Capítulo 32: El caro y doloroso precio de vivir en el mundo real - Abbie

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No editado, a tener en cuenta: Faltas de ortografía y algunas incoherencias a lo largo de la historia.

Niall me mira sonriente y cuelga a Kendall. Se acerca a mí y me acaricia la mejilla con suavidad. La máquina que indica mi número de pulsaciones está que echa humo de tanto pitar, si sigue así los médicos no tardarán en venir. Tienen que venir y tienen que echar a Niall de aquí.

—¿Sabes? El guardia de seguridad es muy despistado —comenta.

—Vete, por favor —le ruego.

—Quiero quedare aquí contigo un poco más —dice, acercándose a mis labios.

Aparto la cara para que nuestros labios no se encuentren, pero él me agarra con fuerza del pelo y me gira la cabeza. Apoyo las manos en su pecho y le empujo para apartarlo de mí. Me limpio la boca con el reverso de la mano, haciendo una mueca de desagrado.

Niall mira la máquina que sigue pitando por mis rápidos latidos y frunce el ceño.

—Nena, relájate o tendré que darle a tu corazón verdaderas razones para latir tan rápido.

—Lo comentarios como ése no sirven de mucho —replico asustada.

—¡Relájate y punto! —ruge.

Mi móvil comienza a sonar y el nombre de Kendall aparece en la pantalla. Niall descuelga el teléfono y pone el altavoz para que yo también pueda oír a Ken.

—Hola, querido Kendall.

—¡Pedazo de mierda, voy para allá, si sigues allí cuando llegue te corto las pelotas, ¿te enteras?!

Niall suelta una carcajada.

—No me las cortes, las voy a necesitar cuando esté con Abie —dice y me mira sonriendo maquiavélicamente—. ¡Anda, pero si estoy con ella ahora mismo!

Niall se sube a la camilla y se sienta a horcajadas sobre mí. Deja el móvil en la mesita que está a nuestro lado y comienza a besarme el cuello mientras lleva las manos hasta mis pechos.

—No, por favor. Niall, suéltame —sollozo.

—¡¿Abie?! ¡¡Como le toques un pelo te mataré, lo juro!! —grita Kendall.

—¡Haré lo que quiera con ella, porque es mi novia! —exclama Niall con la cabeza escondida en mi cuello.

Intento no sollozar demasiado fuerte para que Kendall no se alarme y sigo empujando a Niall con todas mis fuerzas. El presiona sus caderas contra mi vientre y noto una presión en la parte superior de la barriga. Me atrapa las muñecas con una mano y me las sujeta por encima de la cabeza. Me revuelvo bajo su cuerpo, pero pesa demasiado. Comienza a remangarme el camisón del hospital y comienzo a gritar.

—¡¡Kendall, ayuda, por favor!! ¡¡¡Que alguien me ayude!!!

Niall me calla con sus rudos y toscos besos mientras su mano libre vuelve a mi pecho y aprieta fuerte. Cierro los ojos con fuerza y sollozo en sus labios. No tengo escapatoria, cuando llegue Kendall ya será demasiado tarde.

—¡¡Abie, ¿qué te está haciendo?!!

Intento contestar a Kendall, pero no entre los sollozos y los labios de Niall me resulta imposible articular palabra alguna. Las lágrimas se acumulan en mis ojos impidiéndome ver con nitidez. La máquina que indica mis constantes vitales pita sin parar y Niall le da un fuerte golpe, haciendo que ésta se apague. La voz de Kendall sigue resonando en toda la habitación y Niall estrella el móvil contra la pared, rompiéndolo en mil pedazos.

Se coloca entre mis piernas y sube hasta mis caderas el camisón dejándome completamente expuesta. Forcejeo para intentar liberarme de su fuerte agarre, pero estoy demasiado débil. Él se lleva una mano a la bragueta del pantalón y giro la cabeza hacia otro lado, cerrando los ojos con fuerza. No quiero ver esto. Alguien tiene que conseguir llegar a tiempo, en las películas siempre pasa.

<<No es una película y Kendall no va a llegar a tiempo, lo sabes>>, me dice mi subconsciente.

—Esto no está pasando —susurro.

Niall muerde mi mandíbula y noto cómo se forma en sus labios una sonrisa de tiburón devorador.

—Uh..., nena, sí que está pasando —susurra—. Llevo tanto tiempo soñando con esto. Eres mía.

—¡No soy tuya!

—Eso ya lo veremos, Barbie.

Escucho cómo baja poco a poco la cremallera de sus pantalones y me remuevo de nuevo para darle un cabezazo en la cara. Abro los ojos y veo que sangra por la nariz y que me mira furioso.

—Esto si está pasando —dice fríamente y me embiste.

Grito de dolor, pero nadie consigue oírme; su boca está ahí a tiempo. Se mueve con brusquedad y con rapidez, desgarrando mi interior. Él gime y jadea contra mis labios mientras entra y sale de mi interior. Dios..., que ser más repugnante, me está violando y, aun así, disfruta. Debí haber hecho caso a Kendall cuando me advirtió.

<< No tienes ni idea de cómo es en realidad. Es un lobo con piel de cordero, que, en cuanto pueda, te comerá y te arrepentirás de no haberme escuchado>>, resuena su voz en mi cabeza. Y ahora estoy aquí, llorando y suplicándole a Niall que pare. Y... ¿por qué? Porque no escuché a Kendall.

—Abie —jadea—, eres mía... y te vas a quedar conmigo.

Comienza a moverse con más vehemencia y me pega más a él.

La puerta de la habitación se abre y Niall se apresura a salir de mi interior y a abrocharse los pantalones. Kendall lo tira al suelo cuando salta sobre él y el médico corre hacia mí junto a uno de los dos policías. El otro policía intenta separar a Kendall de Niall.

Me bajo el camisón y me coloco en posición fetal sobre el colchón. Cuando el médico me pregunta cómo estoy y me toca el brazo, comienzo a gritar para que me suelte. No quiero que me toque nadie ni que me miren. Quiero que se vayan. ¡Que se vayan todos!

Kendall le da una patada en la entre pierna y en la cara a Niall y corre hacia mí. Escondo mi cara entre las rodillas y sollozo como si no hubiera un mañana. Él me acaricia el pelo y me besa en la coronilla.

—Váyase, por favor, Abigail no está en condiciones para ver a nadie y menos ahora. Gracias por avisar de la situación —dice el médico, intentando apartarlo de mí.

Levanto los brazos y le rodeo con ellos el cuello a Kendall. No quiero tenerle miedo a él, quiero que me abrace y que me proteja. El médico deja que se quede y Kendall se sienta en la camilla y me coge como si fuera una princesa. Escondo la cara en su pecho mientras se llevan a Niall de la habitación.

El pecho de Kendall sube y baja rápidamente y le miro. Está llorando. Lo que parecía imposible está haciéndose realidad. Está llorando.

<<Todo esto no empezó por la apuesta, esto empezó porque comenzaste la guerra del tomate en el comedor>>, me digo a mí mismo. Y es verdad, si no me hubieran castigado no habría tenido que ir al aula de castigo y no habría hablado con Niall.

—Abie —solloza Kendall en voz baja—, lo siento, siento no haber llegado a tiempo.

Me encojo en sus brazos y hago una mueca de dolor. Ha sido realmente bruto y ahora me duele el triple que cuando estuve con Kendall. Supongo que aquello también fue mi culpa.

—Todo es culpa mía —sollozo.

—¡Ni se te ocurra volver a decir eso! —dice y me mira muy serio—. Voy a hacer que Niall pague por esto, te lo aseguro.

—¿Qué vas a hacer? —susurro con un hilo de voz, asustada.

La mirada de Kendall se torna fría y dura.

—Voy a darle su merecido, Abie. Sean cuales sean las consecuencias de ello, porque no pienso permitir que te vuelva a hacer esto.

Cierro los ojos y lloro con más fuerza.

—Porque te quiero, Abie.

Good Girls Love Bad Boys © [GGLBB #1]Where stories live. Discover now