Parte 9: Adiós al dolor.

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¡Lamento la tardanza! De verdad no me sentía en condiciones de escribir algo "decente" por qué estas últimas semanas para mí han sido un poco malas :( Pero hoy les traigo una nueva parte de esta historia y ya se acabará, la siguiente será la última. No molesto más y espero les guste lo que hice >_

Y como siempre les deje un video :)

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Todo en casa era felicidad, los abrazos y felicitaciones hacia su padre era en masa, incluso personas que no veían hace muchos años aparecieron para felicitarlo. Nanao estaba en un rincón de la habitación, con un vaso de bebida sobre su mano, aunque el gas de esta ya se había esfumado. Su hermana también estaba contenta, en especial porque viviría en el mismo país de sus ídolos pop adolescentes, se podría decir que todos allí estaban contentos, menos Nanao.

Sus ojos se desviaron hacia la ventana y notó como el viento movía los arboles de la calle, deseo estar allí sintiendo el frio del invierno en vez de esa extraña calidez familiar.

¿Por qué no puedo estar feliz como todos? Se preguntaba una y otra vez, incluso se sintió mal cuando su madre le dio la noticia y ella solo pensó en qué podía hacer para no irse.

Sacó el teléfono que estaba en el bolsillo de su pantalón; sin mensajes, sin llamadas, sin nada que la hiciera salir corriendo de allí con una excusa. Suspiró, esperaba al menos un mensaje de Aomine pidiéndole explicaciones del por qué se había ido sin decir nada.

- ¿Que ocurre, hermana? -Nanao levantó la vista y se encontró con los ojos pardos de su pequeña pariente, solo sus ojos la diferenciaban, y la edad. - ¿No es genial ir a New York?

-No lo sé.

-Hermana, tienes que estar feliz. Nos espera un maravilloso futuro -la pequeña tomo las manos de Nanao y la miró con entusiasmo. La mayor se soltó lentamente de su hermana y se alejó cabizbaja

-Solo quiero que las cosas no cambien.

Tomo su chaqueta y algo de dinero que había en sus bolsillos, necesitaba salir de aquel lugar y olvidar un poco todo lo que estaba pasando. No quería irse, no quería dejar su escuela... pero sobre todo, no quería dejar a Aomine.

A pesar de todo no quería dejarlo. Sabía perfectamente que él no sentía lo mismo que ella, que solo la usaba para divertirse. Pero no podía odiarlo y aquello la hacía sentir que era una estúpida, siempre pensaba en aquel joven, mientras que ella no tenía espacio en su corazón... o al menos eso era lo que Nanao pensaba.

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Despertó por el viento que golpeaba su espalda, se movió al mismo tiempo que frotaba sus ojos y se daba cuenta que su acompañante no estaba. Sonrió con tristeza y se quedó mirando el lugar donde ella había dormido, incluso podía sentir el olor de su cabello.

-Te extraño -susurró suavemente, queriendo que todos esos sentimientos no fueran más que simples ilusiones pasajeras.

Al fin y al cabo él sabía que no era el chico adecuado para Nanao, que incluso no tenía derecho de sentir los besos de aquella muchacha, de recibir sus caricias, de sentir su cuerpo... pero no podía dejarla. Era totalmente adicto a ella y aunque sabía que todo terminaría mal, quería sentir cuanto podía doler.

Se levantó y camino hacia la ducha, a pesar de que no había pasado nada sexual entre Nanao y él, no podía sacar de su cabeza aquella noche. La respiración agitada de ella, el cabello negro entre sus dedos, su piel cálida junto a la suya y sus labios mezclados como el agua y el azúcar. Suspiraba cada vez que pensaba en ella, y sentía un escalofrió recorrer su espina.

Do not say, I love you [Aomine Daiki] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora