Capítulo veintidós.

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Narrador omnisciente.

El almuerzo fue para todos algo delicioso, después de todo se podía comer tantoncomo uno quisiera, sin duda fue una de las mejores inversiones para los chicos.

Con la barriga llena de comida, algunos decidieron irse a dormir mientras que otros prefirieron hacer la digestión caminando un poco como lo era el grupo de chicas en donde las únicas mujeres que faltaban eran Moa y Katy, esta última porque decidió acompañar a descansar a su prometido.

Moa, justo ahora gozaba de la compañía que tenía con Tom, ambos sentandos en las bancas frente a las cabañas bajo los pinos.

— Pensé que Willow vendría contigo. —Dijo la morena mientras se reacomodaba, pasando un pie al otro lado de la banca, quedando esta misma entre sus piernas.


— Pensé en hacerlo pero no quise, algo me decía que estaríamos de un lado a otro, preferí dejarla con Ashley.

— Oh, cierto... ¿Cómo sigue?

La pregunta generó confusión en el rubio y eso lo pudo notar la morena.

— Cuando hablamos antes de lo de la fiesta, dijiste que salías a donde él por problemas.

— Ah. —Salió aquel sonido de los labios del chico, haciendo una mueca.— Era una mentira para evitarte.

La chica alzó las cejas algo sorprendida aunque pronto hizo una mueca, rascó su nuca, trataba de no tocar los temas que tenían que ver con su madre así como con el pendiente y la discusión.

— Lo siento. —La disculpa hizo que la morena lo viera y con un ademán tratando de restarle importancia.

— No te disculpes, tranquilo. —La chica le regaló una sonrisa pasiva.

Tom aún no lograba entender cómo es que Moa no estallaba en furia, claro, estuvo ofendida y con justa razón pero le sorprendía más como es que la morena trataba de no tocar esos temas, ignorandolos, haciendo de cuenta que jamás pasó nada de ello, tal vez ella podía pasar por alto eso pero él no, él no podía hacerlo con tanta simpleza.

Muy en el fondo se sentía mal.

Encima, de que no le había dicho del todo la verdad pues no fue él el que tiró el pendiente, se había abstenido de mencionar que fue su novia.

Él simplemente no quería rivalidad.

Quería que dos de sus tres chicas se llevaran bien.

— ¿Que harás en Navidad? —Preguntó Moa como tema de conversación.

Tom se quedó callado meditando con exactitud si podría tener algún otro plan aparte de lo que suponía ya era obvio.— Lo más probable es que esté en casa de mis padres, con Jade, o sin ella.

La chica hizo una mueca al notar el desánimo con el que su rubio enamorado decía aquello.— ¿Si ella no va no podrías ir a visitarla tú? No creo que tu madre se moleste si no vas a cenar con ellos, después de todo tiene otros tres hijos, y más guapos.

Burló lo último.

Pero para Moa no había nadie más guapo que no fuera Tom, la risa de Tom sonó haciendo que ella ensanchara una sonrisa. La risa del ojiazul era algo que la morena podría escuchar mil veces y jamás se cansaría.

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora