Louis parpadeó. Estaba seguro de que no debería sentir la ola de hielo que le cristalizó en el pecho.
"¿Qué d-dices?" susurró. Niall sacudió la cabeza.
"Ve a ducharte y vístete. Te haré las maletas, ¿sí?"
"Pero a dónde" estaba frío; no se sentía las manos. "A dónde v-voy a ir, q-qué va a pasar con mis padres, yo..."
"Louis" Niall se pasó una mano por el pelo, agobiado "Por favor. No hagas preguntas ahora, t-te prometo que por el camino te lo explicarán, pero ahora tenemos que irnos. Tengo miedo de que vengan a por ti."
Louis abrió la boca para preguntar "¿Quién?" pero no se atrevió.
Entre la confusión, el miedo y la resaca, la ducha se convirtió en un reto bastante más difícil de lo que habría esperado.
No había nadie en los pasillos por los que pasaron; después del bullicio de la noche anterior, el silencio era pesado en sus oídos.
Niall arrastraba su maleta sin dejar de mirar a su alrededor con nerviosismo, y cuando por fin subieron al coche era Liam quien estaba sentado en el asiento del conductor.
"No hables con nadie que no sea él" fue lo último que le dijo Niall, con expresión tensa, mientras metía su maleta.
"¿Tú... tú no vienes?"
"No. Te veré en casa... creo. Dios, no hables con nadie. Toma" le dio un diminuto teléfono negro. "Está mi número en la memoria. Te llamaré, ¿vale?"
"Niall..."
"No. Por favor." Niall lo abrazó con fuerza durante unos segundos antes de dejarlo ir. Le dijo algo a Liam en ruso, y de repente estaban arrancando.
Louis se encogió en el asiento de atrás; tenía ganas de llorar y ni siquiera entendía por qué.
"¿Qué está pasando?" preguntó en voz alta. Liam suspiró.
"Tengo que sacarte de aquí. Harry se está ocupando de todo, o intentándolo, pero ya no estás a salvo"
"¿Por qué?" Louis estaba a punto de darse cabezazos contra el asiento de pura frustración. Liam pareció entenderlo, porque frunció el ceño.
"Anoche" empezó con delicadeza "Aquel alfa te vio... y le gustaste. Quiero decir que... le gustaste. Quería..."
"Quería entretenerse violándome" lo cortó con acidez "Sí, hasta ahí llego. ¿Y qué?"
"Estás en el casino como acompañante oficial de Harry. Fue un insulto pedir al omega de otro para la noche, tienes que saber eso. Pero lo verdaderamente insultante fue que usara su voz en ti. Usar la voz alfa en el omega de otro ya es una ofensa grave. En realidad, es normal que Harry lo atacase, pero no que lo matara. El alfa era un socio importante de su padre, y un buen amigo."
"Y ahora..."
"Louis, Harry mató a uno de los mejores socios de su padre, en público, por defender a un omega. A un omega... hombre, sin ánimo de ofender. Lo que hizo él estuvo mal, pero matarlo fue un acto de desobediencia, de irresponsabilidad y de poco respeto a su padre. A su padre. Todo el casino sabe que Harry ha desairado a su propio padre por defenderte, y no ha gustado."
Tragó saliva.
"¿Y por qué me tengo que ir? ¿Dónde está Harry?"
"Calmando a gente. Discutiendo con su padre. Intentando que la cosa no se salga de madre todavía más. El resto de socios de tu padre quieren que te entreguen como disculpa, pero Harry no quiere ni oír hablar de eso. Por eso hay que sacarte del casino rápido. Es posible que el padre de Harry se enfade y quiera entregarte a la fuerza a todos los demás socios como muestra de humillación."
"No lo entiendo"
"Louis, la Bratva funciona a base de honor. Uno no desobedece a su padre y asesina a un buen amigo por defender a..."
"A alguien como yo" acabó con un suspiro.
"Mira, no sé qué le ha dado a Harry contigo, pero no le ha gustado a mucha gente. Tiene veinte años y... debería estar con cinco omegas aleatorias alrededor, no obsesionado con el hijo de un deudor" Liam hablaba con amabilidad y sus ojos eran tristes, pero no consiguió evitar que un pinchazo le atravesara el pecho al oír sus palabras. "Es inusual. Es raro. Es..."
