Había pasado.

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No podía dar crédito a lo que sus ojos veían.

El auto se había estrellado contra un árbol, y ella había atravesado el parabrisas.

No perdió tiempo, en un abrir y cerrar de ojos se encontraba con ella, tomándola en brazos delicadamente, Su bello rostro estaba lleno de sangre, pedazos de vidrios encajados en sus mejillas, sí cabello rubio se tiño de aquel escalofriante carmesí, en ese momento no fue capaz de siquiera pensar en sus instintos primitivos, aquellos que lo obligaban a beber sangre, no, ahora solo le importaba su bienestar, aunque el sutil ardor en su garganta estaba ahí. Ella estaba desmayada, o mas bien, dormida.

-Cielo, abre los ojos.- pidió desesperado y asustado, apartando el cabello de su rostro.- Por favor, por favor, Alex abre los ojos, te lo suplico, mi amor, abre los ojos.

Ella gimió ante el dolor que atravesaba su cuerpo, abrió despacio sus ojos, estos estaban abiertos de para en par, su cuerpo estaba entumecido. Había dolor en sus costillas, brazos y rostros, sintió un sabor metálico en su paladar al momento que tosía y tenía arcadas, había salido sangre de su boca.

-Estas bien, cielo, estas bien.- repetía Edward una y otra vez limpiando con cierto desespero su boca.

Alex lo miró, Edward se sintió aliviado al no ver odio en su mirar, no lo odiaba, ni lo repudiaba.

-E-Edward...- musito con dificultad.

El auto de Carlisle se detuvo de golpe cerca de ellos, Max bajó de prisa, corriendo y gritando el nombre de su amiga. Stefan lo detuvo cuando las piernas de su chico fallaron al ver a su amiga en aquel estado, cubrió su boca con sus manos conteniendo el grito que amenazó con salir. Su llanto se hizo mas fuerte. Carlisle se acercó rápidamente, examinando sus heridas, Alex parecía fuera de sí, no lo miró ni reaccionó cuando las frías manos de Carlisle se posaron en su cuerpo, su vista y atención solo estaba en Edward. Sus oídos zumbaban y oía solo la voz de Edward como un eco, su pecho ardía y se le dificultaba respirar.

Alice miraba la escena desde lejos, no podía estar cerca. No podía.

Un gemido de dolor brotó de los labios de Alex cuando sintió como Carlisle apretaba cieV rta parte de su cuerpo.

-¡Le haces daño!.- gruñó Edward fuera de sí alejando bruscamente a su padre, quien no dijo nada, entendía como se sentía su hijo.

-Tranquilo, Edward, solo intento ayudarla.- comentó alzando sus manos y alejándolas de Alex.- Sus heridas son profundas, su pulso es débil, puede tener una fuerte contusión en la cabeza, por eso su desorientación. Lo morado en su pecho y abdomen significa que hay hemorragia interna, tiene costillas rotas y muy probable que alguna haya perforado un pulmón.

Edward cerró los ojos maldiciendo.

¿Porqué?¡¿Porqué a ella!?¡¿Porqué!?

-¿Que podemos hacer?¡¿Como la ayudamos!?.- cuestionó exaltado, asustandose al ver el rostro abatido y rendido de su padre.- ¡Carlisle, por favor!

El doctor negó.

-Sus heridas son muy graves, hijo.- musito lo obvio.- No llegará al hospital, su hemorragia es muy grande. Y si la llevamos a nuestra velocidad, su contusión puede empeorar, dañariamos su cerebro de forma permanente.

Edward jadeó meciendo su cuerpo de adelante hacia atras. Max soltó un fuerte sollozó haciendo que Stefan apretara mas su agarre en él.

-Lo siento, hijo.

Cuando Cierres Los Ojos.Where stories live. Discover now