29. De Tokio a Fukuoka

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Es sábado, son las 06:00 am y estoy tomándome un batido de fresa y unas tostadas mientras me debato entre la vida y el sueño. Miro fijamente mi maleta, tumbada junto a la puerta de la cocina, mientras pienso en si me dejaré algo, o si llevo ropa de más. Repaso mentalmente todas y cada una de las cosas que tengo en ella y le doy pequeños sorbos a mi batido.

Mis padres siguen durmiendo, pero mi teléfono está muy despierto. No paran de entrarme mensajes al grupo del equipo de fútbol, todos están muy emocionados por irnos hoy a la concentración de la selección nacional. Yo aún no he hablado, no quiero, no estoy emocionado.

Un viaje de 8 horas de Inazuma a Lucky Hill, Fukuoka, con trasbordo en ferry incluido... Nos alojaremos en el instituto Fauxshore, la señorita Schiller es la entrenadora del equipo de ese instituto.

En media hora tengo que estar en el instituto - pensé para mí - Así que es mejor que salga ya de casa...

Deje una nota en la nevera avisando a mis padres de que les llamaría en cuanto llegásemos a Fukuoka. Cogí mi maleta y salí de mi casa cerrando suavemente la puerta.

Comencé a caminar al instituto y por el camino me encontré a varios compañeros del equipo y otros chicos seleccionados de la zona. Fuimos todos juntos y una vez allí nos encontramos con el entrenador, los jugadores del Inazuma Japón y la señora Schiller.

Bien - dijo la señora Schiller en un tono bastante alto para sobresalir entre el bullicio que las voces nerviosas y emocionadas de mis compañeros estaban formando - Ahora que ya hemos pasado lista y comprobado que todos estáis aquí, por favor id subiendo al autobús y ocupando los asientos de atrás hacia adelante, nosotros guardaremos vuestro equipaje y mientras Mark os dará unas pequeñas indicaciones.

¡Sí! - Respondimos todos casi al unísono 

Fuimos sentándonos poco a poco, y cuando ya estábamos ubicados el, como siempre enérgico, entrenador Evans entró de golpe al autobús - ¡Buenos días a todos! Espero que hayáis descansado bien, y si no lo habéis hecho tenéis un largo viaje por delante para ello - dijo el entrenador entre risas.

Justo en ese momento Adé levantó la mano - Entrenador, tengo una pregunta.

¿Sí, Adé? - respondió el señor Evans

¿Pararemos a comer? - pregunto realmente preocupado Adé - No creo que aguante 8 horas aquí encerrado sin comer ni una triste miga de pan - dijo riéndose y dándose unas suaves palmadas en la tripa

Pararemos a comer en Osaka - contestó la señorita Hills - Allí haremos un breve descanso para que el señor Veteran, quien nos llevará, descanse también. Y la comida os la haremos nosotras 4. - dijo señalándose a sí misma, a la tía de Mark, a la señorita Hills y a la mujer del entrenador.

¿Ta-también la señora Evans? - preguntó Arion con gran preocupación

Nelly cariño... - dijo Mark acercándose a su esposa - si quieres no cocinar,  puedes no hacerlo...

¡Claro que lo haré! - respondió Nelly emocionada - Estos chicos necesitan mucha energía y mi comida les ayudará a estar más activos

Ay, no... - dijo Arion en voz baja dejándose caer contra su asiento.

A todo esto, yo estaba solo sentado casi a la entrada del autobús, en el asiento de mi lado estaban el señor Swift, a quien le había cambiado radicalmente la cara de una expresión alegre, como le es habitual, a una más seria... Incluso triste. Y en el asiento justo detrás de mí tenía a Samguk y Subaru, quienes ya se habían dormido a pesar del ruido y de que llevábamos tres escasos minutos subidos. En el asiento de atrás del todo, de 5 personas estaban Arion, Gabi, JP, Aitor y Falco, y delante de ellos en el lado derecho Víctor y Terry.

Pasé de todos ellos, me puse mis auriculares y escuche algunas baladas de piano mientras el entrenador seguía dando instrucciones. Vi que con la mirada parecía pedirme que me quitase los auriculares así que lo hice.

Bueno - dijo el entrenador poniendose serio - a partir de ahora estamos bajo el mando de la Federación Nacional de Fútbol. Esto ya no es el instituto Raimon, y aunque será mucho menos de lo que fue el torneo Gran Celesta Galaxy - dijo intentando no reír - Es muy importante. A partir de aquí, dejo de ser vuestro entrenador hasta que tras las vacaciones volvamos al equipo. Sois los jugadores de Aquilina Schiller y debéis dirigiros a ella como entrenadora, no a mí. 

Gracias, Mark - dijo la señora Schiller poniendose de pie y dejando sitio al entrenador para que se sentase junto a ella. - Ahora, antes de comenzar la ruta... - dirigió su mirada hacia mí - Quiero que sepáis que vuestro compañero Riccardo Di Rigo no podrá ser seleccionado, puesto que le han concedido una beca en Viena, la capital de Austria, para terminar allí sus estudios de Bachillerato en el conservatorio nacional austriaco, lo que no le permitirá estar aquí para entrenar ni mucho menos para jugar el mundial con nosotros.

Todo el autobús se quedó en completo silencio.

Puede parecer que estoy loco, pero no me inmuté, solo le devolví la mirada, me puse los auriculares y seguí escuchando mi música, en el fondo (muy en el fondo) se lo agradecía, yo no sabía como iba a hacerlo.

Tras esto, comenzó nuestro viaje.

DivididoWhere stories live. Discover now