✧･ﾟ: *✧･ﾟ:*✧･ﾟ: *✧･ﾟ:*✧･ﾟ: *✧･ﾟ:*
✧･ﾟ: *✧･ﾟ:*✧･ﾟ: *✧･ﾟ:*✧･ﾟ: *✧･ﾟ:*
Si Hanji se daría cuenta de esta salida, sé que diría que todo esto sería una cita. No tendría porqué serlo, simplemente le enseñaré toda esta mierda y luego regresaré a mi oficina. Hace unos momentos había llegado en donde ella pidió que nos viéramos, tendría que ser puntual o no volvería a hacerle este favor, no quisiera perder mi tiempo en esta idiotez.
-¡Levi!
Giré mi rostro en donde venía su voz, supongo que no podría describir exactamente como suena cada vez que ella me nombra, es simplemente relajante. Ella venía corriendo hacia mí, cualquiera diría que llevaba un vestido pero era distinto, esa blusa era de un color rojo muy llamativo, mientras que su falda era de un color negro que hacía resaltar muy bien su piel y ojos.
-Hasta que llegas.
-No molestes, sólo me tardé un minuto.
-Entonces vámonos, no quiero perder más de mi tiempo.
Comencé a caminar en la misma dirección en la que ella vino para así salir de la legión. En todo el camino comenzó con preguntas sobre lo que haríamos en el día. Era muy insistente y molesta, lo único positivo era poder verla animada, sería una nueva experiencia para ella en conocer este lugar. No había planeado exactamente en donde llevarla, pero conociéndola sé que hasta tendría emoción en conocer a una maldita planta en la esquina del camino. Pensé que lo mejor era llevarla alrededor de los negocios que muchas personas colocan frente de sus casas, son lugares en donde mucha gente visita para comprar lo necesario y tal vez le agradaría ver eso.
-Oye Levi ¿hay alguna tienda de dulces?
-Eso sólo es en el parque.
-¿Podríamos ir al parque luego?
-Sólo si te callas.
La ví fijamente y estaba haciendo esa misma cara de niña pequeña a punto de hacer su berrinche. Si fuese otra persona ya le hubiera dado su merecido, pero algo me detenía a hacerlo con ella. Me limité en acariciar su cabeza mientras caminábamos sin saber donde parar. Ella cada vez se volvía loca al ver todas las tiendas en donde vendían de todo, a cada metro teníamos que detenernos a comprar lo que ella quería. No había demasiada gente alrededor, por lo cual, era más fácil comprar las cosas y no demorarnos.
-Levi, deberías de probar esta manzana, está muy deliciosa–tomó una de las bolsas que cargaba mientras sacaba una fruta para ofrecerme.
-Si sigues así gastarás todo lo que tienes.
-Es que todo lo que veo está delicioso–sus palabras fueron transmitidas en forma de puchero.
-Luego no te quejes– tomé de la manzana mientras permanecía con un ceño fruncido
Seguíamos caminando por las calles para observar las tiendas y pequeños comedores que habían alrededor de nosotros. Sabía perfectamente que no le quedaba demasiado dinero por haber comprado hasta lo que no debía, aunque de igual manera, compraba para ambos pero no había necesidad de hacerlo. Cada vez que ella tenía la intención de acercarse a un negocio y comprar lo primero que veía, tenía que tomarla del brazo para dirigirla hacia mí. Ella se quejaba por no dejarla comprar así que le pedía que esperara fuera del lugar sin meter sus narices. No iba a dejar que gastara todo su dinero en el primer día que sale de la legión. Así que me tomaba la molestia de comprarle lo que ella quería y regresaba cargando esa compra para dársela. En todo el camino lo único que salía de sus labios era "gracias" y en realidad no tenía porqué decirlo, en algún momento se lo cobraré. A medida que caminábamos, nos encontrábamos con algunos gatos que paseaban por las calles, siempre me tomaba de la mano para llamar mi atención e indicarme el lugar en donde se encontraba el felino. Fueron tantas veces que repetía lo mismo hasta que no me percaté que en todo el camino ya íbamos tomados de la mano. Si no fuese ella ya la hubiera quitado de mí y me hubiese bastado con largarme, pero no podía hacerlo. ¿Cómo podría arrebatar su mano de la mía? Ella seguía sin darse cuenta ya que estaba mucho más atenta a la comida y a los gatos que se asomaban por los techos de las casas. Y ese tacto era muy relajante, no podía quitar mí vista de nuestras manos, esa piel de porcelana contrastaba muy bien con la mía.
