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- Si anoche Jack, te eligió- dijo Hada completamente emocionada 

-Tal vez- Conejo realmente no e quería ahí, al igual que a mi le desagradaba y detestaba la idea de que yo pudiera ser un guardián.

-¿El hombre de la luna ... les dice cosas? - tenia intriga de i ellos could talk with el y si were a si por que el nunca lo ha ahecho conmigo, a pesar de insistir durante varias décadas.

-Ves, no puedes negarte, es el destino- 

-¿P-pero porque no me dice las cosas el mismo? - comenzaba a enojarme creo que si pudiese congelar mi cayado lo had done, podía sentir como en cualquier momento podría congelar todo el taller, respire tratando de calmarme, mi mano por mi rostro siguiendo por mi cabello- ¿después de 300 años y esta es su respuesta? ¿Pasar la eternidad como ustedes encerrado en una ... en una guarida ideando nuevas formas de sobornar niños? No no. ¡Eso no es para mí! No se ofendan- esperaba que lo hicieran no me importaba su opinión en lo más mínimo, no me importaba ni un poco todo esto, no me interesaba en lo absoluto. 

-Cómo esperas que no nos ofendamos? - dijo Conejo sabía que seria el primero en reaccionar y el que definitivamente se ofendería es demasiado orgulloso, me di media vuelta y di un par de pasos, mi expresión definitivamente reflejaba un gran ira y odio con la luna, con todos ellos - ¿Saben que ?, yo creo que nos salvamos ¿no ?. ¿Qué puede saber este tonto de hacer felices a los niños? digo yo- una sonrisa ladina apareció en mi rostro, mecí un poco mi cabeza si hubiera podido me hubiera reído ahí enfrente de ellos.

-Ah ... ¿tienes idea de lo que es un día nevado? - gire para decírselo en su cara- Se que no es un huevo cocido, pero a los niños les encanta lo que hago- 

-Pero realmente no creen en ti o ¿si? - se puso de pie viéndome con arrogancia y superioridad- entiende, eres invisible amigo. Es como si no existieras- sentí un vacío en mi interior siendo llenado por un inmenso odio, fue la gota que derramo el vaso, jamás podría estar con ellos. Dicen entenderme, pero en verdad no lo hacen.

-¡Conejo, silencio! - le ordeno el hada de los dientes 

-No, el canguro tiene razón 

-¿El qué? ¿Cómo me llamaste? No me digas canguro, amigo- como ya sabia detestaba que le dijera que era un canguro, puse una expresión de inocencia.

- Ha toda la vida pensé que eso eras y si no eres un canguro ¿dime lo que eres? - estaba furioso, ambos lo estábamos pero en especial yo.

- Te lo voy a decir, el conejo de pascua. Muchas personas creen en mí- nuestras miradas se fulminaban entre si ambos amenazábamos con iniciar una verdadera pelea de no ser por su interrupción.

-Jack. Ven conmigo- dijo Norte, subimos a un elevador de madera, sonó la campanilla y bajamos al salí firmo un papel

-No es personal Norte, pero todo lo que ustedes hacen no es lo mío- admiraba el lugar 

-¡Hombre de la luna dice que si lo es! Ya veremos- le tiene demasiada confianza, fe, admiración, devoción todo lo contrario a mi.

 -No tan rápido Norte. Llevo años intentando meterme aquí. Quiero ver- su taller era increíble, juguetes por aquí y allá.

-¿Que dijiste meterte?

-Uy, tranquilo, jamás pase los yetis. Hola Phil- salude a un yeti, era uno de los cuales jamás lograron pasar para entrara aquí, era imposible engañarlos

-¡Camina Jack! ¡Camina! - dijo mientras me mostraba el camino, a donde exactamente me llevaba. Mientras lo seguía vi a muchos yetis probar y detallar algunos juguetes, y esquive un par de ellos.

- Creí que los duendes hacían los juguetes- pase mi cayado pro mi hombro.

-Solo los dejamos creer eso- susurro, gire mi vista hacia abajo y vi algunos duendes uno de ellos envuelto en luces las cuales encendieron, ahora entiendo el porque- ¡Muy lindo! ¡Muy bonito trabajo! - Norte me saco de ahí y mientras continuábamos nuestro trayecto fue dando un par de ordenes.

Abrió una puerta, mostrándome lo que seria su taller personal había una pista de tren en una de las mesas, simplemente me maraville con eso y es que bueno, ¿Quién no lo haría ?, Me ofreció pastel de frutas, el cual rechace cortésmente.

-Ahora pondremos la mesa sobre las cartas- dijo con una mirada intimidadora mientras hacia crujir sus nudillos, un poco de miedo me invadió.

-¿La mesa sobre ...- la puerta detrás mío se cerro de golpe, voltee a verla desconcertado, vi el cerrojo colocarse y cuando devolví mi vista hacia el, el comenzaba a cercarse hacia mi acorralándome contra la puerta 

-¿Quién eres Jack Frost? ¿Cuál es tu centro? - pregunto colocando su dedo índice en mi pecho ya había chocado con la pared trate de devolverle una mirada donde trataba de demostrar que no me intimidaba pero creo que no funcionaba.

-¿Mi centro? - no comprendía lo que decía

-Si el hombre de la luna te escogió para ser un guardián, debes tener algo muy especial dentro - finalmente se alejo un poco comenzando a frotar sus dedos en su larga barba blanca, desvió su vista por un momento y elevo una de sus pobladas cejas - Ya se, así es como tu me ves ¿no? - tomo una muñeca rusa de uno de los estantes- Muy, muy grande, imponente, pero cuando me conoces un poco ... bien, dilo- me dio la muñeca deje mi cayado apoyado en una mesa, la mire por un par de segundos antes de abrirla y sacer la que continuaba

-¿Eres un gordito alegre? - pregunte 

-¡Pero no solo alegre! - quite la otra parte dejando ver la siguiente- ¡También soy misterioso! - lo voltee a ver por un momento y continúe a quitar la siguiente- y valiente- deje todas las otras partes en una mesa- y bondadoso ¿y en mi centro Jack? - quite la ultima parte dejando caer en su mano una muñeca diminuta

-Hay un tierno bebe de madera- rasque un poco mi frente 

-Míralo de cerca ¿Qué ves? - lo tome entre mis manos y frote un poco mis dedos con el

-Tienes grandes ojos

-¡Si! ¡Muy grandes y enormes ojos, por que están llenos de asombro! Ese es mi centro- logro captar mi atención y plantar en mi una migaja de intriga, camino hacia aquella pista que vi en un inicio - eso es con lo que nací, con ojos que se llenan de asombro y se maravillan con todo. Ojos que ven luces en los árboles y magia en el aire. ¡Este asombro es lo que puse en el mundo y es lo que protejo en los niños! - salimos de ahí, la puerta se había abierto para dejar salir un juguete volador- es lo que me convierte en un guardián, ese es mi centro. ¿Cuál es el tuyo?

-No lo sé- dije desanimado el sabia de donde venia, y yo no, cerro una de mis manos dejando en su interior al pequeño muñeco de madera, una ligera sonrisa se formo en mi rostro, escuche el ruido de las hadas y voltee a ver por la ventana de su taller, se hallaban en el exterior y después aparecieron Sandman y el conejo 

-Tenemos un problema amigo, en el Palacio de los Dientes- dijo conejo 




EL DESEO DE SER VISTOSWhere stories live. Discover now