Juntos ✧「 Lawlight 」

By SkCookieJ

37.2K 3K 10.4K

❛❛L cometió el peor error posible: en un impulso, evitó que Light recuperara sus recuerdos. No sabía precisam... More

Insomnio
Caos
Misterios, discusiones y un nuevo hogar
El cumpleaños de Light
De hábitos y convivencia
Un nuevo compañero felino
Sin poder evitarlo más
Matsuda, idiota
Ryuzaki Rue: La Mansión Poltergeist
La mentira no puede ser mantenida si tus herejes te contradicen
Las brechas no dejan de serlo aun si las cubres con azúcar
Light Yagami en contra de Los Ángeles: el peor musical
Aviso importante: cancelación.

Entre la distancia y la verdad

2.1K 222 675
By SkCookieJ

—Bitácora tres. —grabó L en su celular.

—No creo que sea el mejor momento para eso...

—Al contrario, es importante llevar los registros de mis días aquí.

—¿Podrías concentrarte?

L hizo caso omiso a su petición.

—El día de hoy me dirigía obligadamente a una consulta médica, y al dejar a mi compañero, Light Yagami, solo con Gato, el resultado, ciertamente, fue decepcionante, porque tenía un solo trabajo y no lo cumplió —informó, con desdén—. Ahora me encuentro en una calle llena de gente que podría contagiarme.

Y evidentemente, no pudo esperar nada bueno de ir a buscarlo bajo de los autos, en los callejones y alrededor de algunos locales sin éxito. La búsqueda no había dado frutos. El minino era muy escurridizo, y seguramente estaría disfrutando el problema que causó como si fuera un juego. 

—En este momento, está atardeciendo —mencionó L. Se encontraban en medio de Los Ángeles, con una hermosa vista a la playa que tal vez hubieran disfrutado de no ser por las circunstancias—. Al enterarme de la situación, intenté indagar con Light lo que ocurrió, y como pude esperar, evadió mis preguntas —informó con el aire del mar a su alrededor—, por lo tanto, concluyo que es culpable de lo que ocurrió. —claramente lo increpó.

—¿Qué? —farfulló Light—. La única razón por la que te dije que te lo contaría después es porque pienso que sería mejor enfocarnos.

—Y yo pienso que te equivocas, Light —estableció L— Aunque sepa por qué lo hiciste, deberías decirme cómo lo tiraste; necesito pistas o sino no avanzaremos —argumentó.

—Espera —lo alcanzó—, ¿de verdad estás diciendo que lo hice a propósito?

—Sí. —Le acercó el móvil— Por favor, colabora con el interrogatorio. —pidió L.

—Esto no es ningún interrogatorio —Light bajó el celular—. Solo se perdió, además, va a aparecer pronto.

—Y acá vamos con la siguiente fase —le habló L a su audiencia inexistente—, en esta etapa, será normal que Light intente probar su inocencia, realizando una serie de actos desesperados para que crea en él, peero no va a funcionar... —advirtió.

—¿Qué? ¡Yo jamás haría algo así! —clamó Light, ofendido—. Puede ser que dijera que quería que lo regalaras, pero jamás querría que se perdiera —aseveró—. Además, ¿sabes qué hora es? —preguntó— ¡Se está haciendo tarde y seguimos sin avanzar!

Sí, de hecho iban en círculos.

—Entonces, ¿me dirás lo que pasó? 

Light suspiró.

—Te dije que no tiene importancia ahora —estableció—. Es mejor darnos prisa.

¿Pretendía volverse más sospechoso?

—Está bien, volvamos al auto.

Light asintió.

—Basándonos hasta ahora en lo que sé de Gato, él sabe lo que está haciendo  —situó el celular sobre el portavasos—. De ser ese el caso, quizás aparezca más tarde —determinó—. ¿Qué piensas, Light? —preguntó con cinismo.

—Ryuzaki, es un gato, no alguien que va a entender todo lo que piensas —Se abrochó el cinturón—. Además, ¿qué pasa si no lo hallamos?

—Ah, sería una pena —L le restó importancia—. Personalmente, no me interesa mucho, pero sería un desperdicio haberme tomado el tiempo de entrenarlo y que eso suceda...

Si no lo encuentra, no tendría su cena de las ocho, y tampoco  su cómoda camita al lado suyo, el único al que le molestaría sería al gato. 

—Sí que te importa... —dijo Light, perturbado.

L transitó algunas avenidas echando ojo para ver si Gato aparecía. Examinó con su vista de halcón cada lugar gracias a que no podía contar con Light, pese a eso, no lo encontró. Sin más alternativa, regresó a la mansión, pensativo. Al apagar el auto, se fijó en el reloj del vehículo y notó perplejo, que de hecho, era medianoche, y Light se había quedado dormido. Había perdido la noción del tiempo.

Lo sacudió.

—Ah, ha tenido un largo día... —Se acercó a él, estudiándolo de cerca—. Tu rostro de inocencia contrasta totalmente con tu maldad interna. Realmente es un problema...

Qué estimulante.

Ryuzaki

Requiero de tus servicios.

Mi gato se fue.

Watari

¿Qué hiciste?

Ryuzaki

Nada.

Light lo tiró.

Te agradezco que mandes a alguien en su búsqueda.

Watari

...Veré que puedo hacer.

Ryuzaki

Te lo agradezco.

Watari

Ahora, hablemos de tu salud.

Ryuzaki

Nos vemos.

Watari

¡L!

L se inclinó más, observando a Light profundamente.

Light bostezó, despertándose y sacándolo de su ensoñación.

—¿Ryuzaki? —parpadeó, confundido.

—Ah, Light —saludó, casual—. Veo que has despertado.

—...Por más que me gustaría saber por qué estás invadiendo mi espacio personal —recalcó a un hecho al que relativamente ya se había acostumbrado—. Si me estás viendo así, significa que no encontraste al gato y sospechas de mí más que antes, ¿no? —desafió con intensidad, acercándose más y mirándolo fijamente— ¿Crees que esto tiene sentido? Solo te equivocas —menospreció—. No sé ni para que me preocupo, no sería la primera vez.

Ah, con que le saldría con eso.

Si supiera...

—Me subestimas —con el pulgar en la boca, L sonrió con gracia—. Estoy seguro que te deshiciste del gato y lo demostraré, no pienso perder.

Se observaron fervientemente unos segundos.

—¿Crees que echarme la culpa servirá de algo? —preguntó Light, cansado.

—No, pero esperaré a que confieses.

Aún así, todo lo ocurrido fue la coartada perfecta que apareció sin que lo buscara.

Quiso esperar a que su interés por Light desapareciera, sin embargo, se dio cuenta que no podría postergar lo inevitable, porque él no era tonto y sabía a lo que se enfrentaba gracias a la lógica. Light era, sin dudas, algo, y por más que odiara desconfiar de sí mismo, había una posibilidad de que la situación empeorara y se confundiera más con él, ya que así era la mente humana y él no caería en una ridiculez así. Era inútil.

Y probablemente, iría al infierno por usar como excusa un gato desaparecido. Pretendería estar molesto con Light por eso, y así, podría distanciarse sin que luzca extraño. Tenía demasiados asuntos en los que concentrarse como para empezar a hacerle caso a su cabeza. 

Solo sería temporal, ¿qué podía salir mal?

Así, cuando Gato volviera, solo volvería a acercarse y regresarían a la normalidad.

Él no era una persona que no usara a otros para su beneficio.

Porque él podría contra las hormonas de su cerebro.

No perdería dos veces.

Era el día uno del plan.

Sus dulces habían desaparecido.

No estaban en los estantes o el refrigerador.

Tan solo se desvanecieron, y esa fue la más horrible manera de despertar para L.

Había decidido dormir una noche porque si no lo hacía comenzaría a alucinar, ¿y qué pasaba? ¡Light se aprovechaba de la situación! 

—Watari me escribió anoche preguntándome sobre los resultados de tus radiografías, así que le conté todo y me pidió que siguieras la dieta —anunció Light apareciendo atrás suyo—. Por lo tanto, a su petición escondí los dulces en un lugar en el que no podrás encontrarlos. 

Sin embargo, no puedo dejar que esto me detenga. Procuró L. Lo más importante ahora es el plan, si le reclamo, seré muy casual, y se supone que debo ser distante. Si no hago nada, se percatará de que algo anda mal. Se volvió azul en su mente, con la melodía de un piano de fondo. Debo pensar seriamente en qué hacer.

—¿Están debajo de tu cama, verdad? —Lo interrumpió.

Light se quedó callado por unos segundos, pero para L fueron siglos, señal de que acertó.

Te tengo.

—No, Ryuzaki. —negó Light.

—¿En serio? Entonces no te molestará que vaya a comprobar... —divagó, divertido.

—Ryuzaki, no hay nada importante —aseveró—. No vas a entrar a mi habitación.

—Ah, ¿por qué? —preguntó—. ¿Ocultas algo? —provocó.

—Realmente no hay nada importante.

—Pues, es triste considerando que estás hablando conmigo —fingió preocupación— Haré lo que sea para obtener lo que desee.

Light suspiró.

—No tiene caso —cedió, frustrado—. Si subes, le diré a Watari. —amenazó.

¿Perdón?

¿Qué táctica había sido esa?

¿Cómo se atrevía a usar a Watari en su contra?

—Me preguntó si sabía cocinar y le dije que sí —contó Light sacando algunos ingredientes y cocinó algo rápidamente, ante la mirada suspicaz de L—. Por ahora, tu dieta debe tener todo el día comida saludable —Light leyó el informe, extendiéndole tocino y un huevo cocido en el comedor.

No.

Era hora de aumentar de nivel.

Tendría que meterse con algo sagrado si quería evitar comer...eso.

—Estoy bien, Light —aclaró L—. Sería contraproducente hacer esto, piénsalo de este modo —Elevó el índice—. Si no como dulces, mis capacidades deductivas se reducirán —reafirmó lo de siempre, y jugó una carta sucia—, lo que, traería como consecuencia que más gente alrededor del mundo fallezca al no atrapar a los criminales que debo, ¿cuántas vidas se irán a perder...?

¿Cómo alguien tan moralmente correcto como Light aceptaría que eso le suceda a personas inocentes?

—No me manipules con eso; no caeré en tus mentiras.

¿Y el reclamo?

¿Se había acostumbrado tanto a su horrible personalidad que ya no le interesaba?

—Ah, qué pena por esas pobres vidas. —presionó L, con descontento.

—Estoy seguro que comer algo saludable no te hará perder un caso —Light se sentó frente a él—. Si eres capaz de hacer lo que sea para resolverlos, tendrías que poder comer un desayuno balanceado.

¡No! 

¡Él no entendía nada!

—Esto me compromete, Light.

—¿Ah, sí? Qué irónico... —murmuró.

—¿Qué, exactamente? —enarcó una ceja.

—Eres capaz de hacer cosas horribles para conseguir lo que quieres —rememoró con disgusto. —, y simplemente te niegas a hacer esto.

—Sí, Light —afirmó L escuetamente.

Light disfrutó su desayuno con serenidad; el menú era el mismo que el de L, y venía acompañado de jugo de naranja. El detective se observó en el reflejo del vaso con la cabeza encima de la mesa, apesadumbrado. Tendría que bebérselo aunque fuera tan ácido, y lo único decente era que al menos contendría una cantidad mínima de azúcar. Haciendo un esfuerzo enorme, se lo tomó todo de golpe e intentó no escupírselo.

—Gracias por el desayuno. —L sacó la lengua con asco.

—¿Qué no te piensas comer lo demás? —preguntó Light, incrédulo.

—No.

—Eres demasiado infantil —se quejó Light—, ¡pareces un niño!

—Eres menor que yo —recalcó L—Realmente deberías empezar a respetarme, aún estás en etapa de maduración.

Light entrecerró los ojos.

—En fin... —Light cambió el rumbo de la conversación—. ¿Watari te ha informado algo de Gato?

—Decírtelo sería un mal movimiento, dado a que podrías intervenir y perjudicarme.

—¿Cómo voy a ''perjudicarte''? —preguntó Light, malhumorándose por la insistencia de L en su culpabilidad.

—Saboteando mi investigación.

—Una vez más, sospechas de algo que supuestamente hice y sin pruebas, ¡esto es ridículo!

—De hecho, que no haya evidencia no significa que no sea verdad. —refutó L.

—Aún después de todo lo que hemos pasado, ¿de verdad crees que sería capaz de arrojar al gato a la calle solo porque me quejé de él? —colocó sus manos sobre la mesa— ¿Es en serio, Ryuzaki? 

—Conociéndote quizás en este momento se encuentre en un centro de adopción, y si es uno concurrido, probablemente se lo llevarán más rápido, sé lo brillante que puedes llegar a ser si te lo propones —explicó L—, pero como te dije, no perderé.

—¿Crees que podría ir ahí cuándo ni siquiera conozco lo suficiente la ciudad? 

—Para eso, te habrías documentado la noche anterior —respondió L—. Eres demasiado brillante.

—¿Y de verdad piensas que soy tan rápido? —se desesperó.

—Con esas piernas, no me sorprendería.

Light se masajeó el puente de la nariz.

—De hecho, estás siendo muy evidente ahora, y eso solo aumenta tu porcentaje —Light debió haber sabido que era demasiado bueno para ser verdad no haber escuchado esas palabras en tanto tiempo—. Aunque no te preocupes, tan solo es del cinco por ciento.

—¡Eso es mentira! —farfulló.

¿Que Light ya no iba a creer sus mentiras?

—Ah, tengo que cambiar mi estrategia. —se quejó L.

Light hizo un esfuerzo enorme para no aplicar fuerza de más y cortar el plato con el cuchillo.

—Ryuzaki —llamó con firmeza—. Quiero que ese gato regrese tanto como tú —prometió con determinación—. Te ayudaré con lo que haga falta.

—No —negó—, por el momento, eso no va a pasar.

L se retiró y se comió su desayuno cuando no pudo más del hambre.

Light nunca más volvió a cocinarle algo.

L tuvo que comprar comida instantánea para sobrevivir.

Y por más que Light hubiera prometido devolverle a su gato, sus actitudes gritaban lo contrario. Si hubiera sido un accidente, se mostraría angustiado y trataría de insistir en su inocencia, ayudándolo a resolver el problema como la última vez, pero en vez de eso, solo disfrutaba la vida en su cara, casi como si se riera de él, lo que indicaba que era culpable; sin embargo, el Light que conocía no sería tan evidente, así que, algo raro estaba ocurriendo ahí y tendría que averiguarlo.

Esperaría a que cometiera otro error que le diera pistas; conociéndolo, sería pronto.

No importa, porque Gato va a regresar de todas maneras. Teniendo en cuenta mi reputación, seguramente lo encontraré bastante rápido. Es la menor de mis preocupaciones ahora mismo.

Fue pasando menos rato afuera y más en su dormitorio. Eventualmente, no le dirigió mucho la palabra a Light, hasta llegar a una que otra conversación casual y se percató de que el castaño no le interesaba lo que le sucediera, y eso, ciertamente, fue desilusionante. Tenía ese instinto de esperar que siempre se mostrara pendiente de él y que no lo hiciera, fue inusual, aún así, solo sería temporal, y sin importar que, ignoraría la afición que le hacía querer simplemente conversar con él y debatir de cualquier cosa, era estúpido.

Sin obtener noticias de su mascota, se impacientó y finalmente, tuvo que intervenir él mismo.

—¿Qué es eso?

—Ah, Light; observa —invitó L, apilando tantos papeles como le fue posible sobre una mesa—. Imprimí estos pósteres para colgarlos por ahí, porque ha pasado una semana desde que Gato se fue y sería bueno volver a verlo, ya me aburrí...

—Y que lo digas... —Light se acercó a ver la foto.

''Se busca: Gato''

Tenía su número telefónico falso y una foto donde traía su collar azul con una campanita.

—Esta foto da algo de miedo... —juzgó Light, escrupuloso.

Colmillos, pelos parados y un rostro de fastidio.

—¿Crees que alguien se tome en serio esto? —cuestionó Light, sin creer que eso fuera una buena idea.

—Asumo que sí, hay mucha gente peculiar en Los Ángeles.

—Ya veo... —dijo—. ¿Quieres que te ayude? —ofreció.

—No, gracias; lo haré yo.

—¿Estás seguro?

—Sí, regresaré en dos horas aproximadamente. —informó L.

Enganchar los afiches fue un absoluto fastidio en un día que precisamente tuvo que ser caluroso. Los depositó en postes, parques, cercas y varias paredes. Al final, los brazos le molestaban, y nadie lo llamó; era como si las personas ignoraran su trabajo. Hastiado, llegó  a la mansión, se sirvió agua del grifo y se la arrojó encima del rostro.

—Mal día, ¿no? —preguntó Light.

—Nadie llamó.

Light suspiró.

—Debiste usar otra foto. —Light se cruzó de brazos.

—¿Por qué, Light?

—Porque se ve feo... —Light alzó las manos antes de que L se quejara—, sin ofender.

—Mi gato no es feo, es incomprendido. —lo defendió.

¡Si era igual a él, por todos los cielos!

Solo ese gato lo entendía...

Oh,  como lo necesitaba para contarle todo.

—Tal vez debiste dejar que te ayudara.

—Tú eres el que lo tiró, no puedo dejarte ayudar en esto.

—Basándome en esa lógica —supuso Light ante lo que para él era una idiotez—. ¿Por qué antes si quisiste que entrara a un caso en el que era el principal sospechoso y no en esto?

—Porque antes era algo importante, esto pasará pronto.

Fue olvidándose del asunto hasta que en un punto, su desempeño laboral empezó a sufrir una caída por no poder alimentarse adecuadamente, y Watari, con el que apenas hablaba profesionalmente, también le reprochó sus faltas alegando que desde que volvió a trabajar no era el mismo y que se distraía mucho.

—Esto técnicamente es culpa tuya, Watari... —dijo L con descontento, sentado en el piso con la computadora al frente.

Él le puso responsabilidades, él lo mandó a otro país, él hizo que tuviera que pasar más tiempo con Light.

Dejando de lado las acusaciones innecesarias —Watari se ajustó las gafas—. No encontré nada de tu gato como me pediste...

—Déjamelo a mí —pidió—, no tiene caso conversar de eso ya que simplemente no hay ningún avance de tu parte.

No; Ryuzaki, me empieza a inquietar tu estilo de vida. —regañó Watari del otro lado de la pantalla—. Últimamente, te saltas las comidas excusándote una y otra vez —Precisamente sí, empezó a negarse de comer porque cada vez le asqueaba más lo que consumía, ¿qué importaba si se descuidaba un poco?— Y te la pasas todo el día en el mismo lugar, ¿qué es lo que pretendes hacer? 

—Existir.

Ryuzaki, noto que estás ligeramente irritado.

—Es lógico, dado que me están obligado a llevar una rutina que no quiero, me juzgas constantemente y me tengo que limitar en mi propia casa por fines que no conversaré hoy —se justificó L.

Es por tu bien.

—No, y si quieres que dé todo de mí, te pido que por favor dejes esto ya. 

Lo siento, L; tendrás que obedecer.

—No quiero seguir órdenes... —asentó—. La verdad, Watari, soy un adulto y sé cuidarme por mí mismo. —Se mordió el pulgar.

Eres grande cuando te conviene.

—Sí —afirmó L con contrariedad—. La verdad, no seguiré perdiendo el tiempo con esto...

L... —la voz de Watari se volvió seria.

L colgó.

La vida se estaba volviendo más fastidiosa.

Había pasado casi un mes desde que Gato desapareció.

Instintivamente, a veces L quería repetir conductas que mantenía cuando Gato se hallaba con ellos: tirarle comida, sacarlo al jardín, alimentarlo, jugar y que estuviera siempre cerca, fastidiándolos y burlándose de ellos. Ya había hecho todo a su alcance, investigó en centros de adopción y algunas casas cercanas. Su ausencia era indudable alrededor y por eso, se sumergió más en sí mismo con tal de desbaratarse de ello. 

Ya tenía suficiente.

—Ryuzaki. —Light reunió los platos que utilizaron una noche.

—¿Sí? —preguntó sin ganas.

—Estás pálido.

—Sí, me lo dicen mucho.

—Me refiero a más pálido de lo usual.

—¿Eso es malo? —lo observó.

—La piel necesita luz, Ryuzaki. —reprochó Light— ¿Cuándo fue la última vez que saliste a tomar sol?

—Ahora no puedo hacer eso —eludió L—. Estoy muy ocupado como para gastar el tiempo. —se quejó.

—¿Y qué tal si te ayudo en un caso? —sugirió Light despreocupadamente—. Sería buena idea si quieres quitarte un peso de encima.

—No —declinó— Debes comprender que ser L es un factor que requiere toda mi atención y no tengo tiempo para distracciones.

—¿Cómo que ''distracciones''?

—Pues, ya sabes, ahora no tengo mucho tiempo estos días.

Light frunció el ceño.

—Oye, ¿qué te pasa?

—Nada en particular.

—Estás actuando extraño.

—Te acabo de explicar hace unos momentos por qué no estoy disponible.

