6: Solo es una gripe.

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Megan miraba por la ventana de su habitación abrazando sus rodillas, el día estaba horrible, espesas nubes negras, la nieve caía sin cesar al igual que las lágrimas en sus ojos, su nariz estaba roja como una pequeña cereza, los pañuelos esparcidos por toda la habitación, tomaba su varita, conjuraba un hechizo de levitación y los colocaba en el tacho de basura.

Se sentía desganada, con sueño y afiebrada. Estaba enferma. Y no iba a decirle a ningún profesor, no quería ir a la enfermería, prefería que se le pase solo. Faltaban tan solo tres días para el baile, y ella no tenía nada, ni vestido, ni zapatos, nada.

En esos días no habló con Jack, se sentía culpable de su infelicidad, aunque Violet le comentó que iría con una chica de Ravenclaw, eso la ánimo un poco, aunque sabía que lo hizo por no quedarse solo, lo que volvió a hacerla sentir mal.

Ihan se sentía culpable de su estado de salud, el día que la invitó al baile hacía frío y el le había quitado su bufanda, por lo que siempre le enviaba algún regalo con una nota o un recado a partir de Violet, quien parecía que eso le molestaba.

Megan suspiro, tomó una hoja, la pluma y el tintero y comenzó a escribirle a su padre. Trataba de hacerlo seguido, él se encontraba solo cuando ella no estaba en casa, lego de la muerte de su madre tras una explosión accidental su padre se había convertido en una persona un tanto amarga y ermitaña comparada con lo que era antes, sin embargo, con su hija él se volvía vulnerable y tierno, ya que <<Siempre le recordaba a su madre>> Repitió Megan en su mente.

Una vez que terminó se abrigo lo mas que pudo y se dirigió la lechuceria con paso lento y pausado, no se sentía del todo bien, de hecho no se sentía bien. Era como si hubiera envejecido de repente y el peso de los años se tirara encima de ella.

Se sonó la nariz y se abrigo mas contra el frío, afuera la nieve caía espesamente, llego a la lechuceria, llamo con un gesto de su mano a su confiable lechuza Izhy, esta extendió sus alas y se poso en su brazo, Megan dejo la carta en su pico y le susurró a donde debía llevarla, se asomó por la ventana y la vio desaparecer entre las espesas nubes, su plumaje oscuro y grisáceo la ocultaba perfectamente entre aquellas nubes.

Cuando ya la perdió de vista giró sobre sus talones y su corazón dio un brinco del susto. Una sonrisa burlona estaba en frente de ella, el inconfundible cabello rojizo estaba despeinado de una manera tan especial que hacía que el pelirrojo parezca mas atractivo. No importara cuantos años de humillaciones, o cuanto odio le tenga a Fred Weasley, el a sus ojos era demasiado atractivo. Pero eso no quería decir que lo aceptaba.

-Hola-habló el sin borrar su sonrisa, aquel gesto le recordaba tanto al de Ihan.

-Hola-contestó ella con la voz congestionada, el chico hizo una mueca.

-Que feo suena eso.-una pequeña risa salió a flote mientras ella rodaba los ojos.

-¿Qué esperas? Estoy enferma.-Contesto ella mientras comenzaba a caminar.

-¿Y porque no vas a la enfermería? Madam Pomfrey podría…-Ella se dio vuelta con los ojos rojos por su esfuerzo por no estornudar.

-No lo menciones, no iré a la enfermería.-Contesto ella fulminándolo con la mirada y luego dando un estornudo que hizo que todas las lechuzas ululen irritadas.

-Te ves bastante mal…-comentó el con un tono de voz que la hacía irritar, como burlándose, o tratando de apelarla.

-Pues no me importa, estoy bien.-Refunfuñó ella como una niña pequeña, él sonrió al verla ¿Él se estaba preocupando por ella? Ella descartó la idea inmediatamente, solo la estaba molestando.

-Si mal no recuerdo me debes algo.-Ella abrió los ojos como platos ¿Lo recordaba aún? Habían pasado días luego del encuentro en el lago y ella tenía la esperanza de que él lo haya olvidado. Ella asintió con pesadez mientras abrigaba su cuello y se abrazaba a si misma protegiéndose contra el frío.

-Bien, se perfectamente lo que quiero.-El comenzó a acercarse muy lentamente, mientras que Megan daba pasos ciegos hacia atrás, el la acorraló contra la pared y acercó su rostro hasta el de ella, podía sentir su respiración, su aliento, solo faltaba poco para acortar la distancia. Un poco mas, solo un poco mas.

Y ella estornudó en la cara de él.

-Eso es repugnante-comentó el chico mientras la miraba con el ceño fruncido, ella titiritaba y no paraba de estornudar-Suficiente-Dijo el, la alzó echando su peso sobre su hombro y comenzaba a caminar.

-¿¡Qué haces!? ¡Bájame animal!-Espetó ella, buscando que su voz sonara autoritaria y fuerte, pero con aquella congestión mas bien su voz era semejante a la de un pequeño ratón. Pudo oír la risa de el mientras silbaba y caminaba, en los pasillos no había nadie, lo que la consoló un poco, aun así no sabía adonde la llevaría ni que le haría.

-Fred por favor.-Habló ella con tono de suplica en su voz, el paro en seco.

-¿Cómo me llamaste?-Preguntó el sonando ridículamente incrédulo.

-Fred-volvió a repetir ella ¿Qué le pasaba? ¿Acaso le molestaba su propio nombre?

-Es la primera vez que me llamas por mi nombre y no por mi apellido.-Ella frunció el ceño y se sonrojo al recordar que era cierto, nunca decía su nombre, y si lo decía siempre estaba acompañado por su apellido, pero ¿Por qué el habría de notar algo tan insignificante como aquello? El retomó la marcha y paso por alto su pedido.

-¿Adonde me llevas?-preguntó ella un poco asustada.

-Por ahora a ningún lugar fuera de lo común.-Ella hizo una mueca, suspiro y espero hasta que llegaran, cuando por fin paró frente a una puerta noto, horrorizada, que estaba en la enfermería, comenzó a moverse para liberarse de él y salir de allí.

-¡Estate quieta!-Espetó el mientras esperaba a Madam Pomfrey.  La mujer se acercó y miró a ambos con una ceja arqueada, el chico la dejo en el suelo frente a la mujer quien la miró para luego negar con la cabeza y chasquear la lengua.

-Tendría que haber venido rápido, esa gripe estaba por convertirse en una angina bastante grave.-Hizo que Megan se sentara en una de las camas que había allí, miro las sabanas blancas por un segundo y luego dirigió una mirada de odio al pelirrojo que miraba como Madam Pomfrey iba de un lado a otro buscando algo.

Cuando volvió le entregó a Megan un vaso donde adentro había un contenido sospechoso que humeaba.

-Tómalo todo, hasta el fondo, ¡Vamos rápido antes de que se enfríe!-Megan cerró los ojos y tomo todo el contenido de un largo y profundo trago, la bebida tenía un saber extraño, pero el calor que bajaba por su garganta la reconfortaba, dejo el vaso a un lado y miró a la mujer quien aun daba vueltas apresurada.

-Ya es todo, puedes irte.-Megan se levantó de un brinco, ya no se sentía mal, de hecho su congestión había desaparecido, no tenía fiebre y frío, comenzó a caminar.

-De nada.-Habló el chico que caminaba atrás de ella. Megan volteó y choco contra su pecho, miró hacía arriba (Puesto a que él le llevaba como dos cabezas de diferencia de altura) Él sonreía satisfecho, hizo una reverencia extraña y se fue.

¿Qué se suponía que era todo aquello? Había algo extraño atrás de todo eso, y ella no quería salir victima de una de sus bromas otra vez, tenía que conocer las verdaderas intenciones de Fred Weasley.

 ¡Te odio Fred Weasley! ✓Where stories live. Discover now