Amelie Moore y la maldición d...

By siriusblack33

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Hasta sus once años, Amelie fue una chica muy normal... o creyó serlo. Por más asombroso que parezca, ella t... More

Sinopsis
Advertencia
El día en que todo cambio
Más allá de la plataforma 9 ¾
Sexto año
Volar en escoba, por Amelie Moore
Entre cazadores y capitanes
-NotadeAutora-
¡GUERRA!
Vacaciones de mal genio
Zorras por Francia
Las tres D
La mejor no cita del universo
Programa de infidelidades
Baile de pociones (Parte 1)
Baile de pociones (Parte 2)
Gwenog Hera Moore
Compañeras de cuagto
-NotadeAutora-
Pica-pica
Lily Evans
Séptimo año
Jamelie
Jodidas debilidades
Bufandas para el frío
El plan
La asquerosa mariposa del amor
Otra vez... ¡¿Qué?!
Visitas inesperadas
Los Weasley
Si ella lo dice...
Por ti
La trágica historia de una patética pelirroja friendzoneada
Desde James
Tercera, la vencida
El clásico
Chicles de sandía (Parte 1)
Chicles de sandía (Parte 2)
Epílogo
Albus Potter y la maldición de los Potter
One-Shots
PLAGIO

El enigma de la mujer de la fotografía

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By siriusblack33

La imagen en multimedia es la mujer de la fotografía.

ADVERTENCIA: Si no leyeron Percy Jackson y los Héroes del Olimpo, será mejor que ignoren una de las oraciones en la descripción de Frank Longbottom. A los que sí lo leyeron, les pongo el ejemplo de uno de mis personajes favoritos (♥) para que lo imaginen aún mejor. PD: Tenía que poner advertencia en grande así no ignoraban la nota ¡Ja!

***************

El desayuno en el Gran Comedor estaba llegando a su fin. Un pequeño niño pelirrojo de ojos café camino hasta Amelie. Tenía muchísimas pecas alrededor de su rostro y grandes pies y manos con largos dedos. Era alto para su edad, pero Amelie estaba segura de que su curso era segundo año, porque ya lo había visto otras veces junto a Lily Potter.

Amelie estaba sentada junto a Hua, Dominique, Kyle y los merodeadores, el niño podría haber ido con cualquiera de los ocho presentes, pero se dirigió solo hasta ella. Algo raro, ya que Amelie estaba segura de que nunca en su vida había hablado con él.

-¿Tu eres Amelie Moore? -la aludida asintió, algo contrariada- ¡Woaw! Yo soy Hugo Weasley, hermano de Rose y primo de todos los Potter y Weasley restantes.

Tenía todas las características necesarias para ser un Weasley. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? Aunque, en realidad la verdadera pregunta era: ¿Qué hacía hablando con ella? Estaban aquí James y Dominique, pero solo hablaba con Amelie. Sus dos primos dejaron de charlar para prestarle atención al pequeño Hugo.

-Un placer -respondió Amelie educadamente, estrechando sus manos.

-¡Eres mi ídolo! -Declaro Hugo mientras realizaba aspavientos con sus brazos- Toda mi familia ha estado hablando de ti estos días. ¡GOLPEASTE A JAMES!

Era el primer día del segundo trimestre, hacia menos de una hora que había bajado del Expreso de Hogwarts. Durante el viaje no había hablado con nadie más que Kyle y Dominique. Le daba algo de vergüenza salir al pasillo, cuando era consciente de lo que había hecho, ya que muchas personas (principalmente las locas fans de James) la odiaban. Pensó que toda la familia de James estaría en su contra, es decir... ¡Golpeo a su primo!

Pero, por lo que Dominique le había contado, toda la familia creía que James se lo merecía, el siempre molestaba a todos con sus bromas, fueran o no de su propia sangre.

Kyle, Dominique, los merodeadores y todos aquellos que habían escuchado el grito del pequeño Hugo estallaron en risas, mientras James se removía incómodo en su asiento y lanzaba una mirada asesina a Amelie con su ojo bueno. Ella, por su parte, le dedico una sonrisa de inocencia.

Puede que al principio se haya sentido mal, pero era divertido hacer que James Potter pasara vergüenza.

Sobre el tablón de anuncios de las casas, habían colgado un pergamino que indicaba:

CLASES DE APARICIÓN

Si tienes diecisiete años o vas a cumplirlos antes

del 31 de agosto, puedes inscribirte en un curso

de Aparición de doce semanas, dirigido por un

instructor de Aparición del Ministerio de Magia.

Se ruega a los interesados

que anoten su nombre en la lista.

Precio: 12 Galleons.

El curso pedía, específicamente, que fueran alumnos de sexto curso y de alguna manera no hubo nadie quien no se anotara. Sorprendentemente, la lista estuvo escrita con los nombres de cada uno de los alumnos de sexto año de las cuatro casas. Lo que incluía a Amelie.

-Yo lo veo obligatorio, es decir, puede que acá en Hogwarts no lo usemos por la maldita regla de que nadie entra ni sale del castillo, pero luego de terminar el colegio, todo el mundo lo usa. No puedes hacer nada si no sabes aparecerte. -Explicaba Dominique mientras devoraba un panqueque con crema de arándanos con Dylan y Amelie escuchándola. Al mismo tiempo, Kyle y Dean discutían a gritos (como siempre) si los Chudley Cannons eran mejor o no que el Puddlemere United y Hua se encargaba de dar de comer a James en la boca mientras le llenaba de besos su ojo morado.

Estrepitosamente, las puertas del Gran Comedor se abrieron y Fred Weasley entro corriendo atropelladamente hacia ellos.

-¡No tenemos Encantamientos! ¡No tenemos Encantamientos! -Chillaba con desesperación mientras realizaba aspavientos con sus brazos.

Se sentó junto a ellos y se llevó una porción entera de torta de chocolate a la boca.

-Em mpojezor jitwick...

-¡Alto, alto, alto! -lo detuvo Amelie, obligando a Fred a callarse- Termina de tragar todo eso y luego habla.

-Respira hondo y luego cuéntanos. Tranquilízate. -aconsejo Kyle.

-Aprende a controlar tus impulsos -añadió Amelie.

-Mira quien habla -mascullo James.

-Cállate Potter.

-El profesor Flitwick se cayó de su pila de libros ayer y se quebró la pierna. ¡Esta en reposo ahora! -informo Fred con una sonrisa.

-¿Tenemos hora libre?

-Exacto.

No es que Amelie no disfrutara de sus horas libres, pero siempre las aprovechaba para hacer sus tareas y estudiar para los exámenes. Kyle solía quejarse sobre aquello pero, a fin de cuentas, Amelie se excusaba de ella inventando algún tipo de mentira que involucrara a Dean Finnigan y que a Kyle no le hiciera gracia. Entonces, su amiga la dejaba sola con sus deberes para poder ir a hostigar a Finnigan con sus teorías.

Aquella tarde fue diferente. Pudo distraer a Kyle indicándole que Dean dijo que Victor Krum era mejor que su padre Oliver. Inmediatamente, su amiga se fue de la sala común a paso enfurruñado murmurando cosas que Amelie entendió como: "¿Ese viejo? ¿Mejor que mi papá?".

Rápidamente bajo con su mochila y libros para dirigirse a la biblioteca, pero a medio camino alguien la llamo. Lily Potter venia junto a un par de gemelos idénticos. Eran rubios y altos, pero no mucho más grandes de edad que Lily, de eso estaba segura.

-Miren, ella es Amelie -indico Lily señalándola, mientras la aludida la observaba algo confundida-. Am, ellos son Lysander y Lorcan Scamander.

Ahora que los observaba de cerca, Amelie pudo notar que si había una pequeña diferencia en ambos: uno de ellos (el primero al que llamo Lysander) tenía ojos de color café, mientras que su hermano Lorcan los tenia de color azul.

-¡Woaw! Así que tú eres la famosa Amelie.

-¡Que nargles! -Exclamo Lorcan- Eres toda una noticia.

-¡No podemos creer que hayas golpeado a James Potter! -gritaron ambos al unísono.

-Ellos son hijos de mi madrina Luna. Son como de la familia -conto Lily, mientras observaba como sus amigos miraban boquiabiertos a Amelie-. Oigan, basta ya. Tampoco es que sea tan grandiosa, yo le gane al Quidditch. -agrego enfadada.

No es que no le gustara que la admiraran pero, a decir verdad, le hacía sentirse algo incomoda. Primero había sido Hugo y, además, Dominique le había contado que, durante el viaje en tren, los alumnos de Gryffindor le pedían a Kyle que contara como había pasado todo con lujo de detalles.

Ahora, frente a los mellizos y Lily, no sabía que decir. Se sentía algo incomoda con todo este tema: por un lado, se alegraba de haberle pegado a James, porque ahora el estaba en completa vergüenza y, de alguna forma, había descargado todo su enojo. Por otro lado, se sentía algo ¿Brusca? Sí. Es decir, lo que había hecho no era nada digno de una señorita.

De ahora en más, se aseguraría de comprarse una bolsa de boxeo y pegar una foto de James en ella. Definitivamente, con eso evitaría todo.

-Lily, ¡No quiero que estés con chicos tu sola! Con los únicos chicos que puedes estar son los de la familia. ¡Ya te lo he dicho!

-¡Vamos, Fred! Si ellos vienen siempre a casa.

-¿Llevan el apellido Weasley o Potter? No. Vete con Hugo y ustedes gemelitos váyanse por donde vinieron. Tenemos que hablar con Amelie.

Con un par de maldiciones, Lily doblo el recodo izquierdo del pasillo con paso enfurruñado, mientras que los gemelos, algo asustados, se encaminaron en dirección contraria.

Detrás de Amelie estaban Fred, Dean y Dylan. Era raro ver que no estaban con James.

-¿Hablar conmigo? ¿Por qué?

-En parte, queríamos felicitarte por lo de James. No hemos tenido tiempo, ya sabes. Ser un merodeador es difícil. -Indico Dylan con arrogancia.

-Por otra parte, quería pedirte que dejes de mentirle a Wood... ¡Estoy cansado de discutir! -rogo Dean.

-Que va, si tú le dices a Kyle que tiene razón ya no es más una discusión.

-Ya. Pero nunca le diré que tiene razón... ¿Es que tu estas demente? Wood es mi Voldemort, mi Snow, mi Bob Patiño ¡Nunca voy a dejar que gane!

Amelie rodo los ojos. Podían ser tan intolerables a veces...

-Dean, no vinimos aquí por eso... -lo reto Fred.

-¡Tú no te quejas porque a ti no te molestan!

-Bien... emmm, si ya terminaron... ¿Podrían irse? -Bufo el pelirrojo- Me gustaría hablar con Amelie a solas.

-Aaaaaaaah, con que a solas, ¿Eh? -Pregunto Dylan, mientras Dean, por detrás de él, movía las cejas con insinuación- ¡Vaya! Lo hubieras dicho desde un principio hermano.

Sin notarlo mordió su labio inferior. Odiaba que la gente la pusiera nerviosa, seguramente su cara debía de estar tan roja como un tomate. ¡Que molestos! ¡Como si Fred Weasley estuviera interesado en ella! No quería pensarlo, sería imposible el que Fred intentara seducirla.

Pero, lamentablemente, el pelirrojo no replico ninguna de las acusaciones de sus amigos.

-Vayamos a los jardines a contarle a James de la nueva pareja. -pidió Dylan, tirando de la mano de Dean hacia la izquierda.

-No, no, no. Vamos por la otra salida -insistió Dean, negando vigorosamente con su cabeza-. Por la izquierda estará esperándome Wood con sus sermones, créeme que no deseo cruzarme con ella. Además, James estaba con Paris, de seguro que ya está volviendo a buscarnos.

¿James con Paris? ¡Vaya! Al parecer, los ojos morados no son buenos repelentes contra zorras. ¡Otro nuevo gran descubrimiento por Amelie Moore!

Sin más, Dean tiro de Dylan para el pasillo de la derecha, dejando solos a Fred y Amelie.

-Emm... Lo siento Fred, no sé si podré hablar hoy. Tengo que ir a la biblioteca a hacer las tareas de... emmm... encantamientos -se excusó-. Tal vez otro día.

-Oh, no te preocupes. Te acompaño a la biblioteca, tal vez sea el lugar más cómodo para conversar.

-Emm... oh... bien. -murmuro.

¿Qué si quería hablar con Fred? ¡No! Planeaba pasar estas horas libres en compañía de nadie. Siempre había sido así.

Aunque, Amelie tenía que admitir que le daba una pizca de curiosidad lo que Fred tuviera que decir. No siempre hablaba con él, no eran amigos como ella lo era de Louis, solo eran compañeros y nada más. Sabía que Fred Weasley no hablaría con ella por cualquier estupidez. Así como también creía que sus amigos estaban muy equivocados con pensar que Fred podría gustar de ella.

Es decir, al pelirrojo siempre le gustaron las chicas tiernas y nunca se relacionó con muchachas de su propia casa. Amelie no entraba dentro de ninguno de los calificativos: era una Gryffindor para nada tierna. Simplemente, no era del tipo de Fred.

Aunque, ¿Quién sabe? Las personas cambian, no debía descartar la idea.

Caminaron en silencio hasta la biblioteca, donde Madame Pince regalo a Fred el típico sermón de "en cuanto hagas ruido te suspenderé". Finalmente, juntos recogieron un par de libros y comenzaron las tareas.

Lo peor de todo fue que el silencio no era nada relajante. Al menos para Amelie. En más de un par de ocasiones, pillo a Fred observándola, lo que le ruborizaba hasta la orejas y, poco tiempo después, lo descubrió sacando un pergamino de la mochila en la que el guardaba sus libros. Sin embargo, Fred parecía tranquilo, como si fuera totalmente normal ver por tanto tiempo a una persona. Lo más extraño de todo, fue que luego se paró y la observo de distintos ángulos, siempre con aquel pergamino en mano. Se dedicaba a anotar un par de cosas y luego volvía a dirigir sus ojos cafés hacia ella. Pero Amelie no lo iba a dejar pasar por mucho más tiempo, ese chico estaba cansándola y aun no le había dicho que era lo que tenían que hablar.

-¿Se puede saber, por el Hades, porque me miras tanto? -inquirió con una ceja enarcada, mientras el volvía a sentarse frente a ella con el pergamino en mano. Miraba a Amelie, miraba la hoja. Miraba a Amelie, miraba la hoja.

-Emm... oh, no es nada. Solo trato de descubrir una cosa... -sonaba distraído, como si solo necesitara mirarla, no escucharla- ¿Me harías un favor?

-Aja. Si eso incluye que me contestes.

-Solo... solo necesitaría ver que sonríes... ya sabes, solo para saber si tu sonrisa es tan bonita...

¿Bonita? ¿Sonrisa? ¿Suya? ¡Demonios!

-Emm... Fred, ¿Estás seguro de que te encuentras bien? -el no contesto, seguía observando el pergamino.

-Mmm... No, sabía que no era el mismo mentón... Amelie tiene las mejillas más gordas... -murmuro en trance.

-¡Oye! -Se quejó- ¡Mis mejillas no son gordas!

-Y... los ojos son más oscuros... Mmm... si, los de Am son más claros...

-¡¿Qué haces, por Merlín?!

-¡SILENCIO MOORE! ¡Esto es una biblioteca! -grito Pince, al mismo tiempo que escupía saliva.

-Bien, bien, me callare.

Pero Fred seguía mirándola, al pergamino y a ella. Y eso estaba sacándole unos exagerados nervios que la ponían más histérica que el saber que James estaba de aquí a allá con Paris.

Sin más, le quito el pergamino a Fred y corrió hasta salir de la biblioteca.

-¡Eh, vuelve aquí! -llamo Fred, persiguiéndola.

-¡SILENCIOOOOO! -chillo Madame Pince- ¡No se corre aquí!

De seguro, esto iba a ganarle una prohibición temporal a la entrada de la biblioteca. Pero Amelie no pensó en eso, ya estaba escapando de Fred y la bibliotecaria, doblando hacia el pasillo de la derecha.

-¡Aguamenti! -chillo Fred tras ella. Inmediatamente, el agua empapo toda su túnica y pelo, trastabillo y se resbalo un poco, pero no dejo de correr- ¡Calvario! ¡Tallantalegra! ¡Inmobilius! ¡Levicorpus! ¡Expelliarmus! ¡Petrificus Totalus! ¡Desmaius!

Pero todos sus hechizos fallaron, no por nada Amelie era muy buena en Defensa contra las Artes Oscuras. Supo esquivar todos y cada uno de los hechizos con encantamientos de protección, pero eso no le resultaba divertido. Queria atacarlo ella a él.

Sin darse tiempo de mirar, dio media vuelta y bramo:

-¡Aguamenti!

Fred dio un paso hacia la izquierda evitando el agua. Lamentablemente, el hechizo encontró otra víctima. En ese mismo instante, detrás de Fred, estaba pasando Lucy Weasley, quien se transformó en el blanco de puntería.

Refunfuñando y estrujando su cabello castaño, la muchacha se acercó hasta ambos. Sus gafas de media luna se removieron por el impacto del hechizo, pero afortunadamente se deslizaron solo hasta quedar en la punta de su torcida nariz. Sin lentes, sus ojos azules parecían más grandes y sus pecas en las mejillas recibían más atención.

-¡¿Otra vez tú, Fred?!

-¡EH! ¡Que esta vez ha sido Amelie! -exclamo el muchacho, levantando las manos en señal de inocencia.

-¿Amelie? -pregunto Lucy con el entrecejo fruncido, al parecer pensando que era otra de las brillantes bromas de su primo.

-Sí, ¡Amelie Moore! Daaaah -señalo con sus manos a la aludida-. Am, ella es Lucy. Lucy, ella es Am.

-¡Así que tú eres la famosa Amelie! -exclamo la muchacha, estrechando la mano de la pelirroja con entusiasmo- Debo felicitarte... lo que hiciste a James fue... fue... ¡Genial!

-Oh, emmm... Gracias. -Definitivamente, no le hacía nada mal acostumbrarse a esto.

-¿Sabes qué? Los dejare ir esta vez. Es decir, me empaparon, pero creo que toda la familia te debe algo Amelie. Vete en paz esta vez, pero para la próxima no seré tan flexible.

Lucy se fue, sin siquiera despedirse. Esa chica era rara y daba miedo. Cuando ya estaba muy lejos, Amelie se animó a preguntarle a Fred:

-¿Eso fue una amenaza?

-Oh, lo que pasa es que Lucy es prefecta y... ya sabes, se toma demasiado en serio su trabajo. Es tan irritante como su padre. -gruño.

-¿Ella es hermana de...?

-Molly. ¿Te la acuerdas? Dejo Hogwarts el año pasado, jugaba al Quidditch en tu puesto.

-Ah, si -murmuro.

Nunca hubiera pensado que esa chica fuera era hermana de Molly Weasley. Hay personas en Hogwarts que nunca se olvidan, son como legendarias, por decirlo de alguna forma. Y Molly Weasley era de ellas. Se ganó su popularidad con las bromas, tenía hasta mejores ideas que los merodeadores. Además, era alegre y carismática, ganaba amigos con simpleza, quería a todo el mundo, y era una excelente jugadora de Quidditch. Conservaba tanto respeto por las reglas como James Potter. Siempre olvidaba o su corbata, o su túnica, o ni siquiera se peinaba. Lucy Weasley parecía ser todo lo contrario a ella: con su perfecto porte y severidad.

-Oye, creo que tienes algo mío. -le recordó Fred sacándola de su ensimismamiento.

Antes de que Amelie pudiera reaccionar, el pelirrojo la aprisiono contra la pared. Sujeto sus muñecas con fuerza y pateo su varita por el suelo, dejándola completamente indefensa. Lo único que conservaba en las manos era aquel pergamino, que aún no había podido observar.

Fred abrió la boca para decir algo, pero antes de que pudiera hablar, unas risitas resonaron por el pasillo al lado izquierdo de donde ellos se encontraban. Sin soltar a Amelie aun, Fred giro la cabeza como un búho para contemplar a dos muchachos abrazados.

-¡EH! ¡Quita tus asquerosas manos de mi hermana, Longbottom! -chillo.

-¡Deja de molestar ya, Fred!

Amelie sabía que la hermana de Fred se llamaba Roxanne. Y que andaba con Frank. Pero nunca la imagino así. Es decir, se la imaginaba pelirroja y pecosa como cualquier Weasley, pero Roxanne tenía su pelo azabache y su piel morena. Tenía una sonrisa deslumbrante y era verdaderamente bonita. Lo único que compartía con algunos de los Weasley era sus ojos azules, pero con respecto a su hermano no había ni una pizca de similitud.

A su lado, Frank soltó rápidamente de su agarre y comenzó a rascarse el cuello incómodamente. A él, Amelie si lo conocía. El muchacho era amigo de Liam Wood y Elvendork Thomas (el compañero de Quidditch de Amelie), los tres eran alumnos de séptimo año de Gryffindor.

A decir verdad, ella no entendía porque Fred se enojaba con Frank. Puede que el chico era grandote y parecía algo amenazador y fortachón, pero era todo lo contrario. Longbottom era extremadamente tímido y amistoso, además de algo debilucho y temeroso. Las apariencias engañaban, definitivamente. Su regordeta cara bonachona recordaba a Amelie a un personaje de su libro favorito que, graciosamente, también se llamaba Frank.

Pero... ¡Vamos! Frank Longbottom no era Frank Zhang y, menos que menos, un héroe del Olimpo.

-Y además, al parecer tú estás bastante entretenido como para venir a decir algo... ¿No me presentaras a mi cuñada?

¡Rayos! Amelie lo había olvidado: Fred la estaba aprisionando contra la pared y sus caras estaban a pocos centímetros. Había estado tan enfadada y preocupada de que le quitara el pergamino que no lo había notado.

Rápidamente, Fred se apartó de ella y se enfrentó a su hermana.

-Ella no es mi novia, Roxanne -gruño-. Tiene algo que me pertenece y planeo quitárselo.

-¿Con un beso? -Pregunto con burla- ¿Eres del equipo de Quidditch, no es así?

-Emm...oh, sí. Soy Amelie Moore y... Fred no es mi novio. -se presentó, estirando una mano hacia Roxanne quien la estrecho con el entrecejo fruncido, estudiando su cara.

-¡Aaaah! ¡Tú eres la que golpeo a James! De algo me sonabas. Definitivamente, debo felicitarte... y no me molestaría en lo absoluto que salieras con mi hermano.

La que golpeo a James. Impresionante nuevo apodo.

-Papá quería conocerte -continuo Roxanne-. Dijo que tal vez te haría un altar en la tienda.

-¡Sí! -rio Fred- Dijo que colgaría una foto tuya junto a las repisas en las que guarda los quitamoretones.

Recordó que el padre de Fred y Roxanne, George, era el dueño de la famosa tienda de chascos: "Sortilegios Weasley". Era el negocio de bromas más famoso en todo el mundo mágico y muchos dicen que su local en el Callejón Diagon es más grande que todo Gringotts.

-¿Y porque no le han dado quitamoretones a James? -pregunto Frank, rompiendo su silencio.

-Porque a papá le gusta verlo sufrir -respondió su cuñado carcajeándose, mientras se apoyándose en el hombro de Longbottom, olvidando que hasta hace unos minutos lo había amenazado.

-James siempre nos ha jugado bromas, siempre se burla de nosotros y, lamentablemente, él sabe defenderse bien cuando queremos contraatacar. Una vez que Amelie lo golpeo, nosotros pudimos burlarnos con total libertad de él. Por eso es que te felicitamos y te debemos una.

Si todos los Weasley le debían una, Amelie podría cobrar favores cada día del año. Pero, por más que todos la feliciten e idolatren, ella no había obtenido lo que realmente quería. James seguía en una relación con Hua y andaba de aquí para allá con Paris, lo que no era nada bueno. Había esperado que, después del golpe, James Potter aprendiera una moraleja o algo así, pero la suerte no jugaba a favor de Amelie.

Sigilosamente, Frank pasó su brazo por la cintura de Roxanne. Lamentablemente, Fred lo descubrió.

-¡¿CÓMO TE ATREVES, LONGBOTTOM?! ¡¿Enfrente mío?! Realmente debes ser un idiota por desear morir tan joven.

-¡¿Por qué no dejas de molestar y huyes a algún pasillito oscurito con Amelie?! -chillo Roxanne enfrentándose a su hermano.

-¡QUE NO ES MI NOVIA!

-Oh-oh, pero bien que lo deseas.

-Inmadura.

-Insufrible.

Amelie pudo haber intervenido para que todo terminara pero en vez de eso, mientras los hermanos seguían discutiendo y lanzándose insultos, opto por observar el pergamino que le había quitado a Fred, ahora que su dueño estaba demasiado ocupado como para prestarle atención.

La parte trasera del pergamino estaba completamente en blanco, la parte que Fred puso frente a sus ojos mientras estaban en la biblioteca. Pero, lo que realmente importaba, era lo que estaba al reverso. Eso era lo que Fred tanto observaba y examinaba. El pergamino era una carta, con una letra apurada y destartalada. Pero, antes de que empezar a leerla, algo llamo su atención. Bajo la última oración había una foto.

A simple vista, Amelie habría pensado que era una foto de ella misma, pero cuando la acerco a sus ojos distinguió un par de diferencias. La muchacha de la fotografía llevaba una bufanda alrededor del cuello y un par de cuadernos y libros pegados a su cuerpo con ambas manos. Por sobre la bufanda asomaba unos delgados labios rojos insinuados en una fina sonrisa. Su nariz era delicada y respingada, su cabello pelirrojo y ondulado. Eran idénticas, increíblemente parecidas: hasta tenían el mismísimo color de pelo, en las mismas tonalidades y formas.

Las únicas dos diferencias estaban en sus ojos y mentón. Los ojos de la muchacha eran verdes, también, pero parecían ser un poquito más oscuros que los de Amelie, más semejantes a la tonalidad de los ojos de Albus Potter. Luego estaba su mentón, más delicado y pronunciado.

Y bueno... puede que sea verdad que la mejillas de Amelie fueran un chiquitín más gordas. ¡Pero solo un chiquitín, chiquitín, ¿Eh?!

Alrededor de la foto, distinguió la letra de Fred, la cual reflejaba exactamente las mismas palabras que el pelirrojo había balbuceado en la biblioteca mientras la examinaba.

¿Quién era aquella chica?

Sin resistirse más, al observar que la discusión entre Fred y Roxanne no había terminado, leyó la carta:

Querido Fred:

Aquí está la foto que pediste. No le he dicho a nadie que tú la tienes... y prometo guardar el secreto. Me gustaría que no la rompieras o perdieras haciendo tus queridas bromas, porque espero conservarla. Sin embargo, confió en ti.

Te preguntaras porque no te he interrogado sobre el uso que le darás. No lo he hecho, ni lo hare, porque no lo necesito. Creo haber adivinado muy bien para que la utilizaras. Solo pretende ser algo disimulado cuando lo hagas.

Veras que no hay tantas diferencias pero, así mismo, estúdiala bien.

Luego me cuentas sobre los resultados de tu experimento, tal vez podríamos terminar de trabajar juntos. Tengo las mismas dudas que tú y creo que entre ambos podríamos resolverlas.

PD: Perdón por la horrible letra, el trabajo no me da el tiempo suficiente para responder adecuadamente.

Con todo mi apoyo,

HJPE

-¿Qué haces con esa foto?

Amelie se sobresaltó. Roxanne se había parado tras ella y miraba por sobre su hombro la carta. Mas allá, Fred estaba increpando a Frank, por lo que parecía no haber notado lo que Amelie hacía.

Miro a Roxanne, tratando de descifrar la mirada en su rostro. Parecía reconocer a la muchacha de la foto.

-¿Quién es ella? Lo sabes, ¿No es así? -exigió. Roxanne volvió sus ojos azules hacia ella, con repentino interés.

La estaba examinando, Amelie lo sabía muy bien. Fred se había cansado de hacerlo en la biblioteca, ahora su hermana hacia lo mismo. Miraba la foto, miraba a Amelie. Miraba la foto, miraba a Amelie.

Agh. Esto ya estaba comenzando a cansarla. ¡No hablaba! ¡Exigía respuestas!

-Sí, la conozco -respondió al fin.

-¿Qué hacía Fred con esta foto?

-No lo sé.

Esta chica no estaba ayudándola en nada.

-Supongo que si Fred no te lo dijo -continuo Roxanne-, será por algo.

-¿De qué...? -intervino Fred. Antes de que terminara su pregunta, Amelie le extendió la foto ante sus ojos- ¡Ups!

-¡Dime quien es ella, Fred!

-No es necesario, Am. Solo... solo... cosas de la familia.

Antes de que se diera cuenta, arranco de sus manos el pergamino.

Definitivamente, esta era una de sus peores horas libres. Odiaba los misterios. Eran como dejar un buen libro a la mitad. Necesitaba resolver el enigma, necesitaba saber quién era esa muchacha. Puede que Fred haya fingido no estar interesado e ignorarla cada vez que lo cuestionaba, pero ella no era tonta. Lo adivinaría o por las buenas o por las malas.

Luego de que Fred escapara de ella, Amelie salió a dar una vuelta por los jardines. Cruzo las canchas de Quidditch, donde observo a Kyle en medio del campo y a Dean Finnigan sobre las gradas.

-¡Vamos! ¡Claro que Krum es mejor jugador! ¡Todo el mundo piensa eso! ¡Tu padre no le llega ni a los talones, Wood!

-¡Cállate, pedazo de idiota! ¡Te mostrare lo que es bueno! -rugió, antes de comenzar a lanzar hechizos a diestro y siniestro.

Sentado un par de metros más allá, Dylan Belby reía a carcajadas observando como su amigo evitaba los encantamientos saltando y maldiciendo.

Pero a Amelie no le hacía gracia sentarse allí. Aquellos dos le daban migraña.

Tampoco le complacía volver a la biblioteca. Es decir, tenía que terminar sus tareas y recoger su mochila y cuadernos, pero no estaba dispuesta a soportar un sermón de Madame Pince sobre correr y gritar, así que opto por seguir paseando por los jardines.

En el árbol de siempre junto al Lago Negro descansaba Albus. Estaba bajo la sombra, apoyado en la base del haya, con un libro cerrado sobre su regazo. A un costado había dejado sus anteojos redondos de lectura. Tenía sus ojos cerrados y su pelo azabache revoloteaba cuando el viento daba en su rostro. A Amelie le costaría decirlo, pero Albus era muy, muy guapo. Cabe aclarar, que no de su tipo.

Era raro verlo solo allí, sin Scorpius ni Rose.

Sin más, Amelie se acercó a él. Tomo el libro de su regazo, titulado "Maze Runner: la cura mortal" para llamar su atención.

-Buena elección -comento, observando donde había dejado el marcapáginas-. Pero no puedo creer que tú, tan amante de los libros de fantasía, hayas dejado el tan esperado final sin leer.

Albus abrió sus ojos y curvo una sonrisa.

-No me malinterpretes, estoy desesperado por saber que plopus pasara con Newt, pero no puedo leer más de una oración sin perderme pensando en otra cosa.

No pudo evitar notar que los ojos de Albus eran idénticos a los de la muchacha en la fotografía. "Solo... solo... cosas de la familia", había contestado Fred cuando Amelie le pregunto sobre aquella chica. Si eran cosas de familia, significaba que cualquier Weasley o Potter sabría la respuesta... Albus podría ayudarla, definitivamente.

Pero su amigo parecía triste, parecía ser que realmente tenía problemas, porque el que Albus Potter dejara un libro a la mitad era algo inesperado.

-Cuéntame -pidió Amelie.

-Alice termino con Elvendork -suspiro Albus.

Claro, Alice Longbottom. ¿Quién más interrumpiría los pensamientos de Albus? Alice era la chica de sus sueños. Toda su vida fueron amigos, desde el primer momento en el que se conocieron. No eran especialmente unidos como Albus lo era con Rose, pero si se llevaban muy bien. En tercer año, el año pasado, Albus había descubierto que estaba perdidamente enamorado de ella. Y ella de él. Pero ambos eran extremadamente tímidos y sus conversaciones no llegaban a nada.

En cuarto curso, este mismo año, Alice y Albus habían acordado volver a ser amigos, pero desde un principio eso no había ido exactamente bien para él. Alice comenzó a salir con Elvendork Thomas, el casanovas amigo de James de séptimo curso, que también era guardián del equipo de Hogwarts. Luego de eso, Albus se había entregado a la derrota.

-Debes intentar estar con ella. Debes intentarlo en verdad, Albus. Es tu oportunidad.

-He estado pensando en ello, en serio. Es más, hoy hable con Silena McLaggen, ya sabes, su mejor amiga, y me dio a entender como que Alice nunca se olvidó mí... y que sigue gustando de mí y... bla, bla, bla. Ya sabes, todas esas cosas de chicas.

-Oye, oye... No digas cosas de chicas de esa forma, ¿O debo recordarte que eres tú el confundido que no puede siquiera leer un libro? -agrego Amelie con maldad.

-Pido consejos, no burlas, Am. ¡Estoy arruinado! - grito con desesperación, mientras se tapaba la cabeza con las manos y se hundía entre sus rodillas- No sé qué hacer. El amor es un asco.

-A ver querido Shakespeare... ¡Lo tienes más que claro! ¿Por qué te haces tanto lio? Tienes que volver a estar con ella, volver a intentarlo.

-Pero... tengo miedo que Paris tenga razón.

¿Había escuchado bien? ¡¿PARIS?! ¡¡¡PARIS!!!

-¡¡¡PARIS!!! ¡¿Como que Paris?! -sin poder evitarlo, arranco una gran cantidad de césped con sus manos. Albus se carcajeo. Vaya idiota, sí que se le había ido rápido la depresión.

-Me olvide de contarte. ¿Recuerdas porque había sido tu discusión con James?

Claro que lo recordaba, porque Paris y su familia irían a comer a la casa de James, estando solo sus padres, Lily Luna y él. ¿Por qué esto afectaba a Amelie? Porque no estaría Albus, él se iba a casa de Scorpius a cenar, por lo que James y Paris podrían tener algún tiempo a solas, ya que Lily Luna no molestaba nunca.

-Bueno, la cosa es -continuo Albus- que, nos compadecimos tanto de ti, que no fuimos a casa de los Malfoy. Scorpius y yo nos quedamos en mi casa solo y para controlar a James y Paris.

Quería abrazar a Albus en agradecimiento, pero sabía que sonaría muy desesperada. Es decir, ella era consciente que James le gustaba, pero nadie más que Kyle lo sabía. A los demás solo les hacía creer que era para cuidar a Hua.

Nunca en su vida iba a admitir que James Potter había logrado conquistarla sin siquiera intentarlo.

-¿Así que fuiste como mi espía? -Albus rio y asintió- ¿Y? ¿Algo que deba reportar a Hua?

-Nada. Cuesta pensarlo y creerlo, lo sé, pero estoy bastante seguro de que Paris y James son solo amigos.

-¿Estás seguro que lo de Alice no te ha afectado? Yo te veo bastante enfermo.

-Am, no seas idiota -pidió Albus-. No estoy mintiendo, ellos parecen ser súper amigos.

-Bien, pero necesito comprender algo... ¿Por qué su familia fue a comer a tu casa?

-Veras, Paris es mestiza. Su padre es un muggle y su madre una hechicera. Su madre trabaja en el Ministerio, es compañera de papá desde hace años. No es la primera vez que vienen a comer a casa.

-¿Entonces son amigos desde hace mucho?

-No. Paris era tímida -explico Albus, remarcando aquel "era"-, siempre evitaba hablar conmigo. Pero con James no. Es decir, nunca fueron tan amigos como ahora, pero en las reuniones y las cenas solían conversar. Yo simplemente no encajaba. Llegaba yo, y Paris se callaba. Era extraña, parecía tenerme miedo. Con Lily, James y mis padres nunca perdió la confianza, pero a mi parecía odiarme, nunca entendí el porqué.

La chica era rara, definitivamente. Amelie creyó que nadie en el mundo habría sido capaz de odiar a Albus Potter. Albus tenía todo lo exacto para ser perfecto, era cierto, no veía ningún fallo en él. Pero, al parecer, Paris Peyton no pensaba igual que ella.

-¿Esta vez te ignoro?

-No. El otro día, hablo conmigo perfectamente, como si fuéramos amigos de toda una vida. Me pregunto millones de cosas y me resulto extremadamente agradable -Amelie rodo los ojos, algo que no pasó desapercibido por Albus-. En serio, Am. Deberías conocerla. Tiene un excelentísimo sentido del humor y sabe dar muchísimos consejos. No me resulta extraño que James intente conquistarla, esa chica es perfecta.

Ya. Esa chica no podía caerle peor. ¡Le estaba robando a su amigo! Albus era suyo, suyo, suyo. Y como cereza al postre, también quería a su... a su... ¡También quería a James!

Por Merlín, la odiaba.

Sin despedirse ni agregar nada más, Amelie dejo a Albus hablando solo y se fue de vuelta al castillo. Estaba irritada.

¡Por todos los dioses! Tampoco había podido preguntar a Albus sobre la muchacha de la fotografía. Esa Paris Peyton arruinaba todos sus planes. Amelie podría volver hacia Albus y preguntarle, pero ahora estaba segura de que no quería hacerlo. Tendría que resolver el enigma de la muchacha de la fotografía sin la ayuda del traidor de Albus.

Se abrió paso por el retrato de la Dama Gorda y entro a la sala común de Gryffindor. Observo a James y Hua besándose apasionadamente en un rincón. Rodo los ojos. En el sillón frente la chimenea, Dylan se había dormido, mientras Fred se encargaba de llenarle el rostro de besos con lápiz labial. Antes de poder subir a la escalera hacia el dormitorio de chicas, tuvo que agacharse para no recibir la varita de Dean en la cabeza.

-¡Eres un idiota de primera! -escucho chillar a Kyle- ¡¿Cómo te atreves a lanzarme tu varita?!

Al parecer, Dean en verdad se había cansado de discutir.

Finalmente, llego a su cuarto y preparo las carpetas y algunos libros para su próxima hora. Más tarde tendría que volver a la biblioteca a buscar lo que se había olvidado allí. Una hora después, Kyle apareció en el umbral de la puerta con el cabello azabache parado en todas direcciones.

-Tienes plumas en el pelo -señalo Amelie.

-¡Maldito Finnigan! -chillo- ¡Me ha estado molestando con las almohadas de la sala!

-¿Guerra de almohadas?

-Sí. Y James, Fred, Nique y Dylan se unieron. Todos contra Kyle. -sollozo.

Ahora que lo pensaba, a Amelie le hubiera gustado unirse. Últimamente, Kyle le había estado molestando bastante con el tema de James. Tal vez con un par de almohadazos habría podido descargar su ira... Lástima que hubiera llegado tarde.

-Ese maldito Belby tiene una insana obsesión por las guerras.

Rio. Era cierto, Dylan solía declarar todas las guerras que ocurriesen en Hogwarts: las de comida, las de paintball, las de duelo. El mismo había incitado a los otros a unirse a aquella guerra de sopóforos en la clase de pociones.

-En fin, eso no es lo que me trajo aquí -agrego Kyle-. Aproveche saber que estabas sola para avisarte que, mi querido hermano, está planeando invitarte a salir.

Amelie sonrió. Vaya, no había visto a Liam en todo el día.

Pero no pudo evitar notar que el tono de voz de Kyle no sonaba exactamente alegre.

-No quieres que salga con él, ¿Verdad?

A Amelie le simpatizaba Liam. Pero tenía el serio problema de que le gustaba James, algo que ella no había ni planeado ni deseado. Algo que quería revertir.

Ya le había contado de su plan a Kyle, le había contado que planeaba enamorarse de Liam, solo para olvidar a James. No quería estar con Potter, principalmente por el hecho de que el muy idiota rompería su corazón en trocitos si fuera así. Quería querer a James, no a Liam.

Y aunque sea imposible desafiar a Cupido y Venus, Amelie iba a hacer lo que sea para escapar de las redes de James Potter.

-No, no quiero que salgas con Liam. Entiendo lo de tu plan y todo eso, no me importa que salgas con mi hermano. En verdad me gustaría que tuvieran citas y todas esas cosas de enamorados. Pero, en realidad, lo que me importa, es James.

-No lo entiendo.

-¡No quiero que salgas con Liam! ¡Quiero que estés con James! -grito Kyle desesperadamente, mientras arrancaba un par de plumas de su cabello- Son una pareja perfecta, lo quiero juntos más que a mí con Zac Efron.

-Deja eso ya, Kyle -pidió Amelie-. Nunca estaré con James. Las probabilidades están en nuestra contra. Por un lado Paris, por el otro lado Hua y, por último y más importante, está el problema de que James ni siquiera está interesado en mí.

-¿Te das por vencida tan fácilmente?

-Me doy por vencida tan fácilmente -afirmo.

-¡NO! Oh, vamos, ¿Le darás a Peyton todo lo que quiere?

Si le encargaran formar un listado de todas las palabras inteligentes que ha dicho Kyle Wood en toda su vida, de seguro que esa sería una de las primeras en la enumeración. Si querían darle algo para pensar hasta que le doliera la cabeza, definitivamente era aquello.

-No trates de persuadirme, Kyle. Ya tome mi decisión.

-¡Diablos! -se quejó- ¡Yo era equipo Jamelie!

-¿Jamelie?

-Ya sabes. James y Amelie, igual a Jamelie. Daaaah.

Amelie opto por quedarse en silencio y no opinar sobre las ideas disparatadas de su amiga. Antes de que pudiera dejarle bien en claro que no se hiciera ilusiones respecto a ello, Dominique llego a la habitación.

-Louis te andaba buscando. Me dijo que quería preguntarte un par de cosas. -informo a Amelie.

-Oh, por Merlín. Mi queridísimo Louis. Estaba en mi puesto número uno de chicos guapos, pero ya sabes, tuve que bajarlo después de ver esa película muggle de cantarines con Zac Efron. -conto Kyle en tono despreocupado, mientras entraba al baño.

-¿Se refiere a High School Musical?

Con todas las cosas que tenía en la cabeza, lo que menos le importaba era saber si Kyle se refería a eso o no. Se encogió de hombros con desgana.

-He estado hablando con Roxanne y Dylan y me ha sorprendido enterarme que andas hablando a solas con Fred por los pasillos y en contra las paredes. -dijo Dominique, moviendo las cejas con insinuación.

¡Maldita Roxanne! Dominique no era exactamente aquella chica callada que sabía guardar secretos. Le gustaban los cotilleos y se sentía poderosa cuando se enteraba algo que los demás no. Cuando esto pasaba, se encargaba de refregarlo en la cara de los demás. Muchas otras chicas (también amantes de los cotilleos) le pagaban muchísimo dinero a cambio de enterarse de algún que otro secreto, para luego divulgarlo.

Por esa razón, Amelie no confiaba en su amiga. Y si ahora inventaban cosas entre Fred y ella, tendría que soportar los falsos chimentos que prepararía la gente.

-¡¿Cómo que con Fred?! ¡¿Y no me has contado nada?! -exigió Kyle al salir del baño.

-Ya. Yo tampoco estoy de acuerdo -opino Nique-. ¡Yo era del equipo Liamelie! ¿Entienden? Serian...

-Liam y yo. No es necesario que lo expliques. -interrumpió Amelie con cansancio.

-Y ahora tendremos que apoyar a... ¿Frelie? Bah. No me gusta.

-No me interesa que te guste o no, Kyle. Yo no estoy con Fred. Solo estuvimos hablando como amigos. Me estaba contando un par de cosas.

Esta vez, no decidió contar lo de la muchacha de la fotografía. No solo por el hecho de que Dominique estuviera allí, sino que tampoco deseaba que Kyle se enterara. Quería descubrirlo por sí misma, al estilo de Sherlock Holmes, pero sin ningún Doctor Watson.

Ya. Es contraproducente, pero un buen detective también puede trabajar por sí solo. Tarde o temprano, descubriría el enigma de la mujer de la fotografía.

***********************

Perdón, perdón, perdón, por la demora. Tengo miles de razones.

La primera es que son vacaciones y, bueno ya sabes... pileta, sol, tiempo libre... Creo que ya entienden.

La segunda es que estuve bastante entretenida leyendo. En este tiempo que no he publicado, me he leído toda la saga completa de Percy Jackson. Ya, y no termine ahí, también leí los Héroes del Olimpo. Así que, en definitiva, he leído unos diez libros que me eran imposible dejarlos a la mitad.

La tercera es que estuve demasiado ocupado haciendo un relato para un concurso, al igual que nuevos capítulos de mi otra novela.

También quería avisarles que lo hubiera subido antes de ayer, pero... ya saben: mucho tiempo en la computadora + mamá vigilante= un capitulo sin correcciones y dejar la computadora.

En fin, miles de disculpas.

Ahora, un par de preguntas:

1. Bien, esta es fácil, ¿Qué son? ¿Equipo Jamelie, Liamelie, o el nuevo Frelie? ¡Yo soy equipo Leo! ¿Qué? Aaaah, ¿esto no es los Héroes del Olimpo? Oh, vale, vale.

2. A la respuesta anterior: ¿Por qué?

3. ¿Quién creen que sea la mujer de la fotografía? Más adelante, Amelie recibirá algo de ayuda (si, le daré un doctor Watson) ¿Quién creen que será su ayudante?

4. Por último, ¿Tienen alguna sospecha de quien fue el que le envió la carta a Fred?

Bien, eso es todo. Gracias por leer y comentar. Besos.

Una ultima cosa. Veran que al lado del titulo del capitulo figura: "privado". La cuenta me dice algo asi como que yo no quiero que sea de dominio publico y no se que cosa, cuando no es asi. ¿Alguien me podria explicar como sacarlo o algo asi?

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