Trust (Yaoi/BL)

IX

No sabía ya que hora era pero Lesa se había quedado dormido hace un rato después de hablar de un montón de cosas.

Y yo sin embargo no podía dejar de mirar al techo algo nervioso por estar compartiendo cama con otra persona.

Él lo veía tan normal...

Será por su amigo? Lesa por lo que decía parecía alguien genial y lleno de vida... se le iluminaron los ojos al hablarme sobre él.

Tan genial podía ser alguien para que después de tantos años siguiera creando esa reacción en Lesa?

Alguien podía marcar tanto a una persona?

Era raro, me creaba sentimientos que no sabía identificar.

Bueno... Malik me había marcado a mi, lo único es que lo mío fue negativo.

No, no quería pensar en Malik.

Venga Silas, esta situación no podía ser tan extraña como para que me impidiera dormir.

Solo tenía que cerrar los ojos con fuerza y conseguiría dormir!
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–Estas despierto? –Dudó Lesa al incorporarse para beber agua.

Si... desgraciadamente si.

–No consigo dormir –Susurré con cansancio girando la cabeza ligeramente hacia él.

–Por que? No te resulta cómoda mi cama? –Siguió preguntando tras beber agua.

Y se volvió a tumbar girándose hacia mi algo preocupado.

–Ya son las 6 de la tarde, tienes que estar agotado –Comentó apartando el pelo de mi cara.

–Nunca había dormido en la casa de otra persona... y solo he compartido cama con algunos de mis hermanos –Musité suspirando ligeramente algo reconfortado por su tacto.

–Te voy a enseñar un viejo truco de hadas –Murmuró sonriendo aún con cansancio antes de levantarse.

Y se volvió a meter en cama a los segundos trayendo una especie de manta pequeña para bebés.

Y sin darme muchas explicaciones me hizo cogerla y ponerla cerca de mi cara.

Olía... olía tierna.

No sabía explicarlo, pero era un olor muy especial y agradable.

–A que huele bien? –Preguntó antes de bostezar con cansancio.

Pero yo no tuve ni fuerzas para responder. El olor único de esa mantita me hizo al fin cerrar los ojos, pero para descansar.

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Cuando me desperté siendo ya de noche Silas estaba pegado a mi hombro y abrazando la mantita.

El olor único de las plantas que se utilizan para ayudar con el sueño de los bebés le había afectado igual que a uno. Pero el olfato de un hombre lobo era muy sensible, así que no me extrañaba.

Le había hecho dormir, así que me daba por satisfecho.

Parecía muy tranquilo, así que supongo que estaba descansando bien.

Con cuidado de no despertarlo me levanté de cama y salí de la habitación encontrándome casi de frente con mi padre.

–A noche recogí las escaleras, cuando quiera bajar Silas puedes dejarlas abiertas de nuevo –Comentó tras bostezar bajando al primer piso–. Ayer al ir al baño casi me hago daño con ellas.

–Lo siento, debería haberlas recogido –Me disculpé bajando con él para también desayunar algo.

–No, no, fui yo que iba muy dormido.