❄️09 Diciembre 2020

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—Ujum, ¿Qué es? —cuestiona alzando la mirada, intenta no soltar una carcajada al ver a su novio. 

Sebastian sube y baja las cejas mientras una sonrisa lobuna se dibuja en su rostro —Esto, nena —apunta su entrepierna, en su cadera descansaba un moño rojo, el producto de su maldición hace minutos. 

Maire no soportó mas y carcajeo por la vista frente a ella, su risa fue tanta que cayó sobre su cama mientras sostenía su estómago, Sebastian la miro fijamente, realmente no era la reacción que esperaba de parte de ella.

—Sí, si, muy gracioso —suelta molesto, quitándose el moño de su cadera, toma su boxer colocándoselo molesto—May basta —pide sentándose en la cama mientras la rubia aún reía.

—Lo siento, lo siento —pide entre jadeos, respira hondo intentando tranquilizar su risa, gira su rostro hacia donde estaba su novio y le sonríe —Lo siento, no lo esperaba así.

Sebastian rueda los ojos, empujando la pierna de su novia para tener más espacio en la cama, pero la chica no le permite alejarla, más bien sube su pierna a las suyas, abriendo sus piernas para él.

—Ven aquí —le pide acostada, quitando sus manos de su vientre.

—No —responde Sebastian, intentando mantenerse fuerte ante la situación, pero al ver a Maire bajar su mano a su braga cualquier intento se colocaba en duda.

—Sebs —habla en voz baja la chica, al no ver respuesta de su parte, asiente, se sienta en la cama y toma el moño que su novio había dejado, se aleja de él, colocando su espalda contra la pared, separa sus piernas dejando ver su centro aún cubierto por sus bragas, pero eso no duraría mucho, la ojiazul coloca sus manos en sus bragas, pasándolas por sus piernas hasta retirarlas por completo, vuelve a separar sus piernas dejando ver su monte para su novio.

Sebastian suelta un jadeo al ver a su novia, la recorre lentamente con la mirada y cuando sube a su pecho nota que su brasier a desaparecido, cuando conecta su mirada con la de Maire puede ver la lujuria en sus ojos, el deseo que sentía hacia él.

—¿Dónde estaría mejor el moño? —cuestiona colocándolo entre sus piernas, mira a Sebastian negar, así que lo sube a sus pechos, el rumano vuelve a negar mientras traga saliva —Tienes que desenvolver tu regalo, Sebs —habla con voz seductora.

—Lo prefiero así —habla con voz ronca, acercándose a su novia —May —la mira preguntando los términos de esa noche, hasta que punto podía llegar.

Sebastian se coloca entre sus piernas a gatas, ella se acerca colocando su dedo índice en su barbilla y alzando su rostro un poco más —Lo que quieras —responde dándole un casto beso —Este año has estado en la lista de niños buenos.

El rumano no tardó ni un segundo en colocar sus labios sobre la piel de Maire, beso el interior de sus piernas, bajando lentamente hacia su centro, cuando estuvo frente a él, lamió sus labios vaginales separandolos con su lengua, Maire jadeo alto al sentirlo, su lengua jugueteo de arriba a abajo, llevando a la rubia a las nubes, chupo y succionó los labios vaginales de la rubia, subiendo sus manos a sus pechos y mientras atendía con su lengua su zona, sus manos jugaban con sus pechos y sus pezones erectos.

Maire dejo caer su cabeza contra el respaldo de la cama, sus dedos se enredaban en el cabello del morocho mientras jadeos y gemidos salían de su boca, sus caderas se movían intentando que Sebastian tomara más de ella, grito al sentir sus dientes acariciar su clítoris ya sensible, los gemidos de la británica eran música para los oídos de Sebastian, alzó su rostro, su barba se encontraba bañada en los fluidos de su novia, la observó, como se retorcía y gemía, Maire abrió los ojos al ya no sentir ningún estímulo, lo encontró sonriendo triunfalmente, cuando iba a reclamar, sintió dos dedos entrar a su vagina, mordió su labio, sin poder apartar su mirada de la hipnotizante de Sebastian.

Little Christmas Tale | Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora