El enamoramiento de Sans solo le trajo problemas en la escuela, sus calificaciones bajaron súbitamente, lo que ocasionó que Papyrus estuviera de mal humor casi todo el tiempo, las cosas con Honey se pusieron un poco tensas, estaba consiente que la culpa no era de él, su comportamiento había cambiado por culpa de sus propias inseguridades; por una parte estaba seguro de que ahora podía ser uno con él y estar en las mismas condiciones que Honey, sin embargo, no sabía cómo explicarle que había estado practicando todo lo que sabía con Black, que cada que se encontraba siendo tomado por su compañero imaginaba que eran sus manos la que lo acariciaban y que eran sus labios sabor a miel mezclado con cigarrillo los que rozaban con los suyos.
Por su parte Black había perdido por completo la visión de su venganza, el estar pasando tiempo con Sans había logrado modificar todo el odio que sentía por Papyrus, ahora solo lo aborrecía por reprender a Sans cuando pasaba tiempo con él; incluso llego a pensar en la posibilidad de que la pequeña cereza, como le comenzó a llamar, formara parte de su familia y la llevaría a vivir con él a su gran casa, donde no tendría que sufrir por la falta de absolutamente nada ya que él se encargaría de proporcionarlo. Solo había un problema con sus planes.
- ¿Puedes dejar a Sans a solas de una buena vez? - preguntó Honey mientras sostenía firmemente el hombro de Sans.
- ¿Por qué no lo dejas tú, anciano? - frunció los ojos, realmente ese tipo le estaba frustrando sus planes una vez más, no era la primera vez que aparecía cuando estaban por dejar la clase.
- Ese es mi trabajo, tengo que cuidar que los pequeños sigan en la escuela para que no echen a perder su futuro, aunque no creo que se pueda hacer nada para arreglarte a ti, niño. - el dedo índice de Honey golpeo repetidamente la frente de Black, dejando una marca rojiza en el lugar.
Sans no sabía qué hacer, el problema era él, pero no podía simplemente ofender a Honey, ya muchas veces le había faltado al respeto cuando se sentía mal, cuando llegaba el remordimiento se hundía en su desesperación y era el mismo Honey que llegaba para recordarle el porque estaba perdidamente enamorado de él. Honey era un caballero, jamás había intentado imponerse a él, tampoco lo obligaba a hacer cosas que él no deseara, su toque suave y su amable voz le hacían quedar en tranquilidad, cosa que su mente necesitaba con desesperación. Por otra parte Black le enseñaba cosas nuevas, podía salir de la rutina y olvidar todo lo malo que ocurría en la escuela con su presencia; dejaba de sentirse intimidado cuando se encontraba con él, podía sentirse fuerte nuevamente y con el valor suficiente para imponerse a quienes intentaban dañarlo con el pasado.
- No peleen... me quedaré. - se escuchó la voz baja de Sans interrumpir la guerra de gruñidos que Honey y Black estaban llevando a cabo; podría estar con Black fuera de la escuela, podía salir a pasear como hacen los amigos, Honey estaría tranquilo y su hermano lo dejaría en paz, era una cuestión de ganar para todos.
Honey acarició el cráneo de Sans mientras mostraba una enorme sonrisa satisfecha, Sans era definitivamente un buen chico, solo que nadie lograba comprenderlo; el corazón de Sans comenzó a latir muy deprisa cuando el rostro de Honey se acercó al suyo, sin embargo, no se apartó y recibió un ligero beso en la frente.
- Esa es mi cerecita. - murmura Honey antes de abrazarlo con fuerza, Sans realmente era un chico muy lindo.
- Te veo al terminar la clase, te llevaré a donde quieras. - le guiñó el ojo y salió del lugar mientras destapaba una paleta de miel.
- Maldito bastardo. Te está manipulando... ¿No te molesta? - pregunta Black pero su respuesta fue sencilla al ver el rostro de Sans, sus mejillas sonrojadas y sus ojos cristalinos miraban el lugar por donde se había marchado Honey. Black mordió su labio inferior, cada que avanzaba un paso con Sans retrocedía dos gracias a ese bastardo, tendría que poner cartas en el asunto.
