Capítulo 11. Una cita a la altura

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Junkyu P.O.V

Gracias a mi insistencia conseguí convencer a Mashiho para que me dejara planear a mi la mañana y él se encargara de la tarde. Cuando le comenté mi propuesta no parecía muy ilusionado, supuse que era porque no se sentía muy cómodo rodeado de cosas lujosas, pero eso era algo que podía solucionar y lo iba a demostrar.

- Entonces, ¿Todavía no le has dicho que su padre trabajaba en tu casa y que lo conoces desde pequeño? - me preguntó Hyunsuk, después de finalizar el último examen.

Negué con la cabeza. No eran los mejores exámenes que había hecho, pero no tenía dudas de que sacaría una nota aceptable.

- Es difícil hacerlo, más cuando me ha aconsejado específicamente que no le cuente nada - expliqué -. Debe haber alguna razón detrás, pero no quiere decirme más. Es extraño.

Mi amigo se quedó pensativo, buscando una solución a mi problema, como hacía a menudo.

- A lo mejor tu padre sabe algo, ¿Por qué no pruebas a preguntarle? - sugirió.

- "¿Por qué no pruebas a preguntarle?" - le imité, burlándome de su estúpida sugerencia -. Parece que no te acuerdas de cómo es. Cuando le dije me gustaba alguien que además de ser hombre, es un de clase baja, casi me echa de casa. No creo que le apetezca contestar mis preguntitas.

El chaval levantó los hombros, falto de ideas.

- Entonces solo te queda seguir mintiendo. ¿Te marchas el año que viene, verdad? Tampoco tienes que aguantar demasiado.

- No pareces muy triste por que me vaya a mudar a otro país durante un año entero - dije, fingiendo estar herido por su poca demostración de amor.

- Solo será un año, tampoco es como si fuéramos a perder el contacto - explicó -. Además, te iremos a visitar de vez en cuando.

- Espero que así sea - dije -. Más importante, todavía no sé que voy a hacer para nuestra cita. Tengo muchas ideas, pero no sé cuál debería escoger.

Para ese tipo de cosas, Hyunsuk era increíblemente útil, así que le enseñé la lista de todos los lugares posibles a los que podía llevar a Mashiho. Observó cada uno de ellos atentamente y soltó la libreta que le había entregado bruscamente encima de la mesa.

- Todos denegados - sentenció.

Lo miré confundido y lo sacudí de hombros dramáticamente.

- ¿Qué? ¿Por qué? Tardé mucho en pensar en estos sitios.

- ¿Eres tonto? Todos estos lugares son extremadamente lujosos; me harían sentir incómodo hasta a mí. Sé que quieres que sea la cita perfecta, pero no creo que estés pensando mucho en la definición de "perfección" que puede tener Mashiho. ¿Entiendes? - explicó.

Era increíble. Su capacidad de razonamiento era mucho mejor que la mia, y, aún así, no conseguía sacar más nota que el promedio, no podía entenderlo. En ese momento, para mí, era quien más se asemejaba a un Dios.

- Eres un puto genio - le dije, impresionado.

- ¿Tengo que fingir que no lo sabía? - respondió, con una expresión arrogante.

Recogí a mi cita a eso de las nueve de la mañana. Para evitar que fuera más vergonzoso de lo habitual, le pedí al chofer que condujera el coche menos cantoso de los que había en el patio. Me esforcé para llevar la ropa menos llamativa de mi armario, pero que tampoco fuese demasiado informal, para demostrar que me había arreglado para la ocasión. Me perfumé con mi colonia favorita y me coloqué el reloj de mi madre en mi muñeca con cuidado.

La verdad I MashikyuWo Geschichten leben. Entdecke jetzt