Cuando llegué a casa de Kian me sentí como en casa, no quise darle muchas vueltas a lo que me ocurrió en el día, tenía que enfocarme en descansar, pero antes de hacerlo debía enviar un mensaje al chat grupal.
"Gracias por salir de la fiesta sin avisar, por embriagarse hasta perder la consciencia y dejar que un desconocido me traiga a casa, no vuelvo a salir con ustedes." Presioné enviar y noté que Charlotte estaba en línea, antes de que pudiera ver el mensaje y dignarse en responder o no, apagué mi celular, al fin y al cabo no tenía ganas de terminar mi día discutiendo con las personas que quería.
Al apagar mi celular, sobre pensé ciertas cosas que me habían ocurrido en el pasado, antes de que la ansiedad reapareciera me forcé a dormir, al inicio mi sueño iba bien, era una niña caminando en dirección al parque, sentía que alguien me clavaba su mirada, pero al regresar a ver, no había nadie a mi alrededor, aceleré mi paso y la sensación de que alguien me observaba no se iba, opté por dar media vuelta y regresar a casa pronto, no quería que me ocurriera nada malo...Todo esto se vio interrumpido porque de la nada me cargaron y aunque intentaba gritar, mi voz parecía ser arrebatada, todo se tornaba negro y antes de saber que pasaba, me levanté sudando frío.
Me desperté con el corazón agitado, parecía salirse de mi cuerpo, al prender mi teléfono pude ver la hora, eran las 4:45 AM. —Solo fue una pesadilla, nada de eso es real...—Intenté mantener el control de mi misma, pero me fue imposible, heridas sin cerrar volvieron a mí y al sentirme tan débil... dejé que la ansiedad me consumiera, no quería volver a dormir, estaba segura de que al dormir, nuevamente soñaría con eso... o incluso peor.
Empecé a sentirme mareada, mi cuerpo temblaba y los latidos de mi corazón cada vez eran más fuertes, a diario trato de luchar contra algo que no puedo ver, que únicamente aparece cuando quiere, haciéndome sentir culpable de todo lo que me ha ocurrido...
A medida que todo esto ocurría, sentía las lágrimas resbalar por mis cachetes, quería pedir ayuda mediante una llamada, necesitaba que alguien esté ahí para decirme que todo estará bien y me llene de palabras bonitas, no me importaba si las sintiera o no, lo necesitaba para no sentirme tan miserable como en este momento. — ¿Ahora ya lo ves? No puedes seguir peleando contra mí, a pesar de que me evites, trates de convencer a los demás de que tu vida ha mejorado y que yo ya no formo parte de ti, aquí me tienes. — Escuché una de mis voces interiores.
— Déjame dejarte ir...— Susurré.
— Librarse de mí no es tan fácil, puedes ir por la vida diciendo que todo está bien, la razón por la que desapareces días e incluso semanas son por bajones, que tus hábitos de comida han mejorado, ahora puedes expresar de mejor manera tus sentimientos y ya no eres tan impulsiva.. pero cariño ¿A quién tratas de impresionar con eso? Tú y yo sabemos muy bien que no es así, tratas de distraerte para evitar llegar a esto; Te gusta estar rodeada de gente que sea honesta contigo, cuando tú no eres capaz de poder expresar lo que sientes con claridad, y todo porque te aterra el que dirán. — Replicó.
— Estoy bien, si no puedo expresarme o brindar mi afecto a los demás, es porque no cualquiera lo merece, la pared que construí para evitar que me hagan daño, nadie la romperá— Hablaba entre susurros.
—¿Estás segura de lo que dices? Construiste aquella pared porque le temes a que alguien te conozca más de lo que debería, forjas personalidades basada en los gustos de aquellos que dicen ser tus amigos, Kian se queda contigo únicamente por la culpabilidad de que por su culpa los dos fueran expulsados, de otra manera ¿Crees que el seguiría aquí? Sigue contigo por pena—.
—Por favor...Basta.—Dije antes de colapsar por completo.
El dolor de cabeza se volvió muy intenso, ya no era soportable... comencé a pellizcar mis brazos y piernas, no era capaz de sentir dolor así que lo seguí haciendo, cuando noté mis brazos y piernas rojos, decidí parar, abracé la almohada de Kian y sollozaba en ella, maldecía a todo lo que me trajo a este día, no quería saber de nadie, ya no necesitaba ayuda, quería sentirme bien conmigo misma, no simplemente hacerlo parecer con los demás, estaba harta de fingir ser una persona que no soy.
Presentí que alguien estaba por venir y no me importó, seguía lastimándome y llorando por todo, mi vista se estaba tornando borrosa y antes de seguir colapsando alguien entró a la habitación de golpe.
— Victoria ¿Estás bien? — Pude escuchar una voz muy dulce, la hermana de Kian había entrado.
—Si pequeña, la tristeza es un poco impredecible— Tragué saliva y traté de decirlo sin dar a notar el gran sufrimiento que escondía detrás de aquello.
— Recupérate pronto, iré a seguir durmiendo — Me dió un beso en la frente y se retiró.
Al cerrar la puerta, volví a mi hoyo de tristeza mientras trataba de mantener mis ojos abiertos, si los cerraba reviviría mi pasado y eso no quería, mi vista seguía borrosa y seguía abrazada a dicha almohada, tenía planeado seguir llorando hasta poder desahogarme sobre todo... pero alguien tocó la puerta.
Supe que era momento de guardar silencio, así que trate de tranquilizarme.
— No quiero ver a nadie, por favor déjenme sola— Dije con la voz entrecortada.
Pensé que se irían, pero al contrario abrieron la puerta y la mamá de Kian se acercó a mí, en su rostro se percibía asombro y terror por la manera en la que me encontró.
— Hans, llama de inmediato a Kian y dile que venga en este momento o tendrá serios problemas, yo me encargo de ella— Le dió una orden a su esposo, después de eso me señaló.
La mamá de Kian siempre me había tenido mucho cariño, había ocasiones en donde se preocupaba más por mi, que mis propios padres.
— ¿Pero que te ha ocurrido? La almohada está cubierta de sangre—.
—N-No lo sé ¿Qué está ocurriendo?— tartamudeaba.
— ¿Kian te hizo algo? ¡Por Dios! ¡Estas caliente! Necesitas levantarte e ir a la ducha o de lo contrario tendremos que llevarte al hospital— Tocó mi frente y quiso quitarme las cobijas pero me rehusaba, si estaba hablando de sangre, seguramente en mi cuerpo se puede evidenciar todo el daño que me cause por tener tal recaída.
—E-Est-Estoy B-Bien— Mi respiración pasó de ser muy fuerte, a una demasiado lenta...
—¡No estas bien! ¿Eres consciente de la hora? Son las 5:30 de la madrugada, si estuvieras bien, la almohada no estuviera lleno de sangre y tú no estuvieras temblando y con la temperatura alta— Me gritó, aunque escondía miedo detrás de su ira.
Antes de que pudiera responder escuché gritos desde el piso de abajo, Hans había llegado y para mi buena suerte, Kian también.
— ¿Para que me mandan a llamar tan temp.... ¡¿Por qué Victoria esta cubierta de sangre?! — Parecía que no había dormido toda la noche, su ropa olía a mucho alcohol y tabaco, creo que el verme en ese estado le hizo volver al mundo.
Antes de que los padres de Kian se agarren la pelea contra él, intervine. — Todo está bien, nadie me hizo nada, esto me lo he causado yo sola ¿Pueden dejarnos solos? Por favor— Señalé a Kian y le imploré a sus padres que nos dejen solos.
— Después de esto, tendremos una conversación muy seria con ambos, pero antes... Victoria necesitas tomar un baño, la temperatura puede subir y queremos que estés bien— Dijo Darlyn, su madre.
—Aunque ya no tengo temperatura y me siento mejor, de todas maneras lo tomaré en cuenta, gracias por preocuparse y perdón por tenerlos despiertos desde tan temprano— Respondí.
Dicho esto, se retiraron de la habitación y al escuchar los pasos muy lejanos Kian empezó a interrogarme.
— ¿Quién te ha hecho esto? ¿Fue Logan? — Alzó su voz.
— ¡Que no! Me lo he causado yo...— Bajé mi cabeza y pestañeé, dejando caer un par de lágrimas.
Me quitó las cobijas y pudo evidenciar como mi cuerpo estaba lleno de rasguños, cerró sus ojos y me miró fijamente a los ojos. — ¿Por qué? ¿Ya no lo había dejado hace meses? ¿Vomitaste?— Su voz se quebró.
La culpabilidad me invadió y quise huir de aquel lugar, los ojos de Kian reflejaban decepción y rabia. — Perdón, todo estaba bien... iba a dormir y al conciliar el sueño lo recordé todo, me levanté con ansiedad, no quería molestar a nadie, a parte estas no son horas para estar despiertos, nuevamente te pido perdón...— Quise acercarme a él y analizó todo mi cuerpo, al verme tan destrozada se negó a darme un abrazo y se alejó hacia la ventana.
—Por favor...— Esta vez mi voz se quebró.
—Se que no hice bien al ocasionarme tanto daño, pero ya no tengo el control de mí ¿Puedes entender eso? Le demuestro a las demás personas que estoy bien y que mi vida siempre ha sido la mejor, cuando no es así, diariamente me cuestiono el ¿Por qué sigo con vida? ¿A caso ellos pueden darse cuenta que ya no tengo fuerzas para seguir adelante? ¿Pueden ver más allá de lo que los muestro? Kian eres mi mejor amigo, pero ya no puedo seguir así, he intentado mostrarme fuerte ante ti porque no quiero que sufras o te ates a mi por pena, necesito que entiendas que lucho a diario contra mi ansiedad y depresión, trato de cerrar heridas y me convenzo de que todo va a estar bien, solo es un mal momento "Todo pasará" ¡No! ¡No es así! ¡Estoy harta de fingir ser alguien que no soy! ¡Todo por el miedo a ser desechada! — Le grité y seguido a eso empecé a llorar con fuerza. —Necesito que todo mejore, por favor Kian, ya no quiero vivir así...— Susurré a medida que golpeaba mis piernas por la rabia que me causaba el hablar de como me siento.
—Y no, no quiero que te acerques a mi para abrazarme, porque no te necesito a ti, ni a nadie para sentirme querida, lo mejor es retirarme de aquí— Le grité, y antes de que dijera algo me levanté y fui a recoger mi ropa, tenía que salir de ahí.
—Ahora vete, quiero bañarme para salir —Lo fulminé con la mirada.
— Ah no, ni creas que te vas a ir y te mandas sola, entiendo que la vida nunca te ha tratado bien, pero Victoria estamos juntos en esto ¿Lo entiendes? Eres mi mejor amiga desde que tengo memoria, y no me alejaré de ti solo porque me lo pidas— Se posicionó en el filo de la cama y alzó mi quijada, nuestras miradas se encontraron y ambas reflejaban el caos que cada uno lleva dentro, lo abracé y el vacío que tenía dentro de mi parecía llenarse poco a poco.
—No te alejes nunca, por favor...—.
—Jamás, es una promesa— Respondió.
— Bueno, mucho llanto por hoy, me bañaré e iré a casa para recoger un poco de ropa—me alejé de él y sacudí mis manos y me puse de pie.
— Hablando de eso... Mi mamá le llamó a la tuya porque le preocupó verte tan mal aquí—lamió sus labios y me dedicó una media sonrisa.
—Era de esperarse.. Supongo que hoy regreso a casa por obligación— Suspiré y reí.
— Si, pero basta de aquello ¿Qué tal te fue ayer con Logan? — Cambió de tema porque sabía que si seguíamos hablando de mi familia, mi estado de ánimo empeoraría.
— Todo estuvo normal, entablamos una seria conversación y de ahí me vino a dejar, me prestó su saco y ya...— Una sonrisa me delató.
— ¿Te digo algo? Al regresar me pidió tu número y me dijo que le interesaste, obviamente yo le dije que tú no eres de esas chicas con las que él está acostumbrado a estar, que si quiere estar contigo debe ir en serio — Respondió.
Me quedé viéndolo y mis ojos se abrieron como platos ¿Pero qué ha pasado aquí? ¿Qué onda?.
— ¿Entonces? ¡Qué esperas para prender tu teléfono y verificar si tienes un mensaje suyo! — Me sacudió.
— ¡Ay si! Voy—.
Prendí mi celular y en efecto, si me había escrito, quedamos en salir y conocernos más a fondo para saber si con el paso del tiempo podemos formalizar algo...
Lo hablé con Charlotte y me dijo que si lo llegaba a conocer bien, quizá y podría cambiar su manera de ser, después de todo parecía ser buen chico, además que Kian no me confiaría en alguien que no tiene buenas intenciones conmigo.
Mis mejores parecían nunca equivocarse, pero me lamenta decir que esta vez fue la excepción.