Sentí un escalofrío recorrerme por completo ¡Es verdad!
Ayer durante el regreso a la casa de Tom, Robert me habló para quedar con él puesto que decía tener algo importante que decirme.

— ¡Lo lamento mucho! —Dije apenas cerré la puerta y lo seguí.

— ¿Dónde estabas?—El tono serio de su voz me sorprendió aunque bueno, con el timbre de voz que tenía la cosa más simple podía sonar mal.

— Con Tom.—Respondí mientras caminava hacia la cocina.

Sentía la mirada de Robert seguirme mientras probablemente trataba de deducir algo sobre mí.

— ¿Sí? —Pregunté deteniendome mientras le dirigía la mirada achinando mis ojos.

— Nada. —Dijo soltando una risa pequeña sin dejar de mirar. Yo no moví mis ojos de su blanca piel.

— Ajá ¿Que pasa? Anda, dilo.

— ¿No crees que has estado muy junto de Tom?

Su pregunta me sorprendió y más por el hecho de que hoy lo he evadido.

Actualmente.

— ¿Por qué lo dices? Claro que no. —Dije desde la cocina.

— Solo digo, haz estado casi todos los últimos días con él.—Respondió haciendo una suave mueca.

Arquee una ceja mientras caminaba de regreso extendiendole un vaso con agua el cual aceptó.

— Hemos estado juntos, sí, ambos estamos solos por el momento.

— ¿Terminó con Jade? —Dijo sorprendido.

— ¿Qué? ¡No!

— ¿La está engañando contigo?

— ¡Tampoco! —Exclamé ofendida.— Tom no sería capaz de algo así.

Y de golpe llegó el recuerdo de aquel acercamiento haciendo que una ola de escalofríos me invadiera.

— Ni tú. —Mis ojos se posaron en los de Robert, regalandole una sonrisa suave asintiendo.

— Ni él, ni yo. —Susurré convenciendome.

Ambos sentados en el sofá de la sala nos miramos por unos segundos.

— ¿Entonces?

— Simplemente salimos, Jade al parecer está con su familia y bueno, ambos estamos aburridos y por ello salimos a matar el tiempo.

Robert asintió con lentitud pareciendo no convencerse con mis palabras pero no dijo nada más.

Y era de las cosas que más apreciaba de él, sabía leerme tal cual un libro.

— ¿Qué es lo que querías decirme?

— Ah, cierto. —Chasqueó su lengua mientras se reacomodaba.— Quería proponerte hacer algo para mañana.

— Para Halloween. —Dijimos al mismo tiempo.

— Exacto. —Dio una pequeña risa divertida.— ¿Qué dices?

— Me encantaría. —Ensanchó la sonrisa que le quedó tras reír.— Pero ya tengo planes.

— ¿Ah, sí?

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora