Cuando estamos solos, el Yoongi usual vuelve.
Recorre el armario con ojos tristes y se detiene sobre mis vestidos. Al encontrar mi favorito, lo acaricia con su mano.
Me abrazo a su cintura y recuesto mi cabeza sobre su espalda.
Él toca mi brazo con su otra mano.
Deja de dudar, Yoongi. Le pido por última vez.