necesita a alguien que le ayude con unos planos para un negocio que quiere iniciar. Tal ves la paga no es la mejor, pero creo que te sentirías bien haciendo eso para lo que tanto estudiaste.

- Me siento cómoda aquí Percy, de verdad.

- No dije que no lo hicieras, pero te he visto cuando hablas sobre arquitectura y definitivamente es algo que te apasiona hacer. Sé que no se compara con ser la vicepresidenta de Olympus, pero te gustará.

- Lo pensaré Percy, gracias.

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Percy regresó a la universidad en California y Annabeth comenzó a trabajar con Grover, el amigo de Percy. Al inicio la paga fue poca, pero el negocio de Grover fue un éxito y pronto comenzó a requerir más trabajo lo que hizo que la paga de ella aumentara. En unos meses pudo dejar el apartamento de Sally y conseguirse uno para ella misma, aunque eso no impidió que siguieran en contacto, todas las tardes Annabeth pasaba a la cafetería para hablar un momento con Sally.

Annabeth y Percy se hicieron muy cercanos, hablaban todo el tiempo por mensaje de texto y se contaban todo lo que hacían. Para cuando se volvieron a ver en las vacaciones del año siguiente fue como si hubieran estado juntos todo ese tiempo, conocían cada detalle de la vida del otro y sólo se limitaron a seguir saliendo.

Las pláticas se tornaban cada vez más serias y privadas, hasta que un día estando en el apartamento de Annabeth comenzaron a besarse.

- No creo que esto... - comenzó Annabeth

- ¿Te sientes incómoda? – Preguntó él

- No, no es eso.

- ¿Entonces?

- No sé si sea lo correcto Percy, ¿y si arruinamos las cosas?

- Si ambos estamos de acuerdo no veo el por qué se arruinarían, pero dime, ¿qué quieres tú?

Annabeth se detuvo a meditarlo un poco, en ese último año Percy se había convertido en un pilar en su vida, la había apoyado, pero sobre todo era él quien la hacía sonreír con sólo escuchar su nombre, quien la hacía reír a carcajadas, quien la había hecho sentirse amada de una forma que ella no conocía, y fue ahí donde se dio cuenta que desde hacía tiempo ambos estaban enamorados, no hizo falta que se besaran para demostrarse lo que sentían, pero ahora que lo sabía quería sentirlo con ella de una forma más íntima y física.

Ella tomó el mentón de Percy y lo acercó para poder seguir besándolo, él no tardó en reaccionar y le correspondió gustoso.

Siguieron besándose por un buen rato y poco a poco las caricias iban más allá, siempre asegurándose de que ambos estuvieran de acuerdo, y llegada la media noche se encontraban acostados en la cama descansando después de una tarde ajetreada.

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Un año más había pasado, Percy y Annabeth habían comenzado a salir y Sally no podía estar más contenta. Percy estaba a punto de graduarse de la universidad así que su novia y su madre irían a California para su ceremonia.

Mientras Percy abrazaba a sus amigos y se tomaban fotos, Annabeth notó a una persona conocida entre los demás invitados, Jason. Quiso disimular, pero él la vio en el mismo instante. Había olvidado que su hermana Thalia era dos años menor que ellos y también debía estar graduándose. Para su sorpresa no vio a Zeus o a Beryl, sólo a Jason.

Ella no sabía que hacer, quería disculparse con él de una vez por todas, pero tenía miedo de que ya fuera demasiado tarde. No tuvo tiempo de meditarlo demasiado ya que fue Jason quien se acercó a ella.

- Hey – le dijo nervioso.

- Hey – le respondió de igual manera ella.

- Hacía tiempo que no sabía de ti, ¿cómo has estado?

- Bien, yo... he estado bien. ¿Y tú, cómo te ha ido?

- Sí, igual todo bien.

Por un momento ninguno de los dos dijo nada y el ambiente se sentía muy tenso, fue cuando Jason soltó una risa y continuó.

- Sabes, ese día, cuando me dejaste en el altar no entendía que había hecho mal – Jason miró a Annabeth a los ojos y ella no pudo decir nada, así que él continuó – pasé semanas tratando de entenderte, no encontraba ninguna explicación. Consideré la idea de que hubiera alguien más pero en el fondo sabía que no era así.

- Jason... - comenzó Annabeth, pero el siguió hablando.

- Regresé a California dispuesto a olvidar todo y fingir que nada había sucedido, por un tiempo funcionó, pero después me di cuenta que te extrañaba, pero no extrañaba a mi novia o a mi prometida, extrañaba a mi mejor amiga. Tardé tiempo en darme cuenta y entender por qué te fuiste ese día, no había notado cómo nuestro noviazgo nos estaba haciendo infelices, a ambos. No fue hasta que conocí a una chica maravillosa con la que todo fluyó de forma tan natural y magnífica que me cuesta creer que sea posible amar a alguien así, ahí entendí que lo nuestro nunca debió ser. Siempre te amé Annabeth, lo sigo haciendo y probablemente lo seguiré haciendo; pero el amor que siento por ti fue y es únicamente de amigos.

- Dioses Jason, no sabes cuantas veces quise buscarte y explicártelo todo, pero tenía tanto miedo de que me odiaras. El día que hui supe que había perdido a mi novio, pero si te encontraba y tú me rechazabas significaba que también había perdido a mi amigo y eso simplemente sería demasiado.

En los ojos de ambos se podían ver lágrimas, se sentían aliviados de poder dar fin a lo sucedido y reconocer sus sentimientos.
Siguieron hablando unos minutos más, poco a poco la tensión entre ellos fue disminuyendo hasta que desapareció, ahora ambos hablaban alegremente agradeciendo poder volver a estar juntos.

- Que hermosa estás Annabeth – se acercó Percy y le dio un beso a su novia.

- No puede ser – dijo Jason intentando contener una risa - ¿él es tu novio Annabeth?

- Jason, por favor – dijo ella intentando no reír, Percy sólo frunció el ceño.

- Lo siento, lo siento. Pero debes admitir que es gracioso – le dijo Jason, y haciendo una falsa imitación de Annabeth continuó – los chicos menores son tan tontos, no sé por qué pierden su tiempo, nunca saldría con uno de ellos.

- Sí, sí, ya entendí. Me equivoqué. ¿Feliz?

- Realmente sí, me hace bastante feliz que estés bien.

¡Jason!

Gritaron a lo lejos, era Thalia, su hermana.

- Tengo que irme, fue fantástico volverte a ver – dijo Jason, y dirigiéndose a Percy continuó – tienes mucha suerte de estar con ella, aprovéchalo.

Y Jason comenzó a alejarse para encontrarse con Thalia.

- ¿Él era ese Jason? – preguntó Percy

- Sí

- ¿Pudieron arreglar las cosas?

- Eso parece

-¿Quieres hablar sobre eso?

-Tal ves más tarde.

- Está bien, bueno, eso merece que festejemos. Busquemos a mamá para ir a McDonalds.

- ¿De verdad quieres comer en McDonalds el día de tu graduación? ¿No quieres algo más elegante?

- Oh vamos, sabes que amas las hamburguesas y yo también así que no veo el problema.

- Está bien, vayamos.

.........................................................................................................................

Percy consiguió un trabajo y pronto comenzó a recibir un buen sueldo con lo que le pudo comprar la cafetería a su madre. Nunca la había visto tan feliz, ella se merecía el mundo entero.

Grover y sus negocios siguieron creciendo, así Annabeth podía hacer aquello que siempre había deseado y lo hacía porque a ella le apasionaba y no por beneficios económicos. Ella y Jason volvieron a retomar la comunicación y en poco tiempo sus lazos afectivos se habían fortalecido, después de la incomodidad inicial él, Percy y Grover se llevaron de maravilla.

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Muchos dirían que parecía una escena sacada de una película de romance. Todos se giraban para verla, asombrados, recordando aquella escena en la que Bella camina hacia el altar donde Edward la está esperando.

Pero esta vez no se trataba de una Bella o un Edward, se trataba de una Annabeth y un Percy.

Ella seguía caminando del brazo de Jason, su vestido blanco le complicaba su avance y los zapatos de tacón estuvieron a punto de hacerla tropezar.

Sabía a donde se dirigía, ella sabía que era lo correcto y lo que más deseaba. Annabeth no quería pensar, sólo quería sentir y disfrutar de ese torbellino de emociones que le provocaba estar formando una nueva familia a lado de la persona que ama.

Cuando por fin estuvo a lado de Percy supo que todo estaba bien, y que lo estaría durante el resto de su vida. Y así, sintiéndose dichosa, se dispuso a escuchar al juez que estaba a punto de hacerlos marido y mujer.

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