—Sí, pero estás evadiéndome. 

No.

Esto no me puede estar pasando ahora. 

—Si estás enojado conmigo por lo del gato, te he dicho que yo no lo tiré. 

—Bueno. —contestó, aburrido.

Light resistió el impulso de rodar los ojos.

—Solo respóndeme si tienes algún problema conmigo. —dijo con voz dura.

—No creo que tenga tanta importancia, sigo siendo la misma persona que siempre —respondió, impasible—. Me enfoco en mí mismo, pero eso no significa que esté enfadado contigo, tengo otros asuntos pendientes que atender.

Como el estrés que nunca sintió antes.

¿Desde cuándo él se estresaba?

—Antes lo manejabas mejor.

Antes tenía una vida normal.

—Deja de darme excusas, Ryuzaki —demandó con firmeza—. Sé que algo te pasa conmigo, te conozco bien.

L se quedó callado.

—¿Y bien?

—Aunque esa sea tu percepción, no eres el centro del universo, Light —respondió L, perdiendo la paciencia. Eso tocó un nervio sin darse cuenta—. Entiendo que estés acostumbrado a que las cosas salgan como quieres y que te hagan caso siempre, sin embargo, no puedo complacerte de esa manera y lo sabes. —Se encogió de hombros.

—¿Entonces, qué? —desafió— ¿Te aburres de algo y dejas de tomarle importancia?

—Sí.  —respondió ido, queriendo acabar con esa conversación.

Light le dio una mirada llena de rencor.

—Quizás sea cierto, no sé por qué esperé otra cosa —habló para sí mismo—. Esto es ridículo, no importa lo que haga, siempre actúas insoportable conmigo —acusó con severidad— ¡Incluso si te pido la más mínima cosa, de alguna u otra forma siempre me involucras en tus tonterías y haces lo que te place!  —explotó— ¡Me tienes harto!

El detective frotó sus pies rápidamente, incómodo.

Light respiró pausadamente.

—¿Sabes qué? —prosiguió—. Olvídalo. —Se largó de la cocina.

Eso no era lo que debió pasar.

Por alguna razón, le perturbó.

Y no era como si se aferrara a algo lo suficiente como para que le interesara lo que creyeran de él-. Pese a eso, no pudo reprimir más las dudas que sentía. Él nunca fue una persona que no obtuviera lo que quería, y lo peor era que se había acostumbrado tanto a la presencia del universitario que el evadirlo sin razón aparente no funcionó, y era peor cuando vivían en el mismo lugar y le reveló cuánto lo detestaba en pocas palabras.

No le gustaba el rumbo que tomaban las cosas, y tampoco que por más que lo intentara, en el fondo, añoraba que las cosas volvieran a ser como antes, Watari y él hablando casualmente, algún animal con el que pasar el rato y Light y él discutiendo por tonterías.

Tenía curiosidad por saber aún más de él, y ver las pequeñas cosas, de repente, todo valía tanto...

¿Por qué seguía ocurriéndole eso?

Al final, se deprimió.

Light simplemente estaba cansado de repetir el mismo ciclo.

L no era de los que se enfadarían por algo sin importancia como que un gato se perdiera. Para cualquiera, sería algo sutil y muchos lo pasarían por alto, pero lo conocía bien, y su intuición le decía que tenía razón.

Era ridículo, L no se andaba con caprichos nunca. Si tuviera un problema, él se lo diría, ¿por qué tenía que ser tan necio?

Ese tonto gato...

Desde que lo perdieron, actuaba peor que nunca con él.

Algo le ocurría, y más allá de que tuviera problemas con él, lo veía más irascible esos días.

Lo ignoró con frustración, ¿qué se suponía que hiciera que no había intentado ya?

—Yo no sé qué es lo que Ryuzaki pretende... —Habló para sí mismo. 

Había decidido salir para despejarse, aunque detestara romper las reglas en el fondo no podía resistirse, además de que al menos quería recorrer la zona porque estaba cansado de perderse. Con una sombrilla fue hacia afuera. Desde la mañana el cielo se había nublado. Fue recibido por el olor a tierra mojada, y al mirar el pavimento, se percató de que L estaba ahí, estirado en el suelo observando la lluvia.

Permaneció mirándolo, desconcertado.

Y el detective se percató de su presencia.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Light con fastidio—. Párate de ahí.

—No, no creo que lo haga...

Light chasqueó la lengua.

—¿No ves que te vas a mojar?

—Si te tomaras en serio mis locuras, probablemente terminarías con muchos problemas. —dijo, apático.

—Agh, es verdad. —cedió y alzó la vista— No sé para que me molesto últimamente, cada vez estás peor. —despreció.

—Sí, supongo que sí.

Tronó.

—Esto es ridículo, ¿qué estás haciendo?

—Ah, nada, solo... —empezó L—. Veo las nubes.

—¿Por qué? 

—No siento motivación.

—Entra y haz algo. —instó—. No lo sé, busca al gato.

—¿Él? —preguntó con genuino interés—. No, ya me rendí, no vale la pena.

¿Qué?

—¿Te...rendiste? —repitió.

—Sí, no tiene sentido —respondió L—. Quise creer que estaba bien, pero es mentira;  una lástima —suspiró—Tal vez esté sucio, desamparado y hambriento... —L se puso un pulgar en la boca—. Quizás sea fastidioso con esta lluvia, sería mucho más fácil para él si volviera, llegar aquí no es tan difícil.

