Capítulo 3

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Clarke

Un mes, un maldito mes llevo aquí encerrada, al principio me asignaron a la cantera, sacar piedras de la pared a golpe de pico, pero los vampiros se dieron cuenta de que no tenía la fuerza suficiente para hacerlo asi que me pusieron a desplazar las piedras desde la cantera a una parte de la muralla que estaban ampliando, era un trabajo muy cansado y no teníamos descansos conque podéis imaginaros como acababa.

Unos días haciendo ese trabajo me di cuenta en los descansos para comer que la mayoría de los prisioneros que trabajaban picando piedra se hacían unas buenas heridas asi que como yo tenía conocimientos de medicina dedicaba el tiempo que me sobraba a curarlos, ellos como agradecimiento me daban las piedras más pequeñas y que menos pesaban para que no me fuera tan difícil la tarea.

Un día estaba cosiendo la herida de uno cuando uno de los guardias me vio haciendo eso, se acercó y observo los puntos, después sin decir palabra me agarró del brazo y llevo con el. Yo asustada no sabia qué hacer, si explicarme, si mantenerme callada, al final conseguí juntar un poco de valor y preguntar.

- ¿A donde me llevas?- Dije
- A dónde puedes ser más util- Contesto.

Yo no sabía que pensar, se que a algunos humanos se los llevan y no los vuelven a ver y no es difícil imaginarse que hacen con ellos, pidiendo que ese no fuera mi destino fui con el guardia aunque la verdad es que mucha elección no tenía.

Para mi sorpresa me llevo a la fragua, allí un tipo alto, rapado y piel morena estaba en el yunque dándole martillazos a un trozo de metal. Al vernos llegar paró lo que estaba haciendo y se puso en la entrada.

- Tienes una nueva ayudante, se le da bien coser a personas asique ponla a hacer algo de provecho- Dijo el  guardia.

Como si coser a personas  fuera algo innecesario, pensé.

El tipo asintió con la cabeza y cuando el guardia me soltó me hizo una seña para que lo siguiera dentro.

El ambiente dentro de la fragua era mucho más cálido que el del exterior lo cual se agradecía.

- Me llamo Lincoln y soy el herrero del castillo, lo que más suelo hacer es armas y armaduras aunque de vez en cuando alguna herradura hace falta.- Dijo Lincoln

- Yo me llamo Clarke, pero me temo que no se hacer nada de eso- conteste.

- No te preocupes de eso me encargo yo- Dijo risueño.

- Entonces no sé muy bien porque me han traído aquí, solo le estaba cosiendo la herida a un compañero-

- Y debías de hacerlo bien si te han traído aqui, esto se considera un trabajo privilegiado, estamos a cubierto y el trabajo es menos duro-

- ¿Pero que tengo que hacer exactamente? No es que me queje de estar aquí eh-

- Lo que tienes que hacer es lo que a mí no se me da bien, flechas, es un trabajo fino, y yo soy muy tosco para ello y no me quedan bien- Dijo Lincoln

- Pero yo no sé hacer flechas...-

- Tranquila no tardarás en aprender-

Tras esto se dispuso a enseñarme, me llevo a una mesa que estaba en una esquina de la fragua y allí me explico cómo limar los tubos de las flechas que el cortaba hasta q estuvieran rectos, después a pegar las puntas y por último y más difícil a coser las plumas. En seguida vi porque no se le daba bien, era más laborioso de lo que parecía pero tras unas cuantas flechas le empecé a coger el truco y las hacía bastante mejor que el.

Y en ese trabajo me quedé durante el resto del mes hasta ahora. Trabajar en la fragua con Lincoln era bastante más llevadero que transportar piedras, los guardias nos trataban mejor y teníamos más descansos.

Los días pasan y cada vez me llevo mejor con Lincoln, es bueno, amable y paciente, todo lo contrario a lo que parece cuando está dándole martillazos al acero.

- Hoy te enseñaré a afilar espadas y las puntas de las flechas, así de vez en cuando puedes parar de hacerlas y despejarte un poco haciendo otro trabajo- Dijo Lincoln cuando llegue.

- Genial, ya me estás intentado dar tu trabajo- Dije con tono de broma.

- Jajaja, si me has pillado- Dijo guiñandome un ojo.

Esa mañana la paso explicándome con qué máquina se afilan las cosas, el ángulo en el que hay que hacerlo y cuando es es suficiente afilado.

- Tienes razón, esto me viene bien para parar de hacer tanta flecha, distrae un buen rato- Le dije.

- Ves, sabía que te iba a gustar- contesto.

Y así pasaron unos cuantos días más sin nada que resultará novedoso, simplemente Lincoln y yo en la fragua hasta que...

La princesa de las tinieblas (Clexa AU)Where stories live. Discover now