Capítulo 9.- Problemas

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Mila conversaba más libremente y con felicidad con sus amigos, la comida estaba siendo bastante agradable.

—¿Y tienes planeado volver pronto al extranjero?— pregunto Guang llamando la atención de Mila.

Todos miraron a la pelirroja en especial un Alfa de lentes.

—Aún no lo sé, todo dependerá del destino— guiño el ojo con el acompañamiento de una sonrisa.

Algunos rieron por la actitud de la Alfa, la conocían perfectamente y el tenerla nuevamente con ellos era genial.
La cena parecía transcurrir con normalidad, charlas de negocios y preguntas sobre lo vivido en el extranjero.

Mila contestaba a todas ellas con una sonrisa, había un poco de incomodidad cuando le preguntaban sobre el amor, si el ya había conocido a alguien que robó su corazón. ¿Cómo responder a éso?.

¿Qué diría? Estaba perdidamente enamorada de un Omega casado y todas las relaciones que quiso tener fallaron de la peor manera posible. La última que ya casi iba para el año la termino por cometer de gemir el nombre de Viktor y no el  del Omega con el que estaba teniendo sexo.

Una mierda total, si se lo preguntarán.

Por eso había tomado la decisión de no seguir buscando el amor, solo tener sexo por puro placer.

Por supuesto que no podía decir todo lo que pensaba, solo daba la misma respuesta que hasta ahora funcionaba con todo el mundo incluyendo sus padres: Estoy esperando a la persona correcta.
Aún cuando esta no podia estar a su lado, porque enamorarse de una persona que no puedes tener es el suicidio más hermoso de todos y el más lento y doloroso.
Pero Mila había decidido vivir de esa manera y eso estaba bien.
La cena finalizó para continuar con la celebración, las charlas que habían terminado incompletas y los chismes sobre alguien del mismo estatus social.

Viktor por su parte se había logrado escabullir al jardín, por supuesto no sin antes dárselo a conocer a su Alfa. No quería que este se pusiera como loco a buscarlo para después reclamarle que no estaba en ningún lugar donde lo había buscado.

Soltó un suspiro mientras se sentaba en uno de las bancas que estaba cerca de la fuente, había huido de sus amigos y hermano. Por supuesto que se habían dado cuenta de los golpes qué tenía.

Aún cuando quiso que el maquillaje los ocultara este no podía hacer milagros, es como si quisiera que alguien se diera cuenta de la mierda vida de matrimonio que estaba teniendo. Pero más estúpido él que no hacía ni decía nada, siendo un estúpido Omega sumiso masoquista.

Amante del dolor y de su vida.

Quiso llorar pero no podía hacerlo, alguien podría verlo y le preguntaría el motivo de ello. No podría responder con honestidad, no saldría todo esa asquerosidad que era todo él.

Comenzó a tararear una canción que su madre solía cantarle cuando era pequeño y tenía pesadillas, era una canción que lograba tranquilizarlo y lograba transportarlo a un lugar lleno de calma.
Una pequeña sonrisa triste surco en sus labios, queriendo dejar escapar una risa de completa locura por lo patético que estaba siendo.

Mordió uno de sus labios para dejar escapar finalmente una risa pero no como la que se imaginaba si no más bien todo lo contrario, sonaba como si estuviera feliz y agradecido por la vida que tenía.

Tal vez y solo tal vez, muy dentro de él; estaba feliz.

Un ruido hizo que se calmará y saliera de sus pensamientos, miro hacia donde provenía encontrándose con Mila.

Su mirada reflejaba tristeza y adoración.

Era extraño.

—Te estás perdiendo la celebración— dijo Mila acercándose a él.

MASOQUISTA Where stories live. Discover now