Light ignoró la culpa con incomodidad.

—Sigue siendo un gato.

—Ah, ya lo sé —admitió—. Solo divago... —El aguacero aumentó—. En fin, a este punto ya no creo que vuelva, tendré que conseguir otro. 

—No va a ser igual. —Light se acercó a él.

—No, probablemente no.

Se miraron sin saber que decir.

—Me tapas la vista. —se quejó L.

—Ni siquiera tienen forma —Light se acostó al lado suyo, resignado—. No veo nada.

A pesar de eso, se quedaron observando el cielo en silencio. Era relajante, y hasta cómodo hacer eso con otra persona. Fue como si el tiempo no pasara, y sin necesidad de palabras, se tornó bastante agradable. A diferencia de la ocasión anterior, el clima estaba bastante fresco, si no hubieran peleado, le habría encantado una charla observando el cielo. 

Qué ironía.

Se enderezó.

—No creo que esta sea la mejor manera de lidiar con esto. —advirtió.

—Te equivocas, esto me aclara la mente.

—Vámonos.

—No.

Light se puso de pie.

—Si no te levantas, te moveré.

—Dudo que lo logres. 

Frunciendo los labios, Light gruñó y arrastró por los pies a L hacia adentro.

—Suéltame. —dijo L aburrido.

—¡Ugh! ¡Eres demasiado terco!

—Light, no.

—¡Light, sí!

Se situaron bajo techo con el pasillo que guiaba adentro, aún pudiendo ver la lluvia de afuera.

—Que brusco. —masculló L—. Esa ciertamente fue una situación desagradable.

—Fue tu culpa.

L permaneció observando a la nada, con un punzante vacío empezando a latir dentro de él.

Creyó que Light se había ido, no obstante, oyó unos pasos y una toalla fue puesta en su cabeza.

—Deberías mirarte, estás más mojado que yo. —regañó.

¿Qué estaba haciendo?

—Vaya, no creí que regresarías. —comentó L.

—Te ves terrible. —le secó el cabello.

—Eso no es novedad.

Light refunfuñó.

—No creo que esto me ayude, no deberías tomarte tantas molestias de todos modos. —aseguró L.

—¡Claro que sí! —contradijo Light.

—¿Por qué!

—¡Porque me preocupas, tonto!

L ignoró los latidos acelerados de su corazón.

¿De verdad...?

—...En fin, me voy. —Light no quiso decir eso. 

Pero era tarde.

En realidad, sí era culpa de Light.

En el sentido hipotético de la palabra.

Era una historia muy graciosa.

Al liberarse de las miradas de los pacientes y sintiendo aversión por haber hecho tantas atrocidades, salió furioso, y se dirigió al auto de vuelta. Esa tarde iba a ser de él y haría lo que quisiera, así que no dudó en encender la televisión, sacar comida de la nevera, encender el aire y ver un buen documental, se lo había ganado después de tanto. L no le diría qué hacer otra vez.

Y sin querer, la puerta del auto quedó abierta.

No importaba, ¿qué podía pasar? Tuvo una tarde asombrosa.

¿A qué costo?

Todo lo perdió.

De ninguna manera le diría a L que tuvo un descuido tan estúpido, y se daría cuenta si mentía.

Fue un pequeño problemita.

Sin embargo, no había de que preocuparse, confiaba en que L lo encontraría tarde o temprano, y todo quedaría como un accidente donde jamás tendría que explicarse.

O eso creyó.

 Estaba harto de los problemas. Él nunca los vivía, no los controlaba y tampoco estaba en sus planes que apenas se liberara de algo, apareciera un tema nuevo. Era demasiado frustrante, y estar peleado con L no lo ayudaba.

 Así que, en realidad, salir a despejarse era una manera de no pensar.

Las casas de la prefectura eran bastante modernas, grandes y con estacionamientos. Pasando alrededor, observó que una de ellas con un jardín , un piso de cuadros y un portón junto a un auto estacionado a la derecha bajo un techo. Era más pequeña que el resto, bastante destacable en un sitio lleno de millonarios.

Escuchó rasguños en la reja.

Apenas se volteó y vio a un gato frenético arañando el portón, casi como si quisiera salir y morderlo. Incómodo, pasó de largo. Los arañazos aumentaron y a Light se le estremeció la piel, si hubiera sido su dueño,  seguramente habría salido mal.

Qué afortunado era; se rió secamente.

El felino levantó la cola y maulló.

—Ah, que gato tan peculiar... —suspiró y siguió con su camino.

El gato maulló con más fuerza y siguió rasguñando la reja.

—¿Pero qué le pasa...?

Por morbo, le echó un vistazo manteniendo la distancia y se percató de que tenía una mancha en la espalda. Era demasiado familiar, así que, dudoso, dio una serie de pasos para observarlo mejor, casi como si en cualquier momento fuera a salirse de su reja y saltarle encima.

—Un segundo... —abrió los ojos de par en par— ¿Gato?

El gato se agitó.

—¿Eres tú...? —Light extendió la mano y él la lamió.

La campana de un collar resonó.

¡Era el mismo que el de las fotos!

—Oh...¡esto es increíble! —se emocionó—. Espera aquí un momento, ¡voy a sacarte de ahí!

El animal saltó, contento.

Light corrió a tocar el timbre, siendo recibido por un niño que seguramente no tendría más de ocho años, juzgando por su estatura y forma de vestir. Traía una gorra azul, camisa a rayas y un pantalón corto.

—Buenas tardes, soy Light Yagami —hizo una reverencia— De por casualidad, ¿están tus padres, o tu tutor?

Nah, mi papá fue por unos cigarrillos.

—¿Y no tienes a nadie más por aquí?

—Ojalá.

—Eh, bueno... —Light consideró que probablemente el niño se habría encariñado el gato y sería difícil para él decirle que él era el dueño—. Tal vez quieras esperarlo, porque tengo algo de lo que quiero hablar con él...

—No, no quiero.

—Bueno, verás... —suavizó su tono—. No sé si habrás visto los anuncios de un gato perdido en la calle —L había sido bastante minucioso—. Es el que está ahí.

—Ah, no; sí los vi. —dijo casual.

—¿Eh?

—Sí, viejo, no te ofendas, pero la foto está horrible.

Light ignoró el comentario, perplejo.

—¿Y por qué no llamaste al número?

—Porque no quise.

—Aún así, el gato es mío. —se colocó una mano en la cadera.

—¡Tonterías, él es feliz conmigo! —exclamó— ¿A qué sí, Señor Gato?

Gato gruñó.

—Además, si eres tan buen dueño, ¿por qué lo perdiste?

—Eso no importa ahora.

—¡Entonces no te lo daré!

—Hay muchos gatos en el mundo —dijo, humildemente—, seguramente, en algún lugar encontrarás el tuyo.

—No. —Le cerró la puerta en la cara.

Light quedó atónito.

¿Desde cuándo los niños son tan maleducados?

Disgustado, inhaló y exhaló.

Es solo un niño de ocho años, yo puedo con esto.

Se propuso esperar a quienquiera que fuera el padre de ese niño, y conforme pasaban las horas, fue haciéndose tarde y nadie aparecía. Light  debió haber regresado a casa hacía mucho tiempo atrás.

—¡Señor Gato, a comer! —El niño arrugó la nariz—. ¿¡Y tú por qué sigues aquí!? 

—Voy a hablar con tu padre. —respondió Light con seriedad.

El niño se rió.

—¡Pues te vas a tener que quedar esperando, no va a volver hasta mañana!

Ah, lo que faltaba. Maldijo. Esta sociedad es un desastre...

Light tendría que cambiar de estrategia.

—Y...¿cómo es el gato contigo?

—¡De lo peor! —aclamó el niño, asqueado— Siempre me trata mal y me rasguña, además de que nunca come el atún que le doy y cuando lo pongo en el sótano se pone a chillar —contó fastidiado—. ¡lo voy a tener que castigar!

Con obvia razón...

—¿Y por qué te lo quedas?

—¡Porque quiero un gato!

—Agh, niño, escucha —Light se dispuso a sermonearlo—. No puedes ir y simplemente quitarle algo a otras personas por beneficio propio, está mal.

—¿Y qué harás si no te lo doy? —provocó.

Light tenía dieciocho años.

No debía pelear con un niño o se vería ridículo.

Si discutía con él llegaría un adulto y le echaría la culpa.

Quizás...

No había otra forma.

—¿Sabes qué? —alzó las manos, resignado—. Esto es tonto, no voy a lidiar con esto —se propuso—. Eres solo un niño, y al fin y al cabo, el gato no es tan importante —Se pasó una mano por el cabello.

La vida seguía, ¿no?

—¡Más te vale! —exclamó.

Pero...

El menor enarcó una ceja.

—Me gustaría despedirme antes de regresar.

—¿Y por qué te dejaría?

Light suspiró.

—Aún si eres joven, debe haber algo que te importe mucho...

—Mis cartas de Yugi-

—Entonces, ¿si me dejarás despedirme? —lo interrumpió, sonriente.

—Agh, sí, como sea... —Abrió la reja— ¡Pero que sea rápido!

Light se puso de rodillas, y dándose palmadas en las piernas, llamó al felino para que viniera. Gato caminó hacia él. El castaño le dio caricias suaves, y el animal maulló contento.

—Admito que fue agradable pasar tiempo contigo a pesar de todo.

El niño lo vio con impaciencia.

—En fin, supongo que es hora de irme. —se despidió.

—Sí, sí, ya... —agitó la mano— ¡chú! 

—Adiós.

Y se echó a correr con el gato en sus brazos.

—¡Oye! 

El niño intentó salir corriendo tras él, pero por sus piernas regordetas no llegó más lejos.

— Ay, bueno...

Sin dudar, Light fue lo más rápido que sus piernas le permitieron para perderlo de vista. Con dificultades para sostener el paraguas y procurando no resbalarse por el suelo mojado, finalmente llegó a la mansión jadeando; el camino había sido muy largo. Se suponía que no debía haber ido tan lejos, y estuvo a punto de quejarse cuando recordó que en realidad, valió la pena.

—Esto podría volverme un potencial delincuente, no volveré a meterme en un problema así dijo, infeliz—. Aunque fuera por un bien mayor, no... la frase quedó en el aire, estaba bastante disgustado de haber tomado acciones tan drásticas; no era su estilo en lo absoluto, pese a eso, no se arrepentía.

El gato se restregó en contra de él.

—Espero que no vuelvas a molestarme, te acabo de salvar la vida. —espetó.

Sí, había echado de menos al gato.

Sonrió.

