11. Tarjeta de visita

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Vera se acercó a la calzada con pasos largos

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Vera se acercó a la calzada con pasos largos. Extendió un brazo y un taxi se acercó obedientemente al bordillo. Subió a la parte trasera, saludó al conductor y le indicó la dirección a donde quería que la llevara. Cuando el vehículo se incorporó al tráfico se recostó en el asiento e intentó relajarse, pero le resultó imposible. No podía calmar el nudo de nervios que sentía en el estómago. Buscando algo en que distraerse, se dedicó a mirar por la ventanilla el uniforme paisaje de la costa, sintiéndose aliviada de que el taxista no iniciara una conversación ni la observara a través del espejo retrovisor.

En el taxi reinó el silencio durante el corto trayecto hasta el Hospital Comarcal de la Selva. Vera se inclinó hacia delante para pagar al conductor. Después bajó del vehículo y permaneció inmóvil, pensativa, con la mirada fija en el edificio que se alzaba ante ella. Intentó imaginar su aspecto veinte años atrás; se esforzó por retroceder al momento en que su madre recorría la acera de losetas grises hasta la entrada principal, y se aferró a esa visión, aunque solo fuera un espejismo, una imagen creada en su cabeza. Buscaba reconstruir un retazo del pasado, como si ese retroceso imaginario abriera una ventana que pudiera mostrar lo que pasó durante esos años. Pero todo resultó confuso, borroso e irreal.

Haciendo acopio de toda su voluntad, empezó a caminar. Conforme avanzaba sus pies parecían pesarle cada vez más y una irreprimible angustia se apoderaba de ella. Tomó aliento para calmar su nerviosismo y, dejando atrás una hilera de columnas de cemento, cruzó la puerta corredera que daba acceso al interior del recinto.

La marca de su piel © PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora