Una promesa, una simple e inocente promesa que hicieron cuando niños los llevó a volver a encontrarse. Una promesa que los haría volver a hacerse amigos... Y quién sabe, quizás algo más que amigos, pero... ¿Esa promesa los interpondrá en algo?
Tamak...
El día siguiente llegó y el espíritu navideño se podía ver en las calles y las casas tan iluminadas por las lucecitas de navidad y sus bonitas decoraciones en cada una.
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Eran como las 11:43pm y navidad estaba a sólo unos minutos, la chica estaba con su familia en casa celebrando y cenando, la bebida se había acabado y sus primitos empezaban a molestar con eso, así que sin más remedio le pidieron a tal chica que vaya a la tienda que está abierta las 24hs sólo porque era la mayor de sus primos.
Según ella eso le parecía absurdo, ¿por qué no esperaban más? En unos minutos iba a ser Navidad pero aún así le mandaron a comprar bebidas, ella maldecir mientras susurraba que ojalá Santa no les dé regalos a sus primos por hacerla buscar la bebida a minutos de ser Navidad.
La chica indignada, se puso un abrigo puesto que afuera hacía mucho frío y empezaba a nevar de a poco. Salió con el dinero a la tienda, caminado por el parque lleno de decoraciones navideñas y con miles de luces decorándolo. Parecía mágico, se notaba que era la época de navidad, luces por allí, luces por aquí, todo simplemente colorido y ambientado a esta fecha tan especial para muchos.
Estaba tan entretenida escuchando la música que sonaba en la plaza, viendo las luces de navidad y el arbolito que más destacaba en medio de la plaza, que sin darse cuenta casi chocó con alguien, aunque justo logró salir de su trance para darse cuenta.
—Disculpe— habló bajito haciendo una pequeña reverencia para luego alzar la mirada y encontrarse con alguien que no esperaba hacerlo—. ¿Tamaki?
—¿____? Hola, ¿qué haces aquí a esta hora?— preguntó con cierto desconcierto por encontrarla afuera.
—Oh, nada. Simplemente me pidieron ir a buscar bebidas para mis primos antes que sean las 12. ¿Y tú?
—Un poco de lo mismo, estaba por ir a la tienda.
—¿En serio? Entonces podemos ir juntos, ¿no? Así no sería tan tedioso ir sola en noche buena siendo casi navidad— él asintió siguiéndola—. Por cierto, feliz noche buena.
—Feliz noche buena igualmente— respondió con cierta emoción.
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