25. Matrícula

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Me levanté de la cama, caminé hacia le baño y pude ver que tenía una cara espantosa, como si no hubiese dormido en 10 años, aunque la verdad es que no había dormido mucho.

Me lavé la cara y mientras me vestía alguien picó a la puerta de mi cuarto.

Adelante - dije.

Tras esto, mi padre abrió la puerta y se dejó ver un poco - Buenos días, hijo. - me dijo con su habitual y serio rostro - Espero que recuerdes que hoy debes enviar una respuesta a la embajada Austriaca confirmando si asistirás o no a terminar el curso en el conservatorio nacional de Viena.

Lo sé, padre - respondí señalando a mi escritorio con la mirada - está ahí encima, la enviaré de camino al instituto.

Está bien, nos vemos a la noche. - dijo saliendo de mi cuarto - Que tengas un buen día.

Igualmente, papá - le respondí, pero cerró la puerta antes de que pudiese terminar la frase.


Acabé de vestirme y guardé la carta en mi mochila, me calcé y bajé a la cocina, cogí una manzana y me fui sin despedirme de mi madre. Llevamos sin hablarnos desde que les dije lo de la concentración para la selección de Inazuma Japón, mi padre acepta que vaya aunque no vaya a jugar el Torneo Frontier Internacional, pero mi madre no, piensa que me lavarán el cerebro o algo similar y me harán quedarme aquí. Mi madre sigue viendo el fútbol como una autentica pérdida de tiempo, y como algo que no va más allá de un mero hobbie. Llevo conmigo una carta en la confirmo que en 1 mes me iré a terminar el curso a otro continente, pero solo mis padres y el director del instituto lo saben. Esta semana tendré que firmar los papeles del traslado, pero no quiero que nadie se entere, aún no.


Iba caminando al instituto, iba a desviarme para llevar la carta a correos pero algo me detuvo, o mejor dicho, alguien...


¡Riccardo! - dijo alguien acercándose a mí.

Ey, Víctor - dije suspirando - me has asustado - seguí soltando una pequeña carcajada. - ¿qué haces tú aún por aquí, a esta hora sueles estar ya en el instituto.

Lo sé, pero hoy me quedé dormido - dijo entre risas.

Fuimos juntos hasta el instituto, hablando de la concentración para la selección nacional y de los exámenes que teníamos la próxima semana, los últimos antes de las vacaciones de Navidad.

Llegamos y nos despedimos en el pasillo, cada uno fue a sus respectivas clases y sonó el timbre. Comenzó la primera clase, pero al poco tiempo una profesora vino a buscarme y me llevó al despacho del director.

Piqué a la puerta y abrí lentamente - ¿Quería verme?

Oh, señor Di Rigo - dijo el director levantándose de la mesa - pase y siéntese. La embajada Austriaca nos a pedido que rellenemos sus papeles de traslado hoy, para que los envíe junto a la carta de matrícula.

De acuerdo - me senté en una de las sillas frente a la mesa del director y rellené los diferentes documentos, que no eran pocos. Le entregué la carta de matrícula, me levanté y volví a clase.

No estaba muy contento, me entusiasmaba la idea de irme a estudiar música a Viena, pero no podía pensar en despedirme de nadie, gracias a dios que hasta dentro de un mes no me voy a ningún sitio, solo debo pensar en los exámenes y en la concentración, solo debo pensar en disfrutar de lo poco que me queda aquí. Me senté en mi pupitre pero no presté atención a la clase, sentí esa extraña sensación de que eres observado, pero no levanté la mirada de mi libreta, supuse que serían mis amigos, no hay que ser un lince para saber que a mí me preocupa algo, soy muy expresivo y eso a veces es bueno, pero también puede ser malo.

Terminaron las clases, me levanté y salí al patio. Vi como todos mis compañeros del Raimon pasaban junto a mí y me miraban extrañados, yo estaba ahí, quieto, con la cara completamente roja, estaba a punto de llorar, estaba mirando fijamente al campo de fútbol exterior. Rápidamente me di cuenta de lo que ocurría y negué con la cabeza.

Lo mejor será esperar al final de la concentración - pensé.

Me giré y vi como los demás esperaban por mí, yo simplemente les sonreí y salí del instituto. Fui caminando hasta el campo de la Ribera y me senté en el césped observando el río, estaba concentrado en la corriente del agua cuando me di cuenta de que alguien se sentaba junto a mí.

¿Así que estabas aquí, eh? - dijo sentándose junto a mí.



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YA HE VUELTO

Holi, al final lo de parar para estudiar para selectividad se me fue un poquito de las manos. Pero ya estoy de vuelta y a tope. Muchas gracias a todos por esos 2K de lectores, significan mucho para mí. ¡Nos vemos pronto! Besitos de fresitaaaa.


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