"Sí. Ya." Louis miró por la ventanilla, pero no reconocía nada. La cabeza le iba a estallar de un momento a otro; cerró los ojos y gimió por lo bajo.
"No volveré a beber"
"Una gran decisión" Liam ni siquiera se inmutó.
"¿A dónde vamos?"
"A otra casa. De momento, nadie sabe a dónde te llevo, sólo Harry."
"¿Y por qué... por qué me llevas tú? ¿No es peligroso si te descubren?"
Él sacudió la cabeza.
"Harry... confía en mí" dijo en voz más baja, pero eso no era todo. Louis frunció el ceño, con el corazón encogido.
"¿Y qué más?" dijo con desconfianza. Liam frunció los labios, con los ojos fijos en la carretera.
"Has comprado a los omegas. Son tuyos, si te vas... si te obligan a irte, Zayn tendrá que volver a... a..."
"¿A ser violado por todo el que pague?"
Él tragó saliva.
"Sí" respondió, lastimero. Louis frunció el ceño.
"Tú le quieres"
Él negó con la cabeza.
"Es un omega de la casa. Pertenece al padre de Harry, yo nunca... Soy un guardaespaldas. Nunca me dejarían cortejarlo..."
"¿Quieres hacerlo?"
"Lo que yo quiera no tiene importancia"
Louis se dejó caer con un crujido sobre el asiento de cuero, pero la expresión atormentada del alfa lo había enternecido.
"¿De dónde es?" preguntó en voz baja; Liam suspiró, pero no discutió.
"De Pakistán"
"¿De Pak...? ¿Y qué hace aquí?"
"Su familia lo vendió cuando presentó. Un conocido del padre de Harry controla redes de tráfico de personas y se lo vendió hace un par de años."
"Y ahora..."
"Ahora le saca rendimiento" había tanto veneno en su voz que Louis tuvo que tragar saliva.
"¿Él te... quiero decir, te conoce?"
Liam se encogió de hombros.
"Lo dudo" dijo con expresión amarga "No puedo... él es de Des, no puedo simplemente aparecer y presentarme."
"Podrías... comprárselo"
El alfa soltó una risa que no tenía nada de alegre.
"Ni en un millón de años" dijo con amabilidad "Soy el guardaespaldas de Harry, por dios. Yo busco micrófonos, abro puertas y me callo la boca. Además, nunca podría permitírmelo."
"Pero has pensado en ello" señaló con timidez, y él frunció el ceño.
"Lo he pensado todo. Es imposible"
"¿Harry... lo sabe?"
"No" se sintió empequeñecer bajo su mirada severa "Y va a seguir así"
Louis respiró hondo.
"¿Nadie lo sabe?"
"No."
"¿Por qué no intentas hablar con él? Quiero decir... sin que nadie más se entere"
Liam ladeó la cabeza.
"Porque si fuera él" dijo despacio "no me apetecería charlar con otro alfa desconocido"
Louis no insistió.
Al cabo de una hora de viaje, Liam detuvo el vehículo y le ofreció agua con expresión cansada. Louis bebió sin decir nada; su humor empeoraba cada segundo que pasaba, y sentía unas náuseas ligeras cada vez que tomaban una curva.
"Quiero hablar con Harry" confesó después de beber, y Liam meneó la cabeza.
"No creo que pueda hablar ahora. Pero tiene el número de tu teléfono, te llamará."
Frunció el ceño.
"Vale" dijo, no muy convencido. Liam lo miró con expresión confusa.
"¿Te gusta Harry?"
Parpadeó.
"Yo... ¿Cómo que si me gusta?"
"No estás aquí por gusto, eso está claro."
Tragó saliva.
"Es muy amable conmigo" dijo al final "Siempre me ha defendido y me ha... tratado bien"
Él suspiró.
"Louis, ¿entiendes... entiendes realmente lo importante que es esto?"
Se mordió el labio inferior.
"Le gusto" se defendió "Él... dice que no quiere que nadie me toque. ¿Qué hay de malo en eso? Él me trata bien"
El alfa se echó a reír.
"Eres el omega más raro que yo haya conocido." Dijo al final, con una sonrisa casi de disculpa.
"¿Por qué?"
"Estás defendiendo al alfa que te ha secuestrado. Has venido a una reunión social de la mafia rusa por decisión propia, y le has comprado dos omegas al pakham más importante del país. Y llevas aquí cuatro días. ¿Qué harás cuando lleves un mes?"
Louis torció el gesto, disgustado.
"Seguramente no cumpla un mes aquí"
"¿Estás de broma? Harry te adora. ¿No te llega con la cantidad de tonterías que ha hecho? Eres el primer omega por el que muestra algún interés. Su padre ya estaba desesperado, cuando Harry te pidió te habrían hecho una fiesta si no hubieras sido..."
"Hombre"
Liam suspiró.
"Louis, la Bratva es la sociedad más sexista que vas a ver en tu vida. Tienes que estar preparado para las burradas que vas a oír"
Asintió, pero todavía estaba demasiado aturdido como para asimilar del todo lo que oía. Sentía una extraña incomodidad en el pecho y todavía tenía náuseas; definitivamente era la última vez que bebía.
"No me encuentro muy bien" dijo en voz baja "¿Podemos esperar un rato antes de seguir?"
"Sí, claro. Voy a hacer una llamada. Si quieres, puedes salir a tomar el aire."
Asintió, pero se quedó acurrucado en el asiento de atrás mientras él llamaba. Tragó saliva, con los ojos cerrados. ¿Cómo había acabado allí?
Pero antes de que pudiera desesperarse de nuevo, el teléfono que Niall le había dado empezó a sonar. Louis dio un respingo, pero lo agarró con dedos temblorosos.
"¿Diga?"
"¡Louis!"
"Harry" susurró, cerrando los ojos. Le hormigueaba el pecho; sintió una suave calidez al oír una sonrisa en su voz cansada, teñida del acento ruso al que ya estaba acostumbrado.
"¿Estás bien? ¿Con Liam?"
"Sí. Es... es muy amable"
"Habla tu idioma mejor. No quería que fueras con uno que sólo habla ruso. No confío en más nadie que Liam."
"Me trata muy bien." Lo tranquilizó.
"¿Tienes lo que necesitas? Si hay algo, pídele a él"
"No, estoy bien, tengo mi maleta... ¿Tú estás bien?"
Lo oyó suspirar.
"Mi padre es difícil. Pero yo soy más difícil"
Te creo.
"Vale" susurró.
"Siento asustarte ayer. No quería que te tocase"
"Lo sé. No estoy... no estoy enfadado"
"Esto se arregla. Vienes pronto, ¿sí? No me gusta sin ti. La cama está sin calor."
Sonrió sin darse cuenta.
"Fría."
"No. No fría. Sin calor." Harry pareció pelearse contra sí mismo en busca de las palabras adecuadas. Casi podía ver su ceño fruncido "Sin tu calor"
Louis se sintió enrojecer.
"Ya"
Yo también te echo de menos.
"Yo arreglo esto aquí. No te preocupes."
"Vale"
"No te vas a ir, Louis, ¿sí?" dijo con rapidez, casi desesperado "Te quedas conmigo. Nadie te va a hacer daño, nunca. Nadie te toca."
Quería horrorizarse por lo posesivo que había sonado, pero el omega en su interior quería chillar de emoción. Acabó intentando contener una sonrisa, sin mucho éxito.
"Vale. ¿Podré volver mañana?"
"Oh, rebenok. No lo sé. Esto es difícil."
Tragó saliva.
"De acuerdo"
"Niall está preocupado. Quiere que vuelvas también"
"¿Y los omegas?" se atrevió a preguntar, y Liam colgó su propio teléfono con un chasquido; notó sus ojos color miel clavarse en él instantáneamente.
"Están bien. No entienden y tienen miedo, pero están bien."
"¿No los ha tocado nadie?"
"No, Louis. Palabra."
"Vale" esta vez la sonrisa fue de alivio. "Gracias, Harry"
"No hay de qué. Mucho cuidado, ¿sí?"
"Sí."
"Adiós, Louis. Mañana llamo."
"Adiós" Louis cogió aire al oír el suave sonido que cortó la comunicación, y al levantar la vista se topó con la mirada burlona de Liam desde el asiento del conductor.
"¿Qué?" preguntó con aspereza, malhumorado. Liam se encogió de hombros.
"Ya veo que él no es el único encandilado..."
Louis frunció el ceño.
"¿Qué quieres decir con eso?"
"Quiero decir que os habéis dicho un par de frases y tienes cara de omega de quince años en su primer baile" dijo él, burlón.
Louis se sintió enrojecer.
"Harry dijo que Zayn está bien" dijo con sorna, sólo para enfadarlo. Pero Liam asintió distraído.
"Sí, ya lo sé."
Louis guardó silencio, enfadado, y no dijo nada cuando Liam arrancó de nuevo el motor.
Louis no durmió bien.
La cama era cómoda, la habitación era bonita, la casa era acogedora, Liam estaba a una puerta de distancia, pero era la discusión interna en su cabeza lo que no le dejaba dormir.
No confiaba en Harry; por supuesto que no. Habría que ser muy estúpido para confiar en él; era el futuro heredero de la Bratva, era un criminal despiadado y frío que había asesinado a uno de sus socios porque había tocado lo que era suyo, que era él mismo. Lo trataba como a un reloj de oro nuevo al que daba brillo, enfurruñándose cuando alguien dejaba una huella en su brillante superficie, y lo tiraría por ahí cuando se cansase de él. Sabía perfectamente que no iba a durar.
Pero se sentía solo. Había tenido la calidez y el sólido olor del alfa a su alrededor durante varios días, y no le gustaba encontrarse sin él de repente. Llevaba toda su vida viviendo con su padre y jamás se había sentido tan seguro; Harry era un constante recordatorio de que estaba a salvo, de que nadie le haría daño, de que nadie tenía poder sobre él. Lo miraba como si fuera algo hermoso, alguien que merecería la pena proteger, y era la primera vez en toda su vida que se sentía así.
Louis había salido de una casa de cal húmeda y fría, de la distraída indiferencia de su madre y el violento silencio de su padre, y se había metido en una bonita mansión, en una cama enorme y suave con el alfa más hermoso del mundo. Había dejado de ser un hijo omega del que avergonzarse y se había convertido en valioso, en bonito, en alguien a quien presentar en público sin esconder lo que era.
Harry le había hecho sentirse bien con quien era. Con lo que era. Aunque fuese un juguete, aunque fuese una distracción para los fines de semana, Louis se habría quedado con él sin dudarlo. Sólo por la calidez en su mirada cuando le sonreía por las noches, por el cosquilleo de su mano cálida contra su espalda cuando lo había guiado por los pasillos del casino.
No iba a durar, pensó por enésima vez, seguramente ya se habría acabado, cuatro días después, como un sueño bonito y excepcionalmente largo que luego lo lanzaba a su maltrecho colchón de toda la vida. Sabía que tendría que volver, que lo recibiría su madre con lágrimas en los ojos y el olor acre que caracterizaba la presencia de su padre en la casa, que tendría trabajo y que leería por las noches a la luz de la farola del patio de atrás, bendita fuera esa farola, cuántas veces había agradecido tenerla ahí...
Habría matado por volver a casa en aquel primer viaje, con los tres hombres amenazantes hablando ruso y ofreciéndole bocadillos y agua para asegurarse de que la mercancía llegase viva, y ahora no podía soportar la idea de marcharse, de que todo aquello no hubiese sido real, de que el hablar lento de Harry desaparecieran poco a poco en su memoria hasta convertirse en una anécdota extraña, en algo en lo que pensaría al fregar vasos y platos en la cafetería, al volver a ponerse sus zapatillas blancas y raídas...
Se dio cuenta de que estaba sollozando; se tapó la boca con las manos con rapidez para no hacer ruido. Lo único que le faltaba era que Liam lo oyese y apareciera en su habitación con su ceño preocupado.
Louis se durmió a las cuatro de la mañana, con regueros de lágrimas secas en las mejillas y el teléfono negro atenazado entre los dedos.
Así que estaba agotado y somnoliento cuando a la mañana siguiente un Liam ojeroso y perfectamente arreglado golpeó en su puerta con suavidad.
"Tengo una noticia buena y otra mala"