Carrera Trigésimo Sexta

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Hoseok esperaba impaciente en la sala.

No sabía cómo había empezado esta situación, pero estaban apostando con Yoongi otra vez, sólo que está vez las cosas se habían tornado algo ¿picantes?.

No era normal que alguien tuviera un traje de maid en su closet, Yoongi no tenía eso en casa.

Yoongi no había dicho que querían apostar y la verdad Hoseok estaba muy nervioso. De seguro le haría ponerse ese traje también si lo tenía en casa.

Yoongi se estaba demorando mucho y la ansiedad estaba poniendo en una situación muy mala a Hoseok, golpeaba rápidamente su pierna con su mano, imaginando los mejores y peores escenarios de aquella situación.

Escucho la puerta del cuarto de Yoongi, era hora de la verdad.

Escuchó los pasos y cerró sus ojos por inercia, no pensaba ver a Yoongi en traje de maid, perdería su cordura, pero tampoco quería verlo sin el traje, porque se iba a decepcionar.

Hoseok era tan complejo.

— ¿No vas a abrir los ojos? La vista es agradable — Hoseok negó avergonzado, Yoongi chasqueo la lengua con fastidio.

Hoseok sintió una mano cálida en su rostro, la caricia en su mejilla lo hizo abrir lentamente los ojos, antes de fijarse en cómo estaba vestido Yoongi se fijo en su mirada, podría decifrar algo de tristeza en sus ojos.

— Ey, si no me miras no me voy a sentir bien, me siento ridículo con esto puesto, no me hagas sentir peor — Hoseok asintió despacio.

Yoongi quería demostrarle la confianza que estaba teniendo con él, lo cómodo que se sentía al punto de hablar aunque fuera solo un poco sobre sus inseguridades, inseguridades que más adelante podría profundizar con él, inseguridades que podría superar.

Hoseok recorrió despacio el cuerpo de Yoongi, no entendía como alguien podía ser tan hermoso. Su piel blanca resaltaba en aquel trajesito negro, sus piernas se veían hermosas en aquellas medias que le llegaban a los muslos, el sonrojo en sus mejillas le daban aquel toque especial.

Estaba fascinado.

— Justo esa mirada quería — Yoongi se subió despacio a las piernas de Hoseok, jamás le quitó la mirada de encima.

Jung mantuvo sus manos en el aire, tenía miedo de tocar a Yoongi y que se rompiera, desbordaba delicadeza en aquel traje.

— Ah Yoongi, yo... — el pálido negó con una sonrisa, tomó las manos de su contrario y las puso en su pequeña cintura, Hoseok dejó de respirar.

— No seas tímido, toca — las manos del trigueño temblaron por un momento, Yoongi estaba seduciendolo con todas las de la ley.

Sus manos acariciaron su cintura con delicadeza, era tan pequeña a comparación de la suya. Lentamente sus manos llegaron a esos preciosos muslos, sus dedos juguetearon un poco con las medias, aun dudaba en tocar a Yoongi.

— Ya que gane mi apuesta debes preguntarte que quiero a cambio — el pálido se acercó a su oído, sintiendo como Hoseok se tensaba por sentir su respiración en su nuca.

— S-si...

Las manos del pálido toquetearon su pecho despacio, Yoongi no planeaba ir rápido, haría que Hoseok le rogara por tacto.

— Voy a darte un beso con lengua, durará el tiempo que yo quiera — Hoseok abrió sus ojos al escuchar aquella frase que por tanto tiempo fue suya.

Esa frase con la cual pensaba hacer a Yoongi suyo de una vez, jamás pensaría que Yoongi ahora estaba en la posición de ser suyo para toda la vida.

— Me alegra haber perdido.

Sus labios se encontraron de forma delicada, se tocaban lentamente, dando pequeñas caricias. La lengua de Yoongi rozó los labios de Hoseok, sus bocas se abrieron y el contacto no se hizo esperar.

Era un beso lento y seductor, sus lenguas se daban el tiempo de recorrer la boca del otro, todo de forma tranquila.

Las manos de Yoongi llegaron al cabello de Hoseok, lo jalo cuando sintió las manos de su novio apretar su cintura y atraerlo más a él.

En poco tiempo la falta de aire hizo reclamo y separaron sus bocas para poder respirar.

Las manos de Hoseok acariciaban las piernas del pálido, apretando de vez en cuando, sacándole jadeos al chico.

Los labios del trigueño se posaron en el blanquecino cuello de su contrario, su lengua se encargo de hacer un lento recorrido mientras Yoongi empezaba a soltar ligeros y casi insoros gemidos.

Las marcas en su cuello se notarian al día siguiente.

Volvieron a unir sus bocas, pero esta vez algo desesperados, sus lenguas ya no se movian en sintonia y los sonidos obscenos empezaron a inundar la sala.

Yoongk movió su cadera para acercarse más al cuerpo de Hoseok, pero este movimiento causo una fricción entre ambas entre piernas.

Ambos soltaron un gemido debido a esa fricción tan repentina. Hoseok se sentía acalorado, pero no avergonzado y estaba dispuesto a tomar más y más de Yoongi, al punto de estar embriagado de él.

Sus manos se colaron entre la falda del traje, con su palma empezó a rozar con precisión el despierto miembro de Yoongi, quien parecía desaserse en jadeos y gemidos.

— Este traje tuyo en verdad me pone, Yoongi — el pálido jadeo y movió sus caderas, trabajando en equipo con la mano de Hoseok — estoy seguro de que eso era lo que buscabas.

Yoongi asintió avergonzado, la fricción lo estaba volviendo loco.

Iba a ser una noche larga.

— ¡Yoongi hyung!.

O tal vez no.

La puerta se abrió de golpe, dejando ver a un sudoroso y sonrojado Jungkook.

Hoseok detuvo su mano de golpe, bajo la faldita de Yoongi rápidamente, juraba que jamás había visto al pálido tan avergonzado, hasta sus orejas estaban rojas.

— Primero que nada, que extraño traje, hyung; segundo ¡Taehyung me coqueteo! O eso creo, la verdad no se ¿me ayudan? — Yoongi se quejo en voz alta y cubrió su rostro en el hombro de Hoseok.

— Odio a tu dongssaen.

Polos Opuestos - Hopega - Yoonseok - sopeWhere stories live. Discover now