preludio [h.s.]

By aheavelywaytodie

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[precuela de el marine] Cada historia tiene un inicio. Su principio. Su preludio. Este es el de Harry Styles... More

Sinopsis.
Prólogo.
Uno.
Dos.
Tres.
Cuatro.
Cinco.
Seis.
Siete.
Ocho.
Diez.
Once.
Epílogo.
Agradeciemientos.

Nueve.

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By aheavelywaytodie

Canción del capitulo:

The only exception- Paramore.

9

HARRY'S POV

El camino fue exhaustivamente tenso.

En ningún momento, ni siquiera por equivocación, abrimos la boca para hablar. Cada uno estaba sentado rígidamente en su asiento, demasiado concentrado en sus propios pensamientos como para preocuparse por el otro.

No estaba seguro de que esperar.

Lea nunca había hablado de su familia y honestamente, yo tampoco había preguntado mucho.

A mis veinte años, no sabia realmente que era una familia verdadera.

Nunca había tenido una, lo suficientemente estable como para saber que significaba tener una.

Los nueve años que había vivido con mis padres habían sido magníficos, estaba seguro. Sin embargo, al mismo tiempo muchas de estos recuerdos resultaban ser bastante vagos y borrosos. No recordaba el sonido exacto de la voz de mi madre, ni su aroma por las mañanas. No recordaba el color exacto de los ojos de mi padre, ni el sonido de su risa.

No tenía hermanos.

Y mi finalmente, mi abuela. Había sido todo lo que podría desear y mas. Ella fue mi familia durante muchísimos años, pero tampoco había sido duradero o lo suficientemente común, como para sentirme igual a los demás niños de mi edad, los cuales presumían de los trabajos de sus padres, mientras yo me mantenía callado. Ellos tenían a quien llevar en los días de los festivales.

Mi abuela nunca falto a ninguna de los recitales de mi salón, pero no era lo mismo tener a tu abuela mirándote, que a tu papa, en el día del padre.

En ningún momento había preguntado a Lea por la suya, por que ni siquiera yo estaba seguro de como había sido la mía.

"Es aquí." Susurro Lea, sacándome de mis pensamientos. Mi vista se enfocó en la pequeña casa en la que estábamos estacionados.

Estaba en bastantes malas condiciones, no mentiré.

Era una vieja casa de un piso, la cual parecía estarse cayendo en pedazos. El material -el cual parecía ser de un material barato- estaba cuarteado en varios lugares. La pintura había comenzado a caerse y lo que antes habría sido un limpio color blanco, ahora era uno amarillento. Las ventanas estaban sucias y había moho en la pared. El césped estaba terriblemente largo y no podía calcular cuantos años habrían pasado de la última vez que había sido cortado.

Fruncí el ceño sin poder evitarlo.

"Vamos." Volvió a hablar Lea. Sin decir nada, imite sus movimientos y salí del auto. Se sentía extraño salir del lado del copiloto, pero Lea había pedido manejar y por alguna razón no pude negarme.

Era la primera persona a la que dejaba manejar mi auto.

Lea rodeo el Mustang y cuando llego a mi lado, su mano derecha me extendió mis llaves, sin mirarme a los ojos. Sus ojos estaban pegados a la casa.

Ella no dijo nada, pero comenzó a caminar hacia la casa, así que la seguí. El césped, el cual estaba ya seco y muerto, crujió debajo de nuestros zapatos al caminar hacia la puerta de la entrada. Al llegar a esta, Lea se inclinó y debajo de lo que parecía ser una maceta, saco una pequeña llave. Ninguno de los dos dijimos nada cuando la puerta se abrió al primer intento.

Observe atento a los movimientos de Lea, quien titubeo un poco al abrir la puerta y cuando finalmente lo hizo, dejo salir un suspiro tembloroso.

Demonios.

Si creía que la casa de la abuela estaba polvorienta y sucia en general, era por que definitivamente no había visitado la casa de los Stuart. Casi no se podía ver el color del suelo, también blanco, gracias al polvo.

Había fotos colgadas por todos lados, las cuales tampoco se podían apreciar por el polvo. La luz que suponía, había entrado antes libremente por las ventanas ahora era opacado por la suciedad.