-Levi, ¿ese es el parque?–Señaló con uno de sus dedos hacia la misma dirección que observaba.
-Sí, ya casi llegamos.
Tomó fuertemente de mi mano y comenzó a correr. Todas las personas que caminaban hacia nuestra dirección se apartaban por observarnos avanzar de una manera rápida. Ella estaba loca, a pesar de ir rápido no se cansaba y mucho menos tropezaba–tch, no me sorprende de ella–a medida que avanzábamos bajaba la velocidad, cada vez estábamos más cerca del parque. Era cuestión de segundos visualizar mucho mejor los árboles que rodeaban el lugar, las bancas que se posicionaban frente a los negocios o alrededor de los arbustos.
-¡Ya detente por una maldita vez!
-¡No seas gruñón!
Ella no paraba pese a estar cada vez cerca, estaba a punto de insultarla hasta que me soltó, uno de esos malditos gatos se le cruzó por el camino haciendo que ella frenara torpemente. Creo que fue inapropiado pensar que no se tropezaría. Me acerqué rápidamente a ella y la rodeé con uno de mis brazos en su cintura, si no hubiese llegado a tiempo ella ya hubiese estado en el maldito charco.
-¡Te dije que pararas!
Nos mantuvimos unos segundos en esa posición, la tomé con una leve fuerza para ayudarla a colocarla de pie y así mantenerla frente de mí. Al observar su rostro notaba vergüenza en ella, no dirigía su mirada y algo ni siquiera me permitía soltarla en ese momento.
-Mocosa, mírame.
Ella seguía sin responder mientras tenía su vista clavada en el suelo. Con mi mano faltante la dirigí hacia su barbilla para levantar su rostro.
-Te compraré los malditos dulces para que dejes esa cara larga–solté de su barbilla y su cintura para dirigirme hacia una tienda alrededor del parque.
A medida caminaba me acercaba aún más al negocio de dulcería, pero nuevamente tenía que ser ella la que me detuviera. Caminó rápidamente hacia mí para cruzarse en mi camino. Estaba por apartarla pero sólo abrió los brazos y se dirigió a mí nuevamente.
-Tch, ¡ya te he dicho que no me abraces! Aquí hay demasiada gente.
Traté de forcejear con ella para quitarla de encima, hasta que hubo algo que logró detenerme. Lo único que escuché fue decir "perdón" viniendo de ella, pero aquella palabra venía acompañada de un sollozo.
-Disculpa por hacer que pierdas tu tiempo conmigo.
-¿Pero qué mierda dices?
-Cuando era niña yo era muy tonta, me tropezaba incluso con mis propios pies. Mi madre biológica se encargaba de humillarme y agrederme. Ella me insultaba y empezaba a echarme en cara que desde antes me pidió detenerme, porque algo malo podría pasar. Pensé que harías lo mismo.
Ella intentaba no quebrar su voz a medida hablaba sobre lo sucedido, sólo ocultaba su rostro en mi pecho mientras sujetaba con fuerza lo que llevaba puesto.
-Tch, ¿quién dice que te haría lo mismo? –llevé una mano en su cabeza para brindar una caricia– No permitiré que alguien te humille, no tienes porqué pensar en eso mientras esté contigo. Así que no seas tonta y vamos a escoger tus malditos dulces.
Luego de ello sólo la aparté, porque no volvería a dejar que hiciera eso y menos en público. Aún tenía algunas lágrimas en su rostro y esa sorpresa que se notaba a distancia a través de sus ojos. Hice un gesto con mi mano para llamar su atención y así ir juntos a la tienda. Al ver todos los dulces que estaban en venta ella abrió sus ojos de par en par y dejó fluir una sonrisa en su rostro, comenzó a escoger los dulces que ella quería degustar mientras me preguntaba si podía escoger uno más. Pasamos unos minutos en esa tienda hasta que nos dieron las compras y de igual manera pagué rápidamente. Observé algunas bancas vacías para descansar por unos momentos, llegamos a un asiento en donde nos rodeaban flores muy llamativas y algunos arbustos que los hacían resaltar más. Por su parte, ella no dejaba de pensar en que dulce comer en el momento, de tantos que había comprado le costaba decidir con cual empezar. Llegó un momento en el que tomó dos dulces sin antes probar uno de ellos, sólo escuché un chillido venir de ella por la emoción de haber degustado el dulce.
-¡Levi! Tienes que probar este–quitó el envoltorio del dulce restante para llevarlo frente a mis labios.
-Ni se te ocurra hacer esa mierda.
-Di "aaaaahh"–extendió su brazo para acercarlo más a mí y salir victoriosa de ello–Tenías que decir lo que te dije, eres muy aburrido.
Chasqueé mi lengua mientras trataba de observar en otra dirección, aún me insistía el porqué me siento de esta manera con ella, no encontraba esa razón del porqué con ella todo es diferente. Debería de dejar de pensar en esas tonterías que sólo consumen mi cabeza.
-Mocosa, deberíamos de irnos ya.
-¿Tan rápido?
-Pronto será mediodía, aún tengo cosas que hacer.
-Espera, sólo quiero visitar un lugar más y luego nos vamos–se levantó tranquilamente del asiento para así dirigir su vista hacia mi–te compraré las hojas de té que quieras, ya hiciste mucho por mí, ahora es mí turno de devolverte el favor.
La ayudé con las bolsas que aún teníamos por las compras. Aún recuerdo un negocio de té cerca del parque, sólo es de pasar algunas calles y estaremos pronto ahí. En un momento a otro mis pensamientos los dejé a un lado al sentir su mano junto con la mía, la había entrelazado lentamente, como si estuviese esperando una maldita queja de mi parte. Pero supongo no era necesario, no me molestaba si se tratase de ella por alguna razón.
-Bien, ya llegamos.
Su vista fue recorrida en todo el negocio, y en verdad no me sorprende, ya que este lugar es el más elegante que alguien pudiese encontrar en esta mugrosa calle. Al entrar al negocio sentía como me invadía cada olor de todas las especies de hojas que se encontraban en venta. Mientras avanzaba en el lugar, decidí tomar una pequeña caja de un color negro, en donde se visualizaba unas letras elegantes de un color dorado "hojas de té negro" Lo tomé y fuimos directo al dueño del lugar para pagar.
-Levi ¿realmente comprarás eso?
-¿Tiene algo de malo?
-Pensé que comprarías más cosas–soltó de mi mano para buscar entre sus bolsillos algunas monedas–aún tienes tiempo de decidir.
-Sólo quiero eso. Así que apresúrate que me quiero largar.
Si no fuese porque llegamos a la legión antes del almuerzo, nos hubiéramos encontrado con la maldita de Hanji, no podría soportar escuchar sus suposiciones sobre nosotros o sobre lo que hacíamos estando juntos. Desde que llegamos me aparté de ella para volver a mi oficina y desde ese momento no he salido de aquí, ya es de noche y aún me falta terminar estos malditos papeles. Pero supongo que no me arrepiento de haberla acompañado. Mientras revisaba los papeles restantes escuché como giraron la manija de la puerta para cruzar, subí la mirada y la observé nuevamente. Ahora fue su día libre así que no se encontraba con el uniforme de siempre. Anteriormente le pedí de favor que no tocara la puerta si necesitaba verme, ya que no había una necesidad alguna de hacerlo, de igual manera, no era molestia para mí si se tratase de ella. Mientras cerraba la puerta y dirigía sus pasos hacia mí cautelosamente, era evidente notar que ocultaba algo por detrás de ella. Su rostro tenía esa misma expresión que obtiene al verme, una sonrisa de oreja a oreja y ese brillo de sus ojos que comúnmente se presenta.
-¿Interrumpo algo?
-No. ¿Que quieres?
-Sólo vengo a darte algo–rodeó el escritorio para luego colocarse a mi lado–hay algo que aún no te he contado, no es verdaderamente importante pero supongo que deberías de saber. Desde muy pequeña siempre he tenido un pasatiempo, me encanta dibujar en mi tiempo libre y supongo que no soy tan mala en esto. Tal vez recuerdes la noche en la que pregunté sobre tu madre y la verdad, tenía intención de regalarte algo por haber sido esa nueva luz que me sacó de toda la miseria de mi pasado que aún me atormentaba–dejó de ocultar lo que tenía detrás de ella para colocarlo en el escritorio–Gracias por todo, Levi.
✧･ﾟ: *✧･ﾟ:*✧･ﾟ: *✧･ﾟ:*✧･ﾟ: *✧･ﾟ:*
✧･ﾟ: *✧･ﾟ:*✧･ﾟ: *✧･ﾟ:*✧･ﾟ: *✧･ﾟ:*
»»————-🔽————-««
Vestimenta de Suki:
Dibujo hecho por Suki:
»»————-🔼————-««