Leccion n°17: contra más faltas tengas, mayor será tú castigo

4K 70 1
                                    

Jennifer estaba a cuatro patas por detrás de su amo, cabizbaja y callada sin absolutamente nada puesto, recordando que lo último que vió antes de bajar la mirada.
A su amo dirijirse hasta uno de los armarios del lateral izquierdo de la habitación, uno que nunca antes, la había visto abrir.

Dicen que la curiosidad mató al gato, así que a Jennifer ahora mismo la debían de estár cabando la tumba.

Por un momento el miedo en su cuerpo había desaparecido entre caricias y mordiscos, pero ahora había vuelto de golpe, al escuchar de repente un continuo sonido de metal chocarse entre sí, y acercándose a ella por la espalda.

-De rodillas - , al escuchar la orden acató rápidamente, colocando su espalda erguida, y las manos sobre sus muslos mirando hacia arriba, notó como le ponían algo en el cuello y lo cerraban por delante, * aah esta frío, un collar, ¿ pero de hierro ? *, el collar venía encadenado con otros dos brazaletes que se cerraban de la misma forma.

Su amo empezó a ponerle cada uno en una muñeca.
Ambos estaban unidos por una cadena con tan solo dos eslabones, y conectada con otra más larga que los unía al collar, formando una extraña "t" invertida.

Notó como su amo se le acercaba al oído y decía, - Lastima que solo lleves dos faltas, me habría divertido mucho más -, Jennifer tragó saliva fuerte, mientras su amo le ponía una venda en los ojos, dejando que sus otros sentidos despertaran.

No oyó nada por unos segundos, ni una respiración, ni un paso, ni siquiera sentía la presencia de su amo junto a ella, - ¿amo?, ¿esta ahí señor?-.

No hubo respuesta, *¿se ha ido?*, al segundo de pensar esto volvió a notar su presencia muy cerca y por delante de ella, * ¿esta de cuclillas? *, sus dedos le acariaban delicadamente el costado subiendo hasta uno de sus pechos, agarrandolo fuertemente, y pasándolo por un pequeño aro de metal, hizo lo mismo con el otro, haciendo que lo pezones se toparán con la goma de una pinza sin abrir, en cada uno.

Una vez undidos sus pechos en tal jaula, pasó ambas tiras situadas una a cada lado de los aros, por el tronco rodeandolo hasta cerrarlo en su espalda a modo cinturón, y apretando fuerte para que no se soltara.
De los mismo aros salían también otras tiras, situadas en la parte de arriba, su amo levantó cada una y las pasó por el cuello hasta cerrarlas en su nuca, por debajo del collar y la cadena.

- Bien, mantente erguida durante diez minutos y te lo quitare, sinó..., habrás cometido otra falta más y tendré que seguir castigandote- , sosteniendola de la barbilla para levantarle la cabeza.

- ¿Entendistes sumisa? -.

- Si, amo-, su amo le soltó la barbilla.

- Entonces vamos a ponerte esto -, de repente sintió como las pinzas que apenas tocaban sus pezones se abrían, y empezaban a apretarlos con fuerza.

- Aah...., mmh-, involuntariamente su espalda se dobló un poco hacia adelante, por la impresión, *no no no, mantente aah, erguida aah*, pasarón dos minutos, y su amo los apretó un poco más. - aah, aah -.

Veía como tenía la cara roja, y empezaba a gotear por abajo, deslizándose desde su mojado coño bajando hasta la entrada de su culo, haciendolo brillante y delicioso.

Empezó a darle pequeños mordiscos en el clítoris, provocando que gimiera y jadeara más fuerte pero ahora sin poder parar de hacerlo, cada mordisco buscaba inclinar más su espalda , hasta tenerla como ella quería.

Cuando pasaron ya cinco minutos, Jennifer ya había echo el intento de doblarse como más de cuatro veces, pero había conseguido mantenerse recta.
- Lo estas soportando bastante bien sumisa -.

-G...., gracias amo -.

- De echo vamos a mejorarlo aún más, todavía te quedan otros cinco minutos- .
Notó como se alejaba rápidamente y abría otro cajón, mientras, el dolor que sentía en los pezones ya había desaparecido casi por completo, dejando que solo saliera de sus labios una fuerte respiración y un quejido constante.

- Parece que casi te has acostumbrado a ello, van ya seis minutos, la verdad no creí que aguantarias tanto....,enhorabuena.... -, *ese enhorabuena a sonado demasiado raro*.

- aah, aah -,* ¿que es esoo?, tiene forma redonda*.

- Espero que te guste, es un vibrador para el clítoris que elegí solo para tí -, su amo no hacia nada más que sujetar el vibrador pegado a su coño, mientras este la volvía completamente loca, consiguiendo que sus gemidos inundaran la habitación.

Sabía que su amo contemplaba satisfecha el como se retorcia y hacia sonar los brazaletes, chocandolos entre sí,  viendo como ignoraba por completo el arnés que oprimia sus pechos.

Involuntariamente, Jennifer movía sus caderas ligeramente hacia los lados y atrás, tratando de evitar el vibrador que torturaba su clítoris y la provocaba tales gemidos.

- Llevas ocho minutos, yo que tu vigilaría mis movimientos, cada vez estas cediendo más sumisa -.

- Lo, siento, amo -, volvía a incorporarse poco a poco, quedando más rígida que una tabla, mientras su amo aumentaba la potencia del vibrador, consiguiendo que volviera a la posición semi inclinada de antes.

- Si no puedes más solo dímelo -.

- Aah....,estoy bien señor, mmh -,

- Entonces, parece que no hay ningún problema - , su amo la observaba con una mirada seria , juzgando cada ápice de su expresión, para ver si estaba a punto de llegar a su límite.

Pero conservó esa postura hasta que finalizaron los dos últimos minutos, y su amo le alejó el vibrador, a la vez que le desabrochaba el arnés y quitaba las pinzas de sus pezones cuidadosamente, sacando sus pechos de dentro de los aros, y liberando sus muñecas y su cuello.

Le pasó la mano por la nuca, acariciandola cariñosamente y le acercó su cabeza, posandola sobre su pecho,  - lo has hecho muy bien sumisa, y que no se vuelva a repetir -.

- Si, amo -.

Una vida de sumisa a tu lado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora