Querida Alexandra,
Hoy olvidaste tu dinero para el descanso de media mañana. Aunque casi nadie come, todos charlan y se olvidan de la nutrición.
Soné como un hombre amargado. Juro que no lo soy, tenemos la misma edad.
Te oí quejando con Clara (tu nueva amiga) de lo tonta que eras.
No lo eres, Ale.
Eres muy lista.
Lo de las matemáticas lo prueba.
Decidí comprarte unas galletas.
Pero no sabía cual te gustaban.
Al final, no compré nada.
Estuve apunto, pero Rick me ganó.
Vi como te dio unas galletas de chocolate y tú las aceptaste sonriendo.
Esa sonrisa pudo ser para mí, ale.
Por poco la ganó Rick
-Diego