— ¿Entonces no harás nada? —pregunto dejándome descansar en su pecho.

— ¿Con Coral? Venga Julie, claro que no. Ella se fue, y el resto es problema suyo —responde haciéndose el seguro.

Doy un suspiro y me escondo en el hueco de su cuello, donde su característico perfume me recibe. Un peso se instala en mi corazón entonces, siento que no serán muchas más veces las que estaremos así, uno al lado del otro.

Me pregunto si alguien más se habrá sentido como yo en estos momentos, o si serán solo divagaciones mías. Me parece que lo estoy pensando demasiado, y probablemente no debería darle tantas vueltas al asunto, pero creo que, a ratos, por más que dos personas se quieran, el amor no es suficiente para mantenerlos juntos.

¿Cómo podría ser suficiente si la otra persona no está pensando en ti? Si bien no dudo que lo mío con Sergi sea real, porque en verdad lo estimo y quiero mucho, así como también sé que él lo hace conmigo, pienso que su corazón estaba ocupado por Coral antes incluso de tener oportunidad de conocerlo.

Esto no quiere decir que no escuché sus palabras el otro día, al contrario, creo que tiene mucha razón en lo que dijo. Si la persona a la cual quieres vale la pena, te conviertes en alguien mejor para ser así también lo mejor para ella, pero en mi caso, estoy bastante segura de que esta regla no aplica.

Me duele, pero sé que será inmensamente más feliz al lado de Coral, solo necesita un pequeño empujón para aprender a perdonarla. Ella fue su gran historia de amor, y así debiese quedarse, fue tan solo un tonto error el que los separó este tiempo. No debiesen pagar de penitencia una vida entera separados por ello.

Además, pienso que mi corazón también estaba tomado de antemano por alguien más, de alguna forma, con Frenkie coincidimos tan bien que fue inevitable construir un lazo imposible de romper. Me temo que no estoy lista para enfrentarlo todavía, incluso si sé que luego de esto mi lugar feliz es junto a él.

— Sergi, cariño, creo que tenemos que hablar —digo seria mientras me separo.

— ¿Pasa algo? —me mira con ojos inquietos.

Tomo una respiración y admiro lo encantador que es antes de romper esto que construimos en poco tiempo entre los dos.

— Es sobre lo de Coral... —empiezo a hablar, pero me interrumpe.

— Julie, que no pasa nada. No traicionaría tu confianza, y si tuviese interés en ella te lo diría —me dice.

Me paso una mano por la cara y pienso en cómo decirle todo lo que pienso de ellos dos sin que me interrumpa. Al necio no hay quien lo haga entrar en razón.

— En serio creo que debieses hablar con ella —murmuro.

— Que no. Lo único que debiese hacer es besar a la chica guapa que está aquí conmigo —cambia el tema.

Ruedo los ojos y bufo, voy a decirle que es un tonto por no escucharme, pero sus labios sobre los míos recostándome sobre el sofá me lo impiden. Por unos minutos llego hasta a olvidar el propósito de toda mi charla, y es que, es realmente difícil pensar con seriedad cuando un chico como Sergi te besa, pero cuando entro en razón me separo mínimamente.

Cuando lo hago veo sus ojos expectantes, sus labios rojos e hinchados por la magnitud de los besos, y lo dilatadas que están sus pupilas. Entonces pienso que la conversación puede esperar un poco más. Porque, de todas formas, mi decisión ya está tomada, y mi consuelo es que esta será la última vez que nuestros cuerpos se podrán amar.

La luz de la mañana hace que el sueño se me vuelva imposible de conciliar nuevamente, aunque siendo honesta, no es la relativa luminosidad la que me hace estar despierta

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La luz de la mañana hace que el sueño se me vuelva imposible de conciliar nuevamente, aunque siendo honesta, no es la relativa luminosidad la que me hace estar despierta. Toda la multitud de pensamientos de ayer no fue un momento de reflexión, sino de síntesis. Por ello es que esto que hay entre Sergi y yo debe parar definitivamente, no me corresponde seguir interfiriendo en un amor del que no soy parte.

Sabiendo el día que tengo por delante, me visto con la camiseta del castaño y camino descalza hasta la sala. Necesito pensar en cómo haré para abrirle los ojos a Sergi, si bien no quiero lastimarlo, quizás irme sin decir nada sea la única herramienta. Decido mandarle un mensaje a Coral.

Sé que ella lo entenderá, y no dudará en seguir mis instrucciones. Le pido que venga a casa a las cuatro, y le aseguro que lograré que estén juntos después de que este día termine.

Entonces pienso nostálgicamente en Frenkie, en mí rubio de metro ochenta, y lo extraño de tal forma que comprendo que esto que estoy haciendo no es solamente por el amor de Coral y Sergi, sino que representa también una oportunidad para decidirme por el holandés, pese a que las expectativas de fracaso sean altísimas.

Las pocas cosas que tengo en casa del catalán las guardo apresuradamente en una maleta que tomo prestada, como se dé cuenta de que me marcho todo será en vano. Aprovecho que está en la trotadora del gimnasio para dejar la maleta escondida. Lo único que falta es que yo desaparezca.

— ¡Sergi! —grito esperando que venga después de que se da una ducha—. Necesito que vayas a comprar lo que falta para la comida italiana que quieres, anda y yo ordeno la casa por mientras ¿sí?

— Vale, compraré lo de la semana también, no tardo —dice colocándose el abrigo.

Lo acompaño hasta la entrada y veo como se guarda las llaves tranquilamente, está por irse, pero la emoción me gana y lo abrazo.

— No olvides que te quiero mucho —le digo mientras dejo un beso en su mejilla.

— ¿Acaso olvidas que yo también te quiero a ti? Venga, que no tardo nada Julie. —habla.

Me da un último beso y se marcha en el carro. Le escribo de inmediato a Coral y espero en la entrada a que de vuelta en la esquina para hacerla entrar a la casa. Cuando se baja del carro veo su confusión.

— ¿Está Sergi? —pregunta.

— Mira, solo te diré que desde ahora te dejo el camino libre ¿sí? Por favor cuídalo, sé que todavía te ama muchísimo, pero aún le dueles. Si logras que se siente a hablar contigo esto habrá valido la pena —le digo con tono firme.

— Gracias —dice sin creérselo.

— Se lo merecen, en verdad que sí —digo triste.

Tomo mi maleta, y cierro la puerta tras de mí. Al tiempo en que camino calle abajo es que en mi mente se va materializando la idea de que lo he dejado ir, y me duele más de lo que pensé, al parecer no estaba del todo lista. Si bien Sergi nunca me hizo sentir que el mundo estaba de cabeza como Frenkie, sobreviví al rubio en parte gracias al catalán. Sin su cariño no hubiese podido volver a sentirme como yo misma.

Sinceramente le deseo lo mejor a Coral, y en parte la envidio, porque quisiera que alguien alineara mi camino con el de Frenkie de manera de no tener más opción que toparnos nuevamente. Aunque lo que en verdad quisiera es no ser tan cobarde, y poder decirle al holandés abiertamente todo lo que siento, pero elegí a Sergi la vez pasada, y no sé si me lo perdonará. 

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Bella Barcelona | Frenkie De Jong.Where stories live. Discover now