Capítulo dos | 𝐋𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐞𝐜𝐞𝐬𝐢𝐭𝐚𝐬

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La escuela es aburrida, fatídica y te consume por completo.

—Emma, ¿cómo te fue? —me pregunta Nara con su examen en mano.

La hoja con mi calificación un poco por encima del aprobatorio me deja respirar tranquila. No soy la más brillante, pero soy lo suficiente como para mantenerme a flote.

—Bien, míralo por ti misma —invito a Nara.

—¡No me refiero a eso! —exclama apartando la hoja—, ¿a quién le importan tus calificaciones?

Exclamo por lo bajo, divagando entre lo que Nara quiere hablar y lo que yo estaría dispuesta a contarle. Sé que tiene curiosidad por saber cómo ha ido mi cita con Taehyung el otro día. Antes de que fuera a buscar a Jungkook.

—Ayer con Kim Taehyung —dice—, tienes que darme todos los detalles de la cita. Después de todo, yo la arreglé para ti.

Jugueteo con mis dedos nerviosa. Ambas estamos en una esquina del aula. Está casi vacía, todos han ido a pasar la hora del receso al comedor.

—¿Se lo dijiste? —pregunta, acercándose un poco más a mí para susurrar en mi oído—, ¿le dijiste que te gusta?

—Lo siento, no pude —respondo. La expresión en la cara de Nara cambia completamente. Se ve decepcionada—. Pero, es mucho más amable de lo que todos dicen.

Nara empuja sus anteojos a lo largo del tabique de su nariz. Deja de mirarme y fija la vista a la pizarra. Una exhalación pesada sale de su boca.

—¿Eso es todo? —vuelve a preguntar sin mirarme esta vez. Asiento, ella logra verme por el rabillo del ojo y suspira pesadamente—. Qué aburrido, ¡un chico como él es justo lo que necesitas, Emma! —exclama esto último.

—¡No hables tan fuerte, Nara! —pido en una suave y nerviosa exclamación.

—¿En serio, Emma tiene novio? —escucho una voz familiar—. No lo creo.

—¡Piérdete, Jimin! —recrimina Nara a Park Jimin. Un compañero de nuestra clase. Él está cruzado de brazos en su butaca, mirándonos divertido desde allí. Lleva el cabello peinado hacia atrás con descuido.

—Eres una superficial, Emma —me dice—. Tú quieres un chico como Timothée Chalamet, ¿cierto? —bromea—, ¡más te vale dejar de soñar porque eso nunca va a pasar! —exclama una vez más. Estallando en carcajadas.

Ni siquiera pongo mucha atención aló que dice Jimin después. Nara le grita algo y ambos comienzan una pequeña pelea. Mis ojos recorren el aula hasta que se posan en él, Jungkook está mirándome y ni siquiera cuando lo atrapo, él aparta la mirada.

Siento las orejas calientes y sé que las mejillas se me han empezado a poner rojas. Sigo sintiéndome nerviosa ante él.

—¡Cierra la maldita boca, Jimin! —grita Nara—, ¡y en serio, aléjate de nosotras, hueles a esperma!

—¡Bien, tú hueles a desodorante de baño! —se defiende—, ¿de dónde sacaste ese perfume, de la basura?

Jungkook ha apartado la mirada para seguir leyendo el libro entre sus dedos.

—¡Cierra la boca, enano ridículo! —Nara ha comenzado a impacientarse—. Mis padres me lo compraron.

—¡Apestas a basura! —sigue diciendo Jimin.

Cuando ambos dejan de discutir y el día sigue su curso normal. Durante la clase de deportes que no hemos tenido debido al clima, mi teléfono vibra sobre mi butaca. Es un mensaje.

De: 𝑻𝒂𝒆𝒉𝒚𝒖𝒏𝒈
¿𝑻𝒊𝒆𝒏𝒆𝒔 𝒖𝒏 𝒎𝒊𝒏𝒖𝒕𝒐?

Quisiera poder jactarme de decir que lo ignoro de forma exitosa. Pero salgo del aula casi tan rápido como me lo permiten mis piernas entumecidas por el frío. Cruzo el patio y voy directamente a las escaleras cerca de las aulas de los de tercer grado.

Veo a Kim Taehyung esperándome. Su espalda está recostada sobre el concreto de la estructura y lleva las piernas cruzadas. Respiro entrecortadamente y antes de acercarme lo suficiente, intento apaciguar mi nerviosismo lo mejor que puedo.

Además de ser más baja que él, el hecho de volverlo a ver, después de lo que ha pasado el otro día, hace que me sienta incluso más diminuta.

La cara me arde en vergüenza y cuando Taehyung me mira, sé que la expresión en mi rostro luce simplemente ridícula.

—¿Emma? —me llama. Si voz me taladra los oídos.

—¿Sí? —respondo. Mi voz sale estrepitosa de mi garganta, casi temblando.

Taehyung agacha la cabeza y se rasca la nuca, tomándose un minuto antes de regresar a su postura inicial y dirigirme una sonrisa apenada.

—Lamento lo de ayer, yo no quise—empieza a decir—. Y entonces saliste corriendo y no tuve la oportunidad de explicarte.

Las palabras de Taehyung me traen una culpa absurda, mi cerebro no es capaz de procesar lo que me dice cuando mi boca se abre, para al final ser yo, la que ofrece las disculpas.

—No te preocupes —lo corto, intentando no balbucear—, está bien. Lo de ayer fue solo un malentendido. Sé que en realidad no eres esa clase de persona —Taehyung vuelve a sonreírme. Arrugando la nariz y cerrando los ojos por completo—. Tú te graduarás el próximo mes y bien, yo espero que podamos seguir hablando y saliendo como siempre.

Hay sorpresa en la cara de Taehyung.

—¿En serio? —pregunta intentando sonar incrédulo y yo asiento—. Eso es increíble, ¡me alegra tanto que digas eso! —exclama y sé que los ojos se me han iluminado—. No pensé que fueras de las que van por ahí inventando rumores, pero aún así estaba algo preocupado.

La confianza que de pronto Taehyung hace que tenga, me da pie a seguir abriendo la boca.

—¿Saldrías conmigo? —le digo.

Él lo piensa demasiado, como si en verdad se lo estuviera preguntando. Sé que Kim Taehyung es un traicionero cuando quiere, y que de vez en cuando actúa amable para obtener lo que quiere. No puedo negar que es encantador y que su mirada felina me ha robado más de un suspiro.

Aunque me gustaría que no doliera tanto sentirme esperanzada.

—No lo creo —termina respondiendo —. Me gustan del tipo de Angelina Jolie. Pero, tal vez otra mamada me haga cambiar de opinión.

𝐀 𝐆𝐈𝐑𝐋 𝐎𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐑𝐄 | 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤Where stories live. Discover now