Una promesa, una simple e inocente promesa que hicieron cuando niños los llevó a volver a encontrarse. Una promesa que los haría volver a hacerse amigos... Y quién sabe, quizás algo más que amigos, pero... ¿Esa promesa los interpondrá en algo?
Tamak...
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—Tamaki Amajiki—
Empezó la mañana como siempre, me estaba vistiendo para ir a clases; después de haber escuchado la canción me fue prácticamente imposible no dormir pensando en ella... Salí de mi habitación encontrándome con Mirio sonriendo como de costumbre, salimos juntos de los dormitorios encontrándonos con Nejire esperándonos animadamente, quién sabe que le dan a esa chica para estar tan feliz a las 7am.
Hoy sería un día largo sin duda, pues las clases de Present Mic parecían eternas, y yo no podía poner casi atención, ya que toda mi atención se iba dirigida a aquella canción. Solo podía pensar, "¿qué es lo que voy a hacer?". Es decir, ¿sería buen momento para confesarle mis sentimientos a ella? Esto era demasiado para mí... No podía pensar claramente.
No me di cuenta que el timbre de la media mañana había sonado hasta que sentí a alguien tocarme el hombro.
—Tamaki, es hora del recreo, ¿no escuchaste el timbre?
—¿Ah? No, estaba distraído, lo siento.
—Anda, vamos a buscar una mesa antes que estén llenas.
Me levanté de mi silla para ir hacia la cafetería, pedimos nuestras comidas y nos sentamos en alguna mesa vacía que había de milagro. Mirio y Nejire hablaban como siempre mientras yo solo los escuchaba mientras comía; en un momento Nejire se va diciendo que tenía que ir al baño, dejándonos solos a Mirio y a mí. Normalmente cuando Nejire se iba, Mirio siempre iniciaba un tema de conversación, aunque esta vez él se me quedó viendo fijamente, como si fuese que tuviese algo en la cara, ¿qué pasa?
—¿Pasa algo?— pregunté confundido ante tal mirada fija.
—Esa pregunta la tendría que hacer yo.
—¿Tú? ¿Por qué?
—Vamos, es obvio. En las clases se te veía más distraído que de costumbre, aparte que normalmente cuando suena el timbre eres de los primeros en salir para pedir tu comida antes que todos y no estar rodeado de gente.
—No te entiendo, solo no me di cuenta— respondí intentando evitar un interrogatorio, aunque no lo logré.
—Te conozco desde que éramos niños por favor, es claro que sepa cómo sueles actuar. Ahora, ¿me vas a contar qué es lo que te está atormentando?
Sin más que resignación, me digné a contarlo el por qué.
—No lo llamaría atormentando, pero... ¿Recuerdas la canción que tiene ____ en su libreta? La que Nejire leyó en voz alta— él asiente—. Pues resulta que a mi parecer, aquella canción la hizo para mí hace años, aunque nunca la había escuchado... Ahora realmente no sé qué hacer o cómo actuar, porque como dije, pasaron años, no sé si ella sigue sintiendo lo mismo o si solo estoy confundiendo todo... Tampoco sé si declararme sería lo mejor o si solo debería dejar las cosas como están... En resumen, no sé que hacer Mirio, no tengo idea.
