OO2. 𝐎𝐲𝐚 𝐨𝐲𝐚.

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(...)

Las clases acabaron, y fuiste fue hacia el gimnasio como siempre. Esta vez llegaste más pronto para poder hablar con tu senpai acerca de lo que quería que le contase. Viste que la puerta estaba abierta, así que asomaste tu cabeza levemente sin querer llamar la atención.

Allí se encontraba el capitán del equipo, practicando sus remates. La intensidad con la que golpeaba el balón te causaba escalofríos. Decidiste armarte de valor y deslizaste la puerta lentamente, caminando sutilmente hacia tu banquillo de siempre, sin querer llamar la atención del mayor.

Al soltar tus cosas con cuidado, te diste la vuelta y observaste al albino recoger el balón. Sin querer mantuviste mucho contacto visual. Bokuto esbozó una sonrisa brillante para luego acercarse a ti corriendo.

―¡Hey hey hey! ¡Buenas tardes, ___!―exclamó emocionado―.

―Buenas tardes, Bokuto-san―sonreíste amable―¿Me vas a contar ya lo que querías decirme o no?―te cruzaste de brazos.

―¡Oh sí!―sus ojos se iluminaron―Aún estás interesada, ¿eh?―bromeó mientras se sentaba a tu lado.

―Bueno, parecía ser importante...―murmuraste―.

Bokuto se tumbó, posando su cabeza en tus piernas semi-desnudas, no pudiste evitar sentirte nerviosa ante tal acto. Todo lo que implicase que aquel chico tan musculoso y confidente mantuviese contacto con tu frágil cuerpo te causaba nerviosismo. 

―Bueno... sé que sonará muy cruel―te miró―¡Pero vas a tener que esperar hasta la noche para saberlo! Estoy un poco cansado...―susurró en un tono bastante alto como para poder llamarlo 'susurro'.

Suspiraste rendida. Parecía que te estaba dando más intriga descubrir que quería.

―Está bien...―le miraste por unos segundos, viendo como empezaba a cerrar los ojos exhausto. No parecía haber dormido mucho la última noche, no se notaban ojeras ni nada por el estilo. Su expresión facial lo decía de por sí.

―¿Puedo echarme una siesta...?―parecía que el albino había leído tu mente―.

―Tranquilo, Bokuto-san. Puedes descansar por hoy...―sonreíste compadecida de como el mayor se encontraba ahora acurrucado alrededor de tu cuerpo―.

Agarraste la chaqueta del albino y se la pusiste por encima, te levantaste con sumo cuidado de no despertarlo y posaste su cabeza ahora en tu estómago, inclinándolo un poco hacia arriba. Obviamente pesaba, pero por esto mismo te apoyaste contra la pared y lo dejaste descansar extendido en el banco.

(Por si no lo visualizan, están de lado en el banco que está pegado a la pared).

Konoha y Akaashi entraron al cabo del rato, confusos porque la puerta estaba ya abierta y porque no veían a nadie. Akaashi miró a su izquierda y encontró la escena. Agarró levemente el brazo de Konoha y señaló lo que sucedía.

[𝐁𝐫𝐢𝐠𝐡𝐭𝐞𝐬𝐭 𝐬𝐦𝐢𝐥𝐞]《 Bokuto y tú 》Where stories live. Discover now