Depositó el paraguas sobre un portasombrillas y creyó que lo mejor sería dejar al gato por ahí, porque no quería hablar con L, sin embargo, tendría que dar una explicación de una u otra forma, así que tocó la puerta de su dormitorio. Al no recibir respuesta, giró la perilla y observó un poco adentro, encontrando al detective durmiendo sobre un montón de papeles del trabajo y la computadora encendida. Negó con la cabeza y el gato rápidamente salió disparado hacia él y se le lanzó, rasguñándolo para llamar su atención. Sobresaltado, el azabache se despertó de repente, golpeándose con la cabecera de la cama.

Auch  —se quejó L—. Light, los problemas no se resuelven con violencia. 

—Eh—empezó Light—, no soy yo.

—Entonces, ¿quién...? —Light encendió la luz y L pudo divisar a su gato ronroneando. 

L abrió ligeramente la boca y tardó unos momentos en reaccionar. L extendió la mano casi como si no fuera real, y lo tocó, dejando que su palma se acostumbrara a su pelaje y deslizándola de arriba a abajo. Se le quedó viendo fijamente, y el animal se acurrucó sobre sus piernas. Se quedó ensimismado con su presencia y finalmente alzó la vista, pidiéndole a Light que se explicara silenciosamente.

—Alguien lo tenía en su casa. —dijo, frustrado.

¿Cuándo conocería a alguien normal en Los Ángeles?

—Pero, traía un collar...

—No me lo querían devolver.

—Ya veo... —agarró una pelota del gato que tenía al lado de la cama—. Qué bueno que lo encontraste, porque tenía planeado tirar sus cosas mañana.

—Agh, siempre tan impaciente... —gruñó—. Te dije que estaba bien.

—Sí, de hecho, esto es una sorpresa.

—Al menos así dejarás de decir que lo hice a propósito, ¿no? —preguntó—. Te dije que haría lo que fuera para encontrar al gato. 

L lo recordó y en ese momento, una sonrisa leve se asomó por sus labios. Un extraño burbujeo invadió su estómago.

—Sí, te lo concederé... —afirmó despreocupadamente—. No pensé que lo recordaras.

—Yo siempre cumplo lo que prometo.

L lo vio con un brillo diferente en sus ojos. 

—Sí, seguro.

Gato se cansó y se echó en el piso.

Se quedaron en un silencio incómodo.

—Te lo agradezco. —dijo L sin verlo a la cara.

—Sí, nos vemos. —Light se fue.

Al cerrarse la puerta, L se acostó de espaldas y estirando su brazo para agarrar el celular.

—Bitácora cuatro. Gato ha regresado —relató L, lanzando la pelota del gato hacia la pared y atrapándola apenas regresaba—. Sin embargo, han ocurrido una serie de percances en su ausencia —admitió, observando como el felino giraba sobre sí mismo.

Gato lo miró con cara de ''¿y ahora qué?''

—En primer lugar, mi plan no dio resultados por circunstancias alternas a mi control —narró—. Y el no querer hablar con nadie provocó que Light se hartara de mí, diciéndome todo lo que se guardó desde que me conoció, lo que fue inesperado —dijo—. Y con inesperado, me refiero a absolutamente esperado.

Gato vio una bola de estambre y comenzó a jugar con ella, ignorándolo.

—Esta vez se veía realmente furioso, y no sé cómo resolver satisfactoriamente esto sin sentirme incómodo, ya que deduzco que realmente no me soporta —suspiró, desganado—. Y lo peor es que me percaté de algo... —se quejó.

Gato le prestó atención. 

—En todos estos meses, he desarrollado emociones nuevas que nunca sentí, y que sin importar lo que haga, no puedo detener los cambios que conlleva la vida—mencionó con frustración por su pérdida—. Y siempre lo supe, pero el experimentar las cosas por cuenta propia es más frustrante porque es una realidad que ignoraría—gruñó—. Soy infantil, y odio perder, y no resignarme a que todo se fue de las manos sería seguir actuando imprudentemente —apretó el celular, molesto— Mientras más tiempo paso con él, tengo sensaciones más extrañas, y solo puede deberse a una cosa...

Gato lo observó fijamente.

—Tal vez, Light podría llegar a gustarme...

¿Qué iba a hacer?

Final alternativo:

Light: ooh puta la wea olvidé algo *abre la puerta*

L: *grabando* tal vez light podria gustarme

Light: a

bueno ya

fELIZ AÑO NUEVO, veintitrés días tarde(?)

confieso q yo iba a hacer una historia corta de navidad de estos dos, pero no pude xDD. Quizás la haga después aunque ya no sea navidad sjsdjsdj


Continue Reading

You'll Also Like

11.3K 942 11
𝗠atsuno Chifuyu, un alfa temino entre las mafias de todo japon. Siendo dominado por su propio omega ogulloso. Baji Keisuke el cual esta en embarazo...
91.7K 13.9K 38
Donde Miguel descubre el amor en un egocéntrico chico de San Fransokyo... ... O donde Tadashi deja una libreta con consejos sobre cómo enamorar a su...
89.6K 11.4K 14
Hiro esperaba escuchar llantos y gritos incontrolables de niños pidiendo por los brazos de sus padres cuando fue llevado a esa bodega abandonada, per...
13.9K 2K 5
Desde que Itadori se volvió bombero ha visto un sin fin de desastres y un par de milagros en su día a día. Ha vivido cada experiencia, conocido a cad...