33. Billy y el zorro

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—Necesito que me hagas un favor —me susurró Anne inclinándose sobre la mesa—.

Estábamos desayunando para ir a la escuela. Marilla preparaba cosas en la cocina.

—¿Qué pasó?

—¿Recuerdas el santuario? Creí haber recogido todas mis pertenencias, pero se me quedó un libro allí.

—Pero eso fue hace días, ¿no crees que la lluvia lo habrá destrozado?

—Con suerte solo tendrá las hojas arrugadas de la humedad.

—¿Entonces quieres que vaya a buscarlo?

—Sí.

—¿Pero por qué no vas tú? —pregunté—

—Porque no me quiero perder ni un minuto de clase con la señorita Stacy. Además, si llegas tarde puedo poner una excusa —me quedé pensando en si hacerle el favor o no—. Porfa, y te doy parte de mi pastelito del almuerzo.

—Trato hecho —Anne pasó su mano sobre la mesa y se la estreché—.

—¿Qué tramáis vosotras dos? —preguntó Marilla acercándose a la mesa mientras se limpiaba las manos en un trapo— No pensaréis hacer más aventuras de las vuestras, ¿no?

—Estábamos hablando de las ganas que tenemos de ir a la escuela hoy con la señorita Stacy de vuelta —explicó Anne, disimuló bastante bien—.

—Pues terminad de desayunar que vais a llegar tarde.

Al terminar salimos de la granja, cuando llegamos a un cruce Anne fue hacia la escuela y yo hacia donde estaba el santuario.

Me tenía que dar prisa, así que en cuanto me separé de Anne empecé a correr.

Cuando llegué estaba exhausta. Fui hacia lo que antes era la pequeña cabaña de madera y empecé a buscar entre las tablas. Las fui cogiendo y amontonando a un lado, entre todas las tablas vi el libro en el fondo.

—Aquí estás —susurré para mí—.

Lo cogí y me senté sobre las tablas. Desabroché la correa de mi pizarra y libros, puse el libro de Anne junto a los míos y lo volví a abrochar.

Vi de reojo como una figura se movió por mi izquierda.

Me sorprendió ver que se trataba de el famoso zorro del que tanto hablaba Anne.

Me quedé inmóvil esperando a ver lo que hacía. Se acercó a mí despacio estirando su cabeza intentando olerme sin acercarse demasiado. Acerqué mi mano hacia él con cuidado. Éste aproximó su hocico hasta mi mano, pude notar el frío de su húmeda nariz.

Entonces el sonido de una rama partiéndose me sobresaltó.

Miré hacia mi derecha y allí se encontraba Billy, con la oreja aun vendada. El zorro lo miró por varios segundos y luego se fue a las profundidades del bosque entre los árboles.

Al escuchar los pasos de Billy me levanté. Lo miré y pude ver que llevaba una escopeta colgada en su hombro.

—¿Por qué no estás en la escuela? —me preguntó—

—Vine a recoger un libro olvidado por Anne —le mostré mis libros—. ¿Y esa escopeta? ¿Pensabas cazar al zorro?

—Eso pensaba, pero al verlo se me hizo tan bonito que la idea de hacerle daño se esfumó de mi cabeza —dijo sin cortar el contacto visual conmigo—.

—Debería irme ya —noté a Billy algo extraño, pero no le di mucha importancia—.

—Si quieres te acompaño —me mostró una leve sonrisa—.

Isabelle with an "e" ~ Moody Spurgeon (awae)Where stories live. Discover now