Por más que me prometí no hundirme, esa era una piedra muy pesada, pero sacaría fuerzas de dónde fuera, lo haría, estaba segura. Lo que no estaba segura era de empezar ese día. Solo quería llegar y dormir con la esperanza de que fuera un simple sueño.

Lo único malo de todo, era que necesitaría ayuda para llegar a mi recamara, hasta que pudiera acostumbrarme. Así que tan solo llegar, no fue necesario siquiera pedirlo, mi madre y mi hermano me dieron mis medicamentos y me acostaron, todo sin yo decir una sola palabra, estaba cansada, solo quería dormir.

No lo logré hacer más de dos horas cuando escuché unas voces al otro lado de la puerta, era algo impresionante como cada uno de tus otros sentidos se activan cuando el destino o la vida te priva de uno de ellos.

Reconocí la voz de Abi tras la puerta donde conversaba con mi hermano y se le oía un poco alterada, al parecer se había enterado y estaba igual o peor que todos.

—No me parece justo Marcus, ella estaba encaminada, quería un futuro, a pesar de lo que recién pasó con Mason… —hasta ahí escuché todo, solo su mención hizo que mi cabeza diera vueltas.

Era como si todo se pusiera peor de lo que ya de encontraba, asimile no verlo más, pero jamás así, no de esa forma. Me idee un futuro donde pudiera encontrarlo y ver esos ojos que un día me hicieron sentir como ninguna otra, especial y amada apesar de todo. Pensar no volver a verle por estar ciega me mataba, así que solo volví a cerrar mis ojos, bloqueando las voces en el pasillo y sobre todo el recuerdo que volvía a mi mente.

°°°

Creer que todo podría ser un sueño era solo una ilusión, pensarlo fue una tontería.

Abrir los ojos a la mañana siguiente y solo encontrar oscuridad solo me hizo suspirar y comenzar a idear un plan para comenzar a adaptarme.

Así que me levanté dejando en mi mente el espacio de mi habitación, como están divido y colocado cada objeto para no tropezar con él.

Mi primer trabajo fue llegar al baño para asearme, al lograrlo comenzaba una nueva aventura donde pudiera moverme sin inconvenientes.

Pararme junto a mi cama y comenzar a contar cada paso hasta cada pared, mueble y puerta de mi cuarto fue algo difícil, chocaba con cada cosa que me frustraba, pero no me detuve, conté unos diez pasos hasta la puerta del baño, unos tres para llegar al lavado, y unos Cinco para estar frente a la ducha. Luego del pie de mi cama a mi ventana, talvez unos diez pasos, el cual a tan sólo uno se encontraba mi escritorio, y a tan solo tres mi armario. Mi habitación fue sencilla, lo más difícil sería la casa.

Tan solo unos 5 pasos de mi cama estaba la puerta de mi recamara, solo esperaba poder llegar ilesa a la escalera.

Calculaba tal vez unos 15 pasos o 18 no estaba segura, solo iba muy despacio, conociendo, y acostumbrándome, pero a tan solo contar unos diez la voz de mi hermano tronó su voz muy fuerte detrás de mí haciéndome dar un salto.

—¡Ay Marcus por dios! —exclame sintiendo mi corazón latir del susto que me había dado.

—¿Qué estás haciendo?

—¿Qué tu crees? —pregunté obvia —Trato de conocer la casa, acostumbrarme.

—¿Eso es lo que harás? ¿Rendirte?

—¿Qué esperas que haga? —cuando formulé aquella pregunta me di cuenta que mis ojos estaban cerrados, suponía era algo instintivo no lo sabía —Si o si éste era mi destino, tarde o temprano pasaría, y ya que fue temprano debo aceptarlo y comenzar a vivir con ello, y sino ya escuchaste a mi doctor, si es psicológico ya pasará, pero mientras tanto yo debo hacerme a la idea y comenzar a moverme.

Solo lo escuché bufar y tomarme la mano para ayudarme. Contamos unos cinco pasos más de los diez que ya tenía confirmando mis 15 que había imaginado y bajamos exactamente 8 escalones para llegar a unos más extenso que nos llevó a unos 10 más hasta el tope de la escalera.

Sonreía orgullosa de mi avance y seguí contando cada paso hasta la cocina, sala, patio y extensiones de la casa que solía visitar. Luego de eso me encargaría de hacerlo con cada objeto y mueble para no tropezar.

Aceptar la situación era lo más favorable para mí, porque como le dije a Marcus si todo resultaba como mi doctor dijo solo debía ser paciente, y sino visitar a un psicólogo como le propuso a mi madre justo antes de salir creyendo que ni Marcus ni yo oiriamos.

Debía empezar a practicar con mi guitarra como una vez me había enseñado Mason, en esa cita con el antifaz, porque de algo estaba segura, bueno en realidad de dos, el primero era que dejaría de sentir su recuerdo como algo doloroso, sino como algo hermoso, y lo otro sería que sin duda alguna esa competencia la haría, así estuviera ciega me presentaría y trataría de ganarla, nada sería un obstáculo para mí. ¡YA NO!

Luego como imaginé el día anterior, mis amigas fueron a visitarme, no estaban para nadas alteradas o eso sentí, más bien un poco raras, solo estaban interesadas en si seguiría con la competencia. Me alegro mucho que su atención estuviera en otra cosa y me ayudaran un montón con toda la práctica y opiniones, pero no dejó de parecerme raro, pero lo dejé pasar.

Todo ese día se dividió en práctica entre la guitarra y canto, como seguir explorando la casa como si todo estuviera en penumbras, solo que la única que podía notarlo era yo.

Todo para que al día siguiente solo restara un día para el más importante de mi vida.

Todo para que al día siguiente solo restara un día para el más importante de mi vida

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.
Si No Veo Tus Ojos [Corrigiendo]Onde histórias criam vida. Descubra agora