Jessica Walker tiene 15 años y aún sigue manteniendo su amor platónico por Alex Denver, un chico de 17 que, dicho sea de paso, es su vecino. Por supuesto él no está ni enterado de los sentimientos que le provoca a ella, a pesar de que Jessica no es...
- Ya sabes a qué me refiero Jessica, ¿de qué estaban hablando y por qué ese idiota te dio un beso?
Mientras Alex conducía y esperaba mi respuesta yo me detuve unos segundos para inspeccionarlo. Sus manos agarraban firmemente el volante del vehículo, podía notar que estaba tenso y que sus dientes estaban apretados, su ceño estaba fruncido y su mirada estaba pendiente a la carretera que había adelante. Sin embargo se notaba que estaba pensando en algo que lo ponía así, así de tenso y de ese humor.
- Para empezar no hables así de Jonah...- mencionar esto hizo que se volteara a verme confuso.
- ¿Así que ahora defiendes al asiento de bicicleta ese?- dijo ya con la vista de nuevo al frente.
- ¿Dijiste asiento de bicicleta?- pregunte extrañada.
- Si, ¿algún problema con eso?
- ¿Se puede saber porque lo llamaste así?
- Fácil. Porque está hecho para el culo.
No pude evitarlo y comencé a reírme a carcajadas, ¿cómo es que se le ocurrían cosas así?
- ¡Oye!- dije aún riendo- No le digas así.- le dí un codazo en el brazo, lo que hizo que le saliera una sonrisa- ¿Por qué te cae tan mal?
Se encogió de hombros restándole importancia a mi pregunta, y cuando creí que no iba a responderme, al cabo de unos minutos me miró y entreabrió sus labios para decir algo pero al final los volvió a cerrar.
- ¿Qué?- pregunté con intriga.
En la radio comienza a reproducirse "Head First" y Alex se detiene debido a que el semáforo está en rojo. Este me mira por unos segundos y luego vuelve su vista al frente.
- Tal vez..., tal vez la razón por la que me cae mal es porque intenta robarse algo que quiero para mí. - me mira y luego sigue conduciendo.
Yo no dije más nada. Simplemente me limite, inútilmente, a tratar de responder yo misma las dudas que tenía y no me animaba a preguntarle.
Llegamos a casa y ninguno de los dos había dicho algo luego de eso. Me dirigí a mi habitación y me cambié de ropa por mi pijama de "Pato" o sea, no de un pato, si no de la mascota de Mabel de Gravity Falls, cuyo nombre es "Pato".
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Me lo puse y me até el pelo en una coleta baja, y así me acosté a leer un libro.
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