CAPITULO 64

162 11 3
                                    


— Sol, dios mío—decía Vanesa mientras trataba de auxiliar a su amiga para que despertara—. ¡Ana! —gritó Vanesa rápidamente y Ana salió de la habitación corriendo seguida de Roberto—.Ana necesito que vayas por un botiquín de primeros auxilios. Creo que hay uno en el baño al fondo del pasillo.

—¿Qué le pasó? —Vanesa suspiró poniendo la cabeza de Sol sobre su regazo.

—Solo ve por favor—dijo Vanesa y Ana asintieron.

—Esto es solo el comienzo Vanesa—dijo su manager y la Malagueña lo ignoro completamente—. Debes negar las cosas y seguir adelante con tu carrera o vas a perderlo todo y puede que tus amigas también. Recuerda que no eres solo tú en esto.

Vanesa no respondió acariciando el cabello de Sol pero escuchando las palabras de Roberto con dolor. Esto no podía estar pasando. No podía estar pasando cuando ella finalmente había decidido ser libre y hablar con la verdad. Y ahora estaba allí, con el corazón en la garganta pensando en todo lo que pasaría si Gonzalo llegaba a tener todo lo que habían hablado esa mañana.

Quizás solo había tomado fotos, pero Vanesa había aprendido que las cosas no siempre salen como se planean. Era muy probable que Gonzalo tuviera en sus manos algo para vengarse o querer chantajearla y Vanesa iba a tener que tragarse su orgullo y negociar con él. No por ella, sino por sus amigas. Ana llegó en ese momento y entre las dos trataron de auxiliar a Sol que aún seguía inconsciente aquello definitivamente no era algo que Vanesa hubiera visto venir.

Pablo tocó la puerta fuertemente mientras esperaba que Gonzalo abriera. No tenía ninguna duda de que él había sido el que había difundido la noticia de Vanesa.

MIENTRAS EN MADRID:

—Abre la puerta Miro—dijo gritando y golpeando la puerta—. Sé que fuiste tú así que abre la puerta.

En ese momento la puerta se abrió y Gonzalo apareció sin camisa y en ropa interior mientras Pablo entraba a la casa rápidamente tomándolo del cuello.

—Jamás pensé que caerías tan bajo—dijo Pablo fuertemente y Gonzalo empezó a reír.

—Parece que no pude ver la noticia—sonrió —. Estaba teniendo sexo caliente con una mujer que me espera arriba. Creo que te esperaba mucho antes suponiendo que te enterarías de la verdad tarde o temprano ¿Supongo que vienes a darme las gracias?

—Olvídate de publicar más cosas así—dijo Pablo firmemente y Gonzalo en ese momento apartó las manos de su cuello viéndolo con enojo.

—Tu no vas a decirme que hacer Alboran—dijo Miro riendo—. ¿Estas triste por tu mujer? Te dije que mientras tú planeabas tu vida perfecta ella podría estar follandose a alguien más, y mira como es la vida—dijo irónico—. Resulto que estaba follandose a mi mujer.

—Tú lo sabias—Gonzalo sonrió y asintió.

—Tu querida esposa parecía que estaba tan urgida que incluso llegó a meterse a mi habitación para llevarse a mi mujer—Gonzalo las vio—. Pasaron horas y horas haciéndolo en el estudio y yo las descubrí.

Pablo volvió a tomarlo del cuello pero Jason lo detuvo aun riendo al ver que los ojos de Pablo estaban llenos de dolor.

—Cállate—dijo Alboran fuertemente.

—¿No quieres saber el resto? —Miro rio—. Ahora resulta que todo el grupo de amigas de tu mujer son lesbianas. Una tal Ana incluso durmió con ella.

—Todo lo que dices no tiene sentido—dijo —. Quiero que pares de hacer lo que haces. No es correcto y no es de hombres hacer eso tan bajo.

—¿Crees que a mí me interesa ser un hombre correcto? A ti te falta ponerte los pantalones y dejar de ser un imbécil. Tu mujer resultó ser una lesbiana de mierda y sueltas tu frustración conmigo. Te engaño a ti y a mí. Y yo no pienso dejar las cosas así. Además—sonrió—. Me están pagando muy muy bien y eso que solo tome una pequeña parte del video.

RESISTIENDO,LA CONTINUACIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora