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Capítulo dedicado a Karen bebé del grupo de WhatsApp por su cumpleaños. Te amooo y gracias por leerme.

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Dormí a lado de Daxon. Su compañía era sensacional, él irradiaba una seguridad que yo necesitaba.

Desperté como a las 3 de la mañana, me dolía la posición en la que estaba, terminé llevando a Daxon a mi recámara, el silencio sepulcral del pasillo de mi casa me daba temor, pero traté de ignorarlo.

Creo que a todos nos daba en algún momento miedo nuestro propio hogar.
Más la oscuridad.

—Tu cama es más cómoda que la camilla donde me encontrada— dijo Daxon activándose por completo.

Sonreí en respuesta.

Fui a mi armario y me quité mi ropa, quería buscar algo cómodo que ponerme. Afuera llovía, raro en esta época pero era acogedor.

Sentí un toque pero no me asusté, Daxon llevaba sus manos por mis hombros depositando un beso en el mismo. Cerré los ojos involuntariamente, sus manos bajaron por mi cintura y se acentuaron en mi cadera.
Giré y posé mis manos alrededor de su cuello. Sus ojos brillaban normal, quise verme reflejada en ellos pero no era el caso.

—¿En que piensas?— preguntó con ápice de duda.

Dudé en decirle.

—Tenía la esperanza de verme en tus ojos...— susurré no queriendo mirarlo.

Sus dedos voltearon mi rostro para encararlo, pero yo no alzaba la vista.

—Mírame— demandó

Negué con la cabeza.

—Mayte...— saboreó mi nombre.

Lentamente llevé mis ojos a los suyos y lo que vi que cortó la respiración.

No eran rojos.

Ni negros.

Eran transparentes, como un cristal, y efectivamente, me miraba reflejada en ellos.

¿Pero cómo?

—¿Cómo hiciste eso?— pregunté maravillada.

Hizo una pequeña sonrisa.

—Puedo hacer muchas cosas, Mayte—esa respuesta mandó corrientes eléctricas por todo mi cuerpo.

¿Por qué todo lo veía en modo sexual?

Necesitaba ir con un exorcista para que me sacara este espíritu de la puteria.

—¿Y porqué yo no sabía eso?

—No era información relevante aún. Recuerdas que yo era una prueba Beta.—dijo aclarando mis dudas.

Relamí mis labios.

—Gracias...— me acerqué más a él y le di un abrazo.

Sentí su cuerpo rígido, como si no estuviera cómodo.

—¿No quieres abrazarme?— pregunté con el ceño fruncido.

—Quiero muchas cosas de ti Mayte, pero por el momento abrazarte no es una de ellas.

Oh.

—¿Y cuál sería?— quise saber.

La lluvia estaba intensa afuera, las ramas de los árboles reflejaban sombras tenebrosas, pero acá con Daxon yo me sentía en otro universo.

Llevó su mano por mi mejilla, bajó a mi cuello y jugó con el tirante de mi brassier.

No dije nada ni él tampoco.

Perenne。Donde viven las historias. Descúbrelo ahora