No, no creas que lo he dejado pasar. Desde las nubes te observo siempre y sonrío cada vez que tú también lo haces. Poco a poco recuperas tu peso, tus buenos hábitos y sales más.
Los chicos siguen ahí para ti y tú vuelves a estar para ellos, me alegra saberlo.
Sé que ya no escuchas mi horrenda voz, por eso canto a todo pulmón aquí arriba cada vez que puedo. Me anima saber que volveremos a encontrarnos algún día, mi amigo.
Tampoco te olvidaré.