~44

312 33 0
                                    


Vyce POV

Mi cabeza va a estallar. Son casi las doce de la noche y Eider aún no llega a casa. He llamado demasiadas veces a su celular, pero no contesta.

Camino de un lado a otro por la sala de nuestro departamento. La carga de lo sucedido, pesa en mis hombros, haciendo que lance un florero de la mesa de centro al suelo. Soy tan idiota. Dejándome llevar por la calentura, cuando tengo a mi lado a una maravillosa mujer que me puede follar todas las veces que queramos.

Sin saber qué más hacer, me siento en el sofá. Apoyo mis codos en mis rodillas y con mis manos, jalo de mi cabello. Mi pierna empieza a moverse involuntariamente.

―¿Qué te sucede? -escucho la voz de Eider y alzo la mirada rápidamente. No la escuché entrar.

Me levanto del sofá y me acerco a ella, pero alza una mano, haciendo que me detenga.

―Cariño... -digo. El dolor y la culpa, reflejándose en mi rostro.- Yo no... -empiezo a decir, pero me interrumpe.

―No digas que no querías, porque vi en tu rostro cómo lo disfrutabas... Por supuesto que querías.

Mi cabeza duele demasiado, tanto que una mueca de dolor aparece en mi rostro. Eider frunce el ceño, confundida, pero no dice nada.

Camino hacia la cocina y abro una de las gavetas. Saco dos pastillas y las introduzco en mi boca. Tomo un vaso y sirvo un poco de agua, antes de llevarlo a mi boca, pasando las pastillas.

Al girarme, el rostro preocupado de Eider me observa, pero lo endurece rápidamente cuando me giro.

―Es solo dolor de cabeza. -explico y ella asiente. Un silencio se crea entre nosotros.- Sé que la cagué... La cagué horrorosamente. Y sí, tienes razón, lo disfruté, pero solo cuando estuviste tú. Si quieres dejar de hablarme, lo entenderé. Pero por favor, no me dejes. Eres mi vida y no sabes cuanto me arrepiento de haberlo hecho. Solo... Solo no me dejes. No sabría que hacer sin ti. Eres mi mundo.

Sus ojos se llenan de lágrimas y frunce sus labios para contenerlas, pero no lo logra. Su rostro se contrae y tapa su boca con su mano. Sus lágrimas caen en grandes cantidades por sus mejillas. Me odio. Su cuerpo se sacude por sus sollozos. Me odio tanto.

Me acerco a ella. Sus ojos me observan con dolor. El mismo que siento yo cuando me pide que no me acerque, pero la ignoro. La envuelvo con mis brazos y empieza a forcejear, hasta que se cansa y coloca su cabeza en mi pecho mientras continúa llorando.

Acaricio su cabello y la aprieto más contra mí. Acerco mi cabeza a su oído.

―También me duele. -digo y mi voz se quiebra.- Me duele haber lastimado a una persona tan hermosa y especial como lo eres tú. Por haber arruinado nuestra relación y la tuya con Fiore. -las lágrimas salen de mis ojos.- Me odio tanto por haberte hecho eso. No quiero ni nombrar lo que te hice. No tengo el valor suficiente para hacerlo... Te quiero, y no quiero dejarte ir, pero si necesitas hacerlo... solo si verdaderamente lo necesitas, lo aceptaré, por mucho que me rompa por dentro.

―¿Por qué lo hiciste? -dice entre llanto.

―No lo sé, cariño, no lo sé. -digo desesperado y con la garganta atorada en lágrimas.

Nos mantenemos abrazados mientras lloramos por unos minutos. Varios lamentos salen de mi boca.

―Te amo. -escucho que murmura en mi pecho, cuando el llanto ya ha cesado un poco. Mi corazón late. Me ama. Eider me ama, y yo solo la he engañado con su mejor amigo.

Aprieto su cuerpo, y el mío se sacude cuando mi llanto se hace más fuerte.

―También... También te amo. Te amo demasiado, Eider. -digo entre el llanto.- No volveré a romperte el corazón. Lo prometo... Solo perdóname. Dame otra oportunidad... Te lo suplico, cariño.

Hay un largo silencio, donde me mantengo abrazado a ella. Por si es la última vez que lo hago. Me quedo sintiendo su cuerpo y su calor. Sintiendo sus manos cálidas en mi espalda y su respiración en mi pecho. Sintiendo todo lo que siento por ella cuando estamos cerca. Cuando mi corazón se alborota solo al ver su rostro. Trato de mantener ese recuerdo por si es la última vez... y mi corazón se rompe cuando se aleja de mí.

Sus ojos, hinchados y rojos, me observan con dolor. Cierro mis ojos y los aprieto. No hace falta que diga nada.

Más por impulso, mi mano se estrella contra la pared de la cocina. Escucho el grito ahogado de Eider. Mi puño duele y observo la grieta que le hice a la pared. La sangre empieza a brotar de mis nudillos y llevo mis manos a mi cabello, jalándolo.

Me muevo lentamente por la cocina. Pensando en cómo será mi vida a partir de ahora.

Siento unos brazos envolverme desde la espalda.

―Te iba a decir que te perdono. -escucho que dice y siento como mi mundo se reconstruye.- Me duele, no te mentiré. Pero estoy dispuesta a olvidar todo esto si prometes no hacerlo nunca más... Vyce, solo te daré una oportunidad más. Y también quiero que tengas claro que la confianza no va a volver a ser la misma.

Me giro hacia ella y tomo su rostro entre mis manos.

―Joder, Eider... Gracias. -tengo tantas palabras en la mente, que no logro decir ninguna.- Me haces el hombre más feliz del mundo. No sé qué valdría sin ti. -uno nuestras frentes.- Te prometo que no volveré a fallarte, amor. Te lo juro... Haré hasta lo imposible para que nuestra relación vuelva a ser la misma. Gracias. -beso sus labios y puedo sentir el sabor salado de mis lágrimas. Es un beso tierno, que demuestra lo mucho que nos amamos.- Te amo.

―Te amo. -dice y me da la sonrisa más hermosa que he visto en la vida.- Ahora, quiero que me hagas el amor como solo tú sabes hacerlo. Demuéstrame que el Vyce del que estoy enamorada está aquí.

―Por supuesto, amor. -digo. Elevo sus piernas y las envuelvo en mi cintura, mientras camino hasta nuestra habitación.

***

―Vamos, a ducharnos. - dice Eider que jala de mi brazo para que me levante.

―Quiero ducharme solo, cariño. -digo. Su ceño se frunce y deja de jalar de mi brazo.- No te lo tomes a mal, es solo que me gustaría pensar un poco.

―Vyce... ¿Seguro que estás bien? -pregunta y asiento con mi cabeza.- ¿Segurito, segurito? -vuelve a preguntar y, con una sonrisa, vuelvo a asentir.- Bueno, entonces anda a bañarte. Me ducharé después de ti.

Me siento en la cama, al igual que ella. Le doy un beso rápido y me coloco de pie. Siento una palmada en mi trasero desnudo. Me quejo en voz alta y escucho su risa mientras entro al baño.

Al entrar, lo primero que observo es mi reflejo en el espejo, pero ese no soy yo. Aparto la mirada, avergonzado conmigo mismo, y abro la ducha. Cuando el agua empieza a salir tibia, entro.

El agua golpea mis hombros y moja mi cabello. Cierro los ojos y dejo que los pensamientos vuelvan a mi mente. Esos pensamientos en los que me lamento de tener la vida tan jodida, ahora agregándole un suceso más. ¿Cómo pude ser capaz de hacerlo?

Agarro el shampoo y empiezo a masajear mi cabeza. Mi respiración se agita. Los pensamientos van a mil por hora dentro de mi cabeza. Aprieto los ojos y maldigo. En estos momentos, donde me lamento de mi existencia, el antiguo Vyce hubiera inhalado unas cuantas líneas de coca y problema resuelto.

Termino de ducharme y salgo del baño con una toalla alrededor de mi cintura. Al entrar en la habitación, mi corazón se derrite. Eider se ha quedado dormida. Se ve tan pacífica y tranquila. Lentamente, me acerco y acaricio su cabello con ternura. Dejo un beso en su sien y camino hacia el velador, tomo mi celular y le saco una foto a su rostro, ya que sigue desnuda.

Joder, qué suerte tengo.

Me visto solo con un calzoncillo y entro a la cama con ella. Apago la luz de la linterna y me acerco a ella. Su rostro queda cerca de mi pecho y al sentir mi calor, inconscientemente envuelve sus brazos alrededor de mí.

Me insulto nuevamente por lastimar a Eider y cierro mis ojos, quedándome dormido. 

El Misterio de los Dagger ©  [TERMINADA]Where stories live. Discover now