20. La vela

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Llevo 3 días encerrado en mi cuarto, solo he salido para comer. Mis padres vienen cada poco a ver como me encuentro pero no les contesto a ninguna de sus preguntas. Estos últimos días he estado sentado en mi cama, mirando por la ventana viendo como amanece y oscurece, viendo como el sol se refleja en mi piano, y como la luna se hace paso entre las oscuras nubes que quedan en el cielo.

Llevo 3 días sin hablar con ninguno de mis amigos, no me siento con fuerzas para contestarles. Tengo más de 40 llamadas de Arion, muchos mensajes de Víctor, Aitor... Alguna llamada de Terry, pero nada de él. Sigue sin querer saber nada de mí, y lo entiendo. Quienquiera que le haya enviado la foto, ha conseguido que yo no tenga que tomar la decisión de elegir entre Gabi o Terry, porque Gabi ya no es una posibilidad... Gabi ya es un imposible. Quien haya hecho la foto, habrá contado que fui yo quien besó a Terry, o puede ser que haya sido cualquier otra persona que nos haya visto en el momento.

Hace unas horas me levanté e intente tocar el piano, a ver si por lo menos me animaba un poco, pero al sentarme frente a las teclas y ver la vieja partitura de siempre, rompí a llorar. Fue la primera canción que supe tocar completa, la primera canción que toque en un auditorio, la primera canción que toqué para Gabi. Es una pieza preciosa que ahora no soy capaz ni a recordar porque todo se me viene abajo. 

No le culpo de nada, tiene todo el derecho a ni tan siquiera mirarme a la cara, yo no lo haría. He jugado con él, le he mareado para al final acabar así.

Íbamos a ir juntos a estudiar a Hokkaido, íbamos a jugar juntos al fútbol... Íbamos a pasar juntos el resto de nuestra vida, y ahora no sabré nada más de él, posiblemente le pierda de vista para el resto de mis días.

¿Qué me retiene en Japón ahora? Yo creo que nada... Terry me ha dicho que me vaya sin problema, el programa de intercambio no dura para siempre, asique en el caso de que inicie una relación con él no habría ningún problema... En Austria podría seguir jugando al fútbol, y al acabar el programa del conservatorio de Viena podría volver aquí a Inazuma y estudiar en la universidad de Tokyo o quedarme allí y estudiar en alguna universidad europea...

Podría quedarme aquí y acabar este curso con mis amigos e irme el curso que viene al extranjero, tengo muchas posibilidades...

De repente, sonó el reloj del salón. Ya eran las 00:00 del 6 de Noviembre.

Feliz cumpleaños a mí - dije en voz muy baja empezando a llorar de nuevo.

En ese momento, mi móvil también empezó a sonar. Al cogerlo leí en la pantalla "Número Oculto" pero aún así... respondí.

¿Sí? - dije en voz baja para no despertar ni molestar a mis padres.

Sal - me respondieron y acto seguido colgaron el teléfono.

Me levanté de la cama algo nervioso y miré por mi ventana pero no veía a nadie.

Esa voz me sonaba un montón... - dije poniéndome una chaqueta fina y calzándome las deportivas que tenía junto a la puerta.

Bajé en silencio, llegué a la puerta y tragué saliva. Puse mi mano sobre el pomo y lo giré muy lentamente para no hacer ruido, abrí la puerta y salí a la calle dejando la puerta entreabierta por si tenía que entrar corriendo, en realidad a quien se le ocurre hacer caso a una llamada así.

Frente a mi puerta había alguien encapuchado, que sostenía una pequeña magdalena decorada con un balón de fútbol y una clave de sol, y un lo más alto una pequeña vela rosa y azul a rayas que poco a poco se iba consumiendo. Aquel chico misterioso se acercó poco a poco a mí cantando el cumpleaños feliz en voz muy baja, casi ni se le oía hasta que quedó quieto frente a mí.

Vamos Riccardo - me dijo - no te quedes ahí parado.

Tras decir esto, el chico se quitó su capucha y me miró sonriendo.

Feliz cumpleaños, Riccardo - me dijo agrandando su sonrisa - vamos... ¡sopla la vela!

No puedo creer - dije temblando - pero tú... - empecé a llorar - Gabi...


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