Lea se acercó a una de ellas y aplicando bastante fuerza, logró abrir una de las ventanas. Mucho polvo comenzó a volar a todas direcciones cuando el aire comenzó a entrar a la vieja casa. Ambos tosimos en unísono, pero no nos quejamos.

Con la luz que había entrado, fui capaz de observar los pequeños detalles que no podían ser apreciados antes e inmediatamente me alerte al ver que había hoyos en las paredes, los cuales parecían ser resultados de puñetazos y que indudablemente, un sillón beige había sido manchado por una angustia te cantidad de sangre, así como parte del suelo.

Cuando vi esto, inmediatamente busque a Lea y esta, también estaba observando aquel sillón el cual estaba seguro, le traía muchos recuerdos no muy gratos.

"¿Lea?" Hable por primera vez. Mi tono era suave. Mis latidos eran fuertes.

"Ella se estaba desangrando aquella noche justo ahí ¿sabes?" Murmuro aun mirando fijamente el sillón. "De alguna manera logró llegar al sillón y recargo su cabeza ahí. Es increíble cuanta sangre tiene una persona en su rostro solamente, ¿no es así?" Pase saliva pesadamente.

"¿Hablas de tu madre?" Esta vez Lea me miro. Sus hermosos ojos tenían una mirada tortuosamente herida.

"Si." Asintió. "Aquella, fue la ultima vez que estuve en esta casa. Supuse que abría sacado el sillón o por lo menos que habría limpiado el piso, pero supongo que mi padre en verdad era tan malo como lo he creído todos estos años." Su voz tembló ligeramente. Ambos nos mantenemos callados durante algunos minutos.

Por un lado, me mantuve callado por que quería darle tiempo para recuperarse del golpe que seguramente significaba para ella estar aquí. Por el otro, no estaba seguro de que decir. ¿Su padre le había hecho algo a Tracie? ¿Tracie había estado a punto de morir? ¿Por qué era que no sabia nada de esto?

Lea recorrió la sala con la mirada una vez mas, e inmediatamente camino fuera de la casa. No tarde en reaccionar y la seguí. Una vez fuera, Lea se sentó en el pequeño escalón fuera de la puerta de entrada. Respiraba más rápido de lo normal y sus manos se movían con nerviosismo en su cabello.

"Tranquila." Dije sentándome junto a ella, pasando mi mano arriba y abajo por su espalda. Lea asintió con sus ojos cerrados fuertemente. Apreté mis dientes con impotencia, al no saber que hacer para hacerla sentir mejor. Para acallar los malos recuerdos, que estaba seguro, la estaban comiendo viva.

"Lo siento, lo siento." Suspiro. "Es solo que es la primera vez que vengo y..." Sacudió su cabeza.

"Lo se, hey ven aquí." Con el brazo que acariciaba su espalda, rodee su cintura y la acerque a mi. Su cabeza se recargo en su hombro inmediatamente y poco a poco, sentí su cuerpo comenzar a relajarse.

"Es por eso que nos mudamos a Chicago." Continuo Lea, un poco mas calmada. Baje la mirada a ella, observando que había vuelto a cerrar sus ojos.

"Mi abuela nunca me lo dijo."

"Mi abuela no lo sabia. Al menos no al principio. Es decir, todos sabían que mis padres tenían problemas, pero nadie sabia lo grave que estos eran. Yo era la única que lo sabía, pero mama me había hecho prometer que no diría nada a la abuela." La voz de Lea temblaba al igual que su labio inferior. "Yo le creí. Era solo una niña y no entendía la gravedad de todo lo que sucedía dentro de esta casa. Mi padre no era siempre violento, así que eso también hizo que creyera en las palabras de mi madre."

"¿Que era lo que les hacia tu padre?" Pregunté tensamente. Lea se apretó contra mi.

"Era un alcohólico. Lo dejo durante los primeros años de mi vida. Entonces, cuando cumplí los seis, su empresa hizo recortes y perdió su trabajo. Estábamos en banca rota y ese fue su punto de rompimiento. Una vez que regreso, nunca pudo dejarlo de nuevo." No pude contenerme y deje un beso suave en la frente de Lea. Observe como sus pestañas aun con los ojos cerrados, estaban humedecidas. Nunca había visto a Lea llorar y la idea de verlo ahora, me rompía el corazón. La amaba demasiado.

