13:Quizás sea la despedida

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Megan se encontraba sentada en el Gran Comedor leyendo un libro, se había quedado dormida por lo que perdió su primera hora de clase. Algunos alumnos estaban ahí desayunando o terminando deberes, una lechuza de plumaje amarronado se acercó a ella posándose a su lado.

Megan al verla le dio agua que estaba tomando y tomo el sobre que estaba enganchado de su pata. Era una carta escrita con una caligrafía hermosa y elegante, Megan frunció el ceño y comenzó a leer.

A mi querida sobrina Megan Flannery:

Debido a la perdida reciente de mi sobrino Andrew usted queda bajo mi custodia absoluta lo que significa que deberá vivir conmigo en Verona al finalizar la semana. Debido a su traslado de país no podrá asistir a su último año de estudio en Hogwarts y terminará sus estudios en casa.

Mi más sincero pésame.

Angelia Salcio

Megan frunció el ceño. Había estado tan sumida en otros pensamientos que había olvidado por completo la muerte de su padre y ahora el recuerdo se deslizaba por su garganta con un amargo sabor, sumado a que estaba bajo la custodia de una mujer que no conocía y que debía irse a vivir a Italia.

¿Algo podría empeorar aún más las cosas? Megan cerró su libro, tomo sus cosas incluso la carta y salió del gran comedor para dirigirse a la sala común de Gryffindor, se encerró en su habitación y comenzó a buscar algo en su baúl.

-¿En dónde está? ¿En dónde?-Susurraba por lo bajo-¡Bingo!-Exclamó mientras sostenía en su mano un cuaderno forrado en cuero color pastel, letras doradas brillaban en la tapa, lo abrió rápidamente buscando una foto en especial, salteando las sonrisas y los momentos felices entre las últimas páginas al final se encontraba la foto de la boda de sus padres.

A la derecha de su padre había una mujer. Sonreía de manera casi forzada, ella es Angelia, la tía abuela de su padre <<Esa mujer es inmortal>> Pensó, ya en la foto se veía de mayor edad.

Se sentó en el piso afligida, toco su sien, le dolía de forma terrible. No sabía que haría con respecto a marcharse, no quería hacerlo. Pero no le quedaba opción.

El resto del día se quedó en su habitación sin asistir a sus clases, tampoco fue a cenar. Violet entró al cuarto preocupada, se acercó a Megan y le toco delicadamente su hombro.

-¿Qué sucede? Faltaste a las clases hoy.-Violet hizo una mueca, su amiga tardo en contestar más de lo esperado.

-Yo.-Su voz tembló y sonó rasposa. Ella carraspeo su garganta.-Violet yo.-Comenzó a sentir como sus ojos ardían por hacer escapar las lágrimas con urgencia, comenzó a sollozar, su amiga la abrazó fuertemente.

-Está bien Meg, puedo esperar.-Megan negó con la cabeza.

Ella no podía esperar. Tenía el tiempo contado, los días, sabía que este sería su última semana en Hogwarts y aún más sería su último año con su amiga. Tendría que dejar todo atrás. Cuando las lágrimas ya no fueron tan amargas miró a su amiga.

-Es mi última semana en Hogwarts.-Violet frunció el ceño y se arrodillo frente a ella quien abrazaba sus rodillas contra su pecho y tenía la mirada perdida.

-¿Qué?-Logró articular-¡Es una locura! Aún nos falta terminar el año y además queda el próximo ¿De qué hablas Megan?-Megan negó con la cabeza a cada palabra.

-Voy a mudarme Violet y no podré venir a Hogwarts el próximo año.-Su amiga frunció el ceño mientras ella seguía hablando.-Esta mañana me llego una carta de una tía de mi padre, es la única familia que me queda y mi tutela queda para ella, ya que soy menor.-Abrazó más fuerte sus rodillas contra su pecho.-Este quizás sea la última semana que podamos estar juntas.-Hizo una mueca, Violet no habló, siquiera dijo una palabra.

Megan se levantó, fue al baño, se puso como de costumbre su pijama y admiró y atesoro cada detalle del baño pensando que pronto no lo volvería a ver. Volvió a la habitación, se acostó en la cama pensando que era el lugar más suave cálido y cómodo en el que había estado.