- Él no hace eso, estás algo paranoico. - soltó una leve carcajada, las clases comenzaron sin que Black pudiera replicar nada, como Sans estaba en clase no había motivo para saltarla, después de todo cualquier cuerpo que no fuera el de Sans carecía de gracia y atractivo.
Grillby terminó la clase con un aplauso para su tocayo, pues ese día cumplía finalmente con los tres meses que había tenido de plazo para volverse un miembro docente, las miradas entre él y Black dejaban muchos huecos, pues aunque Grillby sustituto finalmente terminaba su servicio, su trabajo con Black no terminaba y el tiempo se volvía cada vez más corto, tenían que hacer algo.
- Maestro... - dijo Black antes de que las clases se dieran por terminadas, su brillante mente había tenido una idea, podría matar varios pájaros de un tiro y nadie sospecharía nada.
- Si, ¿Black?
- Cómo hoy será el último día del maestro sustituto... ¿Qué tal si le hacemos una fiesta en mi mansión? - pregunto mostrando los dientes en una mueca que simulaba ser una sonrisa.
- Me parece buena idea, ¿Están de acuerdo tus padres?
- Totalmente... - después de aquella mentira hubo un silencio de varios segundos antes de que el profesor diera la autorización, también se disculpó con el nuevo docente por no poder estar presente, pero tenía asuntos urgentes que atender y no podía posponerlos.
Honey no tuvo más remedio que seguir a Sans a la fiesta improvisada que había planeado Black, algo dentro de su interior le decía que no estaba bien, pero mientras pudiera tener vigilado a Sans y evitar que se meta en problemas no le veía nada de malo, está vez no lograría hacer que se distrajera como la última vez, Sans estaría a salvo, cueste lo que cueste.
Todos los compañeros llegaron a la casa de Black como se había planeado, Money se encontraba allí, como siempre perdido en la turbia neblina de conciencia que le dejaba todas las sustancias que consumía; su trabajo era persuadir a los demás chicos a consumirlas, cosa que sería sencilla ya que la mayoría de la clase estaban del lado de Black, ahora eran parte de su pandilla, cuya amistad radicaba en la cantidad de billetes que ganaban por entregar pequeños paquetes de droga cuando Black se encontraba con Sans a solas.
Honey por su parte, se mantenía a una distancia prudente, manteniendo un ojo a Sans quien reía sin control mientras sostenía un vaso con sumo de fruta; Black no le agrada, pero si hace feliz a Sans puede tolerarlo. Black le susurra algo a Sans que logra poner sus mejillas rojas, asiente mientras lo busca sin encontrarlo al parecer; Black toma la mano del pequeño y se van esquivando a la multitud, Honey intenta seguirlos pero el mar de gente no se lo permite, no puede darles alcance, sin embargo, no los pierde de vista, sabe que está empujando estudiantes y sabe que no todos están en un estado conveniente, pero Sans le preocupa, mejor dicho no quiere que Sans haga nada irracional a menos de que sea con él.
Ese pensamiento frena sus pasos de golpe, agita su cabeza, no lo había dicho en ese sentido, solo estaba preocupado por él, solo eso. Sus ojos lo guiaron por la planta alta, donde los jóvenes comenzaban a perder la inhibición, se volvían atrevidos y algo lujuriosos, algunos habían llegado a presentar calor y comenzaban a tocarse entre sí o tocar a sus cercanos, esto no pintaba nada bueno. Honey siguió caminando entre adolescentes que se desnudaban con premura y gemidos por las muestras de amor; sabía que todos esos chicos se arrepentirían al día siguiente, no servía de nada intentar separarlos porque buscaban otro compañero, tenía que llegar al meollo del asunto.
Encuentra la puerta por donde han desaparecido Sans y Black, su corazón esta agitado, tiene miedo de lo que pueda encontrar, pasa saliva con fuerza, toma la manija y abre la puerta. Dentro el cuarto es obscuro, apenas se pueden distinguir siluetas en la oscuridad, trata de prender la luz, pero no encuentra el interruptor, la puerta fue cerrada tras él.
- No te vayas... - escucha una voz a sus espaldas, por donde le han abrazado, cerca de la cintura, era Sans, le alegraba haberlo encontrado, pero algo le decía que no era algo muy bueno.
- Sans tenemos que irnos de aquí, algo raro está pasando aquí. - se dio la vuelta, liberándose del abrazo de Sans, se agacho para estar a su altura y decirle sus preocupaciones, puede ver que Sans titubea un poco, finalmente pasa saliva con fuerza y lo toma por el cuello con fuerza, acercando sus rostros, por la sorpresa Honey abre la boca y sus labios chocan, Honey forcejea un poco, Sans a introducido algo a su boca que sin poder resistir termina tragando cuando la cápsula se rompe; se coloca en pie, empujando levemente a Sans.
- ¿Qué me diste? - pregunta asustado sin saber que consecuencias tendría.
- Tranquilo anciano, solo es un afrodisiaco, Sans me pidió ayuda ya que tú no das el primer paso, lo hará él. - en la esquina del lugar se encontraba Black, sentado con el cejo fruncido, se coloca en pie y abraza a Sans por la cintura, acomodando su cabeza en el hombro de Sans, a quien besa con ternura, acto seguido, observa con resentimiento a Honey.
- Sino fuera porque mi cerecita me lo pidió, jamás te dejaría tenerlo. Disfruten la noche. Porque está puerta no se abrirá hasta mañana. Que tengan buen sexo. Y Sans... no olvides lo que me prometiste. - Black camina a la puerta y tras recordar la promesa con Sans cierra la puerta, puede escucharse el pestillo tronar cuando la llave giró.
- ¿Qué promesa? - Honey estaba más preocupado por lo que él le pidió que lo que estaba ocurriendo.
- Nada importante. - la voz de Sans por un segundo sonó temblorosa, cómo decirle a Honey que lo ama a él y a nadie más, cómo expresar que la promesa era no volver a estar en una situación igual, no podía sacar de su mente la fotografía de Berry, el hermano de Honey, mismo que era la fuente de su inspiración para rehabilitarse, pues Honey también estaba en busca de una segunda oportunidad. Si todo lo que Black le había dicho era cierto, no podía seguir con esto.
Sans se acercó a Honey y comenzó a besarlo nuevamente, Honey sintió un calor abrazador recorrer por todo su cuerpo y el deseo de tocar a Sans más que como su protegido, más que como a un hermano despertó. Honey tomó a Sans con fuerza y deseo, mismo que siempre le carcomía cada que alguien se le acercaba, en esos momentos su mente se nublaba de pensamientos racionales y solo existía el deseo y Sans estaba más que complacido en recibirlo.
Esa noche uno de los sueños de Sans se volvió realidad mientras Honey le arrancaba co suavidad y deseo contenido las prendas una a una mientras repartía besos por toda su anatomía. Sin duda sería la mejor noche de su vida y guardaría esos recuerdos para siempre...
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Notas: Alto, alto cochinones... manos arriba, dejen de tocarse que ya saben que no me agrada describir esto tan explícitamente... así que... imaginen el resto.
Pues ya comenzamos año nuevo... esperemos que sea mucho mejor que el pasado, algunos perdimos muchas cosas (personas cercanas entre ellas) pero no hay razón para estar tristes, recuerden a sus seres queridos con afecto y no se enfoquen en lo triste o de lo contrario no podrán descansar.
Bueno, espero pueda actualizar con más frecuencia que el año pasado y poder cumplir mínimo con las metas atrasadas antes de cumplir con las nuevas...
Quiero recordarles que si quieren ayudar con este libro a hacer un dibujo en referencia a alguna parte que les haya gustado me lo pueden enviar a mi correo kichigaikuroineko(arroba)gmail.com o a mi bello y sensual tumblr https://kichigaineko.tumblr.com/
No olviden que a pesar de que las cosas no comenzaron de la mejor manera, podemos hacerlas mejorar con nuestro esfuerzo, solo no se rindan. Recuerden que los quiero mucho, gracias a todos los que han estado conmigo los últimos años y bienvenidos sean las nuevas personitas que se han integrado a este pequeño grupo de locos, un beso y feliz año.