"Lo siento tanto." Le dije quedamente.

"Una vez que empezó a tomar, los golpes aparecieron. A diario encontraba alguna razón para enojarse con mi madre. Vivi en una casa llena de golpes y gritos por casi siete años." Lea sollozo finalmente. "Nadie lo sabia, por que los golpes que le daba a mi madre, los daba en partes del cuerpo fáciles de cubrir. Todo el mundo sabia que mis padres peleaban constantemente y que no tenían la mejor relación, pero solo yo sabia que la golpeaba y no hice nada." Lea abrió sus ojos e inmediatamente, lagrimas comenzaron a caer por sus mejillas. "No hice nada." Lloro, encerrando su rostro en mi brazo.

"¿El... te llego a tocar a ti?" Pregunté pasando saliva.

"N-no." Pude respirar de nuevo. "Mama nunca lo dejo. De alguna u otra forma, me protegió todos esos años. Además, que mucha parte del tiempo, estaba en casa de tu abuela. Mama se ocupó de que no tuviera que estar con él, si no era estrictamente necesario. No era tan difícil, honestamente. Cuando era tan solo un bebe, fueron contadas las veces que me sostuvo en brazos. Aquel hombre nunca fue mi padre verdaderamente. Solía decirme que la única razón por la que se había casado con mi madre, era por que esta había quedado embarazada de el." Las lagrimas no dejaban de caer de sus ojos. Su voz estaba completamente rota. Se veía hermosa.

"¿Por qué no lo dejo tu madre?" Tracie era una mujer que irradiaba confianza y fuerza. Era difícil imaginarla de la manera en que Lea lo planteaba.

"Por que lo amaba." Río amargamente. "¿Puedes creerlo? Es el peor hombre que he conocido en toda mi vida y de alguna manera, mi madre lo amo como pocos han amado."

"¿Que paso esa noche?" Pregunté después de algunos minutos.

"Esa noche era tu cumpleaños." Mis ojos se agrandaron al escuchar esto. Lea me miraba tristemente. "Se había vuelto una especie de costumbre partir un pequeño pastel de chocolate en nuestros cumpleaños, ¿recuerdas?"

"Si." Respondí roncamente. Me sentía como un completo idiota por no recordar que había sido en mi cumpleaños numero trece, la ultima vez que había visto a Lea.

"Bueno, ese día mama olvido decirle a mi padre que estaríamos fuera mas tarde de lo acostumbrado. Llegamos pasadas las diez de la noche y la casa era un desastre." Sollozo amargamente. "Habían pedazos de platos tirados por todos lados, algunas de las sillas del comedor estaban volteadas y habían agujeros en las paredes. El pensó que lo habíamos dejado." Suspiro temblorosamente. "Pero cuando llegamos, en vez de aliviarse él se enfureció más allá de cualquier limite. Esa noche no quedo satisfecho con un par de golpes en los brazos o estomago de mama, sino que comenzó a golpear su rostro, abriendo heridas por todos lados. El simplemente no paro."

"Sh, tranquila." Mecí su cuerpo de un lado a otro, acariciando su cabello de vez en cuando. Lea había comenzado a sollozar con fuerza hasta el punto en el que no podía hablar. Nos mantuvimos en silencio durante largos minutos. "Tranquila amor. Aquí estoy." Murmure una y otra vez contra su cabello.

"Los vecinos hablaron a las policía, una vez que escucharon mis gritos." Sorbo su nariz. "Esa noche, al policía arrestó a mi padre y mi mama fue al hospital por múltiples heridas internas y externas. Incluso tuvieron que operarla." Lea mordió su labio inferior. "Aquella fue mi primera vez en un hospital." Sonrío entre lagrimas.

"¿Es por eso que decidiste estudiar medicina?"

"En parte." Asintió. "Esa noche, aquellas personas con batas blancas salvaron la vida de mi madre. Con el paso de los años, quise convertirme en una persona que pudiera impactar en la vida de alguien de la manera en que, los que salvaron a mi madre impactaron en la mía. Entonces descubrí los años que tardaba en convertirse en un médico de planta y me arrepentí un poco." Río levemente. "Así que entrare al campo de Obstetricia." Sonrío. Me sorprendí genuinamente ante esto.

"¿Como es que no sabia esto?" Ella se encogió de hombros y limpio sus ojos con el dorso de su mano.

"Nunca habías preguntado." Supongo que era cierto. "En fin, esta vez no regresamos. Para acortarlo, mi madre pidió el divorcio y una orden de restricción para ambas contra mi padre. El no se negó a ninguna de estas y una vez que mama salió del hospital un par de semanas después, volamos a Chicago."

"¿Así de fácil?" Sacudí mi cabeza.

"Así de fácil. Ella me pregunto si quería ver a mi padre antes de irnos, pero no quise. El tampoco insistió, así que solo nos fuimos." Asentí pensativo. Nunca había conocido al padre de Lea, pero ahora que escuchaba esto, agradecía no conocerlo.

"¿Nunca lo volviste a ver?" Lea negó con su cabeza.

"Cuando tenía catorce años recibimos una llamada. Mi padre había decidido manejar ebrio en la madrugada de un veintisiete de Julio. Choco contra un par de postes eléctricos. Murió en el acto." Apretó su mandíbula.

"Lo siento," peine su cabello hacia atrás. Lea se encogió de hombros.

"Supongo que cada quien obtiene lo que merece." Asentí en silencio. "¿Ahora lo entiendes?" Aparto su mirada. "Yo crecí siendo público de la relación enfermiza de mis padres. Observe como el amor que mi madre sentía por mi padre, termino destruyéndola. ¿Ahora entiendes por que es que no creo en las relaciones?"

"Lo entiendo Lea, lo entiendo completamente, pero esto no tiene que ser así entre nosotros. No todas las parejas tienen que estar destinadas al infierno."

"Un cuarenta y siente por ciento de las personas que se casan, terminan en divorcio. Y un veinticinco por ciento de las que permanecen casadas no son felices. Y otro veintidós por ciento terminan engañándose." No pude evitar sonreír, a pesar que ella estaba bastante seria.

"¿Por qué no podemos ser el seis por ciento restante?"

"¿Cuáles son las posibilidades, Harry?" Echo sus manos al aire.

"Las que nosotros queramos." Tome una de sus manos entre las mías y la mire fijamente. "Entiendo que tengas miedo. Pavor incluso. Es completamente comprensible, pero lo nuestro no puede ser mas distinto a lo que paso con tus padres."

"¿Ah si? ¿Y que nos hace tan diferentes?" Frunció su ceño.

<<Es ahora o nunca.>>

"Que yo si te amo." Lea jadeo sorpresivamente y me miro con sus ojos abiertos de par en par. "No eres un capricho o una obligación. Lea, estoy enamorado de ti y si no te has dado cuenta de eso, bueno eres bastante idiota entonces." Sonreí tiernamente. Lea se tensó al momento y se alejó de mi para poder mirarme.

"Estas mintiendo." Sacudió su cabeza y sus ojos volvieron a llenarse de lagrimas.

"Jamás mentiría en algo así. Lo sabes." Lea sofoco un sollozo.

"¿Como has podido enamorarte de mi, cuando no he hecho nada mas que intentar alejarte?" Por primera vez fui consciente de muchas cosas, que antes me eran confusas.

"Es por eso que salías con todos esos hombres." Jadee. Lea bajo la mirada, asintiendo.

"No entendía por qué no podía dejar de pensar en ti... Salía con tantos pudiera para sacarte de mi mente, pero eso nunca ocurrió." Entonces paso algo que jamás había visto. Algo que me dejo completamente fascinado. Lea se ruborizó. No pude evitar inclinarme y besarla. Tierna y lentamente.

"Explícame, como es que esto puede estar mal." Murmure cerrando mis ojos una vez que nos separamos.

"No quiero sufrir con mi madre lo hizo, Harry." Recargo su cabeza en mi hombro.

"Jamás te lastimaría, Lee." Lea levantó su rostro riendo.

"¿Lee?"

"No se por que lo dije." Reí con ella.

"Suena como un nombre oriental."

"¿Te gusta?"

"No." Sabia que mentía, por la forma en que luchaba por no sonreír. Pase mi brazo por su cintura y la acerque a mi.

"Pues bien, así es como te diré ahora." Bese su cabello.

"¿Que significa esto entonces?" Murmuro contra mi camiseta blanca.

"Significa que somos pareja. Significa que soy tuyo y tu mía." La abrace aun mas fuerte. "Significa que te amo." Lea suspiro temblorosamente.

"Creo que me estoy enamorando de ti." Susurro quedamente. Sonreí de oído a oído.

"Lea, Lea, Lea. Creo que has estado enamorada de mi hace tiempo y ni siquiera te has dado cuenta." Ella río, sin negar mi comentario.

Entonces, los meses comenzaron a pasar rápidamente el uno tras el otro. Cada uno mejor que el anterior.

En Junio, volví a ver a Tracie Stuart después de todos estos años y me recibió tan bien como siempre lo había hecho. En silencio había intentado buscar a la mujer ir había sufrido durante tantos años, pero no encontré signo alguno de esto.

Tracie había resultado ser la misma mujer alegre y completa que recordaba, con la pequeña excepción que esta vez era completamente cierto.

Como habíamos ido a Chicago a visitarla, había conocido a amigas de Lea, que eran tan fiesteras y ruidosas que una vez que las conocí, desee casi instantáneamente tener de regreso a Mia y su carácter sarcástico de regreso.

En Agosto decidimos hacer un pequeño viaje a Ocean City en Maryland. Solo nos quedaba a un par de horas de Washington así que habíamos decidido ir por un par de semanas.

Habíamos jugado como un par de niños en la playa. En un par de ocaciones habíamos echo fogatas por la noche y e incluso en una ocasión habíamos dormido en la playa.

Para cuando fue tiempo de regresar a clases, Lea se mudo conmigo. Yo había decidido quedarme en el dormitorio doble y ella había decidido dejar el suyo. Los últimos meses habíamos vivido prácticamente juntos, así que no era nada nuevo.

En Noviembre, descubrí cuan desordenada era Lea verdaderamente y tuvimos un par de peleas al respecto. Nunca lo suficientemente fuertes, ya que en la mayoría terminamos persiguiéndonos por el dormitorio.

Las fiestas navideñas las pasamos en Chicago con Tracie. Aarón nos acompaño. A pesar de que su relación con Lea seguía siendo extrañamente incomoda, este parecía aceptarla cada vez un poco mas.

Había insistido en que llevará a Jason, su "compañero de apartamiento" pero el no había querido.

Año nuevo habíamos estado de regreso en Washington y habíamos ido a una fiesta con nuestros amigos.

Lea había sido mi beso de medianoche.

El 27 de Enero, Lea cumplió diecinueve y fue la primera vez que la vi verdaderamente ebria. Jamás olvidare ese día.

Juntamos un par de identificaciones falsas y compramos de todo tipo de alcohol y tuvimos una fiesta que se suponía; tenía que ser pequeña. De alguna manera, se corrió la voz de nuestra pequeña reunión y terminamos despertando a un par de comandantes.

Tenemos que hacer ciento cuarenta horas de servicio al campus, como castigo.

El treinta de Enero, Drake fue reclutado a Irak. La guerra comenzó a hacer acopio de soldados y Drake tenía su licencia vigente.

Fue un gran golpe para nuestro pequeño grupo.

El primero de Febrero, fue mi vigésimo primer cumpleaños y por respeto a la partida de Drake, decidí no celebrarlo en grande como tenía pensado hacerlo.

Sin embargo, termino siendo mejor de lo que pensé.

Estuve en la cama con Lea todo el día.

Fue mucho mejor de lo que pensé. No necesite mucho mas que comida china, películas y lencería nueva.

Hoy, doce de Marzo recibimos noticias de Drake. Mando una carta a sus padres y otra a nosotros.

Nos sorprendimos al leer lo bien que se la estaba pasando. Aun no había tenido que entrar a la guerra y solo estaba ayudando a pequeños pueblos con trabajos humanitarios.

Supongo que no era tan malo.

Termine de leer la carta de Drake, la cual había pasado en manos de todos y ahora era mi turno de leerla. Baje la mirada a Lea, quien estaba con su cabeza recostada en la almohada junto a la mía y sonreí.

"Te amo tanto." Susurre besando su frente.

Había pasado casi un año desde aquella platica en casa de sus padres y no podía creer cuan lejos habíamos llegado.

Había sido el mejor año de mi vida.

Hasta ahora, al menos.

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