~°^Nada es lo que parece^°~

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Justo al estacionar su coche en el aparcamiento ubicado frente a comisaría, Víktor sintió vibrar su móvil y al bajar del vehículo lo sacó de su bolsillo para revisar el mensaje, inmediatamente lo abrió al darse cuenta de quien lo había enviado, totalmente sonrojado -Buen día Horacio
-respondió echando un suspiro al aire sin querer -tengo que dejar de actuar como un gilipollas -se recriminó.
Actuó rápido, se puso en servicio, entró en frecuencia para convocar una reunión a toda la malla policial, el teniente Kóvacs respondió primero, seguido de 10-4 por la radio y varios 10-97.

Entró en el elevador para llegar al tercer piso donde se encontraba su oficina, no podía decir que extrañaba ese sitio pero tampoco le desagradaba por completo la idea de volver aunque sea por un día. Después de todo, ese ha sido su segundo hogar durante mucho tiempo.
Mientras esperaba que los oficiales llegaran, el comisario echaba un vistazo por su oficina, pasando por su escritorio, la silla de cuero negro, los cuadros, medallas y trofeos que decoraban la habitación, hasta las plantas que le sorprendió que no fueran falsas -al menos hay un poco de vida aquí dentro -pensó.

En ese preciso momento, frente al edificio se detenía un taxi, del cual descendió Horacio, mientras esperaba que el conductor le diera su cambio sacó su móvil y se emocionó al comprobar que Víktor le había respondido -éste día va mejorando poco a poco -se dispuso a escribirle de regreso -¿Pero qué pongo? ¿Qué le digo? -Se puso nervioso y tras un leve sonrojo de sus mejillas tecleando terminó por poner ¿Cómo va tu día? -Presionó enviar.

Cuando el taxi se fue echó un pequeño suspiro antes de repetir lo de la mañana anterior, pero esta vez pasó directo a sentarse en una de las sillas del gran salón donde había una pared llena de cuadros de oficiales y agentes junto a recepción.
Minutos después atravesó las puertas de cristal el teniente Kóvacs quien rápidamente notó la presencia del de cresta, la única persona en espera. Caminó en dirección hacia él para preguntar qué se le ofrecía, entonces el pelirrojo se puso de pie para preguntar por el más alto cargo en servicio seguido se presentó y le mostró su placa del FBI al de cabello claro.
-Me informaron que justamente ayer también vino una persona preguntando por el comisario, supongo que era usted -soltó el teniente.
-10-4 -respondió el agente.
-Soy el Teniente Harlan Kóvacs 
-le tendió una mano al agente para saludar-, bienvenido a Los Santos Police Department. -Horacio tomó la mano dando un rápido apretón -Gracias.
-Sígame, lo guiaré al despacho del comisario Volkov -se giró indicando con una pequeña seña hacia la puerta junto a recepción.

-Parece que hoy es su día de suerte, Volkov no se aparece mucho por aquí últimamente, de hecho tenía ya cerca de dos meses que no ponía un pie en comisaría -Kóvacs rompió el silencio entre ambos mientras subían en el elevador al tercer piso. Al abrirse las puertas del elevador Horacio logró distinguir al fondo, detrás de una pared y una puerta de cristal una silueta que estaba de espaldas hacia ellos y que por alguna razón le parecía familiar.
Avanzando entre los cubículos con escritorios, el joven agente no pudo evitar sentirse nervioso, la vibración de su móvil lo sacó de sus pensamientos, al detenerse para revisarlo a la vez que Kóvacs daba golpecitos en la puerta de vidrio, leyó el sms de Víktor -Bien, hoy me tocó ir a la oficina- .

-Adelante - ordenó y se dió la vuelta el comisario al mismo tiempo que el agente levantaba la vista de su teléfono móvil, reconociendo esa voz abrió aun más los ojos y rápidamente se le dibujó una enorme y tierna sonrisa coqueta en el rostro.
Kóvacs entró al despacho para detener la puerta invitándole a pasar también al agente, Volkov no logró articular palabra alguna al principio, se quedó quieto observando por un momento al pelirrojo luego dirigió la mirada hacia Kóvacs para acabar con el incómodo silencio -retírese Teniente, d-déjenos h-hablar a solas- no pudo evitar arrastrar las palabras con un leve tartamudeo por el nerviosismo.
-10-4 jefe- al darse la vuelta y antes de salir del espacio que separaba al resto de cubículos con una pared de vidrio, lo detuvo el comisario para ordenarle que se encargara de organizar a la malla en la sala de reuniones, tenía un asunto importante que atender antes de proseguir con dicha reunión.

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