14:Toma mi mano vamos a volar lejos de aquí.

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Los días corrieron con tal rapidez que cuando Megan despertó la mañana del domingo notó que a los pies de su cama estaba todo ya empacado, seguramente orden de Dumbledore a los elfos domésticos. Junto a su baúl había un pequeño sobre, lo abrió para encontrar una carta del mismísimo Dumbledore.

Estimada señorita Flannery:

Es una pena que tenga que abandonarnos. No queda más que desearle un buen viaje y buena vida.

Con cariño

Profesor Albus Dumbledore.

Megan sostuvo la carta contra su pecho luchando contra las lágrimas. Se vistió deseando no hacerlo y se peinó de mala gana. Se sentó en su cama dejando las cartas para sus amigos junto a la mesita de noche. Violet sabría qué hacer con ellas.

Se puso sus zapatos y salió de la sala común, le dio una última vista detallada al castillo guardando cada detalle, cada cuadro, con sus personajes que hablaban y se movían, cada armadura, decoración, salón. Echaría todo de menos, incluso a Peeves el Poltergeist.

-¿Megan? ¿Megan Flannery?-Ella volteo lentamente, reconoció el acento italiano fácilmente, se mordió fuertemente el labio.

-¿Si?-Su voz sonó estrangulada. Un chico de mediana edad, pelo negro y ojos grises como el mercurio se acercó, su piel era morena y tenía una sonrisa que por lo visto hacia derretir a las estudiantes que estaban cerca.

-Mi nombre es Marco Di Gennaro, vengo en nombre de la señora Angelia Salcio.-Megan mordió aún más fuerte su labio.

-Hum sí, tengo que ir por mis cosas.-Ella esperaba poder hacer tiempo para aunque sea despedirse de la primer persona que cruzara su camino.

-Eso no será problema, ya todo está empacado y el transporte la aguarda.-El volvió a sonreír, más suspiros se oyeron a lo lejos.

-¿Tengo tiempo de despedirme?-El fingió mirar un reloj invisible en su muñeca.

-Me temo que no.-Megan asintió tristemente y siguió al chico, fuera del castillo esperaba un viejo auto, probablemente volador, el chico sostuvo la puerta para que ella entrase y luego se colocó en el asiento de conductor.

-Le va a gustar Verona señorita es realmente precioso.-El la miro por el espejo retrovisor y le envió esa sonrisa que derrite hasta los huesos, a la cual ella parecía inmune. Miro por la ventana el castillo y lo vio desaparecer mientras más avanzaban, Ella se guardó sus ganas de llorar muy adentro suyo mordiendo su labio constantemente.

-¿Señorita Flannery?-La llamó el chico, ella levanto la mirada.-¿No le importaría alcanzarme el paquete que se cayó debajo del asiento.-Un leve sonrojo apreció en sus mejillas.-Tengo que tener las manos en el volante y este auto no es confiable.-Ella asintió, se agachó para buscar el dichoso paquete, un giro brusco la hizo asustarse.

-Lechuza.-Explico el, ella rodó los ojos y siguió buscando.

-No lo encuentro.-El siguió manejando.

-Tiene que estar por ahí señorita.

-Llámame Megan por favor.-El asintió, continuó buscando sintiéndose tonta e inútil además de sentir melancolía en el fondo de su estómago con urgentes ganas de vomitar debido a las varias turbulencias que daba el auto.

-Ya estamos por llegar Megan.-Comentó el.

-¿Tan rápido?-Preguntó ella con la voz más estrangulada de lo normal.

-El auto es demasiado rápido a pesar de ser una cafetera inservible.-Ella frunció el ceño. Sintió al auto descender, ahogó un sollozo.

-No es necesario que sigas buscando el paquete.-Ella se levantó y se sentó, miró por la ventana.

-Marco.-se esforzó para que su voz salga.

-¿Si?-Respondió el tranquilamente.

-Estamos en el castillo otra vez.-Habló ella mientras batallaba por saltar de alegría, Marco sonreía de forma burlona.

-Quizás la señorita Violet pueda explicarle.-<< ¿Violet?>> Pensó Megan, se apresuró a salir del auto dando un tropiezo tonto, Violet estaba parada sosteniendo las cartas que había escrito.

-¿Creíste que te ibas a librar de mi fácilmente?-Preguntó ella alzando una ceja.

-¿Qué está pasando?-Preguntó anonada.

-Bueno, digamos que, mi padre trabaja en el Ministerio y le envió una carta a tu "tía"-Hizo las comillas aéreas.-Pidiendo tu tutela hasta que seas mayor.-Megan se sintió sobrecargada de información.

-No entiendo.-Balbuceó.

-¡Te adopto tonta!-Ella sintió un torrente de adrenalina recorrerle el cuerpo, quería llorar, gritar, saltar, golpear a Violet y Marco y a todos por haber montado una escena que casi le quita el corazón del pecho.

-Violet Flint voy a matarte.-Violet grito divertida y comenzó a correr por los jardines-¡Voy a matarte me oyes!-Le gritaba Megan mientras la perseguía, a mitad de camino sintió que la elevaban en el aire, chilló.

-¿Ibas a irte sin despedirte de mí?-Habló en su oído, ella se estremeció.

-Te busqué.-Respondió tartamudeando.-Desapareciste.-El dio una pequeña carcajada en su oído.

-Debes esforzarte más Flannery.-El la dejo en el suelo y la miro con las manos en los bolcillos de su pantalón.-Yo tampoco te iba a dejar irte tan fácil.-ella se sonrojo.

-¿Tú también?-El asintió.

-Papá ayudó un poco también, Violet me contó, luego entendí lo de las fotos.-Ella se sonrojo, él le acarició el rostro delicadamente, apartando algunos mechones de pelo, paso el pulgar por su labio inferior, ella se estremeció-¿No ibas a decírmelo?-La miró a los ojos.

-Iba a hacerlo enserio, pero desapareciste.-El negó con una sonrisa, se acercó y le dedicó un suave beso en la sien, ella lo abrazo por la cintura escondiendo la cara en el pecho de él.

-Estas en casa.-Digo en colocando el mentón en la cabeza de ella.

-Lo estoy.-Ella sonrío.

 ¡Te odio Fred Weasley! ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora