A dos cuadras.

veinte.

—Entonces no hay plan b.

—Nope.

—Yo estoy segura de que lo lograrás, pero sabes que aún así no está mal tener algo de respuesto, no sabes si la hija de alguien famoso esté audicionando e injustamente te quiten el lugar.

—Vaya, le acabas de dar una idea al universo, gracias Park.

—Sólo es un ejemplo de las miles de posibilidades que existirán, o que ya existen.

—Entiendo tu punto, pero no puedo preocuparme, ya mandé el vídeo de mi audición, ya dejó de depender de mí.

Jihyo relajó su semblante, siendo convencida ligeramente por sus palabras, confiando en ellas. Park era alguien que trabajaba excesivamente duro, la mediocridad siempre se encontraba lejos de ella, todos la veían como un ejemplo a seguir. Nayeon, a pesar de su alterado carácter, que podía llegar a parecer neurocitismo gracias a ciertas personas, en ocasiones era alguien demasiado relajada. No es que fuese indiferente, también se esforzaba bastante, sin embargo las cosas parecían moverse descontroladamente de sus manos. Jihyo no, todos los detalles los tenía perfectamente organizados.

Pero el cansancio que se apoderó de Nayeon no le permitía ni siquiera envidiar eso.

¿Por qué si supuestamente era algo normal se sentía tan nerviosa? Como si estuviera comprometida a hacerlo, o algo muy malo sucedería.—Hola Jennie—con movimientos predeterminados, besó su mejilla y después acarició su cabello.—¿Qué tal tu fin de semana?

—Bien, ya por fin terminó mi castigo, podremos salir sin que deba regresar exageradamente temprano a casa.

Sonrió, tragándose la duda de saber cuál era el motivo por el que sus padres la habían castigado. ¿Por qué no podía recordarlo?—Eso es bueno, ¿quisieras hacer algo hoy?

—Vaya, qué espontánea, ¿te sientes bien?—sin darse cuenta caminaba a su ritmo hacia los campos, para así sentarse en el pasto.

—Deberíamos aprovechar antes de que te vuelvan a castigar.

—Sigo diciendo que fue una injusticia, ellos ni siquiera supieron bien que pasó, no me dejaron explicar—Nayeon asintió, dándole la razón a su pareja. Lo mejor sería dejar ese tema si no quería evidenciar que no tenía idea de lo que hablaba. Jennie extendió su mano para entrelazarla con la suya.—Oye, ¿cómo están tus amigas? Después de lo que me contaste que les pasó, lo de su abuela.

—Ah, no he hablado mucho con ellas en general, tampoco sabría como tocar el tema, sigue siendo algo delicado, no ha pasado mucho.

—Me imagino, Sana ha cambiado su carácter, se ve decaída...—por favor, no lo digas.—Pero no he visto a Momo, ¿sabes algo de ella?

Nayeon apretó el agarre de su mano, mirándolo fijamente.—No mucho, en realidad...

¿De dónde venía ese gran sentimiento de culpa? No tenía suficiente con sentirse presa de sus pensamientos durante la noche, deseando despertar de aquel mal sueño y distraerse el resto del día antes de que todo volviera a estar en silencio y ella se quedara frente a su ventana observando como la luna parecía moverse. No, ahora había escalado, Jennie parecía más un abogado que una joven estudiante, analizando sus palabras en busca de posibles pistas o segundas intenciones.

Nayeon no paraba de pensar que no podía hacer nada bien.

—Bueno, te espero afuera para ir al restaurante de siempre, ya debo irme—tras un rápido beso, se levantó sacudiendo el pasto de su falda.

Nayeon sonrió, abrazando su mochila contra su pecho, observando a lo lejos como corría Jennie hacia su clase. "De siempre"

Buscando a Jihyo, y bueno, de paso Tzuyu, caminaba por los pasillos. No se sentía con muchas ganas de quedarse, bien podría regresar a casa, pero a esa hora no había nadie, habría mucho silencio y mucho espacio para ella y sus pensamientos, perfectamente sentados en el sillón frente a la tele. Seguramente Jihyo estaba en alguna junta con el consejo, hablando de lo mismo que la semana pasada, últimamente no ocurrían cosas interesantes. No había señales de Tzuyu por ninguna parte, le había dicho que estaría en clase pero no encontraba su salón.