Es increíble como atesoras lo que tienes cuando lo pierdes. La pérdida es necesaria, es el complemento de un sentimiento más fuerte, es lo que nos hace extrañar la presencia de algo o alguien. Así como sucedió con su padre, su madre y ahora con su segundo hogar. Y se preguntaba si no los había apreciado lo suficiente.

*

El alba se alzaba tan tenue esa mañana, Megan se estiro en su cama. Corrió las cortinas, tomo su ropa y fue a cambiarse, ese día asistió a todas las clases con una sonrisa radiante, planeaba saborear cada momento y atesorarlo sin importar cuanto doliera.

Cuando la campana del recreo toco tomó sus cosas rápidamente y comenzó a alejarse del castillo, cuando ya estaba más alejada, cerca de la cabaña de Hagrid, abrió su mochila y sacó de ella una cámara de fotos.

Las tomas desde ese punto eran preciosas, luego le sacó fotos a la cabaña de Hagrid quien luego salió y ella aprovecho para hacer una toma de el con Fang sonriendo y saludando, campo de Quidditch y los jardines, el lago negro y por último, con la cámara aferrada a su pecho estando a tan solo unos metros, le hizo una toma al bosque prohibido.

No importaba que tenebroso y que criaturas guardaba dentro, sería la última vez que tendría escalofríos al verlo. Con pasos pesados y carentes de gracia volvió al castillo sintiendo el gusto amargo una vez más deslizarse por su garganta. Faltaban unos minutos más para que el recreo termine, por lo que aprovechó para guardar la cámara en la mochila.

Apoyo su espalda contra un árbol dio un suspiro sonoro y deposito un mechón de pelo castaño rojizo tras su oreja.

-¿Megan?-Ella salió de su océano y miró a Fred, trató de dar su mejor sonrisa convincente-¿Todo está bien?-Preguntó el frunciendo el ceño.

-Estoy bien gracias.-Le sonrío.

-¿Segura?-Ella asintió con un entusiasmo fingido, el sonrío como de costumbre y supo que no se conocían lo suficiente como para ver a través de los ojos del otro.

-Hum ¿Fred?-Lo llamo ella, él se volteó.

-¿Dime?-Ella saco torpemente de la mochila la cámara, el frunció el ceño y luego sonrío-¿Quieres que te tome una foto?-Ella negó.

-Voy a tomarte una foto a ti.-El sonrío, ella tomó la foto y sonrío aún mas.-Es buena.-Él se acercó, le quito la cámara de la mano, se posiciono a su lado y planto un beso en su mejilla, flash y humo salieron, ella aseguraba que probablemente la foto habría salido horrible.

Pero frunció el ceño, ella sonreía de una extraña forma ¿Cuándo sonrío? No sintió la comisuras de sus labios elevarse ni sus ojos achinarse hasta casi no ver.

-Me gusta esta foto.-Sonrío él.

-También a mi.-Ella miraba la foto.

-¿Una más? Pero esa será totalmente mía.-Ella asintió el sonrío, estiro la mano, ella sonrío, lo miro a él, el a ella y el flash y el humo se hicieron presentes, él tomó la foto la miro y sonrío.

-A ver.-El la sostuvo contra su pecho.

-No lo creo, esta es mía.-Sonríe.-Nuestro momento congelado para mí.-Ella se ruborizó, la campana sonó.

-Llegaré tarde.-Comentó

-Si para morir de aburrimiento en historia de la magia ¿qué tiene de interesante? Bueno quizás tenga algo de interesante, pero el profesor Binns se esfuerza para aburrirnos ¿Problemas de insomnio? Pasa una hora encerrada con ese fantasma.-Ella Carcajeo humo y flash una vez más, él se quedó con la siguiente foto y le devolvió la cámara.

-¿No me la mostrarás verdad?-El negó, ella suspiró.

-Adiós Fred.-Su voz sonó estrangulada mientras caminaba a la siguiente clase.

¿Cuán difícil era decir adiós? Pueden ser temporales, horas, días, meses. Algunos, constan de más tiempo demasiado tiempo. Y esta era la despedida.

 ¡Te odio Fred Weasley! ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora