02: Desafiar a un diablo

Start from the beginning
                                    

Y sin nada más que decir, Verónica se largó dejándome nadando en una especie de laguna mental que ella misma había creado. Me quedé quieto en mi lugar sin saber qué decir o cómo actuar.

¿Qué mierda?

Creo que estuve alrededor de tres minutos en un estado de confusión sin creerme por completo que había pasado la primera selección sin esfuerzo alguno, ¿Habrá sido una especie de milagro? Había mucha gente en esa habitación que consideraba más que guapa, aunque no niego mis propios rasgos, pero estoy seguro de que había más por donde escoger.

Seguí pensando en miles de posibilidades por haber sido seleccionado hasta que el sonido de mi estómago hambriento me interrumpió, coloqué una mano sobre ella.

Al parecer el impacto de ser nuevamente seleccionado había despertado el monstruo que vivía en mi estómago.

Caminé con la clara sensación de que mi expresión de perro había vuelto mientras me dirigía al comedor del personal aún con la mente por las nubes.

¿Cómo? No me tenía ninguna clase de esperanza, ya la había perdido cuando estuve en más de 100 sorteos en internet y no había ganado ni un pelo. Al parecer lo único que ganaría en mi vida era un montón de penes a mi disposición como el prostituto que soy.

Pasé mis manos por mi rostro, agotado. Giré por uno de los pasillos mientras apretaba el puente de mi nariz sin miedo por chocar con algo, pues me sabía el camino de memoria, pero, misteriosamente, me golpeé con algo.

O más bien, choqué.

—Ah, discul... —empecé a decir alzando mi vista, silenciando de golpe sintiendo como mi cuerpo volvía en un estado de shock y se congelaba.

Cuando conocí a Roswell Dorrance sentí una especie de atracción e inquietud, era extraño. Nunca pensé que mi cuerpo reaccionaría a la presencia de un Alfa de esa forma, pero ahora, con esos ojos oscuros observándome con atención, ese cabello correctamente peinado a diferencia de su hermano menor y esa aura tan noble me hizo morir en un oasis.

—No fue nada, no te preocupes—fue lo primero que dijo Aage Dorrance—. Que tengas una buena tarde, con permiso.

Y siguió su camino.

Era Aage Dorrance, no tenía dudas.

—¿Qué...? —solté.

¡¿Qué diablos fue eso?! ¡Acabo de toparme con Aage puto Dorrance!

Sabía que mi Omega de encontraba en coma. Sabía que mi perra interna estaba fantaseando de gran forma, pero, mi yo real, solo pudo pensar en qué clase de maldición estaba cayendo.

¿Qué? ¿Cómo? ¿POR QUÉ? Si esto era una especie de broma por parte del destino, quiero decir que ya me cansé, ¿Cómo es posible que un ser precioso, pero insignificante como yo, empiece a verse rodeado por los Dorrance? Me sentía como una estrella en el paseo la fama.

¿Me estás tratando de decir algo, destino? ¡Pues dímelo a la cara, que no estoy entendiendo ni un diablo!

Me obligué a controlar la expresión de mi rostro y retomar mi camino sin mirar hacia atrás, ¿y si era un simple fantasma parecido a un sugar daddy que murió por estos lados? Sí, todo era una clase de fantasía.

Una extraña fantasía.

Simplemente caminé al comedor y comí antes de presentarme al salón.

. . .

—¿Hoy no estará la Señorita Isabel?

—No, al parecer surgió un imprevisto, pero no creo que sea tan importante, ¿o no?

RiotWhere stories live. Discover now