Isabelle with an "e" ~ Moody Spurgeon (awae)

41. Entre algodones

Aquella tarde, después de la excursión que hicimos por el bosque, Charlie y Gilbert acompañaron a Moody a su casa.

Yo, nada más llegué a casa, almorcé y luego fui directa a la cocina.

—¿Marilla tenemos tableta de chocolate? —pregunté mientras me ataba un delantal a la cintura—

—Creo que sí, ¿qué te traes entre manos?

—Quiero hacer magdalenas de chocolate, para un amigo —fui a la despensa a buscar el chocolate—.

—¿Un amigo? —oí como preguntaba Marilla desde la cocina—

—Ah sí... —escuché a Anne— Hoy un chico de nuestra clase tuvo un pequeño accidente en la excursión, le tuvieron que coger puntos en la pierna.

Cuando encontré la tableta de chocolate entre los estantes volví a la cocina.

—¿Y quien es el chico? —volvió a preguntar Marilla—

—Se llama Moody Spurgeon —le respondió Anne—.

—Debe ser un chico muy especial entonces —miré a Marilla y ésta estaba haciendo miradas cómplices con Anne—.

—Es un buen amigo —me limité a decir mientras seguía con lo mío—.

Quería darme prisa para poder ir a entregárselas esta misma tarde.

Más tarde

Cuando me quise dar cuenta se había hecho algo tarde, por suerte Matthew se ofreció a acercarme a casa de Moody con el carruaje para que no fuera sola.

—Te espero aquí —me dijo una vez llegamos, estaba atardeciendo—.

Bajé del carro y fui hacia la puerta de la casa.

Al llamar no pasó ni un minuto que una chica unos años mayor que yo abrió la puerta.

Llevaba puesto un vestido marrón y tenía su pelo del mismo color recogido.

—Tú debes ser la hermana de Anne... ¿Cierto?

—Sí.

—Me llamo Ella May, soy la hermana mayor de Moody, encantada —me ofreció su mano y la estreché—. ¿Qué te trae por aquí?

—Pensé en traerle un detalle a Moody. Después de lo de hoy, imaginé que igual le alegraría un poco —alcé la cesta mostrándosela y ella sonrió al verla—.

—Seguro le encantará. Pasa —se hizo a un lado y entré—.

Me quedé observando la entrada mientras esperaba a que cerrara la puerta y me guiara.

—Se encuentra en el salón, madre lo tiene entre algodones —me susurró—. ¡Moody tienes visita! —exclamó de repente— Por aquí.

Ella avanzó por el pasillo y entró a la primera habitación que había hacia la derecha mientras yo la seguía. Mis ojos recorrieron el lugar buscándolo, y finalmente encontrándolo tumbado en uno de los sofás junto a la chimenea con la pierna sobre un reposapiés. En cuanto su vista se posó en mí se puso derecho en el sofá y bajó la pierna.

—¿Qué haces aquí? —preguntó nervioso—

—¡Moody Spurgeon esas no son maneras de tratar a los invitados! —la madre de Moody apareció por la segunda puerta que tenía el salón y se acercó a mí— Discúlpalo querida, es un placer tenerte aquí —me mostró una amable sonrisa—. Tú debes ser una de las hijas de los Cuthbert, ¿Isabelle cierto? —asentí— ¿A qué se debe tu amable visita?

—Traje esto para Moody —le ofrecí la cesta a la mujer—.

—¿Qué es? —preguntó Moody desde el sillón—