7.- Mentiras

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Si era honesto consigo mismo el sabía que era una compra de Yuri Katsuki. Si se habían enamorado e incluso el japonés había ido a pedir su mano pero todo bajo un costo de dinero.

El mundo funcionaba así, por eso mismo el Alfa podía hacer lo que quisiese con el. Podía hablar pero si no recibía apoyo no era importante, su hermano sin duda alguna le apoyaría pero también le reprocharia porque no dijo nada antes. Su única excusa sería que amaba a Yuuri más que su propia vida aunque no sabía ahora que tan cierto era todo eso.

¿Le amaba tanto para continuar con las torturas de cada noche?, ¿Le amaba demasiado para sentir que cada golpe era una caricia?. ¿Le amaba tanto para soportar la perdida de aquel bebé?, Ya no sabía que responder, estaba dudando.

Se estaba mintiendo.

Tal vez ya no sentía lo mismo por Yuuri.

Tal vez el amor se estaba muriendo en cada herida.

Pero en el amor una persona siempre salía lastimada, al final de todo siempre habrá arrepentimientos.

Todo había sido un error ¿Verdad?.

¿Ya no podía salir más lastimado?.

¿Seguiría mintiendo?.

Pensar en todo hacia que le doliera la cabeza, la locura que lo había atrapado casi por completo junto a su poca cordura se peleaban en ese momento.

Cerro los ojos con fuerza mientras su respiración estaba siendo un poco acelerada. Volvía a ocurrir eso, por lo normal era mientras Yuuri lo golpeaba pero ahora también cuando se comenzaba a alterar.

—¿Estás bien Viktor?— preguntó su hermano preocupado mirándole.

Había olvidado que ambos esa tarde comerian juntos, ya tenía tiempo que no pasaban tiempo a solas para charlar de algún problema que tuvieran o como estaba marchando su vida.

Contó hasta tres y controló su respiración para poner su mejor sonrisa.

—Estoy bien solo me mareé un poco— respondió.

Yuri le miró arqueando la ceja, no se creía del todo.

—Eso que te lo crea la abuela, tonto— respondió para sentarse en la silla.

En el local solo habían pocas personas por lo que podían hablar con tranquilidad sin que nadie les molestará, claro a excepción del mesero.
Mordió un poco su labio suprimiendo las palabras que querían escapar de sus labios, no le diría absolutamente nada. No quería arruinar la amistad de Yuri con su esposo, pero tal vez llegaría un momento en el que ya no soportaría más con todo.

—La verdad es que estos días que no estuvo Yuuri no me alimente ni dormí bien. Lo extrañaba demasiado— mintió mirando al rubio que arqueaba la ceja.

En parte era cierto eso pero su malestar era por otro motivo.

El rubio soltó un suspiro, jamás entendería el amor que Viktor le tenía al estúpido cerdo. Era como si el peliplateado no pudiera vivir sin el japonés, eso le parecía bastante extremo. El amaba a Otabek pero si amor era muy diferente.

—Jamas entenderé porque estás tan enamorado de ese cerdo, es mi amigo pero sinceramente creo que pudiste estar con alguien mejor— respondió con tranquilidad.

Viktor también lo sabía, tuvo muchos pretendientes. En especial Mila Babicheva una alfa que le había confesado su amor cuando eran niños y se lo recordó el día de su boda. Venía de una familia bastante poderosa, incluso un poco más que la de Yuuri.

—Es el amor, lo amo demasiado— si lo amaba, porque hasta ahora seguía soportando todo el sufrimiento.

Bueno no sabía con exactitud que es lo que sentía, a veces dudaba si en verdad era amor o si no lo era. Por supuesto la mayoría de las veces ganaba el sentimiento del amor.

—Espero que el te trate de la misma manera que tu lo tratas, porque si no es así. El cerdo se puede dar por muerto— lo dijo con seriedad.

Eso hizo que le diera un escalofrío. Su hermano era capaz de cometer un homicidio sí supiera la vida que estaba llevando al lado del japonés.

—Yuri no tienes porqué preocuparte, todo estará bien ¿De acuerdo?— sonrió con una enorme falsedad.

                          ∆∆∆




La peliroja miraba con admiración la casa, solo eran unos cuántos años cuando la piso por última vez.
Había cambiado un poco, tenía ahora un color azul en las paredes y habían unos muebles diferentes.

Le traía nostalgia todo, camino hacia un cuadro que estaba en la pared, era una fotografía del día de la boda de Viktor y Yuuri.
Estaban los dueños de la casa, los novios, algunos amigos y ella. Mostraba una mirada triste pero una enorme sonrisa, estaba feliz por el Omega al que amaba.

—¿Recordando el pasado?— le preguntó Omega dueño de la casa.

Quitó su vista de la fotografía para voltear dónde provenía la voz del Omega.
Otabek mantenía un rostro sereno y tranquilo, no le vendría mal una pequeña sonrisa en sus labios.

La rusa sonríe levemente mientras cierra los ojos por un par de segundos.

—Algo así, aunque en realidad me preguntaba otra cosa— contestó acercándose a él.

—¿Que cosa?.

—¿Cuando me darás un abrazo de bienvenida?— abrió los brazos.

—Sabes que eso no es para mí.

La alfa soltó una pequeña risa para abrazar a Otabek el cual apenas y pudo corresponder.

—Es bueno volver a verte Otabek— le dijo ella disfrutando del abrazo.

Tanto tiempo lejos y volver de cierta manera a su casa le agradaba bastante. Años en soledad en un país desconocido le habían sentado bien para que el dolor en su corazón disminuyera un poco y pueda vivir con el.

—Lo mismo digo Mila, años sin verte te han sentado bien— respondió el Kazajo mirándola bien.

Ella soltó una pequeña risa y dio una vuelta para que el Omega pudiera ver la mejor. Sabía que los años en el extranjero le habían sentado bien,  todos con los que había convivido al otro lado del charco se lo habían dicho.
Intercambiaron unas cuantas palabras más para finalmente ir a la que sería la a habitación de la Alfa, Otabek le ayudo a acomodar sus cosas mientras le contaba lo que había sucedido en esos años de ausencia.

—Me alegro mucho por Guang y Leo, un cachorro trae más felicidad a un matrimonio como el de ellos— comentó con mucha alegría.

Ella conocía la historia de amor del Alfa mitad estadounidense y mitad mexicano con el chino Omega.

—Fue una sorpresa para todos y el más emocionado con el embarazo es Viktor.

Con la mención del nombre del Omega de cabellos plateados la Alfa detuvo lo que estaba haciendo para mirar a Otabek

—¿El y Yuuri aún no tienen un bebé?— preguntó.

—Aun no, Viktor aún está en la universidad por si recuerdas.

—Lo había olvidado— se encogió de hombros.

Otabek la miro una última vez para centrarse en lo que estaba haciendo pero sus pensamientos le llevaron a medir si era necesario a que Mila supiera la verdad del matrimonio de Viktor, tal vez ella podría ayudar a su amigo.

—Mila debes saber algo.



Nota: Mil perdones por la tardanza pero perdí mi cuenta en julio con el problema que hubo en Wattpad y la pude recuperar pero no sabía cómo terminar el capítulo.

En fin espero que les gustará y nos vemos en el próximo.

MASOQUISTA Where stories live. Discover now