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NARRADOR.

Al día siguiente, Jay y Lizzie llegaron desde muy temprano a la casa de Evie, al igual que Carlos. Hoy era el cumpleaños de Jane, habría una fiesta en el Lago Encantado y Carlos le había preparado un hermoso pastel, al cual ahora le faltaban un par de rebanadas.

Había un par de cestas sobre la mesa de la cocina, donde estaban guardando todo lo necesario antes de partir hacia la fiesta de Jane. 

Carlos: Les encantará el pastel de Jane -dijo, con una sonrisa en el rostro, la cual cambio a una expresión seria cuando vio que faltaba una parte- Okey, ¿quién cree que eso es gracioso? -dijo en voz alta.

Los chicos se acercaron al pastel y, cuando lo vieron, no pudieron evitar reír. Por otro lado, Celia y Dizzy saboreaban el delicioso pastel de Jane, sentadas en una banca fuera de la casa de Evie.

Dizzy: Delicioso.

Celia: Lo que más me gustó fue la falta de mugre.

Dizzy: Y la falta de moscas -dijo mirando a su amiga.

Celia comió un poco más de su pastel, saboreándolo, y luego miró sonriente a su amiga.

Lizzie apareció frente a ellas y las miró con una sonrisa en el rostro.

Lizzie: Así que fueron ustedes -levantó una ceja y las miró- ¿Les gustó? -ambas asintieron con una sonrisa- Se que aún tienen que acostumbrarse a todo esto pero, aquí en Auradon, es descortés tomar las cosas de otros sin permiso.

D y C: Lo sentimos -dijeron al unísono.

Lizzie: No se preocupen -les sonrío- Debo irme pero les prometo llevarlas de compras un día de estos -les guiñó un ojo y las chicas sonrieron.

(...)

Mal ya había llegado a reunirse con sus amigos en casa de Evie para terminar de arreglar todo. Una vez listos, Mal fue la primera en salir de la casa para ir rumbo al Lago Encantado, pero se topó con un inconveniente.

Un trueno color rosa cayó cerca de la entrada de casa de Evie y, de la nube de humo rosa, apareció Audrey.

Audrey: Sabía que estarías en casa.

Mal: Lizzie tenía razón -susurró- ¿Es una broma? ¿Qué haces con la corona y el cetro?

Audrey: Bueno, los quería y los tomé. Tú deberías entender eso. 

Mal: ¡Basta, Audrey! No uses eso.

Audrey: ¿No te gusta la magia? 

Mal: Okey, Audrey -se acercó un poco a ella- Es mejor...

Audrey: ¡Silencio!

Mal: No es un juguete, es peligroso.

Audrey: ¡Quiero ser peligrosa! -se acercó a Mal- Mi vida era perfecta y me la quitaste. Y luego Auradon me dio la espalda.

Le lanzó un mala mirada a Mal y comenzó a alejarse.

Audrey: ¡Es hora de vengarme! 

Mal: Audrey, espera -la mencionada se detuvo y dio la vuelta.

Con el cetro apuntó hacia Mal y un rayo rosa salió disparado hacia ella. Cuando el humo desapareció, en el lugar de Mal ahora se encontraba una anciana. Audrey la había hechizado.

Audrey: ¿Crees que Ben te amará ahora, anciana? Vas a pagar por lo que hiciste, igual que todo Auradon.

Los chicos salieron justo a tiempo para ver a Audrey con el cetro y la corona, y luego la vieron desaparecer.

Lizzie: ¡Lo sabía! Se los dije y nadie quiso creerme -miró a los chicos y pegó un grito cuando vio a Mal.

Los chicos, a excepción de Evie, la imitaron.

Jay: Mejor piensa un hechizo para eso.

Lizzie: Podría intentar algo.

Mal: Ningún hechizo puede revertir un hechizo del cetro.

Carlos: Wow, que increíble.

Mal: Olvídense de mí. Audrey busca venganza y todo Auradon está en riesgo.

Evie: Bien, ¿qué hacemos? 

Mal: Lo único más poderoso que el cetro es la brasa de Hades.

Jay: Ah, nos la dará después de enviarlo de vuelta a la Isla.

Lizzie: No vamos a pedírsela.

Evie: Y nadie sabe donde está su guarida.

Celia: Yo sí. A veces le ayudo, su llave está en mi casa.

Mal: Entonces vienes con nosotros.

Celia: Acabo de llegar -dijo desanimada.

Los chicos entraron de vuelta a casa de Evie, para arreglarse para su viaje a la Isla.

(...)

En el Lago Encantado, los chicos invitados a la fiesta de Jane ya se había reunido y disfrutaban del ambiente. Chad se encontraba al lado de Jane y sonreía.

Chad: Parece que Carlos olvidó tu cumpleaños. 

Jane: Es posible que sólo tomara el sendero equivocado o, ¿sabes qué? Puede que no celebren cumpleaños en la Isla por una cuestión cultural.

Chad: Oh sí. O tal vez sólo lo olvidó. Nunca se sabe- Jane rodó los ojos.

Jane: Chad, mira -señaló a un punto cualquiera- Hay gente tomándose selfies.

Y sin pensarlo dos veces, Chad corrió hacia donde Jane había señalado.

Audrey apareció en el lugar y comenzó a caminar entre las personas que estaban ahí. 

Audrey: ¿Alguien me guardó un poco de guacamole? -le preguntó a un chico- ¿No? Parece que alguien olvidó invitarme. Bueno, no esperen a Mal, está... un poco cansada -se acercó a un chico- ¿Eso te pone triste? Oh, ¿lo arruina todo? ¡Torpes sin cerebro! ¿Han olvidado lo que ella nos hizo? ¡¿Han olvidado que yo debía ser su Reina?!

Chad salió de entre los arbustos y se colocó frente a Audrey.

Chad: ¡Tiempo, tiempo! Primero, lindo estilo, me encantan las plumas. Pero, antes de que hagas lo que sea que vas a hacer me preguntaba si tal vez querrías un novio muy leal a tu lado -Audrey lo miró sin decir nada- ¿Un buen cómplice? ¿Socio? ¿O tal vez sólo un lacayo que haga lo que pides?

Audrey: Servirás para algo -Chad sonrió- Bien, acompáñame.

Chad, contento, se colocó detrás de Audrey.

Audrey: Si a Auradon le gusta olvidar, les encantará esto.

Jane: El Lago Encantado -susurró.

Se sumergió en el Lago y, cuando el humo rosa y Audrey desaparecieron, tomó el valor para salir. Lo primero que hizo fue tomar su teléfono y llamar a Ben, quien estaba en el castillo, terminando una junta Real.

Ben: Hola, Jane. Ya voy camino a tu fiesta, las juntas son largas.

Jane: No, quédate ahí, Ben. Audrey tiene el cetro y todos están dormidos. Le diré a mamá que traiga su varita.

Ben: ¿Está Mal contigo? -preguntó, pero Jane ya había colgado.


Felices Por Siempre (Jay & Lizzie) TERMINADAWhere stories live. Discover now